Hay más sabiduría en tu cuerpo que
en tu filosofía más profunda.
Nietzsche
Fuente: El País
"Con los años, nuestro hogar puede convertirse en un nido de amor y ternura, pero también en un tribunal despiadado".
Aunque el árbol genealógico de la familia X se remonta muchas generaciones atrás, la historia de nuestros protagonistas comenzó en la década de los cincuenta, cuando el señor A y la señora B decidieron prometerse amor eterno, trayendo a la vida al bebé C apenas nueve meses después. A pesar de sus buenas intenciones, los días felices no tardaron en desvanecerse, sobre todo tras los nacimientos de los bebés D,E y F.
La responsabilidad atormentaba al señor A hasta el punto de obligarle a residir en su despacho. Sin darse cuenta, se habia convertido en un adicto al trabajo. Trabajaba para vivir, pero trabajaba tanto que casi no vivía. Lo paradójico es que su mayor problema aparecía cuando concluía su jornada laboral y tenía que regresar a casa. No es que no quisiera a su familia, pero siempre estaba demasiado cansado para todo. Incluso para sentirse vivo. Se encontraba mucho más seguro en su rol profesional que en el de marido y padre. Y para no tener que salir de su zona de comodidad, el señor A se recordaba diariamente que tenía muchas facturas que pagar.
Mientras a la señora B, la soledad emocional la consumía lentamente. Tal vez fuera por cuestiones biológicas, pero el día que la vida la hizo madre se olvidó se sí misma para siempre. Apenas tuvo elección. Como cualquier otra mujer su su época, quería forjar a sus hijos una personalidad de provecho y legarles un futuro con futuro. Pero... encargarse del cuidado y la educación de los cuatro pequeños la superaba.
Tras empeñar su paciencia e hipotecar su salud mental, su hablar derivó en gritar, y su tranquilidad, en histeria. La señora B dejó de sonreir y comenzó a llorar. Aunque jamás llegara a verbalizarlo, tuvo que renunciar a sus sueños para ejercer de ama de casa. Sin apoyos ni ayudas. Ella sola. Cada día. Y cada noche. Durante casi tres décadas.
Finalmente, los bebes C,D,E y F crecieron hasta convertirse en adultos independientes. O al menos hasta que aparentaron serlo. En el proceso, sus mochilas emocionales se llenaron de miedos, carencias y frustaciones, tal como en su día les ocurriera al señor A y a la señora B. Se trata de una tradición ancestral que se extiende de generación en generación desdeque los primeros seres humanos tuvieron descendencia.
LA FAMILIA COMO INFIERNO
"Gobernar una familia es casi tan difícil como gobernar todo un reino"
(Michel de Montaigne)
Más allá de las particularidadaes de la familia X, el denominador común de esa institución es que es una de las más contradictgorias que ha creado hasta ahora la humanidad. Desde un punto de vista emocional, ningún otro entorno llega a ser tan cálido, destructivo o las dos cosas al mismo tiempo. Aunque nos cueste reconocerlo, la relación con nuestros padres, hermanos e hijos suele despertar lo mejor y lo peor de nosotros mismos.
Con los años, nuestro hogar puede convertirse en un nido de amor, ternura y complicidad, pero también en un tribunal despiadado y frío, en el que cada miembro asume inconscientemente los roles de juez, verdugo y víctima. Es lo que tiene la convivencia: que durante frmasiados años, a la hora de la cena, nos obliga a compartir (nos), tanto si nos apetece como si no. Además, en el nombre de la confianza, parece como si tuviéramos carta blanca para decir lo que pensamos sin tener que pensar en lo que decimos.
En ocasiones, y casi sin darnos cuenta, terminamos pagando nuestro malestar los unos con los otros, abriendo heridas cada vez más difíciles de cicatrizar. Sin embargo, pase lo que pase y hagamos lo que hagamos, siempre formaremos parte de nuestra familia. Ésa es su mayor grandeza y su peor misería.
LA CULPA NO EXISTE
"Lo que nos cura es que podamos abrazar en nuestro corazón a nuestros padres y no tanto que seamos abrazados por ellos".
(Joan Garriga Bacardí)
Despues de muchos años compartiendo piso con nuestra familia, muchos nos independizamos algo resentidos, saliendo por la puerta de atrás. Y al encontrarnos cara a cara con nuestra propia vida, no dudamos en culpar a nuestros padres y hermanos por nuestras lagunas afectivas, nuestras inseguridades e incluso por la rabia que experimentamos al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando nuestras relaciones más íntimas.
Sin embargo, aunque es infinitamente más fácil y cómodo señalar a nuestros progenitores como los responsables de nuestra infelicidad, tarde o temprano llega un día en que no nos queda más remedio que coger las riendas de nuestro destino. Sin duda alguna, ésta es la verdadera emancipación, y suele venir acompañada de una de las mayores crisis existenciales que sufrimos a lo largo de nuestra vida: aceptar que, mñas allá de nuestro pasado, nuestro único problema en este preciso momento somos nosotros mismos.
EMOCIONES TÓXICAS
"Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos"
(Buda)
Los pensamientos, las palabras y las conductas negativas, propias de cualquier discusión o pelea, segregan muchísimo nuestra salud. Y esta ponzoña se va acumulando en nuestro interior, debilitando nuestro sistema inmunológico. De ahí que el odio o el rencor hacia nuestros padres o hermanos nos destruyan primeramente a nosotros mismos. Es casi como bebernos una botella de cianuro.
Para salirnos del círculo vicioso de la ignorancia, hemos de comprender que, al igual que nosotros, todos los miembros de nuestra familia lo han hecho y lo siguen haciendo lo mejor que pueden en base a su grado de madurez y su nivel de consciencia. De hecho, todos necesitamos cometer errores para poder aprender y evolucionar como seres humanos.
Así, más allá de señalar "la paja en el ojo ajeno", lo eficiente es responsabilizarnos por quitarnos "la viga" que nubla nuestra forma de ver e interpretar la realidad. Y dado que las personas que más intentan hacernos sufrir son las que peor están consigo mismas, podemos empezar a desarrollar la compasión, es decir, comprender que el otro también sufre, de ahí que no sea capaz de comportarse de una manera menos dañina.
ACEPTAR LO QUE HA SIDO
"La sabiduría consiste en aprender tanto del amor como de la ignorancia"
(Marc M. Webb)
Llegados a este punto, veamos cómo les van las cosas a la familia X en la actualidad. Mientras que el señor A y la señora B descansan en paz, las vidas emocionales de sus hijos han todano cauces muy diferentes. El adulto C, por ejemplo, está divorciado y discute regularmente con sus hijos. Paralelamente, dos de sus hermanos, D y E, no se dirigen la palabra por desavenencias con la herencia.
La característica común de estos tres hermanos, cuyos días están marcados por la insatisfacción y el mal humor, es que no han perdonado conscientemente a sus padres. Todavía no quieren ni pueden darles un lugar en su corazón. Aunque por motivos muy diferentes, los tres sienten que la vida fue injusta con ellos. Consideran que sus demonios internos son una consecuencia de los traumas originados durante sus respectivas infancias.
Tanto C como D o E siguen quejándose, lamentándose e incluso desoitricando de sus progenitores. A pesar de los años, y de su supuesta experiencia, ninguno de ellos ha tomado conciencia de que su pasado es el que es, y que por mucho que lo sigan condenando seguirá siendo tal y como fue. Parafraseando a FREUD, todavía no "han matado a sus padres". Al no haber sido capaces de aceptarlos tal como fueron, siguen cargando con un peso que no les corresponde.
AMAR LO QUE ES
"Quien no comprende, perdona y ama a sus padres, no encontrará la felicidad ni la paz interior en esta ni en otra vida".
(Amanda Silva)
La vida del adulto F, por otro lado, contrata con la de sus hermanos. Durante unos cuantos años, el sufrimiento emocional condicionó su manera de pensar, de ser y de relacionarse con los demás. Sin embargo, finalmente fue capaz de comprender que todo lo que le había sucedido en la vida, incluyendo el legado emocional de sus padres y hermanos, era justamente aquello que necesitaba para aprender a ser feliz por sí mismo.
Por el camino descubrió que sus falsas creencias le llevaban a querer que las cosas fueran como a él le gustaría, en vez de aceptar las cosas como eran. Comprendió que era precisamente su forma egocéntrica de interpretar la realidad la causa de todo su malestar.
Comenzó a revisar su pasado y a reinterpretarlo, esta vez con una mirada más abia y objetiva. Y concluyó que tanto sus padres como sus hermanos y él mismo y él mismo lo habían hecho lo mejor que habían podido, con lo que no valía la pena seguir en guerra con todos ellos. Decidió perdonarlos, empezando a amarlos simplemente por lo que eran.
Con los años, nuestro hogar puede convertirse en un nido de amor, ternura y complicidad, pero también en un tribunal despiadado y frío, en el que cada miembro asume inconscientemente los roles de juez, verdugo y víctima. Es lo que tiene la convivencia: que durante frmasiados años, a la hora de la cena, nos obliga a compartir (nos), tanto si nos apetece como si no. Además, en el nombre de la confianza, parece como si tuviéramos carta blanca para decir lo que pensamos sin tener que pensar en lo que decimos.
En ocasiones, y casi sin darnos cuenta, terminamos pagando nuestro malestar los unos con los otros, abriendo heridas cada vez más difíciles de cicatrizar. Sin embargo, pase lo que pase y hagamos lo que hagamos, siempre formaremos parte de nuestra familia. Ésa es su mayor grandeza y su peor misería.
LA CULPA NO EXISTE
"Lo que nos cura es que podamos abrazar en nuestro corazón a nuestros padres y no tanto que seamos abrazados por ellos".
(Joan Garriga Bacardí)
Despues de muchos años compartiendo piso con nuestra familia, muchos nos independizamos algo resentidos, saliendo por la puerta de atrás. Y al encontrarnos cara a cara con nuestra propia vida, no dudamos en culpar a nuestros padres y hermanos por nuestras lagunas afectivas, nuestras inseguridades e incluso por la rabia que experimentamos al ver cómo el conflicto y la insatisfacción siguen protagonizando nuestras relaciones más íntimas.
Sin embargo, aunque es infinitamente más fácil y cómodo señalar a nuestros progenitores como los responsables de nuestra infelicidad, tarde o temprano llega un día en que no nos queda más remedio que coger las riendas de nuestro destino. Sin duda alguna, ésta es la verdadera emancipación, y suele venir acompañada de una de las mayores crisis existenciales que sufrimos a lo largo de nuestra vida: aceptar que, mñas allá de nuestro pasado, nuestro único problema en este preciso momento somos nosotros mismos.
EMOCIONES TÓXICAS
"Ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos"
(Buda)
Los pensamientos, las palabras y las conductas negativas, propias de cualquier discusión o pelea, segregan muchísimo nuestra salud. Y esta ponzoña se va acumulando en nuestro interior, debilitando nuestro sistema inmunológico. De ahí que el odio o el rencor hacia nuestros padres o hermanos nos destruyan primeramente a nosotros mismos. Es casi como bebernos una botella de cianuro.
Para salirnos del círculo vicioso de la ignorancia, hemos de comprender que, al igual que nosotros, todos los miembros de nuestra familia lo han hecho y lo siguen haciendo lo mejor que pueden en base a su grado de madurez y su nivel de consciencia. De hecho, todos necesitamos cometer errores para poder aprender y evolucionar como seres humanos.
Así, más allá de señalar "la paja en el ojo ajeno", lo eficiente es responsabilizarnos por quitarnos "la viga" que nubla nuestra forma de ver e interpretar la realidad. Y dado que las personas que más intentan hacernos sufrir son las que peor están consigo mismas, podemos empezar a desarrollar la compasión, es decir, comprender que el otro también sufre, de ahí que no sea capaz de comportarse de una manera menos dañina.
ACEPTAR LO QUE HA SIDO
"La sabiduría consiste en aprender tanto del amor como de la ignorancia"
(Marc M. Webb)
Llegados a este punto, veamos cómo les van las cosas a la familia X en la actualidad. Mientras que el señor A y la señora B descansan en paz, las vidas emocionales de sus hijos han todano cauces muy diferentes. El adulto C, por ejemplo, está divorciado y discute regularmente con sus hijos. Paralelamente, dos de sus hermanos, D y E, no se dirigen la palabra por desavenencias con la herencia.
La característica común de estos tres hermanos, cuyos días están marcados por la insatisfacción y el mal humor, es que no han perdonado conscientemente a sus padres. Todavía no quieren ni pueden darles un lugar en su corazón. Aunque por motivos muy diferentes, los tres sienten que la vida fue injusta con ellos. Consideran que sus demonios internos son una consecuencia de los traumas originados durante sus respectivas infancias.
Tanto C como D o E siguen quejándose, lamentándose e incluso desoitricando de sus progenitores. A pesar de los años, y de su supuesta experiencia, ninguno de ellos ha tomado conciencia de que su pasado es el que es, y que por mucho que lo sigan condenando seguirá siendo tal y como fue. Parafraseando a FREUD, todavía no "han matado a sus padres". Al no haber sido capaces de aceptarlos tal como fueron, siguen cargando con un peso que no les corresponde.
AMAR LO QUE ES
"Quien no comprende, perdona y ama a sus padres, no encontrará la felicidad ni la paz interior en esta ni en otra vida".
(Amanda Silva)
La vida del adulto F, por otro lado, contrata con la de sus hermanos. Durante unos cuantos años, el sufrimiento emocional condicionó su manera de pensar, de ser y de relacionarse con los demás. Sin embargo, finalmente fue capaz de comprender que todo lo que le había sucedido en la vida, incluyendo el legado emocional de sus padres y hermanos, era justamente aquello que necesitaba para aprender a ser feliz por sí mismo.
Por el camino descubrió que sus falsas creencias le llevaban a querer que las cosas fueran como a él le gustaría, en vez de aceptar las cosas como eran. Comprendió que era precisamente su forma egocéntrica de interpretar la realidad la causa de todo su malestar.
Comenzó a revisar su pasado y a reinterpretarlo, esta vez con una mirada más abia y objetiva. Y concluyó que tanto sus padres como sus hermanos y él mismo y él mismo lo habían hecho lo mejor que habían podido, con lo que no valía la pena seguir en guerra con todos ellos. Decidió perdonarlos, empezando a amarlos simplemente por lo que eran.
Así es como el adulto F logró construir una familia armoniosa y unida, rompiendo la cadena emocional negativa que perpetúa en la mayoría de las familias. A sus hijos les hizo un gran regalo: la posibilidad de crecer sin el lastre de esa pesada mochila. Al camniar él, cambió por completo su realidad. "nunca es demasiado tarde para una infancia feliz.
16 comentarios:
Que bonito post el de hoy Paco, y con el que la mayoría de nosotros seguramente nos sentiremos identificados, es una situación muy habitual. Realmente cada padre/madre actúa según su nivel de conocimiento, pensando que esta haciendo lo mejor por su familia, no creo que le inspire el deseo de dañar a los suyos, pero entiendo que como consecuencia de posibles desequilibrios y/o enfermedades de conductas pueden hacer sufrir a los que aman. Es un proceso en el que seguramente más de uno sufre desde su posición. En muchos casos quien tiene que cargar con las emociones tóxicas se llena de resentimientos y de odios, pero particularmente creo que el odio no aporta nada, ya que éste es un veneno que corroe el alma de quien lo posee. Perdonar no significa olvidar o negar las cosas dolorosas ocurridas.
Perdonar es la poderosa afirmación de que las cosas malas no arruinarán nuestro presente, aun cuando hayan arruinado nuestro pasado.
El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella
El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante
A partir del perdón se puede, sino entender, al menos aceptar lo que ha sido y amar lo que es y empezar de nuevo.
Gracias Paco como siempre por tus interesantes aportaciones a nuestra mejora. Un cariñoso abrazo
Estoy de acuerdo con BELKIS,hemos de perdonar..
En realidad primero hemos de pararnos y reconsiderar,como dices,nuestra vida,ejercitar la empatía y mirar las cosas desde otras perspectivas..de tal manera que entenderemos el por qué y la luz se abrirá en nuestro interior..Dando paso al hombre nuevo que reconduce su vida, tomando sus propias riendas con un horizonte amplio que le invitará a dar y a crear una nueva realidad personal y familiar..!
La razón nos juega malas pasadas,no hemos de olvidar esa verdad intuitiva del corazón.
Gracias Paco,tengo un ramo de rosas-versos para ti.
Un abrazo muy fuerte
M.Jesús
BELKIS..... el perdón es fundamental para nosotros y ellos..
Salud
Paco
La verdad intuitiva..... que bello y peligroso es esta práctica..
Saludos y pongo en un jarrón esas flores/poesía amiga María Jesús.
Paco
Apreciado Paco B. gracias por tu linda visita, Que la luz del eterno este sobre tí y los tuyos en cada respiro.
Exelente desarrollo temático. El núcleo familiar, en si mismo, puede convertirse en fuente de sabiduria; siempre y cuando mantengamos el corazón abierto entre los miembros del mismo. Puidiera algunas veces parecer un infierno pero la verdad es que la mayoría de las veces es un pedacito de cielo extraordinario. es asi que, el perdón se hace médula para desplazar la culpa y el pensamientos negativo que no es norma sino exepción. Donde finalmente se impone la auténtica aceptación y amando lo que por naturaleza es. El núcleo fundamental de toda sociedad.
Un Gran abrazo. Kadosh G.A.
Paco, permítame este fuerte abrazo emocional y sensibilizado como el que más hoy a sus reflexiones...es hilo conductual que nos marca como seres humanos con conductas repetitivas tantas veces, esos formatos de crianza donde solemos aprender el "quiero" más, poco nos enseñan desde chicos el "puedo" y ese culpar a los otros cuando en realidad llevamos más culpa que nadie por las frustraciones que nos producen los miedos...miedo a lo que nos enseñan a desconocer desde el seno de las mismas familias...
No extiendo mi comentario pero que sepas que agradezco infinito tu abrazo a mi espacio y hoy al venir al tuyo me he llevado una maravillosa sorpresa donde de seguro seguiré apostando mis pasos para nutrirme de tu savia.
Anna Francisca
Maravilloso,muy cierto y atinado Paco.....Creo que todas las familias pasan por estos estadìos que tu tan bien describes...actualmente me siento identificada con el adulto F, pero he pasado por el B....C....D y E.
Gracias por tu visita, sabe que siempre te espero, pues me halagas con ella...y leerte un placer.
Un beso.
Mi agradecimiento, TUTI, por tu aportación a la TERTULIA DEL COACHING. Esta es tu casa.. Bienvenida a ella.
Paco
ESENCIA DE MUJER.
En la TERTULIA DEL COACHING todos vivimos la "esencia del ser"
Un abrazo
Paco
Apartir de cierta edad, somos responsables y creadores de la vida que nuestros padres nos dieron, nadie camina mi vida, sino yo misma.
Me gustó el tema y me hizo reflexionar, gracias.
ZARELA.... Hemos de vivir con una infancia asumida y feliz.
Paco
GERARDO es un placer contar con tu opinión en la TERTULIA DEL COACHING.
Gracias
Paco
Muy buenas noches Paco,
pienso que como el señor F, hay que curarnos de nuestros padres, luego ser responsables de nuestros actos y comenzar una vida más armoniosa, positiva para nosotros mismos y nuestros hijos.
un abrazo, muy interesante este post.
feliz fin de semana
PALABRAS ANDANTES.
Gracias.....
¿cómo estás?
Paco
Interesante tema y complejo.
En esta vida una de las cosas más importantes que hay que tener en cuenta, el aceptar y perdonar.
Aceptar como somos y como son..... y perdonar siempre, si no hay perdon no hay tranquilidad para tu alma.
Cada uno es responsable de si mismo y sus consecuencias, no hay que buscar culpables.
Por mi edad he pasado por diversos cambios a lo largo de mi vida y he aprendido muy bien, que los consejos debes darlos cuando te los pidan y aún asi.... los de uno no sirven para otros y con todo el dolor de tu corazon tienes que dejar que caigan y se levanten solos..... de los propios errores se aprende....
Como madre de seis hijos, tendria mucho que contar, pero hemos enseñado a nuestros hijos, valores, respeto, libertad e independencia...para si mismos y los demás..... el respeto empieza por uno mismo... y alguno de ellos se ha quejado por tener unos padres tan liberales e idenpedientes.
Buen fin de semana y un abrazo inmenso.
Igualmente Maria Rosa... Feliz jornadas de descnaso... Muchas gracias por tu huella en la Tertulia del Coaching.
Un cordial saludo
Paco
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