TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



UNA PERSONA CON VOLUNTAD LLEGA EN LA VIDA MÁS LEJOS QUE UNA PERSONA INTELIGENTE.



Los más listos no triunfan siempre
FRANCESC MIRALLES
Muchos ilustres de la historia han sido malos estudiantes. Para alcanzar el éxito, la curiosidad y ser inmune al desánimo son tan importantes como los títulos.
La historia de la ciencia y de la cultura está llena de malos alumnos que de adultos destacaron por sus logros. Entre los peores de la clase, en algún momento de su formación, estaban Albert Einstein, Charles Chaplin o Alejandro Amenábar. Miguel de Unamuno suspendía la asignatura de literatura, y Marguerite Yourcenar nunca pasó por la escuela.
“Mantener viva la curiosidad, aprovechar las oportunidades y saber rodearse de las personas adecuadas son decisivos para alcanzar el éxito”
“La clave para los ‘patitos feos’ es entender su diferencia como algo positivo, ya que les va a permitir hacer cosas extraordinarias”
¿Cómo lograron salir adelante y alcanzar la cima de su profesión? ¿Eran demasiado inteligentes y les aburría lo que se enseñaba en clase?
En el otro extremo del aula, el publicista Paul Arden explica en su libro Usted puede ser lo bueno que quiera ser que, a menudo, los más listos de la clase no triunfan en la vida. A continuación veremos por qué.
Expertos en pasado o en futuro
"La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela"
(Albert Einstein)
Arden lo explica de este modo: en la escuela se aprende sólo el pasado, los hechos conocidos. Cuantos más hechos se recuerdan, mejores son las notas. Los que fracasan en la escuela no están interesados en el pasado, tal vez porque piensan en clave de futuro. O simplemente no tienen buena memoria. Pero esto no significa que no puedan tener éxito.
Lo único que demuestra el fracaso escolar de estos niños es que la educación académica no ha sabido estimular su imaginación. Por tanto, según esta hipótesis, los primeros de la clase dominan el pasado, mientras que muchos malos estudiantes son especialistas en imaginar el futuro, que es donde se encuentran sus éxitos. Por muy malas notas que hayan cosechado, si tienen un objetivo en la vida, encontrarán las fuerzas y los recursos para alcanzarlo. Para ellos, el mundo exterior es la verdadera escuela que les pone a prueba y les procura grandes lecciones.
En una sociedad que promueve la comparación hay personas que sufren un complejo de inferioridad por el hecho de no tener una carrera universitaria, especialmente si frecuentan un ambiente de licenciados. Sin embargo, basta echar una mirada a las biografías de grandes empresarios, intelectuales y artistas para comprobar que muchos de ellos no terminaron sus estudios.
Mantener viva la curiosidad, aprovechar las oportunidades y saber rodearse de las personas adecuadas son elementos mucho más decisivos para alcanzar el éxito que un título académico, por muy brillante que sea el expediente. También parece demostrado que hacer algo que nos guste -o lograr que nos guste lo que hacemos- es un ingrediente esencial para triunfar. Más allá de la inteligencia con la que estamos equipados, una actitud constante e inmune al desánimo completaría el kit básico de las personas que aspiran a la excelencia en su área de trabajo.
Mal de escuela
"Siempre me ha encantado aprender. Lo que no me gusta es que me enseñen" (Winston Churchill)
Volviendo a los últimos de la clase, el escritor Daniel Pennac habla en su ensayo Mal de escuela sobre la educación desde el punto de vista de los malos alumnos como él. En un relato apasionante, mezcla de recuerdos y reflexiones sobre la pedagogía, este autor hace hincapié en el sentimiento de frustración que embarga a este tipo de estudiantes:
"Todo nace de una primera incomprensión, de un problema de inhibición provocado por la timidez, el azar o cualquier otra causa. Y se acumula y se interioriza. Te dices a ti mismo que eres idiota, un cretino, que no hay nada que hacer contigo. Si te consideras idiota, entonces quedas liberado de cualquier esfuerzo. Lo tuyo es irreparable. (...) Sin embargo, en todo el tiempo que trabajé como profesor de alumnos de bachillerato nunca me topé con ningún muchacho idiota. Los padres pueden, podemos ser idiotas, la televisión, los libros y los grupos también, pero los chavales no lo son. Los hay más vivos, más atrevidos, más rápidos, pero ninguno es idiota".
Uno de los tormentos de la etapa escolar que analiza Pennac es el de la memoria. Los adultos recordamos las penosas jornadas de estudio en las que sudábamos para recordar fórmulas, verbos conjugados, nombres geográficos y fechas. Los alumnos peor aconsejados se quemaban las cejas tratando de reproducir un párrafo de los apuntes de historia al pie de la letra.
No obstante, se trata de una información que el alumno olvida inmediatamente después del examen. Y lo peor de todo es que puede llegar a reproducir el párrafo sin haber entendido el sentido del texto. Éste es un error que Pennac se esforzó en no cometer en su etapa como profesor: hacer entender a los alumnos que la memoria no es cuestión de acumulación, sino de comprensión. Aun así, asegura que "cuando se habla de violencia en la escuela no hay que olvidar que la escuela es, per se, el lugar de todas las violencias. Es el lugar donde se entrechocan el conocimiento y la ignorancia. Enseñar es violento, es violentar al otro".
Los grupos de Wallach y Kogan
"Cada persona es un genio al menos una vez al año. Los verdaderos genios simplemente tienen ideas más a menudo" (G. C. Lichtenberg)
Ya hemos visto que muchas personas brillantes recibieron suspensos y mostraron una actitud de rebelión. A menudo son sujetos por los que nadie daba un céntimo, por "tener la cabeza llena de pájaros" o porque eran incapaces de seguir unas normas.
Teniendo en cuenta que España es uno de los países europeos con una mayor tasa de fracaso escolar, ¿significa que vivimos en un país de genios? Si miramos el amplio elenco de pintores, arquitectos, cocineros y deportistas de fama mundial, podemos pensar que es así. Pero en el reverso de la moneda tenemos un país líder en desempleo, con una economía que se ha basado en el poco creativo mundo de la promoción inmobiliaria.
Dejando de lado los tópicos, en cualquier cultura hay diferentes grupos humanos, según se combinan la creatividad y la inteligencia. De acuerdo con el test desarrollado por Wallach y Kogan, éstos son los siguientes:
a) Mucha creatividad y mucha inteligencia. Son personas con una alta capacidad de atención en sus tareas. Suelen ser populares en su entorno y poseen una gran autoestima.
b) Poca creatividad y poca inteligencia. Como no les gusta correr riesgos, se refugian en los convencionalismos. Buscan la seguridad en las cosas y personas conocidas. Acostumbran a ser tímidos y con baja tolerancia a las críticas.
c) Mucha creatividad y poca inteligencia. Su problema es que poseen una capacidad de atención muy reducida. Tienen buenas ideas, pero se dispersan demasiado fácilmente. Se caracterizan por un alto nivel de autocrítica y tienden a aislarse.
d) Poca creatividad y mucha inteligencia. Confían mucho en sí mismos, pero necesitan trabajar en un entorno ordenado y previsible. Destacan por su alto rendimiento laboral y académico. Acostumbran a ser extravertidos y sociables.
El arte de la resiliencia
"El fracaso es un episodio, nunca una persona" (W. D. Brown)
Dado que es innegable que muchos alumnos reproducen el fracaso escolar en el mundo laboral, la cuestión es: ¿por qué algunos niños logran superarse y triunfar, mientras que otros arrastran su frustración toda la vida adulta?
Según el neurólogo y psiquiatra Borís Cyrulnik, el factor diferenciador se llama resiliencia: la capacidad de realizarse y ser feliz, independientemente de lo traumático que haya sido el pasado de cada persona. Él mismo es un vivo ejemplo, dado que durante el nazismo sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración del que como niño logró huir. Pese a tan terrible punto de partida, logró estudiar sin contar con medios económicos hasta convertirse en una autoridad de talla mundial.
En su ensayo Los patitos feos, este autor apela al cisne que vive en el interior de toda persona que alguna vez se ha sentido excluida, incomprendida o fracasada. El protagonista del cuento tiene algo que lo hace diferente a sus compañeros. La clave es entender esta diferencia como algo positivo, ya que le va a permitir realizar cosas extraordinarias.
Para que el patito feo se convierta en cisne debe proyectarse hacia el futuro. Si hay una meta y ganas de alcanzarla, la metamorfosis es sólo cuestión de tiempo.
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en una vivencia del también neurólogo Víktor Frankl, quien sufrió una experiencia equiparable a la de Cyrulnik. El impulsor de la "logoterapia" cuenta que cuando estaba preso en un campo de concentración, un día, mientras transportaba material, desfalleció. Postrado en el suelo, oyó cómo un guardia nazi se le aproximaba, lo cual significaba la muerte segura. En vez de aceptar su destino, en aquel momento se imaginó a sí mismo como futuro conferenciante que explicaba al mundo las barbaridades de los campos de exterminio. Esta misión personal le bastó para sacar fuerzas de flaqueza y levantarse. Eso le salvó.
Del mismo modo, muchos niños y niñas que han sido patitos feos en el aula han logrado convertirse en cisnes y triunfar en la vida porque tenían planes ambiciosos más allá de los muros de la escuela
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La vida es la gran maestra
“Más importante que la inteligencia es la alegría de ver que uno es capaz de vencerse y ponerse metas y cumplirlas. Una persona con voluntad llega en la vida más lejos que una persona inteligente. Y esto lo vemos, de entrada, en el panorama del estudio, ya que éste es un termómetro que registra muchas cosas concretas de la conducta de un joven. Muchos de los que han abandonado sus estudios se han dado cuenta después de que su problema no era de cabeza, sino de método. (…) Cada uno se educa a sí mismo a través de sus experiencias personales. La vida enseña más que muchos libros. La vida es la gran maestra. Lo que sucede es que, en ocasiones, ese conocimiento es tardío y ya sólo va a tener aplicación inmediata”. Enrique Rojas

¿ÁNIMO?



¡No puedo más!, estoy agotado
MIRIAM SUBIRANA


A veces todo se nos hace cuesta arriba. Nos falta energía para seguir luchando. Nos sentimos incomprendidos, solos e ignorados. Un momento: pare, descanse, medite, recargue.
Hace meses que estoy empujando para que mi empresa obtenga resultados, pero no llegan. Estoy cansado", me dice Hans. "He invertido tanta ilusión, emoción, tiempo y dinero, que cuesta dejar de luchar por ello. Estoy atrapado en esta espiral: no dejo de luchar por todo lo que he invertido, pero los resultados nulos me dan señales para que lo deje, ya que parece ser un callejón sin salida. Me cuesta tomar la decisión. Además, con mi mujer hace tiempo que la relación está estancada, me siento vacío. He invertido mucho en esta relación, pero me doy cuenta de que tampoco tiene futuro. Estoy agotado de empujar y luchar sin obtener resultados en ningún frente".
"Me agota la pasividad de la gente. Me canso intentando cambiar a los demás y no lo consigo. Me agota ver a mi madre haciéndose la víctima"
"No permita que su mente se obsesione y su corazón siga anclado en lo ocurrido. Piense que todo es una gran comedia cósmica"
"Si convertimos la vida en una continua expectativa, en una continua demanda, en una continua lucha", nos dice Javier Melloni, "nuestra agonía crece incesante e incansablemente, porque hay una dinámica en el deseo que tiene siempre un punto de insatisfacción".
Luchamos, empujamos, tiramos del carro como Hans, y acabamos sintiendo un agotamiento emocional y mental que consume la cuenta de energía personal dejándola bajo mínimos. Recibimos señales de que no vamos por buen camino; sin embargo, continuamos en la misma senda. Confiamos en que nuestra energía es ilimitada, y no paramos para reponer fuerzas. El agotamiento acaba siendo tal que tenemos un trancazo y no podemos más.
Cuando finalmente escuchamos las señales, vivimos una decepción. Nuestras expectativas nos han llevado a sentirnos defraudados. Entonces empiezan los reproches, los malos humores, los conflictos entre lo que ha sido, lo que es y lo que nos gustaría que fuera. Nuestra confianza se ha resquebrajado. Uno siente el fracaso de su proyecto emocional, la ingratitud del otro hacia él y su entrega, y la rabia por todo lo que está sucediendo. Esto le deja extenuado. Sin embargo, al leer las señales vivimos la autenticidad de la situación, conectamos con lo que es verdadero y eso nos libera de vivir en la mentira. Aunque al principio la verdad nos duela, finalmente nos ayuda a recuperar nuestra dignidad y a posicionarnos en nuestro poder interior.
ELIJAMOS BIEN NUESTRA LUCHA
"Uno sabe cuándo un lugar
es su lugar" (Leonora Carrington)
Seamos conscientes del desgaste mental y emocional que suponen ciertas luchas. ¿Hemos elegido bien la lucha en la que nos hemos metido? ¿Merece la pena pagar el precio que nos supone? ¿Podemos reflexionar sobre las alternativas posibles? ¿O estamos tan absortos en conseguir el éxito en esa lucha que no somos capaces de dar un paso atrás para tomar distancia y observar con mayor objetividad si queremos estar ahí? Nuestro crítico interno dirá: no tengo alternativa. Pero esa percepción nos limita. Podemos elegir mejor la lucha en la que queremos invertir nuestro tiempo. La opción está en nuestras manos: desapegarnos y cambiar, o seguir aferrándonos.
REPONER FUERZAS
"Cada mañana estrena
un nuevo día, y yo también mi terca valentía" (Eladia Blázquez)
"Estoy agotada", me dice Rocío. "En el trabajo no me hacen caso, ni me ven ni reconocen mi valor. Además, mi madre lleva cinco meses en el hospital, le amputaron una pierna, luego le salieron llagas, no cicatrizó bien, y cuando íbamos a traerla a casa, durante una sesión de rehabilitación en el hospital, se cayó y se rompió el fémur de la única pierna que tiene. Sigue hospitalizada. La comida que le dan es pésima, por lo que al salir de trabajar le llevo comida a diario. No puedo más".
Ante realidades como esta, necesitamos ir hacia nuestro interior para reponer fuerzas. Nuestro agotamiento aumenta cuando al pesar que nos provocan nuestras circunstancias le añadimos los pensamientos negativos y sentimientos de desánimo. Quizá no podemos cambiar lo que está ocurriendo a nuestro alrededor, pero sí que podemos decidir qué actitud adoptar y qué permitimos que ocupe nuestra mente. No perdamos de vista nuestras prioridades: nuestra salud mental, emocional y corporal son importantes. Cuando nos agotamos y desanimamos, nuestra capacidad disminuye. Aprendamos a crear pensamientos que eleven nuestro ánimo.
Nos puede ayudar esta reflexión: recuerda un momento de tu vida en el que te sentiste pleno y pletórico. ¿Cómo estabas? ¿Qué estaba ocurriendo en ti? ¿Cómo te sentías? Invoca de nuevo esa vivencia, haz que arraigue más en ti. Y desde esa plenitud afronta la vida con toda tu energía. No permitas que las circunstancias ni las personas absorban tus fuerzas, no dejes que tu propia mente sea tu enemiga creando miles de pensamientos inútiles y debilitadores. Tú mandas sobre tu mente.
CAMBIAR AL OTRO
"Debemos ser un simple punto de partida, ofrecerles el trampolín desde el cual darán el salto" (Natalia Ginzburg)
"Me agota ver la pasividad de la gente. No mejoran ni se comprometen", me cuenta Jonathan. "No les importa el planeta, dónde compran, en qué gastan, no se hacen responsables de nada. Viven desde la pasividad. Me agota porque quiero cambiar el mundo. Me canso intentando cambiar a los demás, y no lo consigo. Me agota ver a mi madre siempre haciéndose la víctima, no hace caso de mis consejos".
"Estoy cansada de repetir las cosas y no conseguir cambios, repetir y que no me escuchen mis hijos", afirma Pilar. Cuando la persona luchadora se da cuenta de que no ha transformado nada, puede sentirse abatida, desesperanzada y agotada. Está enfocada en que los que le rodean cambien. Dedica una cantidad desmesurada de energía mental a divagar sobre el cómo, el qué, el porqué y el cuándo. Le cuesta relajarse, disfrutar del hoy.
Nos cansa no ver ni recibir los frutos de nuestro empeño. Quizá es que solo tenemos que sembrar y los frutos ya vendrán. Si no los esperamos, si aceptamos que tal vez nuestra labor se limita a sembrar, aceptamos que el otro tiene sus ritmos y sus procesos. La sensación de invertir mucho y no ver el fruto cansa si estamos esperando ansiosamente los resultados de nuestras acciones.
Por muy buenas intenciones que tengamos cuando intentamos cambiar a los demás, los resultados generalmente son mínimos o nulos. Centrémonos en mantenernos energéticos, sanos y conectados con lo esencial para nosotros. Cuando vivimos esta plenitud interior, inspiramos y motivamos al cambio sin forzar ni imponer.
MENTES CANSADAS
"El más valiente de los actos es pensar con la propia cabeza"
(Coco Chanel)
"Estoy cansada de volver a empezar, del desgaste de la lucha diaria, de la confianza traicionada, de las metas no alcanzadas", me dice Yolanda. "Me cansa pensar tanto, mi mente es un torbellino que no para, me gustaría que mi mente se callara".
La mente es un motor que no se detiene. Se trata de canalizar bien los pensamientos y de no crear ni entretener los que consumen inútilmente nuestra energía. Para conseguirlo, ahí van algunas propuestas:
1. Dé un paso atrás para permitir que haya un espacio entre usted y la realidad exterior. Como cuando está en su despacho, aparta la silla de la mesa y reflexiona. Sobre la mesa hay asuntos por resolver, por atender o por revisar. Pero durante un rato se aparta de la mesa y de todas las realidades que descansan sobre ella. Esto le ayuda a practicar la paciencia antes de reaccionar.
2. Una vez se ha apartado, entre en usted sin llevarse todos esos asuntos. Pueden esperar. En su interior encontrará la serenidad. Si huye de sí mismo, no aprenderá a gestionar sus pensamientos. Si se lleva a su interior algún asunto de los que hay sobre su mesa, no se encontrará porque permanecerá conectado con ese asunto y con las personas involucradas en él.
3. Es necesario conectar con uno mismo para gestionar su mente. Para lograr esto, medite. Aprenda el arte del verdadero descanso. Puede trabajar sin tensión en un estado de serenidad. El hábito de pensar atropelladamente y rápido mantiene el cansancio mental. Meditar le ayuda a originar ondas alfa en el cerebro. Con ellas relaja la actividad cerebral. Meditar con regularidad le ayuda a formar el hábito de descansar más en menos tiempo, de ahorrar energía y mantenerse relajado.
Cuando esté cansado, siéntese un momento, relájese, cierre los ojos y visualice un paisaje amplio con un horizonte lejano. Repose su mirada en ese horizonte y entre en la inmensidad del espacio hasta que le absorba, separándose así de los ruidos y tensiones que le agobian. Es un ejercicio fácil, sencillo pero efectivo para calmarse y darle un descanso a la mente.
Fluya como en el jazz. Anote todo lo que el jazz le inspira y practíquelo en su vida diaria. Un grupo de alumnos de la formación que impartí en diálogos apreciativos expresó lo que les inspiraba el jazz: espontaneidad, coraje, diversión, libertad, sensualidad, autenticidad, creatividad, fluir, apertura, buen rollo, posibilidad, ritmo, delicadeza.
Si pudiera elevar su mirada por encima de su casa, su pueblo o ciudad, su país, y viera el mundo como el maravilloso globo terrestre, se daría cuenta de que en realidad lo que ha ocurrido ha sido insignificante. La vida sigue en constante cambio. No permita que su mente se obsesione y su corazón siga anclado en lo que ha ocurrido. Si quiere liberarse, no busque venganza. Piense que todo es una gran comedia cósmica. P
Vivir el desapego nos relaja
"Imaginad que un día volvéis del trabajo a casa y os encontráis la puerta forzada", cuenta Sogyal Rimpoché. "Han entrado a robar. Entráis y descubrís que se han llevado todo lo que poseíais. Por un instante os quedáis paralizados por el sobresalto y, en vuestra desesperación, pasáis frenéticamente por el proceso mental de intentar recrear lo que ha desaparecido. Pero la idea se impone: lo habéis perdido todo. Vuestra mente inquieta y agitada queda atónita y cesa todo pensamiento. Y de pronto se presenta una repentina y profunda serenidad. Ya no tenéis que luchar ni esforzaros, porque en ninguna de estas opciones hay esperanza. Ahora solo os queda rendiros; no os queda otra elección".
"De modo que en un instante habéis perdido algo preciado y, justo en el instante siguiente, descubrís que vuestra mente reposa en un profundo estado de paz. Cuando se presente esta clase de experiencia, no os precipitéis a buscar soluciones de inmediato. Permaneced un rato en ese estado de paz. Dejad que se convierta en una brecha. Y si descansáis verdaderamente en esta brecha, contemplando la mente, podréis ver la naturaleza inmortal de la mente iluminada".



El modo más seguro de corromper a la juventud es enseñándole a admirar más a aquellos que opinan como ella que a los que opinan diferente.
Nietzsche

LA HISTORIA DEL MARTILLO

Un hombre quiere colgar un cuadro.
El clavo ya lo tiene, pero le falta un martillo. El vecino tiene uno.
Así pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste un martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído. Quizás tenia prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mi. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Porqué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como este le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Sólo porque tiene un martillo. Esto ya es el colmo.
Así nuestro hombre sale precipitado a casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta y, antes de que el vecino tenga tiempo de decir "buenos días" nuestro hombre grita furioso: "¡quédese usted con su martillo, so penco!"
¡¡Ojo!! con las conversaciones privadas que tenemos donde el diálogo entre nuestros deseos y creencias puede desvirtuar la felicidad de nuestras acciones. Alinear nuestros miedos puede ayudarnos a conseguir un equilibrio emocional que garantice la estabilidad.
¿Tienes conversaciones privadas con tus miedos?
¿cómo las gestionas?

¿QUÉ TE CONTROLA?



El “qué dirán”, ¿te controla?

Todos hemos aprendido desde muy temprana edad, que el amor proviene de lo externo. Y claro, de niños mamá y papá son la luz de nuestros ojos, pero cuando crecemos, esa tendencia a esperar el amor, el cuidado y la atención del afuera sigue estando y también el sentido de buscar la aprobación externa.
Creemos que necesitamos ese reconocimiento y sentimos que la medida de lo que somos, de lo que valemos, va de acuerdo a cuánto nos reconocen.Siempre nos estamos modificando, amoldando externamente para obtener eso, y ¿qué sucede finalmente? Que perdemos la conexión con nuestra esencia, nos desconectamos de nosotros mismos, perdemos contacto con ese lugar interno que teníamos de niños, desde donde actuábamos seguros, dichosos, espontáneos, en el momento presente, en paz completa, siendo.Ese lugar no se ha ido, sigue allí esperando que volvamos a casa. Anhelamos su presencia, la damos por perdida, pero está allí. Tratamos de llenar de mil maneras ese espacio que percibimos vacío, pero que simple e inocente sigue estando allí. Sólo necesitamos recordar como conectarnos nuevamente.Son muchísimas las personas que se acercan a mi justamente para recordar eso, para volver a casa y para llenar esa casa interna de amor incondicional a sí mismos y poder compartir en abundancia ese amor con todos.La forma en que vivimos es tan difícil, tan llena de control, nada fluye, nada se basa en el amor, no confiamos ni en nosotros mismos y siempre estamos buscando en los otros, obtener el amor de la forma que sea. Todo es contractual. ¡Esto es difícil!¿Pero cómo es que podemos cambiarlo? transformándonos, transformándose cada uno en el amor, y confiando en sí mismo, moviéndose en el mundo desde esa conexión de amor interno y seguridad.¿Y sabes qué sucede entonces? que el afuera cambia como por milagro, el afuera ahora me refleja eso que estoy siendo, me refleja esa confianza en mí, el amor a mí misma, en cada momento.Y entonces, si yo estoy anclada en mí, todo cambia y fluyo con todo desde ese centro interno, desde ese espacio de amor-conciencia.Todo a tu alrededor se transforma, en forma permanente, en amor evolucionando. Te liberas de los juicios y eres libre. Eso es libertad, no necesitar aprobación, pero no necesitarlo de verdad, desde lo profundo del corazón.Esto no es una idea que dice: “no me importa nada de los demás, no me importa ni lo que piensen”. No es una idea que te encasilla ni te cierra ni te aísla, sino que es tu experiencia de corazón, y lejos de no importarte lo externo, te transformas en realidad en alguien a quien le importa mucho más porque puede dar sin estar esperando algo a cambio, puede fluir y ser abundante sin limitarse por sus miedos e inseguridades.Imagina un mundo donde las máscaras que disfrazan las inseguridades internas desaparecieran, donde el rumbo estuviera dirigido por seres humanos que viven dentro de sí, conectados con su corazón y con todo su alrededor… crearíamos cada uno un mundo en paz, en dicha, en abundancia, en amor y libertad. Esto quería compartirte hoy.Isha, autora de “¿Por qué caminar si puedes volar?” de Editorial Santillana y de la película del mismo nombre, donde enseña su sistema. Isha comparte estas columnas basadas en charlas compartidas en el Centro La I de Costa Azul, Canelones, Uruguay en diversos eventos internacionales que allí se organizan. (598) 4373 6994 - Isha visitará personalmente Asunción, Paraguay el próximo 30 de junio 1 de julio de 2012 después de casi 3 años de su última visita, no te pierdas esa oportunidad.

Más visitando www.isha.com y puedes escribirnos a info@isha.com.

¿COMPROMISO?



La memoria es un trozo del infinito.
A veces se aúlla y a veces se encierra en el silencio.
De un prójimo a otro la memoría varía:
puede ser vibrante y lúcida, y también torpe e ignorante.
Mario Benedetti.
El terrible miedo al compromiso


XAVIER GUIX

Queremos estar enamorados y luego nos entra el pánico. Es básico conocer nuestro estilo afectivo para ser capaces de vivir acorde con él con integridad y sin hacer daño a los demás.Si corren malos tiempos para la pareja, aún anda peor la capacidad de emparejarnos. Vivimos una especie de epidemia que consiste en desear de una manera loca estar enamorados para después sufrir como una condena ese lazo por el que tanto suspiramos. El compromiso afectivo da un miedo terrible.El estilo afectivo tiene mucho que ver con cómo hemos sido amados en nuestra más temprana infancia y en cuál ha sido nuestra respuesta.Arrastramos la necesidad de arrastrar marcos en los que encajar nuestra existencia. Son útiles, pero también nos quitan flexibilidad.
Debe de ser verdad que, a pesar de lo mucho que hoy sabemos de la vida, seguimos cometiendo el error de vivir entre la felicidad y el sufrimiento. Un ejemplo lo podemos observar en los emparejamientos actuales. Nadie quiere renunciar a la pasión abrasadora del enamoramiento, pero a la vez se quieren evitar los quehaceres del compromiso. Ya ni tan siquiera sirve aquello de “ni contigo ni sin ti”. Ahora sólo funciona el “contigo, pero sin ti”.El ascenso de eso que venimos llamando miedo al compromiso afectivo está alcanzando tal magnitud, que cabe pensar si realmente es un problema sólo de miedo o si estamos ante un cambio de modelo afectivo que también está en pleno proceso de transformación. Incluso hay quien se cuestiona si no habremos sobrevalorado la pareja como forma de transitar por este mundo.
Cuestión de estilos afectivos
Puede uno amar sin ser feliz; puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso (Honoré de Balzac)
Cuando dos personas se gustan e inician ese periodo de cortejo, que hoy dura lo que dura un telediario, se ponen en juego dos estilos afectivos. Es decir, dos maneras de amar. Nadie ama igual, aunque la psicología reconoce algunos estilos en los que todos podemos más o menos identificarnos.El estilo afectivo tiene mucho que ver con cómo hemos sido amados en nuestra más temprana infancia y en cuál ha sido nuestra respuesta, es decir, con cómo hemos gestionado el apego. De eso se ocuparon hace ya unos años el psicólogo John Bowlby, además de Harry Harlow y posteriormente Mary Ainsworth. Dicha teoría del apego enfatiza la importancia del vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres o sus cuidadores de referencia.Distinguieron tres tipos de apego: el seguro, el inseguro y el ambivalente. Eso lo observaron al realizar una serie de actividades, que voy a simplificar, en las que las madres dejaban al niño solo, jugando, para volver más tarde, o bien la madre permanecía en compañía de otra persona adulta.Al irse mamá, todos los niños solían llorar para luego entretenerse en sus juegos. Lo interesante llegaba al volver la madre. Los niños de apego seguro se alegraban de su vuelta y se echaban a sus brazos. Los niños de apego inseguro, en cambio, se hacían los remolones, ignorando el contacto con la madre. Como una especie de “me has hecho sufrir, pues ahora paso de ti” (¿les suena eso aún hoy como adultos?). Los ambivalentes eran los más ansiosos, reaccionando ahora de una manera, ahora de otra. Esa huella la mantenemos casi de por vida.
El apego hoy
Nunca amamos a nadie: amamos sólo la idea que tenemos de alguien.Lo que amamos es un concepto nuestro, es decir, a nosotros mismos
(Fernando Pessoa)
Estudios más recientes han actualizado esta teoría y han adecuado los estilos de tal manera que llega a entenderse por qué tanta gente teme el compromiso. Así se puede hablar de cuatro estilos en los que todos andamos más o menos metidos: el seguro, el preocupado, el huidizo y el temeroso.A grandes rasgos, y para no andar con demasiados tecnicismos psicológicos, el estilo seguro se reconoce porque mantiene un adecuado equilibrio entre las necesidades afectivas y la autonomía personal. Suelen ser personas que tienen un modelo mental positivo tanto de sí mismas como de los demás, es decir, que confían en sí mismas, con una elevada autoestima y comodidad en las relaciones interpersonales y en la intimidad.El estilo preocupado se caracteriza por un modelo mental negativo de sí mismo y positivo de los demás, con una elevada necesidad de apego. Son personas con baja autoestima, conductas de dependencia, con una necesidad constante de aprobación y una preocupación excesiva por las relaciones. En los casos extremos puede caer en conductas hostiles, como los malditos celos.
El miedo a amar
La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros (Paul Claudel)
Al estilo huidizo se le puede añadir la coletilla “alejado”, puesto que viven las relaciones en un estado continuo de acercamiento-alejamiento. Son los que más dicen quererse enamorar para después sentirse con la soga al cuello. Por eso huyen. Suelen ser personas con una elevada autosuficiencia emocional, una baja activación de los deseos de apego, muy orientados al logro de sus objetivos y una elevada incomodidad con la intimidad. Por desgracia, los que sufren este tipo de apego confunden su necesidad de alejamiento con la falta de amor y por eso rompen relaciones una detrás de otra. Son los más proclives a huir del compromiso, y cuando lo logran hay que procurar no atarlos en corto.Finalmente está el estilo temeroso, con un modelo mental que podríamos caricaturizar como “yo estoy mal, pero tú estás peor”. Se caracterizan por sentirse incómodos en situaciones de intimidad, por una elevada necesidad de aprobación, por considerar las relaciones como algo secundario y por una baja confianza en sí mismos y en los demás. El estilo temeroso tiene necesidades de apego frustradas, puesto que, al mismo tiempo que necesitan el contacto social y la intimidad, el temor al rechazo que les caracteriza les hace evitar activamente situaciones sociales y relaciones íntimas.A todo ello hay que sumar las experiencias vividas que modelan sin duda nuestros estilos afectivos. Aunque podríamos discutir qué fue primero, si el huevo o la gallina, o el nido, es cierto que el miedo a amar también se reconoce ante los sufrimientos causados por amores mal entendidos. Por engaños y autoengaños. Por corazones rotos y desgarrados por el dolor del desamor. Nadie quiere volver a sufrir así. No es necesario. Por eso podemos aprender a amar desde la plenitud. Y eso empieza por aprender a amarse a uno mismo.
Amar con conciencia
Amar no es mirarse el uno al otro; es mirar juntos en la misma dirección
(Antoine de Saint-Exupéry)
Conocer el estilo afectivo propio es fundamental. Primero para poder identificar las dificultades que tenemos en el marco de las relaciones y que no dependen sólo de con quién nos juntamos, para tomar responsabilidad sobre ello. Pero también significa aprender a vivir de acuerdo con el estilo afectivo que queramos desarrollar en la vida. No todo el mundo tiene que pasar por la vicaría, ni tiene que tener una familia, ni es un discapacitado emocional por no convivir en pareja. Lo importante es responsabilizarse de las elecciones que hacemos en cada momento, con integridad y sin dañar a los demás.Arrastramos aún la necesidad de crear marcos en los que encajar nuestra existencia. Son útiles, ya que así sabemos cómo actuar y dónde están los límites. Pero también nos quitan flexibilidad, no nos permiten, como la vida misma, fluir con el presente y con los acontecimientos, sino que nos etiquetan, normativizan y crean expectativas y obligaciones que nos quitan autenticidad. Eso es lo que ocurre con el amor a veces. Se dan por hecho tantas cosas que es inevitable vivir en el autoengaño. Por eso, cuando Cupido se quita la venda de los ojos, no nos podemos creer en lo que nos hemos convertido.Prefiero pensar que hoy disponemos de una conciencia diferente, la cual nos permita elaborar las relaciones día a día, sabiendo que andamos continuamente sobre la fina cuerda de la incertidumbre y que todo se debe ir resolviendo si hay capacidad de amarse. Y eso empieza por asumir cómo amamos y cómo queremos ser amados.

EL OJO QUE VES NO ES; OJO POR QUE LO VEAS, ES OJO PORQUÉ TE VE.



Ver, mirar, contemplar
XAVIER GUIX
La realidad no depende tanto de los ojos que la miran como de la intención al enfocar. Podemos elegir simplemente ver. O mirar. O dejarse penetrar contemplativamente.
Antonio Damasio, uno de los grandes investigadores en neurociencia, neurología y psicología, nos relata que sin la conciencia, es decir, sin una mente dotada de subjetividad, no tendríamos manera de saber que existimos, menos aún de saber quiénes somos y qué pensamos. Ciertamente existe un yo, aunque no se trata de una cosa sino de un proceso que, al ser sentido, nos hace creer que pertenece a alguien.
"En el mirar existe intención. Hemos decidido qué ver. Exigimos la mirada para captar en ella el reflejo del alma"
"Uno puede ver el vuelo del pájaro, mirarlo para observarlo o sentir que vuela con él. Eso es contemplar, convertirse en el otro"

Desde la perspectiva de la evolución y de la historia vital de una persona, ese yo que tiene conciencia de sí mismo ha tenido que pasar, según Damasio, por tres etapas: un protoyo que se limita a ver y sentir de forma primigenia; un yo central movido por la acción que mira para conocer; y finalmente un yo autobiográfico que incorpora las dimensiones social y espiritual. A ese yo autobiográfico quisiera añadirle su facultad contemplativa.
VER
"Ver a través de todo es lo mismo que no ver"
(Clive Stapies Lewis)

Ver, es solo eso, ver. Sin más. Se puede ver y no sentir nada. Se puede ver y sentir alguna alteración, básicamente instintiva. Placer o dolor. Agradable o desagradable. En el ver solo hay impacto o indiferencia. El ver puede ser inerte, sin apenas vida. Muchas personas, en pleno siglo XXI, aún siguen viviendo en la etapa más primigenia de su existencia. Dicho de otro modo, se limitan a ver cómo la vida pasa ante sus ojos.
Alguna de las generaciones de nuestros jóvenes, ha sido tildada de ni-ni; es decir, que ni trabajan ni estudian, y quizás también podríamos añadir que ni tienen motivación por nada, ni les importa si los castigan, ni saben cómo salir de ese letargo anímico, ni encuentran cómo ver la realidad de otra manera. Se limitan a existir. Algo parecido nos ocurre a todos cuando nos plantamos frente al televisor y nos tragamos todo lo que echen o navegamos por Internet, solo para ver. Desde luego que vemos, pero no vivimos.
Ver es el primer escalón. Es útil para orientarse, para distinguir, para almacenar recuerdos gráficos. Sin embargo, limitarse simplemente a verlo todo es reducir la vida a su aspecto más primigenio, es decir, a ver sin ver más allá. Es nuestro yo más pequeñito, necesario pero insuficiente para evolucionar hacia una conciencia más despierta.
MIRAR
"Pensar es más interesante que saber, pero menos interesante que mirar" (Goethe)
En el mirar existe sin duda intención. Hemos decidido qué ver. Y lo hacemos cuando queremos conocer o cuando pretendemos llegar al fondo del otro y al trasfondo de la cuestión. Necesitamos mirar para certificar, para curiosear, para descubrir, para encontrar en lo mirado nuestro deseo o para desvelar verdades: ¡Dímelo a la cara! ¡Mírame cuando te hablo! Exigimos la mirada para captar en ella el reflejo del alma. Hay quien expresa su temor a ser mirado y también quien afirma que puede mirar a los ojos de todo el mundo porque no tiene nada que ocultar.
La mirada es el segundo paso del escalón de nuestra conciencia. Henry Amiel decía que un espíritu cultivado es el que puede mirar todas las cosas desde muchos puntos de vista. Cuando miramos no nos quedamos indiferentes, más aún si somos mirados. La mirada tiene vida propia: es inquietante, alegre, triste, perdida, profunda. Una mirada puede traspasar al otro, del mismo modo que podemos quedar atrapados por la intensidad de una mirada. Es un misterio. Es el pasaporte entre el yo y el tú.
Cuando el artista mira, crea. Los amantes se aman. El investigador descubre. El aprendiz modela. El estudiante conoce. El médico explora. Mirar es ver más allá. Es penetrar, porque a diferencia del ver, el mirar no es una experiencia sino un encuentro.
CONTEMPLAR
"El grado sumo del saber es contemplar el porqué" (Sócrates)
El filósofo y místico Raimon Panikkar decía que todo lo que somos capaces de conocer no es el conocimiento último. No es suficiente con ver, e incluso con mirar concienzudamente para conocer. Hay una aprehensión de la realidad que pertenece solo al rango de la contemplación. Es la verdad intuida, revelada, descubierta a través de los ojos que miran hacia dentro.
Es un error limitar la contemplación a una forma superior de vida religiosa. La contemplación es una actitud que nos acerca a ser aquello que contemplamos. No es un proceso, una etapa. No tiene intención complementaria. Sencillamente sucede cuando dejamos de ser, cuando abandonamos las dimensiones espacio-tiempo para convertirnos en lo contemplado y descubrir así su esencialidad. Uno puede ver el vuelo del pájaro, mirarlo para observarlo o puede sentir que vuela con él. Para comprender al otro, tal como se comprende a sí mismo, hay que convertirse en el otro, compartir su experiencia, participar de su mundo.
En nuestra escala evolutiva, la contemplación es el nivel que nos acerca a las realidades últimas, las más profundas y verdaderas. Las descubrimos en el silencio interior, en la cesación de todo intento de entender las cosas, a los demás y a nosotros mismos. Callamos para escuchar nuestra verdad interior. Tal vez por eso hay tanta gente que no calla nunca; por eso vivimos en sociedades tan ruidosas; por eso nuestra mente no para. El silencio asusta porque tememos encontrarnos interiormente. Pero eso solo puede suceder si hay juicio. En la contemplación, solo hay verdad.
La construcción de nuestras realidades tiene su substrato en las representaciones mentales que atesoramos a lo largo de la vida. Dicho llanamente, todas las imágenes que metemos en nuestro cerebro, a partir de lo que hemos visto, oído y percibido. Todo acaba siendo una memoria en nuestra mente y vivimos según ella. Incluso las personas con ceguera crean sus representaciones mentales. Ven, aunque no saben que ven. Al contrario de lo que hacen aquellos que sí saben que ven, pero no ven nada. Entonces, tenemos una enorme responsabilidad a la hora de decidir qué debe estar y qué no en nuestra mente. Palabras, imágenes y sensaciones acaban conformando el jardín de nuestra neurología.
Al final necesitamos ese ejercicio contemplativo que nos lleve más allá de nuestras memorias. Ser capaces de intuir nuestras motivaciones profundas, también nuestras visiones erróneas. Lo que nos hace profundamente humanos es contemplar la certeza que se esconde detrás de lo que creemos ser. Para ello hace falta una conciencia evolucionada. De lo contrario, como antaño, sería suficiente con ver e ir pasando mientras no haya peligro. Querer vivir es mirar la vida cara a cara y, contemplándola, descubrirnos a nosotros mismos.

HEMOS SIDO CAPACES DE CONQUISTAR LA LUNA, PERO NO A NOSOTROS MISMOS.



AYUDA PARA CONOCERSE MEJOR.......
Los seres humanos seguimos siendo esclavos de una sutil paradoja: hemos sido capaces de conquistar la Luna, pero no a nosotros mismos. Estamos tan obsesionados por lo que sucede afuera que no queremos ver lo que pasa adentro.
Afortunadamente, el egoísmo, la negatividad, el vacio existencial, la angustía, la tristeza y, en definitiva, el sufrimiento que estamos cosechando como humanidad, son claros indicadores de que nos estamos equivicando al priorizar el desarrollo externo antes que apostar por el interno. Mientras nuestro corazón y nuestra mente sigan en guerra, seguiremos creando caos y conflicto a nuestro alrededor.
En este contexto se está produciendo el denominado "despertar de la consciencia", que consiste en darnos cuenta de que más allá de nuestras circunstancias siempre tenemos la opción de elegir nuestro pensamiento, nuestra actitud y nuestro comportamiento. Y estas decisiones son las que crean y determinan la calidad de lo que experimentamos en nuestro interior y, porteriormente, lo que creamos en el exterior.
Esta revelación suele vivirse como un "clic" en nuestra mente. Y consiste en reconocer que nuestra vida interior puede ser mucho mejor: que nosotros mismos podemos cambiar, crecer y evolucionar para ser más felicides de lo que somos ahora. Lo queramos o no ver, ha comenzado una nueva era con una nueva filosofía: la responsabilidad personal.
Dentro de poco no valdrá engañarnos a nosotros mismos, amparándonos en el círculo vicioso del victimismo. Más que porque no funciona.
Lo que sí da resultados es hacer lo probablemente menos nos apetece: enfrentarnos a nuestros miedos e inseguridades para empezar a tomar las riendas de nuestra vida. Lo que está en juego es aprender a llevar una existencia feliz y con sentido. Todo se reduce a comprometernos con nuestro procerso de entrenamiento emocional. Y aquí es donde puede ser útil probar el coaching.
"El COACH no da consejos ni toma decisiones, actúa como un espejo para que sea el cliente quien descubra la solución por sí mismo".
¿QUÉ ES EL COACHING?
"Solemos creer que seremos felices cuando las cosas nos vayan bien, pero las cosas nos empiezan a ir bien cuando aprendemos a ser felicies"
(Irene Orce)
El coaching es un proceso de acompañamiento profesional que promueve nuestro autoconocimiento y desarrollo personal. Y parte de la premisa de que todos los seres humanos somos mucho más de lo que creemos ser: todos albergamos en nuestro interior una serie de cualidades, habilidades y competencias que podemos entrenar para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos. De aquí que el coach -que en inglés significa entrenador personal- haga de puente entre la personas que somos y la que podemos llegar a ser.
Lo cierto es que esta figura profesional apareció en la década de los ochenta del pasado siglo para asesorary desarrollar jugadores de tenis más maduros emocionalmente. Así nació el coaching ejecutivo al objeto de promover que los directivos se conozcan y comprendan mejor, aprendiendo a ser dueños de su mente y de sus pensamientos. Esta introspección guiada de la mano deñ coach puede ganar un profundo cambio en la manera de verse y liderarse a sí mismos, así como de ver y liderar a sus colaboradores, creando culturas organizacionales más humanas, productivas y sostenibles.
LOS ESPEJOS NO DAN CONSEJOS
"Por mucho que te explique a qué sabe la mermelada de higo, no lo sabrás hasta que la pruebes por ti misma"
(Javier Marigorta)
Poco a poco, el coaching se está extrapolando al resto de dimensiones que conforman nuestra vida, pues en todas ellas siempre podemos crecer. Y a diferencia de la psicologia tradicional -centrada más en el problema- el coaching pone su mirada en la oportunidad de aprendizaje. El coahc no da consejos ni toma decisiones, sino que actúa a modo de espejo para que sea el cliente quién descubra la solución por sí mismo.
El coaching es el arte de escuchar empáticamente para hacer buenas preguntas. Pero hay que tener claro que esta disciplina profesional sólo funciona cuando el cliente lo pide de forma voluntaria, no cuando le es impuesto desde afuera. Y no sólo eso. Si el coach no se ha transformado a sí mismo primero, su espejo no estará lo suficientemente limpio para que sus clientes vean las causas de su malestar reflejadas nítidamente.
Para el coach no basta con adquirir conocimiento: es necesario encarnar lo que se sabe. Si no hay coherencia entre la teoría y la práctica es que todavía no se comprende la información que se conoce. Por tanto, lo que se ha logrado con uno mismo, es decir, lo que se manifiesta en la propia vida, es lo único que se puede ofrecer y transmitir a los demás.
EL DESARROLLO PERSONAL
"Verdad es todo pensamiento que deja paz y armonía en nuestra mente y todo acto que deja paz y armonía en nuestro corazón"
(Gerardo Schmedling)
LLegados a este punto, ¿quién de nosotros puede beneficiarse de un buen proceso de coaching? Pues aquellos que sintamos la necesidad de cambiar algún aspecto de nuestra forma de ser y de nuestra vida. ¿Y cómo podemos saber si estamos alineados con la mejor versión de nosotros mismos? Por los resultados que obtenemos en nuestro día a día.
Aunque siempre podemos fingir ante los demás, no podemos engañarnos a nosotros mismos eternamente. Existen tres indicadores internos de desarrollo personal:
El primero consiste en verificar si somos felices, es decir, si nos sentimos a gusto con nosotros mismos estemos donde estemos y en compañía de quien sea.
En segundo lugar, sí ex`perimentamos paz en nuestro interior, que nos permite dejar de reaccionar impulsiva y negativamente frente a la adversidad.
Y en tercer lugar, si verdaderamente gozamos de este equilibrio interno, mantendremos en todo momento la humildad necesaria para servir a las personas que nos rodean.
A partir de estas tres virtudes internas, existen otros cuatro indicadores externos: un óptimo estado de nuestra salud física; la armonía de nuestras relaciones personales y profesionales; disfrutar de recursos económicos suficientes para poder vivir dignamente y la flexibilidad necesaria para adaptarnos y fluir en el lugar donde vivimos. Si no gozamos de un satisfactorio equilibrio en cada una de estas áreas, el coaching puede ser una herramienta a tener en cuenta para alcanzar la maestría en el arte de vivir.

Hay humanos que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y
son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero
están los que luchan toda la vida; esos son los imprescindibles.
Bertolt BRECHT

¿EL BESO DE LA MUERTE?



Históricamente, sobre todo en la psicología masculina, la enfermedad, el exilio y el sufrimiento se entienden a menudo como un desmembramiento iniciático que a veces reviste un gran significado. Pero en el caso de las mujeres hay otros atquetipos adicionales de iniciación que surgen de la psicología y las condiciones físicas; uno de ellos es el del alumbramiento, otro es el poder de la sangre y otros son el hecho de estar enamoradas o de recibir un amor nutritivo. El hecho de recibir la bendición de alguien a quien ellas admiran, el hecho de que alguien de más edad les imparta enseñanzas de una forma profunda y cpmprensiva son unos fuertes arquetipos que presentan sus propias tensiones y resurrecciones. El invierno psíquico en su sentido más negativo trae el beso de la muerte -es decir, la frialdad- a todo lo que toca. La frialdad significa el fin de cualquier relación. Si quieres matar algo, muestráte fría. En cuanto los sentimientos, los pensamientos o las acciones se congelan, ya no es posible la relación. Cuando los seres humanos quieren abandonar algo que llevan en sí mismos o dejar a una persona fuera, en medio del frío, procuran no prestarle atención, cancelan las invitaciones, la excluyen, se desvían de su camino para no tener ni siquiera que oírla ni verla. Ésta es la situación de la psique de la vendedora de fósforos.

Pinkola

¡¡¡NO PIDAS A NADIE QUE GUARDE EL SECRETO QUE TÚ NO HAS SABIDO GUARDAR!!!



Evitar los abusos de confianza

FERRAN RAMÓN-CORTÉS

Decimos algo a alguien y al día siguiente poco menos que aparece publicado en el tablón de anuncios de la empresa. ¿Cómo podemos gestionar la confianza? ¿Debemos darla a todos por igual? ¿Cómo evitar los abusos?Silvia salió a cenar con una compañera del despacho. Llevaban casi un año trabajando juntas, pero se conocían poco, y Silvia estaba convencida de que podían compartir mucho más de lo que compartían. Cenaron en un discreto restaurante que invitaba a la complicidad. Silvia, tratando de ahondar en su relación, se abrió enseguida a ella, explicándole su vida con todo lujo de detalles. Todo, a pesar de que su compañera no le correspondía en absoluto, ni se mostraba comunicativa.Tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamosTejer una relación de complicidad sin exponerse a abusos es un proceso lento que exige poner todos los sentidos Al día siguiente, al poco de llegar a la oficina empezó a percibir miradas de suspicacia por parte de sus compañeros. A mediodía, y gracias a la confesión de una secretaria, confirmó sus sospechas: lo que le había contado a su compañera la noche anterior había corrido por toda la empresa. La traición a su confianza estaba servida.
Un ingrediente esencial
"Una de las alegrías de la amistad es saber en quién confiar"(Alessandro Manzoni)
La confianza es el ingrediente básico de las relaciones interpersonales. Es una cualidad esencial que debemos cultivar y fomentar si queremos construir vínculos con la gente que nos unan y nos ayuden a crecer. No es posible aspirar a construir relaciones duraderas sin una buena dosis de confianza, y mucho menos forjar una sincera amistad. La confianza es imprescindible en la interrelación humana, y tanto el saber darla como el saber recibirla forman parte de las habilidades básicas que todas las personas deberíamos desarrollar.Pero hay que saber manejar la confianza para que dé sus frutos. Hemos de comprender cómo funciona y saber administrarla sabiamente para evitar que los demás abusen de ella. Porque la confianza es extremadamente valiosa, pero también es extremadamente delicada: cuesta mucho tiempo y esfuerzo de tejer, pero se destruye en un instante cuando alguien la traiciona.La confianza se asienta en dos pilares, que se corresponden con dos habilidades personales. La primera es la capacidad de apertura, es decir, el valor que tenemos de compartir nuestros sentimientos y nuestra vida con los demás. La segunda es la capacidad de juzgar si los otros son dignos o no de nuestra confianza. Hemos de desarrollar los dos pilares para ser capaces de administrar con sabiduría la confianza y hacer que contribuya a fortalecer nuestras relaciones. Son, por tanto, dos las preguntas que debemos hacernos para abordar con garantías la construcción de una relación de confianza. La primera: ¿Soy capaz de darla? Y la segunda: ¿Son los otros dignos de ella?Si tengo miedo a hablar de mí con los demás, me mantendré siempre en un territorio de comodidad en el que no corro ningún riesgo porque no voy a dar nada. Pero probablemente tampoco voy a recibir nada, y esto hará que pierda muchas oportunidades de profundizar en mi relación con los demás. Ser capaz de abrirse tiene mucha relación con la seguridad personal. Reforzarla es el mejor método para progresar en esta habilidad.Pero una vez que sea capaz de dar confianza, debo decidir a quién la doy y en qué medida. Porque el que una persona sea capaz de abrirse con los demás no significa que sea oportuno que lo haga siempre y con todo el mundo. Si damos nuestra confianza por igual a todo el mundo y en cualquier circunstancia, nos exponemos a verla traicionada.
La 'estrategia de la cebolla'
"Confiar en todos es insensato, pero no confiar en nadie es neurótica torpeza"
(Juvenal)
Para gestionar eficazmente la confianza podemos imaginar que somos una cebolla: tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamos y, por tanto, cuán desnudos o protegidos nos quedamos. Si percibimos una situación hostil, nos quedaremos con todas las capas (incluida la reseca piel externa) y estaremos protegidos, aunque así nadie será capaz de acceder a nuestro corazón. Por el contrario, si percibimos una situación de complicidad, podemos quitarnos todas las capas y dejar nuestro corazón al descubierto, absolutamente accesible a los demás.En condiciones normales, es tan disfuncional no desprendernos ni tan siquiera de la piel externa y permanecer protegidos por todas las capas como desnudarnos hasta el corazón quedando expuestos sin protección alguna. Es tan malo no abrirse en absoluto poniendo una barrera insalvable a la confianza como darla por completo y sin prevenciones exponiéndonos a su abuso por parte de los demás.Hacer de la confianza una virtud para la comunicación y para las relaciones consiste en decidir en cada entorno cuántas capas nos quitamos y con cuántas nos quedamos. Como individuos, hemos de ser capaces de quitárnoslas todas si así lo deseamos. Pero hemos de tener el suficiente criterio para saber en qué circunstancias es bueno que lo hagamos. No podemos entregar nuestra confianza como un cheque en blanco a aquellos que no la merecen.
Encerrados en nuestro interior"El silencio es el único amigo que jamás traiciona" (Confucio)
A todos nos han traicionado en algún momento la confianza, y muchos tenemos bien presente -son vivencias que no se olvidan fácilmente- cómo el habernos expuesto más de la cuenta ha propiciado un abuso de confianza por parte de alguien. Las malas experiencias pasadas nos pueden hacer recelar de dar confianza a los demás y, como en la cita de Confucio, pensar que sólo dejando de compartir nuestras vidas con los otros estaremos a salvo de sufrir nuevos desengaños. Pero esta aparente seguridad tiene un alto precio, y es la soledad relacional. Es imposible crear vínculos de ningún tipo sin poner de nuestra parte, sin dejar que nos conozcan, sin compartir nuestras vidas, nuestras inquietudes, nuestros miedos o nuestras alegrías.Nuestros sentimientos son la materia prima de nuestras relaciones. Protegerlos bajo llave, quedárnoslos para nosotros y no compartirlos con nadie nos hace invulnerables. Pero nos hace también unos fríos y poco interesantes compañeros de viaje.Debemos evitar encerrarnos en nosotros mismos por culpa de alguien que ha traicionado un día nuestra confianza y entender que el error no fue darla, sino darla a aquella persona. Debemos evitar que nos ocurra como al gato que se sienta sobre una estufa caliente: nunca más se sentará sobre una estufa caliente, pero tampoco lo hará sobre una estufa fría.Asimetrías. Hay gente a la que le cuesta muy poco abrirse a los demás, y en cambio hay gente que tiene grandes dificultades o prevenciones para hacerlo. Así, no es inusual que nos encontremos en situaciones en las que uno se abre mucho y el otro no suelta prenda: se produce entonces asimetría en los niveles de confianza, que hace muy difícil la relación. Si la asimetría persiste, la brecha será cada vez más insalvable, porque el que no suelta prenda se sentirá cada vez más presionado para llegar al nivel de apertura del otro, cosa que es incapaz de hacer. Y el que se abre sin límites se sentirá frustrado y no correspondido, cosa que le incomodará. Lo normal que ocurra en estos casos es que el primero, desbordado por la situación, rehúya la relación. Y el segundo no encuentre motivación alguna para seguirla.No sólo la persona o las personas con quienes nos relacionamos son importantes a la hora de valorar el nivel de confianza que estamos dispuestos a dar, y "cuántas capas nos vamos a quitar". También la situación en que se produzca el encuentro (el lugar, el momento, el entorno) es crucial: las mismas personas, encerradas en un despacho, o tomando una copa en un bar, pueden tener un nivel de confianza absolutamente distinto, y cada contexto marcará un límite de apertura diferente.Una misma persona puede sentirse en un clima de plena confianza en un encuentro cara a cara fuera del trabajo, y estar por tanto dispuesta a compartir mucho, y sentirse manifiestamente incómoda compartiendo lo mismo en su contexto habitual de trabajo. En este sentido, es importante entender que haber disfrutado de la confianza de alguien en un momento dado no da un cheque en blanco para pensar que merecemos el mismo nivel de confianza siempre y en todo lugar. Lo que se comparte a la luz de la luna no siempre se puede compartir a pleno sol, y darlo por supuesto provoca no pocos malentendidos.Cada contexto implica quitarse distintas capas, al menos en el camino de llegar en una relación a la plena confianza.Crear climas. Tejer una relación de plena confianza con alguien sin exponerse a abusos es un proceso lento y que exige poner todos los sentidos. Una buena estrategia es ofrecer al otro pequeñas dosis de confianza y permanecer atentos y receptivos a su reacción. Captar si nos corresponde, con lo cual podemos dar el siguiente paso, o si estamos en su límite, con lo cual deberemos darle el tiempo que necesite hasta que se sienta a gusto en este nivel de relación.En todo caso, crear climas de confianza requiere tiempo, requiere querer avanzar en la relación, y requiere mojarse, porque en cualquier caso alguien tiene que ir dando pasos hacia delante.No es menos cierto que, adquirida la plena confianza, y en ausencia de abusos, ésta es en muchos casos para siempre. Prueba de ello son las relaciones escolares, tejidas en momentos cruciales de la vida y con grandes dosis de complicidad, que, si no se han visto traicionadas, resisten inquebrantables el paso del tiempo.

UN VALIENTE Y UN COBARDE NO VEN LO MISMO.



MIEDO versus VALENTÍA

El miedo tiene y ha tenido diversas lecturas. Para FREUD es la señal de un conflicto interior no resuelto mientras que para San Agustín es la lejanía de Dios.
Todos vivimos en la misma realidad, pero cada uno habitamos en nuestro propio mundo.
Un valiente y un cobarde no ven lo mismo.
La peligrosidad del objeto puede depender de la evaluación que hace el sujeto, y ésta puede estar equivocada.
El que provoca el miedo, corrompe, y debe ser tratado como un corruptor.
El miedo es una EMOCIÓN individual pero contagiosa, o sea, social.
La psicología demuestra que las multitudes son masas muy influenciables y con frecuencia ésta pierde el sentido de la responsabilidad personal. A esta circunstancia podemos denominarla "miedos sociales".
Los miedos siempre están basados en creencias, informaciones o supersticiones compartidas.
¿Qué puedo hacer con mis miedos?
No podemos eliminar las pasiones, pero si convertirlas en afectos. Podemos poner las energías naturales a disposición de quién sepa educarlar
Una pasión sólo puede ser educada por otra pasión + fuerte.
Referencia: José Antonio Marina

¿PARA QUÉ NO ERES TU LÍDER?



Líderes inspiradores y creativos
MIRIAM SUBIRANA
Necesitamos líderes de otra pasta. Con visiones amplias y capaces de sacar lo mejor de cada uno. Apliquémonos el cuento todos, con atrevimiento y con responsabilidad.
Hay personas que cuando se cruzan en nuestro camino nos inspiran. Su presencia nos abre la mirada a otra forma de ver, su ejemplo nos da la esperanza de que el cambio positivo es posible y sus palabras nos dan fuerzas para no tirar la toalla. En esos momentos, esa persona se ha convertido en una fuente de inspiración que despierta nuestra creatividad para ser quienes realmente somos y para atrevernos a decidir, hablar y actuar. Dejamos de ser víctimas de nuestras circunstancias y pasamos a ser responsables y creadores de nuestra realidad. Usted puede ser una de esas personas que a su paso inspira a los demás.
"Para tener capacidad de respuesta creativa y positiva es necesario equilibrar la acción con la reflexión y meditación"
"Los líderes organizativos deben generar culturas en las que los mie
mbros puedan explorar, experimentar y adelantarse"



"Debemos reinventarnos con visión y no tanta planificación, ya que los planes de ayer ya no sirven para mañana"
Para conseguirlo necesitamos visión, compromiso e inspiración, especialmente ahora que estamos presenciando cómo se desmorona el sistema. Las estructuras económicas basadas en la codicia y el miedo ya no funcionan. Estamos asistiendo a la necesidad imperante de poner fin al consumo desorbitado, al individualismo irrespetuoso con el otro y con el medio ambiente, a las culturas patriarcales y a la opresión de unos sobre otros. Podemos centrarnos en las pérdidas que aparentemente hay y seguir siendo espectadores. O reconocer que está reventando el sistema basado en la especulación y en una burbuja insostenible y que tenemos frente a nosotros la oportunidad de reinventar la manera de liderar y de vivir nuestras vidas siendo actores que inciden activamente en crear una realidad mejor.
¿Qué valores sustentarán esta reinvención necesaria? La generosidad, la solidaridad, el respeto y, sobre todo, el valor de la vida humana. Además, necesitamos atrevimiento. Debemos reinventarnos con visión y no tanta planificación, ya que los planes de ayer ya no sirven para el mañana. Con inspiración, ya que sin ella una ejecución pierde el impulso necesario para ser efectiva. Con atrevimiento para superar el miedo, la inseguridad y la tendencia al control que impera aún en muchos entornos y que nos impide aceptar y asumir la responsabilidad del cambio.
Nuestra responsabilidad
"Sin entendimiento no
habrá confianza. Sin asumir riesgos, nada cambiará"
(Teresa de Calcuta)
Ante los cambios, observemos nuestras respuestas. Si nos resistimos a aceptar el cambio es por nuestros miedos. Podemos aferrarnos a nuestro estilo de vida, a nuestros privilegios, a las ocho pes (posición, poder, propiedad, paga, privilegios, prestigio, persona y puesto), que son como un río en constante movimiento. Vienen y se van y luego aparecen otras que también se irán. Si intentamos detener el fluir del río, creamos una presa, se estanca el agua y provoca una presión que se va acumulando en nuestro interior. Vivimos bajo la presión del tiempo, de las fechas límite, de lo que hay que hacer, pero, sobre todo, la presión que nos provoca el miedo a lo que pueda ocurrir.
Ante esta dinámica del comportamiento humano necesitamos confianza, creatividad y coraje. Ir hacia el interior, saber reflexionar y dejar de buscar culpables fuera. Aunque los hay, podemos asumir la responsabilidad para con nosotros.
Una labor importante a desarrollar por los líderes organizativos es generar culturas en las que los miembros puedan explorar, experimentar, ampliar sus capacidades, improvisar y adelantarse a las necesidades de los clientes antes de que las formulen. A estas culturas se les denomina con frecuencia "culturas de aprendizaje apreciativo". El esfuerzo de innovación exige un tipo de aprendizaje diferente que no sea un mero adaptarse a los retos y resolver problemas.
Este tipo de aprendizaje se centra en imaginar posibilidades e idear nuevas formas de mirar el mundo. La innovación exige estar dispuesto a pensar de forma alternativa. Conlleva un enfoque apreciativo, la habilidad de vislumbrar posibilidades radicales y la disposición para ir más allá de los límites de los problemas. Este enfoque se potencia con la indagación apreciativa, un método de intervención en las comunidades, organizaciones y grupos para descubrir en acción lo que les da vida, su núcleo positivo, sus fortalezas y las aspiraciones colectivas y para diseñar e innovar lo que les dará más vitalidad, mejorando la comunicación mediante los diálogos apreciativos.
La Madre Teresa de Calcuta se dirigió así a un grupo de directivos en un congreso internacional de managements sobre la arquitectura del cambio en San Francisco: "¿Queréis que haya cambio? ¿Queréis que vuestra gente cambie? ¿Les conocéis? ¿Les amáis? Si no conocéis profundamente a vuestra gente no habrá entendimiento entre vosotros, y sin entendimiento no habrá confianza. ¿Amáis a vuestra gente? ¿Hay amor en lo que hacéis? Si no hay amor en vosotros no habrá poder ni fortaleza en vuestra gente. Si no hay fortaleza no hay pasión. Sin fortaleza ni pasión nadie se arriesgará. Y sin asumir riesgos nada cambiará".
Para conocer a nuestra gente tenemos que conocernos a nosotros mismos. Para tener una buena relación con los demás hemos de tener una buena relación con nosotros mismos.
Cuando lideramos desde la confianza abrimos e impulsamos la creatividad y la innovación. Innovamos utilizando nuestra capacidad de imaginar nuevas posibilidades y de generar nuevas propuestas ante estímulos familiares. Creamos espacios de confianza permitiendo que las personas asuman riesgos, que no tengan miedo a equivocarse, que se atrevan a tener iniciativa sabiendo que serán apoyados. Cuando logramos liderar nuestra vida así, inspiramos un movimiento creativo y transformador a nuestro alrededor y en los demás.
al servicio de la humanidad
"La mente es inteligente, pero la inteligencia está afectada de locura e insensatez" (Ekhart Tolle)
Los grandes valores fundamentales que dan sentido y contenido a nuestra vida no dependen de nuestros privilegios, posesiones, roles ni propiedades. Dependerán de nuestra inteligencia, de nuestra conciencia y de ser coherentes e íntegros, de actuar alineados con lo que pensamos y decimos. Debemos aprender a soltar, a no agarrar, a dejar fluir, eso es vivir sin resistencias, siendo creadores de cambios constructivos que provocan mejoras y amplían nuestros horizontes. Para tener esta capacidad de respuesta creativa y positiva es necesario equilibrar la acción con la introversión, el silencio, la reflexión y la meditación. Así iniciamos el camino del autoliderazgo. No podemos ejercer un verdadero liderazgo sobre los demás si no somos capaces de liderar nuestra propia mente, emociones y mundo interior.
Una mente al servicio de la locura no puede servir más que para la destrucción. Para que el barco llegue a su destino, el agua debe permanecer fuera del barco. Para que nuestras mentes puedan servir, la atmósfera del mundo debe permanecer fuera de nuestras mentes. Que no ocurra que la atmósfera circundante penetre en el barco de nuestra mente, sino lo contrario, que las vibraciones de una mente positiva y limpia influyan en nuestro entorno, fortaleciendo a los que viven en el mundo. Para tener una mente capaz de sanar el mundo, primero tenemos que sanarnos a nosotros mismos, cultivando poderes sanadores como la esperanza, la armonía, la compasión, el compromiso, el perdón, la tolerancia y el respeto.
Líder servidor
"Solo un servidor fiel puede ser un líder verdadero" (Alan Axelrod)
Un líder es el arquitecto creador de cambios y que señala la dirección con sentido. Su liderazgo está siempre al servicio de la empresa, la organización, la comunidad, el pueblo. Debe ser capaz de ver más allá de sus necesidades personales para servir también a las necesidades de la organización o comunidad de la que forma parte.
La avaricia como motor del capitalismo no puede sustentar una empresa, un pueblo ni un país por mucho más tiempo. Se requiere una visión más amplia, que reconozca la necesidad de la justicia social y de la prosperidad para todos. El liderazgo servidor no solo es un liderazgo ético, sino que es un motor necesario para un capitalismo sostenible. Así como el liderazgo verdadero es servicio, el servicio verdadero es liderazgo. El líder servidor puede siempre ofrecer servicio. Al ofrecerlo recibe beneficio creando, guiando y nutriendo a aquellos a quienes sirve. Lo que da lo recibe multiplicado.

De víctima a líder
Gandhi cuestionó la soberanía de los británicos sobre el pueblo indio: "Los ingleses no han tomado India", escribió, "sino que nosotros se la hemos cedido. Superaremos la atadura de ser esclavos en el momento en que nos consideremos seres libres". En el corazón de la campaña de Gandhi para liberar India estaba su misión de elevar la conciencia de los indios por encima del poder persuasivo del Gobierno colonial británico. Gandhi infundió confianza en el pueblo indio para que cambiara la visión de sí mismo y pasara de sentirse víctima a asumir la responsabilidad que se requería para liberarse. Gandhi fue un ejemplo de verdadero líder, consciente de su identidad esencial, "del alma", y asentado en su posición interior.

CONVERSACIONES CON TU SOMBRA



Suicida tus dudas y no te salves,
que el amor que mata es el que vive,
es del que renacemos como AVE FÉNIX.
Luego de un bautizo de fuego,
sólo quienes han amado...
logran ver más allá...
No te salves nunca....
"Nuestro modelo de aprendizaje esta orientado a ganarnos la vida no a entender la vida. No aprendemos a vivir aprendemos a trabajar"


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"En los procesos de coaching, el coachee, no debe tratar de ponerse más bien de quitarse. Debe ser como si él esculpiera su propia estatua"

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" La búsqueda de nuestra esencia del SER nos debe llevar a una revisión profunda de nuestras creencias que nos permita acceder a la conciencia para renovarla y desarrollarla".

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"Cuando carecemos de silencio interior, trivializamos, volatizamos y banalizamos la vida, al estar continuamente expuesta a la merced del viento que más sopla, del ruido que más aturde".
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"AMA AL PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO"
¿pero cómo te amas?


Hay que tratar las catástrofes como molestías y jamás las molestías como catástrofes. Dado que la felicidad no depende de acontecimientos externos, sino de cómo los consideramos internamente.