TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



Nos preocupa demasiado el hablar, más ¿nos ocupamos de entender el silencio?





Mucho se ha escrito sobre el hablar y, ni que decir tiene, sobre el callar. Tanto uno como otro son prerrogativas del hombre, que no comparte con ningún otro ser de la naturaleza, ya que, aunque existe infinidad de creaturas que son incapaces de hacer el más mínimo ruido -no digamos de hablar-, ninguno de ellos tiene la posibilidad de ejercer libremente la capacidad de guardar silencio. El ser humano, por el contrario, se ve abocado en cada instante de su vida a la decisiva alternativa de hablar o callar. Sabemos que no siempre es conveniente la palabra que nos viene a la boca; que en algunas ocasiones "calladitos estamos más guapos" y que, si hubiera dicho aquello en aquel momento, no se habría cometido aquella injusticia..... Pero, aun siendo conscientes de todo esto, ¿qué difícil nos resulta ante cada circunstancia tomar la opción más apropiada?.

La naturaleza a cada uno de por sí nos imprime una propensión diversa hacia el hablar. Algunos somos taciturnos, otros son de hablar lento, pausado y consciente y otros parece que tienen el corazón en la boca, incapaces de medir el alcance de sus palabras. Cada uno de nosotros estamos inclinados en este campo a un determinado proceder y parece que siempre metemos la pata ejerciéndolo. Los que hablamos mucho y casi sin pensar lo que hicimos tenemos mala fama, y con razón, porque las palabras, aunque el dicho diga lo contrario, no vuelan sino que pueden causar mucho dolor. Pero los demasido callados, aun ufanándose tácitamente de que son "dueños de sus silencios", pueden caer, sin darse cuenta, en la complicidad de muchas injusticias que evitarías con una palabra comprometida y oportuna. Esforcémonos, pues, por adquirir la discreción en el hablar y en el callar. Como discípulos a los que les corresponde callar para escuchar y aprender.

"El humano emancipado sabe de dónde viene y a dónde va"

TODO CUANTO RECONOCES Y REVELA QUE SUCEDE EN TU INTERIOR, TE OTORGA DOMINIO SOBRE ESA SITUACIÓN.






Autocontrol y actitud testimonial ante las emociones.


¿Cómo comprender nuestros sentimientos? Contectemos con las sensaciones físicas que nos despierta una cuestión, es decir sus efectos físicos en uestro interior. Pronto observaremos que las sensaciones se convierten en más llevaderas y útiles si las contemplamos, e incluso las emociones negativas como la rabia, o la angustia, o la pena pueden ayudarnos a ver lo que conviene, si las observamos dándonos cuenta de lo que agrava y lo que sana nuestras huellas sensoriales.

Cuando enfocas así tus reacciones somáticas interiores te das cuentas de que cobran más entidad y al mismo tiempo las manejas mejor. Por el simple hecho de "ver" nuestras emociones frecuentemente ya nos conducimos mejor. Además, esta conciencia de lo que sucede en nuestro interior emocionalmente unida al instinto de supervivencia innato, nos permite integrarlo, digerirlo y transformarlo en algo que nos nutra.

Mantén tu presencia. Hay personas y situaciones estúpidas que te retan porque te imponen algo que te cuesta aceptar. Quizás te obliga a ver una parte que prefería ignorar, pero puedes soportarla si eres capaz de observarla. Se trata de espirar ante tus sentimientos sentidos físicamente, "ni actuar mecánicamente", ni reprimir y evadirse reactivamente, sino solo dejarse estar y ser consciente de lo que sientes. Esto te ayuda a distinguir entre tú y tus sentimientos. Tú pasas a ser quién "observa conscientemente" y ello te ayuda a relativizar, aceptar y capear las olas de ese temporal de emociones desagradables. Habrás aprendido a conducir tus emociones plenamente cuando seas capaz de mantenerte presente siempre y a pesar de todo tomar distancia de las causas que las mueven.

¡¡¡SIN DUDA EL EQUILIBRIO ESTA EN LA MENTE!!!







Cómo hacer frente a la hipocondría
XAVIER GUIX
Muchas personas sufren la sensación de padecer enfermedades graves al mínimo síntoma real o imaginario. La solución pasa por atajar los temores y aprender a pensar diferente.
Muchas personas han padecido, o padecerán en algún momento de su vida, los efectos de la hipocondría o la sensación de padecer patologías graves, cuando en realidad no son más que nervios o ansiedad. Es sufrir la enfermedad sin tenerla.
10 REGLAS PARA AFRONTAR EL PÁNICO
PARA SABER MÁS
"Las conductas obsesivas obedecen al intento de resolver una ansiedad, a veces difusa, producto de miedos irracionales"
El 10 de febrero de 1673, en el teatro del Palacio Real de París se representaba por primera vez la que se convertiría en la última obra de teatro escrita por el afamado Jean-Baptiste Poquelin, conocido como Molière. El comediógrafo francés dio vida e interpretó el personaje de Argan, conocido desde entonces como el "enfermo imaginario". Se trata de un burgués que cree estar siempre enfermo, con lo que logra los cuidados permanentes y tiernos de su esposa, Béline, aunque en realidad tanto ella como sus hijos y los médicos que le atienden esconden propósitos más mundanos, en una hilarante comedia de enredos en la que nació uno de los arquetipos más temidos en cualquier centro de urgencias: el hipocondriaco.
Suele nombrarse así a aquellas personas aquejadas de un pánico irracional a enfermar. Es una actitud que puede derivar en trastorno, al centrar la atención continuamente en los diferentes síntomas que todo cuerpo humano percibe sobre su propio funcionamiento. Por poco que nos prestemos a ello, captamos latidos del corazón, ruido intestinal, movimientos reflejos, sudoración, calor, frío, tensión, eccemas, protuberancias y un largo etcétera. Para el hipocondriaco son síntomas que interpreta como el desarrollo de una patología grave, seguramente la que le llevará a la tumba. Por eso son enfermos imaginarios.
Una manera de estar
El hombre que tiene miedo sin peligro inventa el peligro para justificar su miedo (Alain)
Ocuparse de la salud es hoy día casi un mandato. Para los hipocondriacos es una obsesión. Pasan de la ocupación a la preocupación porque están todo el día pendientes de "eso" que está ahí, el síntoma. Suelen ser personalidades ansiosas, conocidas en la terminología clínica como "clúster C", o sea, ansioso-temerosos, caracterizados por conductas perfeccionistas, pensamiento rígido en general e inflexibilidad a la hora de producir cambios en su comportamiento. Me apresto a aclarar que no todo el mundo que padece ansiedad hace de ello una personalidad, ya que todos somos proclives a un periodo de ansiedad o de depresión temporal.
Sin embargo, algunas personas desarrollan una manera de estar en la vida que gira alrededor de sus estados de inquietud. Puede que correspondan a temperamentos y personalidades ansiosas; no obstante, también las hay retraídas, inhibidas, aparentemente apacibles o temerosas. La clave no está solo en la personalidad, sino en la forma en la que han aprendido a resolver las dificultades de la existencia. Hay quien sabe expulsar sus temores arrojándolos hacia los demás, con las consecuencias que ello conlleva. Hay quien carga sobre sí mismo el miedo ante los obstáculos de la vida. Lo hace con pensamientos obsesivos.
La solución es el problema
A cada día le bastan sus temores, y no hay por qué anticipar los de mañana (Charles Péguy)
Vivir nos va planteando problemas que debemos afrontar. El temor ante la incertidumbre, enfermar de gravedad en el caso del hipocondriaco, acaba resolviéndose a menudo anticipando los escenarios posibles. Anticipar se convierte en un juego mental, una incesante racionalización, que pretende básicamente mantener una cierta ilusión de control. No obstante, ocurre todo lo contrario, ya que la incertidumbre se basa justamente en ignorar el resultado final de toda circunstancia, con lo cual aquello que se pretende una solución acaba deviniendo un obsesivo problema.
Confundiendo probabilidades con posibilidades, el enfermo imaginario se deslizará por cada síntoma de su cuerpo descubriendo en él la sospecha de la futura perturbación por la que debe acudir lo antes posible a un médico que confirme su autodiagnóstico. El facultativo le quitará hierro al asunto y le despachará con un "solo son nervios". Sin darse cuenta, nuestro paciente impaciente ha aprendido una lección: acudir a la consulta le permite disminuir la ansiedad. Entonces, cuando vuelva a sentirse ansioso volverá a repetir la única conducta que le sirve para evitar su sufrimiento. Cada situación repetida anticipa la siguiente, se refuerza, con lo cual la solución (ir al médico) se convierte de nuevo en el problema.
Lo complejo del caso es que a pesar de la evidencia de no tener ninguna enfermedad, el pensamiento le impedirá gozar de su súbita salud recobrada. Tardará poco en volver a rumiar sobre la posibilidad de que el médico esté equivocado, que no haya tenido en cuenta otros síntomas y sobre todo la terrible certeza de que el síntoma vuelve a aparecer. Y entonces empieza de nuevo esa noria imparable.
El poder de la mente
El que teme sufrir ya sufre el temor (proverbio chino)
El enredo de la hipocondría pone en evidencia algunas claves que tienen que ver con nuestra estructura mental. Tal vez la más reveladora es su capacidad de materializar y somatizar aquello que pensamos. ¡Cuántos niños han logrado un estado febril o provocarse mareos para no ir al colegio! El enfermo imaginario vive traspuesto por la duda de los síntomas, si los exagera o incluso los genera. Y aun sabiéndolo, ignora cómo parar ese vendaval de miedos que suben y bajan a su antojo.
La obsesión es un plano superior de la ansiedad. Sabemos que miedo y ansiedad son como uña y carne. Las conductas obsesivas y compulsivas obedecen al intento de resolver una ansiedad, a veces difusa, producto de miedos irracionales. El problema es que ahora la obsesión hipocondriaca tiene vida propia. Lo que entró por la puerta del miedo ha construido un pensamiento circular que crea sus propios síntomas. Para solucionarlo hay que aprender a pensar de forma diferente y hay que atajar esos miedos que seguramente vienen de lejos. Al igual que ocurría con Argon, cabe descubrir qué beneficios secundarios o función cumple la enfermedad imaginaria. Cierto que da mala vida; sin embargo, en nuestra complejidad somos capaces de rellenar nuestros sufrimientos y vacíos aunque sea a base de obsesiones.
Molière, cuando representó la obra por cuarta vez, sintió que moría de veras. Sus compañeros echaron el telón al verlo desmayarse y lo llevaran a su casa, donde murió al cabo de poco. Vestía un traje amarillo, razón por la cual los actores temen salir a escena con ese color. ¿Superstición? ¿Obsesión? ¿Manías? La mente es muy poderosa a la hora de relacionar datos y hechos, aunque sean irracionales.

10 REGLAS PARA AFRONTAR EL PÁNICO
Los investigadores Mathews, Gelder y Johnston proponen este ideario:
1. Las sensaciones no son más que una exageración de las reacciones corporales normales al estrés.
2. No son, en absoluto, perjudiciales ni peligrosas; solamente desagradables. No sucederá nada peor.
3. Deje de aumentar el pánico con pensamientos atemorizadores.
4. Observe lo que está sucediendo realmente en su cuerpo, no lo que tema que pudiera pasar.
5. Espere y deje tiempo al miedo para que se pase. No luche en contra ni huya de él. Simplemente acéptelo.
6. Cuando deja de aumentarlo, el miedo comienza a desaparecer.
7. Objetivo es aprender a afrontar el miedo sin evitarlo. Una oportunidad de progresar.
8. Piense en el avance que ha conseguido y lo satisfecho que estará cuando lo consiga.
9. Cuando se sienta mejor, mire a su alrededor y planee qué va a hacer a ontinuación.
10. Comience de forma tranquila, relajada. No hay necesidad de esfuerzo ni prisas.

¡¡¡EL HUMANO NO ES SOLO CARNE!!!





Regresar a la situación perdida
En muchos casos cuando buscamos la ESTABILIDAD plena debemos abandonar aquella que en universo doméstico nos brinda.
Con el movimiento espiritual llega la reflexión, y fruto de ella, la acogida en la dulzura del SER pleno.
Todos así dejaremos de ser huéspedes de nuestra propia esencia para pasar a entrar en armonía entre el ser y el hacer propio.
Cuando alcanzamos una aproximación a la plenitud es cuando nos ofrecemos a los demás con desinteresada pasión y vocación liberadora. Ampliando (no cambiando) los ángulos de observación de la persona que desea reencontrarse facilitaremos el camino de la emancipación propia y ajena… Si, si también la propia pues nadie es dueño de ninguna verdad por muy Director General que sea en el territorio lego.
Todos precisamos del peregrinar de nuestras almas para fortalecerla y enriquecerla. Pobre de aquél que pensara que ya ha alcanzado la plenitud.Desde la humildad de no ser más que un impulso a la estabilidad común, cada uno de nosotros, seremos una molécula temporal de liberación que paulatinamente irá incrementando su potencia al tener cada día más protagonistas en acción, es decir, en movimiento.
El caudal evita la helada de las aguas.
La gravedad es la piedra angular de nuestra existencia.
El movimiento del espíritu nos acerca a la libertad que perdimos en la infancia

¿ESTRUCTURA DE GÉNERO? ¿ARQUEOLOGÍA DE TÚ ESENCIA?





Me siento sola y triste

Hay momentos duros en la vida. Muchos. Sentir soledad, sin la compañía o el apoyo de una persona amada, es una experiencia difícil que todas nosotras hemos pasado en algún momento de nuestras vidas. La soledad no es sencillamente estar sola, este es un problema menor porque
muchas mujeres necesitan estar solas. Lo que de verdad es duro es sentirse vacía aunque estés rodeada de mucha gente. La soledad no suele ser la ausencia de personas significativas en la vida, el trasfondo de este sentimiento tiene que ver más con lo que no hemos hecho nosotras por nuestra vida. Cuando por X motivos, nos sentimos solas, porque nadie nos entiende, porque no se dan las condiciones que esperamos en la vida, todo parece que no tiene sentido ¿Qué hacer?
Los problemas de salud mental constituyen cinco de las diez causas principales de invalidez a escala mundial. Y estos trastornos, entre los que se cuentan depresión, adicciones, esquizofrenia, trastorno bipolar, son tan importantes en los países en desarrollo como en los industrializados. No es un problema de ricos o pobres, sí de exclusión social. Evitar que la gente esté sola forma parte de promover salud. La gente sola se enferma más que la que está, de alguna manera, agrupada, o en familia, o en pareja, o teje redes con la sociedad.
Me siento sola y triste ¿Qué hacer?El que no tiene la posibilidad de estar en conexión con el otro, de decir o escuchar, se enferma más. Es mejor tener pegos sociales que estar solo. Cuando nos sentimos mal, parece que la soledad es nuestra enemiga número uno, pero en realidad, es una etapa que puedes aprovechar y para
salir muy fortalecida. Sé que las palabras suenan muy bien a la hora de oír consejos cuando la realidad en tu interior es el dolor, si estás pasando por un momento así.Muchas mujeres invierten materialmente y energéticamente en varios aspectos para satisfacerse, pero invertir tiempo y dinero en un COACH, no suele ser lo más habitual. Cuando la soledad es algo insostenible de soportar, es cuando tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que necesitamos un confidente profesional que nos pueda brindar orientación adecuada y que pueda alentarnos.¿Te sientes sola y triste? Cuéntanos tu experiencia en los comentarios.

¿DESEAS DESCUBRIR TU DIMENSIÓN?



Quién cree en la necesidad de acercarse a la Emancipación se incorpora en la acción liberadora de la condición biológica del humano. La constancia en la acción dará solidez a nuestra existencia dejando de lado las banalidades de la soberbia. Desde ahí podemos desvelar los designios de nuestra temporalidad llenando de explendor y valentía a nuestros propósitos de amor al prójimo. Pues pedimos nuevos conceptos sin conocer los anteriores. Pedimos mejores actitudes a nuestros gobernantes cuando nosotros somos incostantes y desequilibrados. Hablamos de pobreza aunque añoramos el boato y la comodidad de la riqueza. Aceptando nuestra limitación y manteniendonos constantes en la búsqueda de la Emancipación entraremos en el jardín del humano pleno.

¡¡¡PIÉNSATELO!!!




La verdad es que amamos la vida,
no porque estemos acostumbrados a ella,
sino porque estamos acostumbrados al amor.
Nietzsche


PERDONA LA INTROMISIÓN PERO EL "COACHING COMPROMETIDO" TE PROPONE ALGÚN PLAN DE ACCIÓN

Cambiar el miedo por la Esperanza.

Ríe.

Ayuda a un necesitado.

Juega con un niño.

Busca tu felicidad.

Piensa en lo que tienes.

Deja de ser un rehén de los demás.

Date un capricho.

Abandona tu soberbia.

Abraza + la humildad.

Acepta al otro como legítimo otro.

Vive con tus emociones.

Deja de ser víctima y acepta ser responsable.

Lee un libro.

Distingue entre hechos y opiniones.

Se solidaria.

Además de docente acepta + compromiso.

Abandona lo material.

Trabaja con la confianza y deja el control.

África también existe.

Pon acción a tu visión y tendrás un sueño.

Comparte cosas con los demás.

Deja que los demás te ayuden.

Se generoso.

Escucha a los demás.

Abandona tu "caja de confort".

Del error nace el aprendizaje.

¿Qué les falta?

¿Cómo puedo colaborar?

Abandona ¿qué hay aquí para mí?

Escribe tu ilusión.

Ama

LA CONCIENCIA DE CUANTO PASA EN NUESTRO INTERIOR NOS HACE SERES MÁS DIGNOS Y RESPONSABLES DE NUESTROS ACTOS Y SENTIMIENTOS.



Sobre el control de los propios sentimientos.


Para hacernos más dueños de cuanto pasa en nuestro interior debemos conectar con nuestra experiencia somática mediante el aumento de nuestra conciencia corporal. Si enfocamos cuanto nuestro cuerpo sabe y lo observamos, ello nos permite una actitud más controlada. Por el contrario, si simplemente frenamos el pensamiento sin atención a más, entramos en un estado de evitación (pasando a otra cosa) o de somnolencia (aletargándose).

Esta actitud más "consciente de si mismo", es lo que procuran que obtengamos cualquiera de las técnicas de superación cuerpo-mente. Todasellas tienen algo en común, invitan al practicante a conceder su atención en el centro de su cuerpo (ombligo) como punto energético clave.

Normalmente estamos centrados en nuestra actividad mental. Entonces, nuestro cerebro tiene un nivel de actividad algo, típico del estado de vigília, pero cuando la actividad de nuestro pensamiento mengua y se relaja, entramos en un estado de ensoñación, y en el caso de que la relajación se profundice todavía más, comienza la actividad más baja que le sumerge en el sueño fisiológico. Simplificando, podríamos decir que la manera de ampliar la conciencia y por tanto el control sobre nuestros propios sentimientos la practicamos mejor cuando la actividad de nuestra corteza cerebral o pensamiento amaina, pero si que mantenemos la actividad del tronco cerebral, es decir nos mantenemos despiertos. Esto sucede así, porque entonces mantenemos la conciencia despierta y el pensamiento calmado lo cual nos permite enfocar bien nuestras sensaciones interiores, con claridad y sin interferencias. El verdadero control de los sentimientos propios, consiste en que una vez nos hemos dadocuenta de nuestras sensaciones físicas las observamos aprendiendo de ellas, pues son fieles indicadores de lo que nos sucede y lo que nos conviene, conduciéndonos de forma concecuente al respecto. Ello nos requiere crear y mantener la calma suficiente con regularidad.

¿ES UN ERROR O DESVIACIÓN QUE EL HUMANO PUEDA TENER ALMA?





Más flexibles, más felices
JENNY MOIX


No seamos rígidos, ni con los demás ni con nosotros mismos. Dejemos fluir las cosas. No lo veamos todo blanco o negro, sino con matices. Es el camino para sentirnos más a gusto.
Cada día tres veces. No podía dejar de hacerlo. Tenía que nadar en el mar, fuera verano o invierno. Cecilia me explicaba su esclavitud a este ritual con la cara rígida. Tan rígida como su creencia de que si no lo hacía no estaba pura. En su pueblo costero era conocida por este severo protocolo marino, e incluso la tele local la había entrevistado por ello. El nombre es inventado, pero el caso es real. Se puede etiquetar de trastorno obsesivo-compulsivo.
"Con los matices no nos sentimos cómodos. Siempre elegimos las certezas. ¿Salir de dudas? Lo sabio es ¡salir de certezas!" "¿Por qué creemos siempre que nuestro pensamiento es más certero que el del otro? ¡Es ridículo! El primer paso es el respeto"
La gran mayoría de personas que sufren trastornos psicológicos comparten una característica: la rigidez de sus ideas. Y los que no tenemos la etiqueta de alguna psicopatología colgando no solemos ser tan exageradamente rígidos, pero sí mucho más de lo que nos pensamos.
Unos años atrás me invitaron a pronunciar una conferencia sobre felicidad. Quería estructurar la conferencia alrededor de un concepto clave, de lo que era esencial para ser feliz. ¿Salud?, ¿dinero?, ¿amor?, ¿optimismo?... un aluvión de letras escritas sobre estos conceptos que no me acababan de convencer, hasta que llegué a una idea que era la que buscaba: "la flexibilidad". Imposible ser feliz si no eres flexible. Y esa idea fue el germen que me llevó a escribir mi libro Felicidad flexible (Aguilar).
Nuestros esquemas mentales
"Tienes toda la razón... desde tu punto de vista" (Paul Watzlawick)
Todo nuestro cuerpo experimenta siempre la intensa sensación de que tenemos razón, y así suele ser... desde nuestro punto de vista. Y por eso intentamos imponer a los demás nuestras ideas, a veces con una furia desbordante. Muchos libros llevan por título frases del tipo "cómo convencer a los demás", pero no existe ninguno que se titule "cómo ser convencido". Lo encontraríamos ridículo... ¿Para qué nos vamos a dejar convencer si son los otros los que están equivocados?
En realidad, lo absurdo es defender a capa y espada nuestras convicciones. Tenemos que ser muy conscientes de cinco características que poseen nuestras certezas y veremos lo patético que a veces suele ser nuestro férreo convencimiento. Nuestros esquemas mentales son:
1. Relativos. Lo que pensamos depende, por ejemplo, de nuestro lugar de nacimiento. Las religiones son un claro ejemplo. Así, al defender nuestra fe, a veces incluso con bombas, en el fondo es como si estuviéramos defendiendo que nuestro lugar de nacimiento es el correcto. ¡Cuánta sangre se ha derramado dentro de este saco ilógico!
2. Rígidos. Pensamos en blanco y negro. En los cuentos infantiles encontramos los malos y los buenos. Y crecemos y en el fondo seguimos pensado así. Una señora de unos 80 años me comentaba respecto a la guerra entre palestinos e israelíes: "Yo ya me he perdido, ¿quiénes son los buenos?". Claro que tenemos la capacidad de matizar, pero a nuestro cerebro le encantan las cosas claras y ordenadas. Los matices nos impiden encasillar, y con todo desordenado nuestras neuronas no se encuentran tan cómodas. La duda es lo que menos soportan, porque es el principal obstáculo para poner orden. Así que siempre elegimos las certezas. ¿Salir de dudas? Lo sabio es ¡salir de certezas!
3. Limitados. La especie humana suele ser bastante prepotente porque no somos capaces de ver la limitación de nuestro propio cerebro. Nuestras neuronas no pueden entender algo que no hayan visto antes. ¿Acaso alguien puede lograr imaginarse que antes del Big Bang no existía ni el espacio ni el tiempo? ¿Alguien puede entender, como afirma la física cuántica, que las partículas pequeñas no están ni aquí ni allí, sino que solo se concretan en un espacio cuando las miramos? Como muy irónica y acertadamente declaraba el premio Nobel Niels Bohr, "si alguien no se queda confundido con la física cuántica es porque no la entiende".
4. Invisibles. Un cuadrado blanco no se puede ver encima de un fondo blanco. Muchos de nuestros valores y creencias, como son compartidos con el resto de individuos de la sociedad, tampoco son visibles. Solemos tener como un huequecito dentro; siempre notamos que nos falta algo, y eso que nos falta creemos que está en el futuro y por eso corremos tanto para llegar a él. Esta creencia es compartida por la mayoría. Imaginemos una sociedad donde se viviera más que el presente y no estuviéramos tan encarados al futuro, donde la gente anduviera tranquilamente por las calles. Si entre esta calma apareciera uno de nosotros con el motorcillo que llevamos dentro, esa persona destacaría. Probablemente al ser su comportamiento diferente al resto se plantearía si está actuando bien. No revisamos nuestras creencias por la sencilla razón de que a veces son invisibles.
5. Blindadas. El caso de los Reyes Magos es una creencia hermosamente blindada. Cuando los adultos metemos la pata mil veces ante los niños, cuando se nos escapa, por ejemplo, que hemos ido a comprar los regalos, ¡no suele pasar nada! Les encaja tan poco lo que decimos con sus creencias que ni lo procesan. Cuando una persona confía en su pareja y esta le es infiel, suele ser la última en enterarse; como todas las posibles pistas no encajan en sus creencias, caen en saco roto. Cuando esas creencias se rompen, es cuando decimos que se nos ha caído la venda de los ojos.
Los tozudos siempre suelen ser los demás. Los vemos siempre más rígidos e inflexibles que nosotros. Claro que no es así. Para comprobar nuestras propias rigideces basta con pensar de cuántas formas podríamos acabar esta frase: "A mí no me podrían convencer de...". Por ejemplo: de que Dios existe, de que mi partido político no es el mejor, de que mi objetivo no es el que me conviene... Juguemos con esta frase un rato y nos sorprenderemos de con cuántas inquebrantables certezas vivimos.
comprensivo
con uno mismo
"La batalla más difícil la tengo todos los días conmigo mismo" (Napoleón)
Supongamos que existiera un ser "organizador de vidas" y nos propusiera el siguiente trato: "Te puedo dar un solo tipo de flexibilidad: o bien puedo otorgarte la oportunidad de que las circunstancias que te rodean sean más cómodas, pero tú seguirás siendo igual de exigente contigo mismo, o bien te regalaré flexibilidad en tus autoexigencias, te sabrás tratar mejor a ti mismo, aunque tu situación exterior seguirá igual". ¿Qué elegiríamos? Pensémoslo bien.
Si aprendiéramos a ver las situaciones de diferentes formas, si supiéramos reforzarnos a nosotros mismos, perdonarnos, rebajar nuestras autoexigencias, no culpabilizarnos, las situaciones externas de rebote nos parecerían muy diferentes, no nos afectarían tanto. Incluso de agobiantes pasarían a ser cómodas. En cambio, si nos modificaran lo externo, pero continuáramos igual de rígidos, ¿notaríamos mucho avance en nuestras vidas?
Nuestro jefe son esas creencias: rígidas, relativas, invisibles, limitadas y blindadas. No son muy buenas características para un jefe. Es urgente que consigamos un director más flexible.
tolerantes con los demás
"Si de veras llegásemos a poder comprender, ya no podríamos juzgar" (André Malraux)
Qué complicado resulta entendernos los unos con los otros. Y es que somos como armaduras de certezas chocando entre nosotros. Cada uno tenemos nuestra verdad, que nunca acaba de encajar con la de los demás. ¿Por qué creemos siempre que nuestro pensamiento es más certero que el del otro? ¡Es ridículo! Y el primer paso para que funcione este complejo engranaje en el que estamos metidos es el respeto.
Las palabras de Rafael Navarrete, un sabio filósofo, no lo podrían expresar con mayor claridad: "Cada uno ve el mundo y la vida desde un repliegue de la gran verdad que nadie puede pronunciar. A partir de ese descubrimiento, el hombre sabio emprende su camino. Sabe muy bien que solo podrá sentirse feliz si es fiel a la luz que él ha descubierto... A veces encuentra a otros hombres sabios que recorren otros caminos; al cruzarse se saludan y se respetan porque todos saben que son muchos los senderos".
Ser flexible con los demás no significa ser sumisos ni doblegarnos. Significa, de entrada, respetarnos. Y a partir de aquí, a veces, llegar a entendernos.
Flexibilidad con la vida
"Esto no es un ensayo general, señores. Esto es la vida"
(Oscar Wilde)
El ideal, lo que se espera de nosotros, suele ser: que encontremos un trabajo estable (que nos guste mucho o no, no es tan importante), que nos entreguemos a él totalmente (si somos hombres, esa exigencia es más fuerte; si somos mujeres, no queda tan mal que el trabajo esté en un segundo lugar porque primero hemos de cuidar a nuestra prole), que encontremos una pareja y nos casemos, que tengamos hijos (y que nos volquemos en cuerpo y alma con ellos, sobre todo si somos mujeres, olvidándonos de nuestras propias necesidades e ilusiones), y además de todo esto está claro que hemos de estar delgados, hemos de hacer ejercicio a diario, hemos de tomar fruta y verdura tres veces al día, nos hemos de limpiar los dientes después de comer un cacahuete, y hemos de practicar meditación cada mañana después de despertarnos.
¡Qué agobio!
A esto se le llama presión social. ¿Pero realmente es la sociedad la que nos oprime? ¡No! Lo que nos lleva a sentirnos obligados a actuar de una determinada manera son nuestras propias creencias y valores. Sí es cierto que estas creencias y valores los tenemos porque la sociedad nos ha ido programando así. ¡Pero podemos desprogramarnos! Cuando una persona reconoce que lo hace no por una exigencia externa, sino por una propia autoexigencia, ya ha dado un paso de gigante. Ya ha abierto los ojos.
Lo más liberador que existe en esta vida es romper con los propios esquemas. De repente, el mundo se vuelve más ancho. Es la experiencia más lúcida posible.

El roble y la caña
Había un roble en la orilla de un río. A los pies del roble crecía una caña. Todos los días, el roble reprendía a la caña por doblarse a un lado y a otro según soplara el viento. "Mírame a mí, cañita", decía el roble. "Observa cómo no me doblego ante nadie, porque soy un roble y soy fuerte". La caña no decía nada; no valía la pena. Una noche hubo una tormenta terrible y el viento sopló ferozmente, con mucha más fuerza que de costumbre. Al amanecer, el roble estaba partido en dos, pero la cañita seguía en pie, meciéndose bajo la luz del sol.

¿PUEDE AYUDARTE A RECONOCER TU MODELO MENTAL EL CONOCIMIENTO DE LAS ESTRUCTURAS ELEMENTALES DEL PARENTESCO?



Vivir como si valiese la pena salvar nuestra alma.


El humano es un ser biológico al par que un individuo social pero la distinción no siempre es tan simple.: a menudo los estímulos psicobiológicos y el estímulo psicosocial provocan reacciones del mismo tipo y puede preguntarse si el miedo del niño en la oscuridad se explica como manifestación de su naturaleza animal o como resultado de los cuentos de su madre. ¿Dónde termina la naturaleza? ¿Dónde comienza la cultura?

El métido más simple, para contestar a esta pregunta, consistiría en aislar a un reción nacido y observar sus reacciones frente a distintas excitaciones las primeras horas o días que siguen al nacimiento. Podría suponense, entonces, que las respuestas obtenidas en tales condiciones son de origen psicobiológico y no corresponden a síntesis culturales posteriores.

Más que los fracasos frente a pruebas precisas, una comprobación de orden general nos convence y nos hace penetrar más hondo en el núcleo del problema. Se trata de la imposibilidad de extraer conclusiones generales a partir de la experiencia. La vida social de los monos no se presta a la formulación de norma alguna. En presencia del macho o de la hembra, del animal vivo o muerto, del sujeto joven o adulto, del pariente o delo extraño el mono se comporta con una versabilidad sorprendente. No sólo el comportamiento del mismo indoviduo es inconstante, sino que tampoco colectivo ùede encontrarse ninguna regularidad. ¿entonces?

C.Lévi-Strauss

ESTUPIDEZ: Torpeza notable en comprender las cosas.




Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana y del Universo no estoy seguro. Albert Einstein.


El que no sabe y no sabe que no sabe es un necio: evítalo. El que no sabe y sabe que no sabe es un ignorante: enséñale. El que sabe y no sabe que sabe está dormido; despiértale. El que sabe y sabe que sabe es un sabio; síguele. San Mateo.


Primer Fundamento de la estupidez emonional: Inconsciencia inconsciente.

Aunque el ser humano se auto-denomina animal racional, da pruebas claras constantemente de su falta de racionalidad. El problema es por tanto doble; no solamente se comporta mayoritariamente de forma inconsciente sino que, además, está convencido de ser consciente. Esta "inconsciencia no conciente" es la base de la estupidez emocional.

La conciencia bien entendida comienza con uno mismo, e implica el ser testigo de cuanto pasa en nuestro interior: las propias percepciones corporales, o sensaciones, los procesos emocionales y sentimentales, así cómo las ideas y pensamientos en nuestra mente. Si reconocemos cuanto experimentamos en nosotros mismos, mediante el contacto con lo que sentimos, logramos cierto control y poder sobre nuestra existencia. No podemos impedir acontecimientos desagradables pero si somos conscientes, podemos reconocer la situación y así siendo conscientes mantenemsos la serenidad y la firmeza.

"la conciencia de cuanto pasa en nuestro interior nos hace seres más dignos y responsables de nuestros actos y sentimientos"

AMAR a los demás es el camino que lleva a los seres humanos hacia la felicidad.





Aunque muchos otros han seguido predicando con su ejemplo sobre el poder transformador del amor, pasan los años, las décadas y los siglos,
y la gran mayoría de los seres humanos seguimos sin saber amar.
Aprende eso no entra en los planes de nuestro proceso de aprendizaje familiar, social, cultural, religioso, laboral, político y económico.
Como estudiantes nos hacen memorizar lo inimaginable. Luego nos preparan para ser profesionales productivos. Pero se olvidan de lo más básico. Así es como entramos en el mundo:
sin saber gestionar nuestra vida emocional
Y si bien el éxito no es la base de la felicidad, ésta sí es la base de cualquier éxito. Por el contrario desde pequeños nos hacen creer que el mundo está lleno de gente malvada. Que no hay que confiar en los desconocidos. Que lo importante es ocuparse de uno mismo y así ir tirando. Consecuentemente, el miedo, la frustación y el resentimiento van pasándose de generación en generación, creando una cultura basada en la desconfianza, la resignación y la insatisfacción.
¡¡¡Vivir es dar el siguiente paso!!!

¿CÓMO DEFENDERSE DE LA ESTUPIDEZ EMOCIONAL?




Alguien dijo que la estupidez es una enfermedad curiosa, pues no la sufre quien la padece sino quienes le rodean, y precisamente por eso, las personas que se comportan de modo estúpido tienden a perseverar, pues no perciben razones para enmendar su forma de actuar. Entonces, debemos prepararnos para reaccionar adecuadamente ante la estupidez de un modo consciente y eficar. Si queremos estar protegidos ante la estupidez emocional, lo primero es aprender a reconocerla a tiempo en cualquiera de sus manifestaciones, empezando por las más cercanas. De forma general, la estupidez emocional asalta nuestra existencia desde tres ángulos y por tanto, debe afrontarse desde cada uno de ellos: El de nuestro interior. Resulta obvio que, comoseres humanos, estamos expuestos a desarrollar eventualmente pensamientos, sentimientos, y acciones estúpidas y, por tanto, tenemos que estar alerta para detectar cualquier indicio en nosotros mismos lo antes posible. Desde nuestras relaciones próximas. Todas aquellas personas con quienes mantenemos vínculos, amigos, familiares, vecinos, compañeros, también son susceptibles de desarrollar en un momento u otro la estupidez emocional. Nos conviene aprender la forma más saludable de sobrellevar dichas situaciones. Nos interesa aprender cómo se complican nuestras relaciones obligadas y las herramientas de las que disponemos para que la estupidez enocional no prospere indefinidamente y dé al traste con un buen entendimiento. Desde lo social. Las personas en general, como colectivo, pueden ser un potencial productor de conductas estúpidas: las modas autolesivas, las guerras en su manifestación más extrema, los movimientos sociales represivos, las sectas, las conductas xenófogas, los enfrentamientos nacionalaistas, constituyen solo algunos ejemplos de cómo la estupidez emocional humana en su vertiente social causa estragos irrefrenables y de consecuencias, a menudo, trágicas. Es en este terreno donde nuestra capacidad individual de defensa tiene más limitaciones y donde la inteligencia colectiva no existe o no logra imponerse.

Un DIÁLOGO DE OPINIONES NOS AYUDA A CRECER... ¿Tú quieres tener siempre razón?




Discrepar sin crear conflictos
FERRAN RAMON-CORTÉS
En los grupos, la discusión ayuda al crecimiento. Sin embargo, mal gestionada puede derivar en conflictos entre las personas. ¿Cómo podemos discrepar sin enfrentarnos?
Participé recientemente en una reunión estratégica de una importante organización. Fue una sesión larga, donde el consejero delegado expuso las líneas maestras de gestión de los próximos dos años, y presentó diversos proyectos. Éramos 14 personas en la sala. Estábamos convocados con el objetivo de dar nuestro parecer a las propuestas que se nos presentaban. Yo era la primera vez que participaba en la reunión, así que opté por la discreción. Pero es que nadie dijo nada: ni un comentario, ni una discrepancia, ni la más mínima objeción. Podría ser porque todos estuvieran de acuerdo, pero no es lo que sus caras me transmitían. En el almuerzo posterior a la reunión, comenté este hecho con uno de los veteranos asistentes, y su respuesta fue elocuente: "Aquí, para tener paz, nos regimos por el artículo 22: el jefe siempre tiene razón...".
"Es mejor debatir una cuestión sin llegar a resolverla, que resolver una cuestión sin debatirla"
El valor de la discrepancia
"Si en una reunión estáis los diez de acuerdo en todo, probablemente sobran nueve" (James Hunter)
En muchas organizaciones, en muchos grupos humanos y también en muchas relaciones, la discrepancia no solo no es bienvenida, sino que es temida. Se vive como un factor de potencial desestabilizador del grupo o de la relación, y se evita siempre que se puede. Sin embargo, la discrepancia en un grupo de trabajo o en una relación no solo no es peligrosa o dañina sino que es de gran ayuda y debería ser siempre deseable. Solo a través de la discrepancia las personas somos capaces de cuestionarnos las cosas, explorar nuevos caminos y buscar nuevas soluciones a viejos problemas. La discrepancia ayuda a los grupos a que crezcan intelectualmente y desarrollen su inteligencia colectiva, una inteligencia que poco tiene que ver con el coeficiente intelectual individual de los miembros del grupo, y mucho tiene que ver con los intercambios comunicativos entre sus miembros.
Ni en el contexto de un grupo, ni en el de ninguna relación deberíamos aspirar al acuerdo permanente, porque ello significaría renunciar automáticamente al crecimiento que nos aportan las diferentes maneras de afrontar una decisión o un problema.
Y si la discrepancia es positiva, ¿por qué tantas veces la tememos o la evitamos? Probablemente ello se debe a que demasiadas veces, lo que empezó como una legítima discrepancia acaba en una violenta discusión sin saber muy bien por qué. Lo que en realidad tememos no es la discrepancia, es el conflicto.
Discrepancias que derivan en discusiones
"En toda discusión no es una tesis lo que se defiende, sino a uno mismo" (Paul Valéry)
Caemos en la discusión no porque estemos en desacuerdo sobre algo, sino porque reaccionamos emocionalmente a lo que el otro ha dicho. La explicación al hecho de convertir una conversación en discusión la encontramos en el cómo decimos las cosas, más que en el qué decimos.
Podemos estar en desacuerdo sobre un tema, y podemos discrepar abiertamente sobre él sin que entremos en conflicto, pero para que esto suceda, hay una delgada línea roja que no debemos cruzar, y que es el juicio personal. En el momento en que la otra persona se sienta juzgada, y por extensión atacada, el conflicto está servido.
Muchas veces traspasamos esta línea roja de forma inconsciente. Pero la cruzamos. Imaginemos que alguien nos presenta una propuesta y no nos gusta. Es muy distinto decir algo como "la idea no me ha levantado de la silla", a soltar que "se nota que no te lo has currado". En el primer caso hablo de mí y de la impresión que me ha causado la propuesta, mientras que en el segundo caso juzgo al otro, sin ni siquiera saber si mi juicio es cierto, con un riesgo de que se sienta atacado. Lo mismo ocurrirá en el terreno personal de las relaciones. Si alguien me levanta la voz será distinto decirle "la forma en que me hablas me duele" que optar por un juicio como "eres un histérico".
Así pues la clave está en el impacto emocional de nuestras palabras, no en su contenido. No es el desacuerdo lo que nos hace discutir. Es el sentirnos ofendidos, atacados, menospreciados, o cualquier otro sentimiento que se desprenda de la manera en que nos hablan.
Buscando la 'Pax Romana'
"La única forma de salir ganando de una discusión es evitándola" (Dale Carnegie)
Esta afirmación es sin duda cierta, pero no por ello siempre deseable. Porque aunque debemos evitar siempre que podamos el conflicto, no debemos renunciar, por evitarlo, a hablar y confrontar las cosas cuando tenemos discrepancias.
Hay organizaciones, y sobre todo hay relaciones, que huyen sistemáticamente de toda discrepancia, instalándose en una ficticia pax romana que crea una ilusión de permanente bienestar. Pero las organizaciones (y las relaciones) que optan por este camino, se estancan y acaban muriendo de inanición. En primer lugar, porque renunciando a contrastar opiniones e ideas se renuncia también al crecimiento. Y en segundo lugar, porque esta pax romana no es natural, y la organización (o relación) se acaba asentando en una asfixiante hipocresía que es claramente desmotivante.
El debate de ideas es el motor de crecimiento personal y organizativo. Y renunciar a él para evitar los conflictos es firmar la sentencia de muerte de la empresa o la relación. Como afirmó Joseph Joubert, "es mejor debatir una cuestión sin resolverla, que resolver una cuestión sin debatirla".
Adicionalmente hay que tener en cuenta que la ficticia pax romana, cuando se rompe, lo hace de forma agresiva y descontrolada, pues salen a la luz sentimientos escondidos y reprimidos durante tiempo. Hay un efecto péndulo, y pasamos en un instante de la paz a la guerra, sin un punto intermedio.
Volver a retomar el camino
"No porque hayas hecho enmudecer a una persona la has convencido" (Joseph Morley)
El conflicto en una discusión proviene siempre de una reacción emocional. Así pues, si hemos caído en él, y queremos solucionarlo, debemos resolver las emociones.
En lugar de enzarzarnos en interminables defensas de nuestros argumentos, busquemos qué nos ha separado en el terreno emocional, e intentemos superarlo. Lo podremos hacer si somos capaces de expresar estas emociones. No es un diálogo fácil. Requiere que se lleve a término en serenidad, no en pleno fragor de la batalla. Requiere muchas veces también una preparación previa: avisar al otro que queremos tener este tipo de conversación, para que venga emocionalmente preparado y no ponga por delante todos sus mecanismos de defensa.
Y hemos de saber que no siempre lo podemos lograr. Dos no se entienden si uno no quiere. Pero es bueno tener la iniciativa, y probarlo, porque la mayoría de nosotros sí queremos entendernos con los demás.

NUNCA PERDEMOS LA ESPERANZA DE SER CONCIENTES....



¿Coaching? Un impulso para ti.

Las lluvias primaverales fertilizan la tierra al igual que la luz a la vida. La pequeña molestia que nos ocasiona la podemos soportar con amor, dado que nos da mucho.
Un buen camino para la Emancipación es iluminarnos con + austeridad, solidaridad, honradez, comprensión, sencillez, bondad, sinceridad, paz. Y especialmente menos pasotismo, intransigencia, aires de suficiencia. Todo ello con + responsabilidad y compromiso, respeto y reflexión, mucha auto reflexión.
EMANCIPACIÓN, me presentas infinidad de opciones que pueden alejarme de ti. Eres generosa y me ofreces la libre elección para acercarme a la felicidad.
¿Puedes fomentar mi voluntad propia para encontrar el camino de la reconciliación y el equilibrio que en forma de luz ilumine mi esperanza de plenitud?
Soy un alma engañada por la opulencia capitalista… Emancipación no la desprecies.

¿EL APEGO MANDA EN TÍ?




La realidad es un manojo de poemas sobre
los cuales nadie reclama derechos de autor.
Debajo de cada piedra, de cada baldosa,
se esconde un poema...........

Mario Benedetti.

¿Quién diseña tú modelo mental?
En los procesos de coaching, el coachee (tú), no debe tratar de ponerse nada, más bien debe quitarse cosas.Debe ser como si él esculpiera su propia estatua. Para ello debe quitarse allí, raspar allá, pulir esto y limpiar lo otro. Así hasta que emerja la figura noble que lleva en su interior.Cada persona tiene que encontrar su estilo y sus motivos para especializarse, quedarse y después mejorar

¿PUEDES LIBERARTE DEL APEGO?





La felicidad

Donde encuentres tu felicidad está tú prisión. El mundo está lleno de sufrimiento y la raíz del sufrimiento es el deseo. Donde hay amor no hay deseo entendiendo como deseo el apego a las cosas. El amor, aquí, quiere decir “soy perfectamente feliz sin el apego y la ideología” Consecuentemente estemos alertas pues la sociedad capitalista nos enseña a ser felices a través de satisfacer las emociones placenteras y caso de no conseguirlo nos enseña a ser desdichados.

¿QUIÉN ERES?




Tengo que preguntarte ¿dónde estás tú cuando pasan las cosas?


Esclavos
El que piensa como marxista, no piensa; el que piensa como budista, no piensa; el que piensa como musulmán, no piensa… y el que piensa como católico; tampoco piensa. Ellos son pensados por su ideología. Tu eres un esclavo en cuanto y en tanto no puedas pensar prescindiendo de tu ideología.
Vives dormido y pensado por una idea. El profeta no se deja llevar por ninguna ideología; por eso es tan mal recibido. El profeta es el pionero que se atreve a elevarse por encima de los esquemas, abriendo camino.
Anthony De Mello

LA INTELIGENCIA DE LA ESTUPIDEZ



¿Cómo se desarrolla la estupidez emocional?


Todos, en un momento determinado de nuestras vidas, somos capaces de manifestar alguna conducta reveladora de estupidez emocional. Esto significa que, en ciertas circunstancias, toda persona puede practicar el pensamiento, el sentimiento y la conducta estúpida y, si persevera en ello, arraigar una actitud estúpida que, una vez asumida, resulta difícil de erradicar. El fundamento de la estupidez emocional es, precisamente, el tiempo, puesto que si alguien repite una estupidez el suficiente número de veces, acabará considerando que esta actitud es lo normal, la defenderá y la incorporará, definitivamente, en su día a día.Todos conocemos personas que han demostrado ser inteligentes en muchas áreas de su vida pero se prueban absolutamente estúpidas en un asunto concreto.Todos ellos tienen un denominador común, un error que el mismo sujeto no reconoce y, por tanto, repite sistemáticamente, con todo el dolor y pérdida de energías que ello implica. Para colmo, quien realiza una estupidez es probable que cometa otras para auto justificarse.

TÚ ERES EL CENTRO...... VIVE, VIVE Y VIVE.





¿Estamos encarcelados dentro de nuestro cuerpo?

A veces me cuesta admitir que la mente sea simplemente

un inquilino de nuestro físico y sea este el protagonista de la

existencia.

¿Será la química nuestra emancipación?

¿le debemos a la testosterona, todo lo que somos?



Problemas que son oportunidades
BORJA VILASECA
Al asumir las riendas de nuestra salud emocional, empezamos a desarrollar una mirada más sabia. Extraer el aprendizaje oculto de la adversidad forma parte de nuestro día a día.
Para saber si seguimos anclados en el victimismo o, por el contrario, estamos entrenando el músculo de la responsabilidad, basta con verificar cómo estamos mirando e interpretando nuestras circunstancias: como "problemas" o como "oportunidades". El hecho de que percibamos la realidad de una manera u otra es determinante para comprender por qué nuestras vidas son como son, y por qué a nivel emocional estamos obteniendo unos determinados resultados.
"Problema es todo aquello que hace que nos perturbemos a nosotros mismos porque no lo aceptamos como tal y en ese momento"
Frente a esta dicotomía, es interesante señalar que un problema es cualquier cosa, situación o persona que provoca que nos perturbemos a nosotros mismos. Empecemos con un caso sencillo y cotidiano: imaginemos que tenemos un amigo muy impuntual, que suele llegar 15 minutos tarde cada vez que quedamos con él. Como cualquier otra acción, la impuntualidad no es buena ni mala; eso sí, tiene consecuencias. De ahí que estos juicios morales dependan de nuestra forma de verla e interpretarla. En función de qué opinión tengamos acerca de la impuntualidad -y de cómo esta nos haga sentir- puede que consideremos este hecho como un problema.
Curiosamente, hay quienes ven esta situación con otros ojos y no se molestan ni se enfadan cuando esta persona se retrasa nuevamente. Aceptan y respetan la conducta de su amigo. El verdadero problema jamás se encuentra en nuestras circunstancias, sino en nuestra mente. La raíz de nuestras perturbaciones reside en nuestros pensamientos. Y estos, en nuestras creencias limitadoras y erróneas de cómo deberían ser las cosas.
LA VIDA COMO APRENDIZAJE
"Aquello que no eres capaz de aceptar es la única causa de tu sufrimiento" (Gerardo Schmedling)
Cada vez que nos topemos con un problema, podemos empezar a verlo como lo que en realidad es: una oportunidad de aprendizaje. Lo cierto es que este enfoque más constructivo nos permite cuestionar las limitaciones internas que nos llevan a interpretar lo que sucede de forma subjetiva y egocéntrica. Así, la próxima vez que nuestro amigo llegue tarde a su cita -por seguir con este ejemplo- podemos recordarnos que no es su acción, sino nuestra propia manera de interpretarla, la causa de nuestro malestar.
Así es como tarde o temprano verificamos que en realidad no hay problemas. Sin embargo, lo que sí existen son los procesos. Es decir, que todo lo que forma parte de la vida -incluyéndonos a nosotros mismos- está en su propio proceso de desarrollo y evolución. El problema simplemente lo creamos en nuestra mente cuando luchamos y entramos en conflicto con personas y situaciones con las que no estamos de acuerdo. En este sentido, el hecho de que nos perturbe que nuestro amigo sea impuntual es nuestro problema.
Además, esta revelación nos hará comprender que no se trata de cambiar lo externo (el hecho), sino de modificar lo interno. Es decir, nuestra actitud frente al hecho. En vez de criticar duramente a nuestro amigo para que haga lo que nosotros consideramos correcto, para que haga lo que nosotros creemos que debe hacer, podemos simplemente aprovechar esta situación para aprender a cultivar nuestra felicidad (por medio de la responsabilidad), a preservar nuestra paz interior (por medio de la aceptación) y a dar lo mejor de nosotros mismos por medio del servicio. Si lo hacemos, seguramente seremos más felices y no nos haremos mala sangre por la acción del otro.
Si partimos de la premisa de que tiene derecho a llegar tarde -lo cual no quiere decir que nos guste que lo haga, que estemos de acuerdo ni que lo apoyemos-, lo más eficaz es tomar una actitud respetuosa. Y sin necesidad de perturbarnos, hacer uso de la imaginación y la creatividad para cosechar otro tipo de resultados a nivel emocional. En primer lugar, somos libres para decidir no volver a quedar con él, del mismo modo que él es libre para seguir llegando tarde. En el caso de que optemos por mantener el vínculo, podemos quedar con él 15 minutos antes de lo previsto, de manera que a pesar de retrasarse llegue a la hora. Él seguirá actuando como siempre, y nosotros habremos resuelto un problema que nos afectaba.
FLUIR CON LA VIDA
"Si un problema tiene solución, ¿para qué perturbarse? Y si no la tiene, ¿para qué perturbarse?" (proverbio chino)
En una aldea vivía un granjero muy sabio que compartía una pequeña casa con su hijo. Un buen día, al ir al establo a dar de comer al único caballo que tenían, el chico descubrió que se había escapado. La noticia corrió por todo el pueblo. Tanto es así, que los habitantes enseguida acudieron a ver al granjero. Y con el rostro triste y apenado, le dijeron: "¡Qué mala suerte habéis tenido, para un caballo que poseíais y se os ha marchado!". Y el hombre, sin perder la compostura, simplemente respondió: "Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?".
Unos días después, el hijo del granjero se quedó sorprendido al ver a dos caballos pastando enfrente de la puerta del establo. Por lo visto, el animal había regresado en compañía de otro, de aspecto fiero y salvaje. Cuando los vecinos se enteraron de lo que había sucedido, no tardaron demasiado en volver a la casa del granjero. Sonrientes y contentos, le comentaron: "¡Qué buena suerte habéis tenido. No solo habéis recuperado a vuestro caballo, sino que ahora, además, poseéis uno nuevo!". Y el hombre, tranquilo y sereno, les contestó: "Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?".
Solo veinticuatro horas más tarde, padre e hijo salieron a cabalgar juntos. De pronto, el caballo de aspecto fiero y salvaje empezó a dar saltos, provocando que el chaval se cayera al suelo. Y lo hizo de tal manera que se rompió las dos piernas. Al enterarse del incidente, la gente del pueblo fue corriendo a visitar al granjero. Y una vez en su casa, de nuevo con el rostro triste y apenado, le dijeron: "¡Qué mala suerte habéis tenido. El nuevo caballo está gafado y maldito. Pobrecillo tu hijo, que no va a poder caminar durante unos cuantos meses!". Y el hombre, sin perder la compostura, volvió a responderles: "Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?".
Tres semanas después, el país entró en guerra. Y todos los jóvenes de la aldea fueron obligados a alistarse. Todos, salvo el hijo del granjero, que al haberse roto las dos piernas debía permanecer reposando en cama. Por este motivo, los habitantes del pueblo acudieron en masa a casa del granjero. Y una vez más le dijeron: "¡Qué buena suerte habéis tenido. Si no se os hubiera escapado vuestro caballo, no habríais encontrado al otro caballo salvaje. Y si no fuera por este, tu hijo ahora no estaría herido. Es increíble lo afortunados que sois. Al haberse roto las dos piernas, tu muchacho se ha librado de ir a la guerra!". Y el hombre, completamente tranquilo y sereno, les contestó: "Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?".
LOS PROCESOS VITALES
"La vida nos manda regalos envueltos en problemas" (Juan Carlos de Pedro)
Cada vez más seres humanos estamos descubriendo que lo mejor que podemos hacer por la sociedad es estar en paz con nosotros mismos. Porque cuando cultivamos la serenidad en nuestro interior desarrollamos la ecuanimidad, una cualidad muy útil para dejar de sufrir, luchar y entrar en conflicto con los demás y nuestras circunstancias. En esencia, la ecuanimidad consiste en ver la realidad como es, y no como nos gustaría que fuese. Así es como poco a poco dejamos de etiquetar las cosas como blancas o negras, y empezamos a mirarlas con más objetividad y neutralidad, percibiendo la infinidad de matices grises que existen entre uno y otro extremo.
En este sentido, que nuestro amigo sea impuntual no es un problema. Es solo un proceso. Que nos despidan del trabajo tampoco es un problema. Es un proceso. Y lo mismo ocurre cuando nos deja nuestro compañero sentimental. También es un proceso. Ni siquiera el hecho de que muera un ser querido es un problema. Por más que nos victimicemos y suframos al afrontar este tipo de situaciones, ninguna de ellas es un problema. Todas son procesos. Y estos no tienen solución, solo un comienzo y un final.
¿Qué sabemos acerca de las cosas que nos pasan? Lo que hoy determinamos que es malo, mañana puede convertirse en algo bueno. Y viceversa: lo que hoy valoramos como bueno, mañana puede derivar en algo malo. Quizá nuestro amigo ha de llegar tarde muchas veces para comprobar por sí mismo que esta conducta acarrea consecuencias perjudiciales en su red de relaciones. Y en base a esta comprensión decidir disciplinarse, entrenando así el respeto para con los demás. Quizá hemos de pasar por la experiencia del paro para reflexionar acerca del rumbo que había tomado nuestra vida laboral. Quizá hemos de vivir una ruptura sentimental para verificar que somos excesivamente dependientes. Y por consiguiente, aprender a amarnos más a nosotros mismos para ser más independientes emocionalmente.
Por más doloroso que resulte, la muerte de un ser querido nos hace despertar, llevándonos a valorar más la vida y todo lo que en ella acontece. Hasta que no nos sucede alguna experiencia verdaderamente adversa y desfavorable, en general no abandonamos nuestra zona de comodidad. Esta es la esencia de la resiliencia, la capacidad de aprovechar circunstancias adversas para madurar.
De ahí que haya seres humanos que -al haberse responsabilizado en descubrir el aprendizaje oculto e inherente a cualquier experiencia- miren hacia atrás y solo tengan palabras y sentimientos de agradecimiento. Porque, quién sabe, quizá han sido precisamente estas situaciones complicadas y desfavorables las que nos han llevado a adentrarnos en un proceso existencial que nos ha permitido convertirnos en quienes estábamos destinados a ser.

¿PODEMOS BUSCAR UN SENTIDO EXISTENCIAL?




Podemos romper nuestro aislamiento, a través,

de la reinvención del ALMA.

Así la razón devivir toma dimensiones trascendentales

hacia los caminos del diálogo.

La Emancipación se manifiesta en todas las comunidades de amor de manera sincera y generosa.

El dolor y la angustia son eclipsados dejando paso a un glorioso existir.

Así nacemos para un nuevo sentido de vida.


A menudo banalizamos estas cuestiones cuando estamos inmersos

o bien en la ignorancia de la juventud o bien en el "ruido" del éxito mercantil.

Si uno se plantea explícitamente o si se ve empujado hacia situaciones límite, las respuestas a la pregunta pueden estar cargadas de emociones extremas: sí, ¿qué sentido tiene todo?; ¿por qué, con qué objeto, para qué? No lo sé....

Naturalmente, también existen cínicos, hoy incluso entre los jóvenes, que no vacilan en pronunciar frases como: "se mire por donde se mire, todo está corrompido en la política, la ciencia y la sociedad, todo está hecho trizas y carece de sentido.

En tales casos, a veces me gustaría replicar con la pregunta: "¿En serio? ¿De verdad todo está como dices? ¿No será que esta realidad sólo se te antoja así porque la miras con tales ojos?.

¿Acaso no veo una relación de amor o de negocios de modo distinto cuando marcha bien que cuando está en crisis? ¿Y no experimentan las personas la quiebra de un negocio o un despido laboral de forma totalmente distinta según sean ellas mismas las afectadas o lean divertidas lo que a los demás les sucede.

Fuente: Kung

LA PÉRDIDA DE SENTIDO, La pérdida de tu identidad





Comprendo, que en determinadas situaciones difíciles, las personas cuestionen todo, absolutamente todo:

¿"qué significado tiene "todo esto"?

¿"qué es lo que todavía le da orientación o sentido a mi vida en concreto"?

Se trata, sin embargo, de preguntas que uno, por regla general,

pone entre paréntesis, aparta, en el ajetreo diario, en el que

bastante tiene con ir arreglándoselas.

Nada ni nadie puede obligar a una persona a preguntarse por

el sentido de la vida.

La persona puede cerrarse sin más a esta pregunta. Incluso muchos

manifiestan "Mi vida es su propia finalidad" "no hay más".

Aunque, nosotros nos planteamos ¿no es una respuesta demasiado,

simpla, plana, banal?

¿Debo decir a las innumerables personas que se hallan inmersas en una crisis existencial difícilmente superable y desesperan de la vida que han de ver la finalidad de la existencia en la existencia misma?

Algo así es, desde luego, más fácil afirmar cuando, al echar

la vista atrás podemos llegar a la conclusión de que,

con todos sus éxitos y fracasos, he tenido una buena vida.

Y por supuesto, ningún poder del mundo está en situación de "prescribir"semejante sentido.

Pero ¿que hay de las dificultades de quienes no disfrutan de

una vida buena y de auqellos que también piensan en una buena muerte?

¿No habría que reflexionar al respecto con mayor profundidad, máxime si a uno le resulta más sencillo

ver en sus tareas el "centro de la vida" que "la finalidad de la vida"

¿TRATO O TRUCO?c





¡¡¡POR DONDE ANDA TU COMODIDAD!!!!
¿quieres salir de tu LEONERA?
¿TRATO TRUCO?
"NO TENER HOGAR ES MUCHO MÁS QUE NO TENER TECHO"
...."Quede claro a todos que, mientras haya dominadores que opriman a los dominados, instituciones que aplasten a las personas y un poder que sofoque el derecho, no habrá más remedio que recomendar una actitud de resistencia que, dentro de lo posible, se ejerza sin violencia"....
Hans Küng "Ética mundial en América Latina"