TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¿HACIA EL TRIUNFO DEL ESFUERZO?




“El objeto de la clase política es la felicidad de la Nación; puesto que el fin de la sociedad no es otro que el bienestar de los individuos que la componen”

No tener trabajo
Infinidad de veces me he preguntado si, la carencia de trabajo, es ajena al trabajador y obedece a la casualidad. Con el tiempo, he llegado a la conclusión que responde a una programación del “PLAN DE CARRERA
Los trabajadores, con mayor o menor cualificación, han” de sustituir la tertulia en el bar o peluquería con la implantación de su “hoja de ruta” que le guie en el desarrollo de su presencia dentro del mercado laboral. Esta actividad no es aconsejable contemple simplemente alcanzar un “salario” para tener presencia en el mercado de consumo; debe tratar, también, de nuestro esfuerzo para adaptarse a los tiempos.
Así nosotros mismos o con ayuda de un coach debemos analizar aquello que denominamos “futuro profesional” que esté en armonía con un desarrollo personal adaptado a los tiempos. Todo ello adaptado referido tanto a la preparación como a la vigencia de la ocupación; reconvirtiéndonos si es preciso.
Al igual que la salud, la ocupación debe atenderse permanentemente y adaptarse a los tiempos. Demasiados obvian este precepto que, con mayor rapidez de lo deseado dejan su futuro al aire. Se olvidan de competir –la economía de mercado es competición- y rápido llega la realidad: ESTAMOS FUERA DEL MERCADO por dejadez.
No sirven excusas domésticas pues la evolución no entiende otra cosa que el compromiso y el esfuerzo.
Analizamos nuestra CAUSALIDAD regida por modelos mentales algo caducados y encaminémonos hacia el triunfo de la voluntad. 

"HAY QUE DEJAR EL PESIMISMO PARA TIEMPOS MEJORES, Y EL OPTIMISMO, PARA LOS PEORES"




Atentos a las nuevas oportunidades
FRANCESC MIRALLES 

Resignarse a lo conocido y no atreverse a poner en marcha los sueños limita nuestras posibilidades. Hasta en tiempos de crisis hay oportunidades a las que tenemos que abrirnos para dar un giro a nuestras vidas.
La vuelta al trabajo, tras un verano lleno de alarmas económicas, hace que muchas personas se reincorporen a la rutina resignadas a reprender su vida en el mismo punto donde la dejaron. Esta inercia de lo cotidiano nos hace olvidar que cada ser humano tiene ante sí un amplio abanico de caminos, aunque creamos encontrarnos en un carril de sentido único.
"Nos sentimos tan agobiados por las obligaciones, que nos aferramos a lo que tenemos sin contemplar otras alternativas"
"Para poder ver las oportunidades hay que dejar de pensar en clave de limitaciones para hacerlo en clave de posibilidades"
Un célebre poema de Robert Frost habla de un caminante que debe tomar una decisión: "En un bosque se bifurcaban dos senderos, y yo... Yo tomé el menos transitado. Esto marcó toda la diferencia." A la mayoría de las personas nos aguardan, no dos caminos, sino un mar de opciones. En el momento en que tomamos conciencia de ellas, la apatía y el conformismo dejan paso a la libertad de elegir lo que queremos ser y hacer, siempre dentro de nuestras posibilidades, que son muchas más de las que suponemos.
Este artículo aborda la ciencia de las posibilidades. Para ello hablaremos de personas que supieron ver algo diferente tras el muro del cansancio y el determinismo. Empezaremos con el caso de dos escritores norteamericanos muy diferentes entre sí: uno es el rey del best seller de consumo rápido; el otro, un firme candidato al Premio Nobel.
Pocos lectores saben que Dan Brown, antes de escribir novelas como El código Da Vinci, era músico -grabó tres discos que pasaron desapercibidos- y profesor de idiomas en un instituto. Se hallaba de vacaciones con su esposa en un hotel de Tahití cuando observó que alguien había olvidado un libro en una tumbona. Se trataba de The Doomsday conspiracy, de Sidney Sheldon. Por curiosidad leyó la primera página y, sin pretenderlo, se tragó aquel thriller de cabo a rabo. Cuando lo terminó, de repente pensó que le apetecía escribir una historia así.
Al regresar a casa empezó a redactar su primer libro sin imaginar que, en solo unos años, sería el escritor más rico del mundo. Nada de esto habría sucedido si Brown no hubiera recogido esa novela que albergaba una nueva y excitante posibilidad.
En el otro extremo, el exquisito Don DeLillo tampoco se había propuesto ser novelista. Quien escribiría obras como Ruido de fondo o Americana procedía de una familia muy humilde, así que se empleó como guardia de seguridad en un parking para poder viajar. Obligado a matar las horas de algún modo, empezó a devorar los clásicos de la narrativa norteamericana. Después de mucho leer decidió que tenía que ser escritor, y se puso a la tarea. El aburrimiento del parking se convertiría en su gran oportunidad.
La vida de cada persona está llena de oportunidades que pasamos por alto, a diferencia de los dos casos que acabamos de ver. Nos sentimos tan agobiados por nuestras obligaciones y miedos, que nos aferramos a lo que tenemos sin contemplar otras alternativas. Incluso en tiempos de profunda crisis como los actuales, las oportunidades bullen en la olla de lo cotidiano a la espera de ser descubiertas. Para poder verlas hay que dejar de pensar en clave de limitaciones para empezar a pensar en clave de posibilidades.
La escuela de la dificultad
"Hay que dejar el pesimismo para tiempos mejores, y el optimismo, para los peores" (Pere Casaldáliga)

"No hay nada nuevo en los libros de autoayuda.Lo que nos falta es practicarlo" "Debemos estar atentos a nuestras sensaciones, emociones y pensamientos, y cuando se curven, aplicar la teoría que ya sabemos"




"Jamás se ha emborrachado
nadie a base de comprender intelectualmente la palabra
vino" (Anthony de Mello)
La espalda debe mantenerse recta; si estamos sentados, debemos apoyarla bien en el respaldo. Todos los sabemos, ¿pero lo hacemos? Quizá nos proponemos hacerlo, pero es difícil porque no nos damos cuenta y la curvamos. Con nuestros pensamientos y nuestras conductas pasa exactamente lo mismo. Sabemos que no tenemos que ser pesimistas, que tenemos que contar hasta diez en algunas situaciones, que... pero nos cuesta. Parece que nuestra actitud, nuestros pensamientos, también se tuercen como la espalda. Es difícil rectificar las actitudes porque no nos damos cuenta y van a su aire. Debemos, pues, aprender a observarnos en todo momento, debemos estar atentos constantemente a nuestras sensaciones, emociones y pensamientos. Y cuando se curven, aplicar la teoría que ya sabemos.
Tenemos claro que si queremos adelgazar, tenemos que hacer el esfuerzo de seguir un régimen; que si queremos estar más en forma, es necesario practicar ejercicio físico; pues si queremos crecer a nivel personal, no basta solo con leer o reflexionar, también debemos esforzarnos y practicar. Una de las preguntas más usuales a las que nos enfrentamos los psicólogos y más difícil de responder es: "¿cómo lo hago?, ¿cómo hago para aplicar la teoría que ya me sé?". Por ejemplo, alguien te comenta: "Ya sé que tengo que ser más positivo, pero ¿cómo lo hago?". No hay una clave universal. Normalmente cada persona encuentra su propia herramienta íntima e intransferible. Y esas estrategias personales se hallan practicando. Estamos llenos de automatismos, así que si por ejemplo leemos un libro de autoayuda, aunque hayamos reflexionado mucho, lo cerraremos y seguiremos con los automatismos. Solo con esfuerzo y práctica se cambian. El primer paso, sin duda, es la autoobservación. Las lúcidas palabras de Anthony de Mello nos animan a ello: "Emplea horas enteras simplemente en observar tus ideas, tus hábitos, tus apegos y tus miedos, sin emitir juicio ni condena de ningún tipo. Limítate a mirarlos y se derrumbarán".
En este suplemento, en abril apareció una carta de María Dolores Ribes titulada Mejor con psicología que decía así: "Quería expresar mediante este correo que si todas las personas que leemos esta revista, que es una de las mejores, hiciéramos un poco más de hincapié en la parte de psicología, nos iría mejor la vida...". La carta me encantó, como supongo también gustó a todos mis compañeros de esta sección. Me gustaría matizarla diciendo que "hacer hincapié en la parte de psicología" no significa solo leer estos artículos, sino también practicar sus mensajes.

MENTE VERSUS CONCIENCIA ¿POR DONDE ANDA LA PRIORIDAD?




EL FINAL DEL ANÁLISIS

Quiero que saborees la diferencia entre análisis y conciencia. O la simple información, por un lado, y el entendimiento, por el otro. La información no es entendimiento; el análisis no es conciencia, el conocimiento no es conciencia.
Supón que entro aquí con una serpiente subiéndome por el brazo y te digo: “Ves la serpiente que sube por mi brazo? Acabo de consultar una enciclopedia antes de venir a la sesión y he descubierto que es una víbora. Si me mordiera, moriría en medio minuto. ¿Te importaría sugerirme amablemente modos de librarme de esta criatura que está reptando por mi brazo?” ¿Quién habla así? Tengo información, pero no tengo conciencia.
O digamos que estoy destruyendo mi vida con el alcohol. “Describe amablemente medios por los que podría librarme de esta adicción”. Una persona que hable así no tiene conciencia. Sabe que se está destruyendo a sí misma, pero no es consciente de ello. Si fuera consciente de ello, abandonaría la adicción en ese mismo momento. Si yo fuera consciente de qué es la serpiente, la arrojaría lejos; sería arrojada a través de mí. De esto es de lo que estoy hablando, de este tipo de cambio es de lo que estoy hablando. Tú no te cambias a ti mismo; no es que yo me cambie a mí mismo. El cambio tiene lugar a través de ti, en ti. Ésta es la manera más adecuada de expresarlo. Ves que el cambio tiene lugar en ti, a través de ti; ocurre en tu conciencia. Tú no lo haces. Cuando lo haces tú, es mala señal; no durará. Y si dura, que la Emancipación se apiade de las personas con las que están viviendo, porque te vas a volver muy rígido. Es imposible convivir con las personas que cambian basándose en el auto odio y la auto insatisfacción. “Si quieres ser mártir, cásate con un santo”.
Pero si en la conciencia conservas tu suavidad, tu sutileza, tu delicadeza, tu apertura, tu flexibilidad, y no empujas, el cambio ocurre. NO INFORMACIÓN, SINO CONCIENCIA.
Debemos saborear y sentir la verdad: no conocerla, sino saborearla y sentirla, tener la sensación de ella. Cuando le sientes de esta manera, cambias. Cuando sólo la conoces en tu mente, no cambias. 
Mello

SIN ASUMIR RIESGOS, NADA CAMBIARÁ




"Sin entendimiento no
habrá confianza. Sin asumir riesgos, nada cambiará"

Ante los cambios, observemos nuestras respuestas. Si nos resistimos a aceptar el cambio es por nuestros miedos. Podemos aferrarnos a nuestro estilo de vida, a nuestros privilegios, a las ocho pes (posición, poder, propiedad, paga, privilegios, prestigio, persona y puesto), que son como un río en constante movimiento. Vienen y se van y luego aparecen otras que también se irán. Si intentamos detener el fluir del río, creamos una presa, se estanca el agua y provoca una presión que se va acumulando en nuestro interior. Vivimos bajo la presión del tiempo, de las fechas límite, de lo que hay que hacer, pero, sobre todo, la presión que nos provoca el miedo a lo que pueda ocurrir.
Ante esta dinámica del comportamiento humano necesitamos confianza, creatividad y coraje. Ir hacia el interior, saber reflexionar y dejar de buscar culpables fuera. Aunque los hay, podemos asumir la responsabilidad para con nosotros.
Una labor importante a desarrollar por los líderes organizativos es generar culturas en las que los miembros puedan explorar, experimentar, ampliar sus capacidades, improvisar y adelantarse a las necesidades de los clientes antes de que las formulen. A estas culturas se les denomina con frecuencia "culturas de aprendizaje apreciativo". El esfuerzo de innovación exige un tipo de aprendizaje diferente que no sea un mero adaptarse a los retos y resolver problemas.
Este tipo de aprendizaje se centra en imaginar posibilidades e idear nuevas formas de mirar el mundo. La innovación exige estar dispuesto a pensar de forma alternativa. Conlleva un enfoque apreciativo, la habilidad de vislumbrar posibilidades radicales y la disposición para ir más allá de los límites de los problemas. Este enfoque se potencia con la indagación apreciativa, un método de intervención en las comunidades, organizaciones y grupos para descubrir en acción lo que les da vida, su núcleo positivo, sus fortalezas y las aspiraciones colectivas y para diseñar e innovar lo que les dará más vitalidad, mejorando la comunicación mediante los diálogos apreciativos.
La Madre Teresa de Calcuta se dirigió así a un grupo de directivos en un congreso internacional de managements sobre la arquitectura del cambio en San Francisco: "¿Queréis que haya cambio? ¿Queréis que vuestra gente cambie? ¿Les conocéis? ¿Les amáis? Si no conocéis profundamente a vuestra gente no habrá entendimiento entre vosotros, y sin entendimiento no habrá confianza. ¿Amáis a vuestra gente? ¿Hay amor en lo que hacéis? Si no hay amor en vosotros no habrá poder ni fortaleza en vuestra gente. Si no hay fortaleza no hay pasión. Sin fortaleza ni pasión nadie se arriesgará. Y sin asumir riesgos nada cambiará".
Para conocer a nuestra gente tenemos que conocernos a nosotros mismos. Para tener una buena relación con los demás hemos de tener una buena relación con nosotros mismos.
Cuando lideramos desde la confianza abrimos e impulsamos la creatividad y la innovación. Innovamos utilizando nuestra capacidad de imaginar nuevas posibilidades y de generar nuevas propuestas ante estímulos familiares. Creamos espacios de confianza permitiendo que las personas asuman riesgos, que no tengan miedo a equivocarse, que se atrevan a tener iniciativa sabiendo que serán apoyados. Cuando logramos liderar nuestra vida así, inspiramos un movimiento creativo y transformador a nuestro alrededor y en los demás.
al servicio de la humanidad

EL SILENCIO ES EL ÚNICO AMIGO QUE JAMÁS TRAICIONA




"Confiar en todos es insensato, pero no confiar en nadie es neurótica torpeza"
(Juvenal)
Para gestionar eficazmente la confianza podemos imaginar que somos una cebolla: tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamos y, por tanto, cuán desnudos o protegidos nos quedamos. Si percibimos una situación hostil, nos quedaremos con todas las capas (incluida la reseca piel externa) y estaremos protegidos, aunque así nadie será capaz de acceder a nuestro corazón. Por el contrario, si percibimos una situación de complicidad, podemos quitarnos todas las capas y dejar nuestro corazón al descubierto, absolutamente accesible a los demás.En condiciones normales, es tan disfuncional no desprendernos ni tan siquiera de la piel externa y permanecer protegidos por todas las capas como desnudarnos hasta el corazón quedando expuestos sin protección alguna. Es tan malo no abrirse en absoluto poniendo una barrera insalvable a la confianza como darla por completo y sin prevenciones exponiéndonos a su abuso por parte de los demás.Hacer de la confianza una virtud para la comunicación y para las relaciones consiste en decidir en cada entorno cuántas capas nos quitamos y con cuántas nos quedamos. Como individuos, hemos de ser capaces de quitárnoslas todas si así lo deseamos. Pero hemos de tener el suficiente criterio para saber en qué circunstancias es bueno que lo hagamos. No podemos entregar nuestra confianza como un cheque en blanco a aquellos que no la merecen.

"NO HAY MAYOR NEGOCIO QUE VENDER A GENTE DESESPERADA UN PRODUCTO QUE ASEGURA ELIMINAR LA DESESPERACIÓN"




La verdad sobre la autoayuda
BORJA VILASECA
¿Existen las varitas mágicas para dar un giro a nuestra vida? ¿Hay técnicas para lograr remedios o son una tomadura de pelo? Porque, al final, solo nosotros podemos aportar nuestras soluciones.
Aunque la mayoría de las personas no van hacia ninguna parte, es un milagro encontrarse con una que reconozca estar perdida". Estas palabras del filósofo José Ortega y Gasset (1883-1955) siguen vigentes en la actualidad. La gran mayoría de nosotros nos limitamos a sobrevivir. Trabajamos. Consumimos. Y tratamos de divertirnos todo lo que podemos. Pero en general no sabemos para qué vivimos. De ahí que muchos vaguemos por la vida como "boyas a la deriva".
"El triunfo de la autoayuda tiene mucho que ver con la pérdida progresiva de credibilidad de las instituciones religiosas"
"Es imprescindible que no nos creamos nada de lo que nos digan, incluyendo, por supuesto, la información que aparece en este artículo"
Y no es para menos. Desde que nacemos, la sociedad nos condiciona para convertirnos en empleados y consumidores, de manera que perpetuemos el funcionamiento económico del sistema. Tanto es así, que hemos sido adoctrinados para buscar nuestro bienestar fuera de nosotros mismos. Prueba de ello es que confundimos la verdadera felicidad con sucedáneos como el placer, la satisfacción o la euforia temporal que nos proporcionan el consumo de bienes materiales, los triunfos profesionales o el entretenimiento. Y debido a nuestra falta de autoestima y de confianza en nosotros mismos, a menudo construimos un estilo de vida de segunda mano, prefabricado.
Frente a este escenario socioeconómico, la crisis existencial es casi inevitable. En esencia, consiste en reconocer que nuestra forma de pensar y de comprender la vida es limitada y errónea. Y en consecuencia, iniciar un proceso de cambio y evolución personal, buscando una nueva manera de relacionarnos con nosotros mismos y con nuestras circunstancias. Así es como aprendemos a seguir los dictados de nuestra conciencia y de nuestra intuición, desarrollando nuevas competencias emocionales que nos permitan obtener resultados de mayor satisfacción.
EL NEGOCIO DE LA AUTOAYUDA
"No hay mayor negocio que vender a gente desesperada un producto que asegura eliminar la desesperación" (Aldous Huxley)

UNA DE LAS ALEGRÍAS DE LA AMISTAD ES SABER EN QUIÉN CONFIAR




Evitar los abusos de confianza

FERRAN RAMÓN-CORTÉS

Decimos algo a alguien y al día siguiente poco menos que aparece publicado en el tablón de anuncios de la empresa. ¿Cómo podemos gestionar la confianza? ¿Debemos darla a todos por igual? ¿Cómo evitar los abusos?Silvia salió a cenar con una compañera del despacho. Llevaban casi un año trabajando juntas, pero se conocían poco, y Silvia estaba convencida de que podían compartir mucho más de lo que compartían. Cenaron en un discreto restaurante que invitaba a la complicidad. Silvia, tratando de ahondar en su relación, se abrió enseguida a ella, explicándole su vida con todo lujo de detalles. Todo, a pesar de que su compañera no le correspondía en absoluto, ni se mostraba comunicativa.Tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamosTejer una relación de complicidad sin exponerse a abusos es un proceso lento que exige poner todos los sentidos Al día siguiente, al poco de llegar a la oficina empezó a percibir miradas de suspicacia por parte de sus compañeros. A mediodía, y gracias a la confesión de una secretaria, confirmó sus sospechas: lo que le había contado a su compañera la noche anterior había corrido por toda la empresa. La traición a su confianza estaba servida.
Un ingrediente esencial
"Una de las alegrías de la amistad es saber en quién confiar"(Alessandro Manzoni)

A MEDIDA QUE APRENDEMOS DE NUESTROS ERRORES, AVANZAMOS HACIA CONVERTIRNOS EN LA MEJOR VERSIÓN DE NOSOTROS MISMOS.




Muchos solemos estancarnos en alguna fase del aprendizaje, sin convertirnos en lo que podríamos llegar a ser
A medida que aprendemos de nuestros errores, avanzamos hacia convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos
Y entonces, ¿qué es mejor? ¿La oruga, la crisálida o la mariposa? No hay mejor ni peor. Simplemente son diferentes estadios en el camino de la evolución. Y por estadios nos referimos a "las etapas o fases que forman parte de cualquier proceso de desarrollo o transformación". Lo mismo sucede con la especie humana. Cada uno de nosotros se encuentra en un estadio evolutivo que no es ni mejor ni peor que el del resto de seres humanos.
Como las orugas, estamos llamados a seguir un proceso natural de evolución. Se realiza por medio del aprendizaje que podemos extraer de nuestras experiencias. Consciente o inconscientemente, todos avanzamos a nuestro propio ritmo y siguiendo nuestras propias pautas. Eso sí, muchos solemos quedarnos estancados en alguna fase de este camino de aprendizaje, sin convertirnos en quienes podríamos llegar a ser.

EL CONOCIMIENTO DE UNO MISMO FACILITA EL PROCESO DE PASAR DEL MIEDO AMOR,




"El hombre que abandona el orgullo de la posesión logra la paz suprema" (Bhagavad Gita)

El conocimiento de uno mismo facilita el proceso de pasar del miedo a una forma de amor más rica, tolerante y relajada. El amor emocional puede florecer en verdadero amor duradero a medida que el fuego inicial de las emociones se enfría y se sustituye por una percepción más sabia y madura.
Actualmente muchas relaciones son "de bolsillo". Sin compromiso, no duran ni aportan verdadera realización. Esta experiencia acaba siendo desgarradora y agotadora, dejándonos vacíos. Las relaciones son duraderas y enriquecedoras cuando cada uno tiene seguridad personal independiente de que el otro satisfaga o no sus expectativas.
Al cultivar la seguridad interior, uno puede rendirse al amor de otra persona, creando relaciones en las que sumamos y juntos somos mejores. Vivimos lo que afirma Sergio Sinay: "Solo se puede amar cuando se reconoce la singularidad, la cualidad única e irrepetible de la otra persona. Para eso hay que verla, valorarla, honrarla como individuo y escucharla". Haciéndolo dejamos de competir, criticar y tener celos. Pasamos a aceptar, cooperar, unir, valorar y apoyar. Somos cómplices en crear una realidad mejor para todos. No ocurre que uno toma energía y el otro se descarga y debilita. Se incorpora a la relación una energía pura.
Uno de los aspectos que nos impiden crear y vivir esta complicidad es el instinto primordial de proteger nuestro yo individual y ser nosotros mismos. Procuramos no sentirnos invadidos, molestados ni dominados por los demás. Para evitarlo es importante que conozcamos y conectemos con nuestro espacio interior. Cuando el espacio interno está cultivado, somos conscientes de que nadie puede quitarnos lo que somos; entonces podemos sentirnos cómodos entre la multitud y convivir sin miedo.
Para abrirse al amor hay que saber cómo vivir las situaciones y las relaciones sin permitir que determinen tu estado emocional y mental. Vivir sin que las circunstancias sean creadoras de malestar, estrés, sufrimiento, tristeza, frustración o rabia. Hay que ser dueño de tu mundo interior. Para conseguirlo le ayudarán los siguientes consejos:
• Dar un paso atrás y observar mejora la interpretación de los hechos.
• Aceptarse. Clave para iniciar cualquier cambio positivo. Apruébese y dese el visto bueno. Aunque tenga otras muchas áreas de confianza, al rechazarse hiere su autoestima. Esto le debilita.
• Aceptar al otro. Permitirle ser sin corazas y expresarse sin miedos. Tras una separación, la aceptación le facilita el camino para liberarse de la decepción y sufrir. El otro no ha sido como quería. La relación desencadena situaciones desagradables. Le ayudará dejar fluir sentimientos difíciles de afrontar: rechazo, inseguridad, envidia, rabia, miedo, desaprobación. Imagínese cómo se sentiría si no se resistiera a ellos. Pruébelo ahora. Sentirlos inicia el camino para aceptarlos y deshacerse de ellos. Si le cuesta soltarlos, quizá necesite perdonar. Si no perdonas, tu energía se dispersa. Tu mente y tu corazón están contaminados con el ruido interno. Perdone y perdónese.
• Reconcilie. Ante las diferencias y el conflicto, solemos tener actitudes defensivas de enfrentamiento. Discutimos, no dialogamos. Culpamos y atacamos, no nos responsabilizamos. Nos vinculamos con quienes defienden nuestros planteamientos de enfrentamiento. Ello nos separa y distancia más. El desencuentro se agrava. Reconciliar es construir puentes hacia la comprensión y el diálogo.
• Deje de ser marioneta del deseo. Javier Melloni afirma que cuando el deseo invade el alma y esta no lo puede contener, este se convierte en destructivo y devastador como el cáncer que devora todo lo que encuentra a su paso. Así se convierte en una dependencia que pasa a ser una adicción. Adicción al sexo, a la bebida, a los malos tratos, a la sumisión, a someter, al poder, al dinero... Entonces el deseo nos esclaviza. El deseo es el amo, y nosotros, sus sirvientes, nos esforzamos en satisfacerlo. Perdemos la soberanía interior. Somos sus marionetas. Para dejar de serlo ha de aceptar primero que lo es. Obsérvese con atención.
• Analice los patrones que se repiten en su día a día. Descubra para qué los mantiene y quizá le darán la clave del porqué sigue anclado en esa necesidad dependiente que le impide darse desde el amor, buscar recibir más que dar.
• Permanezca atento a la dirección que le marca su deseo esencial, lo que realmente anhela, diferenciándolo de sus deseos dependientes que le alejan de sus sueños. Permanecer en un estado de alerta y atención sin juzgar, condenar ni culpar, aceptando lo que es como es, le ayudará a tener claridad.
• Elija la calma. Aprenda a crear un espacio interior en el que encontrarla. En la calma se vincula con el silencio, con usted mismo, con Dios. Así es amigo de los demás, del universo. Al convertir su mente en amiga se encuentra en paz consigo. Su diálogo interior le da energía y vitalidad, le mantiene sereno, abierto al amor.
• Ámese. Con autoestima, uno se siente seguro, confía. Con las rupturas es frecuente que disminuya nuestra autoestima. El sufrimiento que se experimenta en las situaciones en que su pareja le abandona no solo procede de la pérdida del otro, sino también del rechazo. Se abre una herida profunda al desaparecer su valoración. No suponga que porque el otro le deje usted vale menos.
Recordemos el acuerdo que nos propone Miguel Ruiz: no haga suposiciones ni saque conclusiones precipitadamente porque al hacerlo creerá que lo supuesto es cierto y creará una realidad sobre ello no siempre positiva ni guiada por el amor. Tenga la valentía de preguntar, aclarar y expresar sus deseos. Comuníquese tan claro como pueda para evitar malentendidos y otros dramas. Con solo este acuerdo puede transformar su vida.

¿CONOCERTE A TÍ MISMO? ....¿UN PARAÍSO PERDIDO?





EN UN MUNDO GRAVÍSIMAMENTE ENFERMO

La historia ha traído novedades importantes, en este terreno, que visto en perspectiva histórica ha supuesto novedades importante, sin duda. Está naciendo un germen de una humanidad más preocupada por las víctimas y con mayor compasión hacia ellas aunque, mayormente solo se trata de una gran comedia.
No obstante la Humanidad se mueve y está sensibilizándose hacia la verdad y la justicia. La civilización del capital que produce enormes carencias tales como deshumanización de las personas, produce empobrecidos y excluidos, vencedores y vencidos. Esta sociedad del capital genera injusticia, crueldad y muerte donde 2.500 millones de personas sobreviven con menos de dos euros al día. Hablamos de globalización más en los EE.UU se construye un muro de 1.500 km contra la América Latina y en el sur de Europa se levantan vallas contra ÁFRICA.
Sin pestañear, persiste la locura y la desvergüenza en que convergen injusticia, crueldad, desprecio, agravio comparativo y, muchas veces, encubrimiento. El objetivo de la globalización es dominar a los demás, otro país, otro mundo…. La globalización no es otra cosa que occidentalización. Occidente quiere ser el centro del mundo.
Mientras el derecho a la propiedad se mantenga como absoluto e intocable, la economía está configurada estructuralmente por un dinamismo opresor, el ser humano será comprendido desde su capacidad para producir riqueza, y su derecho a poseerla y disfrutarla proseguirá y aun aumentará la opresión y, ciertamente la distancia entre unos y otros.
“Cuando juzguen nuestro tiempo las generaciones futuras nos tacharán de bárbaros, inhumanos y despiadados por nuestra enorme insensibilidad frente a los padecimientos de nuestros hermanos y hermanas” Ojo, ojo…. Bastaría con retirar apenas un 4% de las 225 mayores fortunas del mundo para dar comida, agua, salud, educación a toda la humanidad.
Jon sobrino

ANALFABETOS EMOCIONALES




Analfabetos emocionales
"Los elefantes son buena gente, pero son pesados" 
En verano, la mayoría de personas disponen de más tiempo y aguantan menos presión laboral, lo que facilita mirar a los demás de otra manera. En este artículo se presenta un método novedoso para capear los caracteres difíciles. Pero antes, ocupémonos de aquellos cuya única misión parece ser amargarnos la vida.
Hay personas que resultan cargantes debido a su temperamento, a su insistencia o a su falta de empatía. Son aquellas que se enfadan con facilidad o, por el contrario, nos hacen enfadar a menudo. Detrás de estos perfiles suele haber una carencia emocional o comunicativa; se comportan de este modo porque no han aprendido a hacerlo mejor.
Suelen ser individuos que no han cultivado su inteligencia emocional y, por tanto, les cuesta ponerse en el lugar de los otros para entender cuándo molestan o hieren a los demás. Como tienen un déficit de empatía, cuando logran irritar a su entorno no entienden sus reacciones y llegan a pensar que todo el mundo está en su contra.
Según el psicólogo Xavier Guix, incluso las personas más llevaderas tienen conductas pesadas en algún ámbito de su vida. Por ejemplo, alguien puede ser encantador en el seno de la empresa, pero exigente y desconfiado con su pareja, así como hay padres y madres ejemplares que se conducen de manera grosera con los que no son de su manada.
El feedback que recibimos de nuestro entorno es la mejor manera de educar nuestra empatía y evitar situaciones en las que molestamos a los demás. Incluso así, siempre habrá personas a las que no gustaremos, eso es inevitable, sobre todo cuando la persona con la que se trata es un analfabeto emocional.

¿POR QUÉ HAY PERSONAS TAN OBEDIENTES CONSIGO MISMAS?




Aprender a ser flexible

¿Por qué hay personas tan obedientes consigo mismas? ¿Por qué se autoimponen deberes y obligaciones inquebrantables? ¿Por qué no son capaces de romper con ello en según qué casos? Saber hacerlo nos hará más felices.
Mi amiga Angelines empieza el día ya cansada. Nada más sonar el despertador, su cabeza repasa todas y cada una de las obligaciones del día: horarios que cumplir, tareas profesionales y domésticas, viajes de los hijos de aquí para allá, encargos que le pidieron su marido y su madre, las llamadas de rigor a algunos familiares y las felicitaciones de cumpleaños de sus amigos (no ha fallado ni una vez en 25 años)... Su vida se convierte cada día en una prueba de obstáculos a superar. Al acostarse, resopla un poco como el que por fin llega a la meta, aunque le invade la duda de si lo hizo todo bien. Quisiera ser de otra manera, pero su mente rígida no lo permite.
"A muchas personas les cuestan horrores los cambios, no les gustan las sorpresas y prefieren una vida ordenada y repetitiva"
Muchas personas como Angelines han crecido con un sentido obediente de la existencia. Al contrario de los rebeldes, con o sin causa, han aprendido a acarrear con las expectativas de los demás que tan buenos dividendos afectivos les dieron en la infancia. Ahora, de mayores, un ejército de hombres y mujeres no saben cómo salir de esa condenada visión de la existencia en la que no pueden, o no se atreven, a transgredir sus propias obligaciones. Nacidas en el crisol de una cultura judeocristiana, muy dada a la exhortación del sacrificio, se convierten en cumplidoras y, para colmo, perfeccionistas. Nada les sabe tan mal como defraudar a los demás, tenerles que decir que no pueden, desobedecer a la autoridad, equivocarse en un examen o ser pilladas en un renuncio cuando son el ejemplo perfecto de la virtud y el control.

"COMO EN GENERAL HUIMOS DE NOSOTROS MISMOS, LO MÁS COMÚN ES ENCONTRARNOS CON PERSONAS QUE NO VAN HACIA NINGUNA PARTE"





“Sé obediente. Estudia, trabaja, cásate, ten hijos, hipotécate, mira la tele, compra muchas cosas. Y sobre todo, no cuestiones jamás lo que te han dicho que tienes que hacer.”

Al obedecer las directrices determinadas por la mayoría, hacemos todo lo posible para no salirnos del camino trillado, rechazando sistemáticamente ideas nuevas. No nos gusta cambiar porque a menudo lo hemos hecho cuando no nos ha quedado más remedio. Por eso lo solemos asociar con la frustración y el fracaso. Tanto es así, que existen siete mecanismos de defensa cuya función es garantizar la parálisis psicológica de la sociedad. EL primer mecanismo de defensa es el miedo, el más utilizado por el statu quo como elemento de control social. Cuanto más temores e inseguridad experimentamos los individuos, más deseamos que nos protejan el Estado y las instituciones que lo sustentan. Basta con bombardear a la población con noticias y mensajes con una profunda carga negativa y pesimista.
Enseguida aparece en escena el autoengaño, es decir, mentirnos a nosotros mismos, sin que nos demos cuenta para no tener que enfrentarnos a los temores e inseguridades inherentes a cualquier proceso de transformación. Para lograrlo basta con mirar constantemente hacia otro lado. Como dijo Goethe: “nadie es más esclavo que quien falsamente cree ser libre”.
Por esa razón, el autoengaño suele dar lugar a la narcotización. Y aquí todo depende de los gustos, preferencias y adicciones de cada uno. Lo cierto es que la sociedad contemporánea promueve infinitas formas de entretenimiento que nos permite evadirnos las 24 horas del día. Dado que en general huimos permanentemente de nosotros mismos, lo más es encontrarnos con personas que no van hacia ninguna parte. Con el tiempo, esta falta de propósito y de sentido suele generar la aparición de la resignación. Cansados físicamente y agotados mentalmente, decidimos conformarnos, sentenciando en nuestro fuero interno que “la vida que llevamos es la única posible”. Asumimos definitivamente el papel de víctimas frente a nuestras circunstancias.
En caso de sentirnos cuestionados solemos defendernos impulsivamente por medio de la ARROGANCIA, muchas veces disfrazada de escepticismo. Esta es la razón por la que solemos ponernos a la defensiva frente a aquellas personas que piensan distinto. Al mostrarnos soberbios e incluso prepotentes, intentamos preservar nuestra rígida identidad.
Si seguimos posponiendo lo inevitable, la arrogancia suele mutar hasta convertirse en cinismo. Sobre todo tal y como se entiende hoy día. Es, decir, como la máscara con la que ocultamos nuestras frustraciones y desilusiones, y bajo la que nos protegemos de la insatisfacción que nos causa llevar una vida de segunda mano, completamente prefabricada. Tal es la falsedad de los cínicos, que suelen afirmar que “no creen en nada”, poniendo de manifiesto que en realidad no creen en sí mismos.
El séptimo mecanismo de defensa es la pereza. Y aquí no nos referimos a la definición actual, sino al significado original. La palabra pereza procede del griego acedia, que quiere decir “tristeza de ánimo de quien no hace con su vida aquello que intuye o sabe que podría realizar”.
En fin, nadie dijo que fuera fácil, pero para empezar a cambiar solo hay que dar un primer paso.

NO OLVIDEMOS LA "ALHARACA"





Sólo utópica Y esperanzadamente uno puede creer y tener ánimos para intentar con todos los pobres y oprimidos del mundo revertir la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección….. Lo que en otra ocasión he llamado el análisis coprohistórico, es decir, el estudio de las heces de nuestra civilización, parece mostrar que esta civilización está gravemente enferma y que, para evitar un desenlace fatídico y fatal, es necesario intentar cambiarla desde dentro de sí misma.
Ignacio Ellacuria

Esa civilización gravemente enferma es la civilización del capital, la civilización de la riqueza. Ésta hace de “la acumulación del capital el motor de la historia y de su posesión y disfrute el principio de humanización”. No ha ofrecido solución adecuada a las carencias y necesidades básicas de la mayoría del planeta ni ha propiciado una civilización humana y fraterna. La conclusión es clara: “en un mundo configurado pecaminosamente por el dinamismo capital/riqueza es menester suscitar un dinamismo diferente que lo supere.
El dinamismo es el que surge de una civilización del trabajo, a la que llamó también una civilización de la pobreza fundada en un humanismo materialista, transformado por la luz y la inspiración en la emancipación del individuo. La satisfacción y el acrecentamiento de la solidaridad compartida como el fundamento de la humanización.
Los males que hay que superar son evidentes: la pobreza, el endurecimiento de la explotación, la escandalosa distancia entre ricos y pobres, la destrucción ecológica, y también la perversión de logros como la democracia, la ideologización y manipulación de los derechos humanos. Poniendo el acento en la vigilancia  sobre el deterioro, la degeneración y la prostitución del espíritu, en suma la deshumanización.
“PROVOCAR UNA CONCIENCIA COLECTIVA DE CAMBIOS SUSTANCIALES….y CREAR MODELOS ECONÓMICOS, POLÍTICOS Y CULTURALES HAGAN POSIBLE UNA CIVILIZACIÓN DEL TRABAJO COMO SUSTITUTIVA DE UNA CIVILIZACIÓN DEL CAPITAL”
PARA SANAR UNA HISTORIA GRAVEMENTE ENFERMA SE NECESITA, DE ALGUNA FORMA, EL APORTE DE POBRES Y VÍCTIMAS
Jon Sobrino

"NO OS MOVÁIS, CONOZCO LA SALIDA"




Vencer el Pánico escénico

Para algunos, el pánico se ha quedado instalado en su interior para siempre, haciendo de cada ocasión en la que se han de dirigir al público una amarga experiencia.
El pánico escénico se puede trabajar, no tenemos por qué aceptarlo como un “mal inevitable”, y para ello nos será de utilidad distinguir entre distintos tipos de miedo escénico, que tienen distintas raíces y, por tanto, distinto abordaje.
Hay un pánico escénico natural, inevitable hasta cierto punto, que es aquel que sentimos en el instante en que nos nombran para que tomemos la palabra. Procede del hecho de que nuestro organismo, cuando tienen que abordar una situación compleja, se pone en alerta liberando adrenalina al torrente sanguíneo. Pero la adrenalina, además de poner nuestros sentidos en alerta, lo que hace es generarnos taquicardias, sudoración y otras manifestaciones de inquietud, que nos impiden empezar serenamente nuestra intervención.
La clave para que este pánico puntual no vaya a más está en entender que es un proceso natural, que dura muy poco tiempo, porque nuestro organismo enseguida se autorregula.  Pero si en el momento álgido en que sentimos estas manifestaciones físicas, empezamos a ponernos nerviosos y a sufrir, vamos aretroalimentar el proceso, provocando  una nueva liberación de adrenalina y haciendo que estemos sobreestimulados todo el tiempo y que tengamos pocas posibilidades de hacerlo bien.
Cuando sentimos la aceleración del pulso o cualquiera de las primeras manifestaciones de inquietud, tenemos un mensaje que darnos: “enseguida pasará”. Así es como logramos que nuestro organismo se autorregule y recupere la normalidad.
Hay otro tipo de pánico escénico que procede directamente del sabotaje de nuestra mente: ante una inminente intervención, si en vez de confiar en nuestra preparación y nuestras habilidades empezamos a pensar en cómo lo vamos lo vamos a hacer, entraremos en una espiral de pensamiento racional que acabará secuestrando nuestra mente y anulando nuestra habilidad natural para hacerlo bien y salir airosos.
La solución a todo ello no es otra que confiar en las capacidades ya entrenadas, en que sabemos hacerlo y podemos hacerlo. Y algo muy importante e imprescindible que se debe hacer durante los diez minutos previos: no pensar en absoluto en nuestra preparación.
Hay un tercer pánico escénico de base que podemos identificar porque ante la sola posibilidad de tener que hablar en público, sea dentro de tres días o de tres semanas, ya lo sentimos. No es un pánico del momento, sino que lo llevamos dentro.
Este pánico escénico procede generalmente de una mala experiencia: un día tuvimos que dirigirnos a los demás, oímos nuestro nombre, se nos aceleró el corazón, se nos secó la garganta y nos quedamos en blanco. Y esta secuencia se ha grabado en nuestro cerebro de forma indeleble de manera que es la rutina que ejecuta cada vez que tenemos que hacer una nueva intervención.
“LA CLAVE PARA QUE ESTE TERROR PUNTUAL NO VAYA A MÁS ESTÁ EN ENTENDER QUE ES UN PROCESO NATUAL QUE DURA POCO TIEMPO”

"DURANTE LA ESTACIÓN SECA HAY QUE HACERSE AMIGO DEL DUEÑO DE LA PIRAGUA"





Retornar a la sabiduría ancestral que ha pasado de una generación a otra es una brújula fiable para encontrar nuestro rumbo en tiempos revueltos.

Las ideas simples tienden a ser obvias porque tienen un toque de realidad. Pero, en general, la gente no se fía de sus instintos. Normalmente se cree que suele haber una respuesta oculta más compleja. Es un error. Lo que es obvio para usted es, generalmente, obvio para los demás. Veamos cuatro pautas para mantener el sentido común en nuestras vidas.
No juzgar a través del ego.   Si contemplamos los acontecimientos a través de nuestros prejuicios, opiniones e ideas preconcebidas, nos equivocaremos. Cuanto más objetiva sea nuestra visión, más realistas seremos.
HuIR DE LAS ILUSIONES.   Es inevitable desear que las cosas sucedan según nuestra conveniencia, pero la experiencia demuestra que muchos acontecimientos no están bajo nuestro control. La persona con sentido común “sintonizan con el rumbo que siguen las cosas”, es decir, fluye con ellas.
SABER ESCUCHAR.   La mayoría de acciones absurdas son las que se ejecutan de manera caprichosa y unilateral, sin contrastarlas. Para ello, puesto que el sentido común es la visión compartida por muchos, escuchar a los demás nos dará la justa medida de las cosas.
SER PRUDENTE.   Hay personas, acciones y situaciones que resultan engañosas a primera vista. Por eso el sentido común aconseja no precipitarnos. Un poco de tiempo puede ayudarnos a entender.

POBRES




La realidad quiere tomar la palabra.

La expresión “calidad de vida” no ha nacido en el mundo de los pobres, pues presupone la vida, mientras que los pobres no la dan por supuesto. En contraposición a la riqueza de los pobres puede surgir  humanidad, acogida, comunidad, arte, cultura, teología. Ello nos conduce a definir que sin poder no se mueve la historia y los pobres deben unirse.
Vivimos en un mundo de “LÁZAROS” donde más de 2.000 millones de humanos viven en la más absoluta pobreza para vergüenza del capitalismo emancipador. En un intento de síntesis, quizás podemos decir que pobres son los carentes y oprimidos, en lo que toca a lo básico de la vida material; son los que no tienen palabra ni libertad, es decir, dignidad; son los que no tienen nombre, es decir, existencia espiritual.
La misión del coaching laico es hacer de la Emancipación y dignificación de la pobreza su principio principal. Salvar al pobre de la muerte lenta en la pobreza que, a través de la exclusión social. Aquí, es este espacio de laicismo, la verdad se convierte en reparación y devuelve la dignidad a las víctimas convirtiéndose en liberador de la no-existencia.
Los miembros de la calle no tienen nombre ni tiempo, no existen y cada día crece su número. EL COACHING LAICO debe recuperar su voz a través de concienciarles del sacrificio básico que deben realidad para hacerse sentir. Existen como potencial humano y por tanto deben ser reales y no considerarlos un concepto de coste social. El humano y sus gobernantes deben procurar por la felicidad de todos. No por su exclusión.
La opción por los pobres hay que llevarla a cabo con un determinado talante. Dado el mundo de hoy, quisiera insistir en cuatro elementos.
1.-   La dialéctica.   Hoy se hace tanto hincapié en todo lo que sea diálogo, negociación, tolerancia, y se rehúye tanto todo lo que sea confrontación, que pareciera que los pobres hubieran caído del cielo y que los problemas quedarían resueltos por alguna mano invisible que quebraría el egoísmo de los poderosos y reblandecería la injusticia, la mentira y la violencia estructural. La opción por los pobres no exigiría dialéctica, tener en cuenta al opresor y enfrentarle, sobre todo es sus formas estructurales. Más bien se tiende a evitarlo. Partimos de la verdad que “en realidad la humanidad está dividida entre opresores y oprimidos dado que hay ricos porque hay pobres y hay pobres porque hay ricos”.
Hay que evitar y controlar al máximo violencias, por supuesto, pero una opción por los pobres que deje de ser dialéctica, que no sea una opción contra la opresión, no es la opción de la Emancipación, y, a la postre, deja al pobre a mercad del opresor.
2.-   La parcialidad. Insisto en ello porque falazmente, se quiere introyectar que “igualdad” – o, al menos, una des-igualdad no muy lacerante-, la universalidad suficientemente humana es posible, y éste sería el milagro que operaría la globalización neoliberal. La falacia de la metáfora es que “todos” caben en el globo, lo cual es  mentira manifiesta. Lo menciono para recalcar que si se busca salvación para los pobres de este mundo, éstos deben ser puestos, de modo explícito y activo, en el centro. Sin duda es una utopía que no se realizará, pero si ni siquiera se “piensan” así las cosas, no hay solución.
Insisto en ello porque tampoco en la democracia –aceptando sus valores y minimizando sus limitaciones, hipocresías, incluso crímenes el pobre está en el centro de la realidad, ni siquiera en el de sus utopías.
En su origen, hace dos siglos, los derechos humanos tenían a la vista a los freemen ingleses, a los hombres blancos de Virginia, a los burgueses franceses, pero no a todos, ni siquiera a los que convivían con ellos: campesinos ingleses o franceses, negros y esclavos norteamericanos, aunque en teoría no se les negase el carácter de “seres humanos”. En el centro estaba el ciudadano. Las cosas no han cambiado del todo. “Ya antes de nacer los humanos son desiguales”.
Y de ahí la necesidad de formular la tesis contraria y la necesidad de la parcialidad: “los derechos humanos son los derechos de los pobres”. La conclusión es que el coaching laico no sólo debe ayudar a los pobres, sino que debe ponerlos de modo consciente en el centro de la realidad, y no basta con recordar las bondades del bien común-
3.-   La inserción.   Con ello no me refiero a actitudes ascéticas de empobrecimiento y cercanía a los pobres, sino a algo más metafísico, si se requiere: la obsesión por lo “real”, en un mundo de pobres. El coaching laico debe aspirar a facilitar la Emancipación del SER adaptado a su época  haciendo el mundo de los pobres su propio mundo; dándole personalidad existencial y por supuesto no obviándolo. Que, en un mundo de pobreza como el actual no tenga que sentir vergüenza de ser como es y actuar como actúa.
4.-   La humildad.   Por mucho que el no-pobre quiera comprender al pobre, incluso si es para ayudarlo, permanece un abismo entre ambos. Ha quedado dicho el multitud de ocasiones: en la humanidad nos dividimos entre los que no dan la vida por supuesto, los pobres, y los que damos la vida por supuesto, los no pobres. Todo que sea hablar, pensar en ayudarlos tiene que llevar un serio de humildad, de no-saber. Y quizás ese no-saber pueda ser comprendido como un elemento constitutivo del “saber” el misterio. Ocurre con la Emancipación y ocurre con los pobres.
Y quizás en la aceptación de ese abismo, del no-saber que expresa y de la humildad, pueda encontrarse el fundamento más hondo de lo que hoy se da por aceptado: el derecho a la diferencia. Ésta se da en diversos ámbitos de la realidad, género, cultura, pero quizás la diferencia fundante está entre el dar o no dar la vida por supuesto.
JON SOBRINO


ALEGRÍA DE VIVIR




ALEGRÍA DE VIVIR.
La confianza en la vida es buena. La alegría de vivir es mejor aún. Así puede afirmarse con tal de que uno piense en la verdadera alegría y no en la “alegría por el mal ajeno”.
No existen drogas para lograr una vida feliz ni para perpetuar la alegría de vivir. La felicidad tampoco se puede acrecentar a discreción por medio de los ingresos económicos. Disponer de millones y millones de euros tranquiliza, pero no nos hace automáticamente felices. La avaricia, el querer tener siempre más, lleva –como muestra la actual crisis económica- a la fiebre especulativa y a catástrofes personales, a pérdidas multimillonarias y a la infelicidad en masa.
Determinante para la felicidad existencial no es la situación económica que uno vive, sino la actitud y la actividad intelectual. De hecho sí que existe algo así como la vida –relativamente- feliz: la felicidad no entendida como euforia, sino como estado de ánimo básico que resiste incluso las situaciones de infelicidad. ¡Estar conformes con la vida tal cual es, nos guste o no, sin contentarnos, no obstante, con cualquier cosa! No dejo de admirar a quienes, postrados en silla de ruedas, se me figuran a menudo más felices que muchas personas sanas. ¡Felices las personas que, a pesar de todo el esfuerzo del día a día, se sienten en paz consigo mismas, están satisfechas con la vida vivida y no han perdido la alegría de su corazón en medio de las constantes dificultades! En cualquier caso, el lema de nuestra sociedad obsesionada por las vivencias: “Lo más importante es que yo sea feliz”, no es mi máxima vital. El disfrute hedonista de la vida decepciona demasiado a menudo, y también el refinado vividor se ve inmerso antes o después en una situación en la que cesa la “la gracia” y se acaba todo placer. La alegría de vivir permanente no se refleja en la frase: “Soy feliz”, sino en esta otra: “Estoy en armonía –en paz- conmigo mismo, estoy contento. Lo cual no excluye ni la euforia ni el abatimiento.
Küng

SER




Dicen que “SER” es todo lo opuesto a la nada; es una sustancia temporal de materia y forma, las cuales están unidas inseparablemente en el tiempo.
 Presenta una potenciación por determinar que debemos incentivar individual y colectivamente, en contraposición con “tener” que simplemente nos otorga el usar como usufructuarios de una cosa.
Así:
Cada brote quiere su fruto y cada mañana su tarde; nada hay eterno sobre la tierra más que el cambio y la huida.
Hasta el verano más hermoso ventea el otoño y la decadencia. Detente, hoja paciente y tranquila, cuando el viento quiere arrebatarte.
Juega tu juego y no te defiendas, deja que tranquilamente ocurra. Deja que el viento que te arranca te lleve hasta casa.