TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



TEXTOS PARA EL ALMA 411

Compromiso 
El desierto fue diseñado por la Emancipación para mostrarle a las personas las tendencias del mal que está en sus corazones.
Para mí, también la vida será una serie de crisis, en medio de las cuales, mi compromiso será mucho más fuerte y sólido o lentamente se debilitara hasta ser consumido por la crisis.

Recuerda que sin compromiso no hay acción fértil.

ME OYES, PERO NO ME ESCUCHAS

Saber escuchar

“Me oyes, pero no me escuchas”. Hacerlo significa parar, prestar atención, quitar el piloto automático y abrirnos a aquello que va más allá de nuestras propias opiniones

¿Siente alguna vez que no le escuchan? Si es así, revísese. Puede ocurrir que el que siente que no es escuchado es porque no escucha a los demás. Quizá están prestando atención desde sus propios ruidos mentales y no están abiertos. En estos casos es bueno preparar el terreno de la conversación. Comunique lo importante que es para usted que le atiendan. Cree un espacio de positividad en el cual se sienta cómodo para abrirse y ayude a que el otro también se abra a escuchar. Si dice lo que piensa de cualquier manera, en cualquier lugar, posiblemente no esté teniendo en cuenta a su interlocutor. Cuando lo que buscamos comunicar es importante debemos preparar el momento y a la persona que queremos que nos escuche.
Nuestra mente está cargada de información y de pensamientos que van hacia todas direcciones. Seguramente atiende distintas voces: la de su rol, la de su responsabilidad, las de su pasado, la de la opinión de otras personas, la de sus deseos insatisfechos, la de su lógica racional, la voz de sus miedos y preocupaciones, y la de su intuición, su conciencia. Disponemos de diferentes canales por los que funciona nuestra mente. Pensamos en personas, en proyectos y trabajo, en lo que pasó o en lo que tendría que pasar, en el dinero, el coche, la reunión, el correo, el móvil, el fin de semana o las vacaciones. Saltamos de un canal a otro sin centrarnos. Estamos dispersos en muchos temas. A veces le hablan varias voces a la vez. ¿A cuál de ellas presta atención?
Cuando su mente está hablándole a todas horas, ¿qué calidad tendrá su escucha? ¿Puede silenciar su mente para prestar atención a su intuición y para escuchar al otro con total interés? Es decir, pendiente de sus gestos, sus sentimientos, su vibración, sus palabras, los sonidos que las acompañan, los contenidos de lo que narra, su expresión facial. Para lograrlo debe silenciar su mente y estar presente. ¿Cómo? Parando, respirando, tomándose un tiempo para desacelerar. Desconectar de los ruidos externos para tratar con los ruidos que hay en su interior, y hacer limpieza. Cada día. Al igual que saca la basura de su casa a diario, despréndase de la basura mental cada día.
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Desde lo que ya sabemos no obtendremos una conversación interesante
Así le será más fácil estar presente con su corazón abierto, para sentir y tener empatía; con su mente despejada, para incorporar nuevos datos y no juzgar ni suponer de antemano; con su cuerpo presente, para captar el lenguaje psicosomático del otro. Desde este estado podrá dar la mejor respuesta. A veces será una sonrisa, un silencio, unos ojos despiertos, y otras serán unas palabras llenas de sentido.
La naturaleza es sabia y nos hizo con dos orejas para ampliar nuestra capacidad de escucha. Pero ¿desde dónde escuchamos? Muchas veces lo hacemos desde nuestro piloto automático y con los hábitos adquiridos. Es decir, oímos solo aquello que confirma lo que ya sabemos y lo que creemos. Estamos centrados en nosotros mismos, y antes de que el otro termine la frase le decimos: “Sí, esto ya lo sé”. Estamos seguros de que entendemos al otro, y ni siquiera le dejamos que termine su narración. Limitamos nuestra escucha a aquello que confirma nuestras opiniones.
Otras veces logramos mantener la mente abierta a nuevos datos, y nuestra escucha se centra en obtener información diferente a la que ya tenemos. Pasamos de estar concentrados en nuestra voz interior a prestar atención a lo que se revela frente a nosotros. Nuestra curiosidad se amplía e indagamos para saber más. Logramos establecer una conversación que amplía nuestros conocimientos sobre alguna cuestión. Sin embargo, nuestra escucha puede aún ser más abierta cuando traspasamos los límites de nuestra organización mental cognitiva. Se trata de abrir nuestro corazón para que nuestra escucha sea empática.
La primera vía de escucha empática es para con uno mismo. Atravesando las capas de múltiples pensamientos para escuchar la voz más íntima: la intuición. Seguirla es conectar con nuestra brújula interna que nos ayuda a mantener el rumbo. Es una voz que en ciertos momentos nos susurra para ayudarnos a decidir. Con la intuición no entramos en el proceso de analizar, dudar, intelectualizar, cuestionar. Su sabiduría nos ofrece una verdadera guía. Cuántas veces tenemos la idea de hacer algo, pero nuestra lógica o nuestras creencias nos dicen: “No, no, por aquí no, por allá”. Después pensamos: “Tendría que haber hecho lo que pensaba”. La intuición se siente, se escucha, no se piensa. Muchos de nuestros pensamientos son acerca del pasado, o del futuro, pero la intuición es siempre del momento presente.
Cuando escuchamos con empatía hemos cambiado nuestra percepción. En vez de percatarnos desde nuestra lógica racional, o limitarnos a captar los datos que se comparten con nosotros, nos centramos en el sentir. Esto nos facilita adentrarnos a descubrir todo lo vivo que hay en nosotros y en quienes nos rodean, y en especial en aquella o aquel a quien estamos escuchando. Conectamos. En ese vínculo, dejamos nuestras agendas de lado y nos abrimos a sentir lo que la otra persona dice. Atendemos sin juzgar, desde un lugar de aceptación.

Abrir el corazón, según Otto Scharmer, significa acceder a los niveles más profundos de nuestra percepción emocional y activarlos. En esa apertura vivimos la interconexión, que es ley de vida. Siendo conscientes de nuestra interconexión con todo y con el todo nos damos cuenta de que lo que pensamos, decimos y hacemos tiene impacto. Cuando escuchamos desde ese espacio nuestra percepción se amplía. En ese estado dejamos de sentirnos separados. Uno deja de sentirse víctima y necesitado, para darse y compartir. Se convierte en una experiencia de trascendencia de la individualidad y de acceso a las fuerzas del universo en las que el gozo no se queda encerrado en uno mismo, sino que es una donación de sí mismo al otro y al todo. ¿Escucha el latido de su corazón? ¿Percibe cómo se mueve el diafragma cuando respira? Escuche… El libro de Otto Scharmer Teoría U: Liderar desde el futuro a medida que emerge profundiza en los diferentes niveles de escucha y nos ilumina sobre el hecho de que podemos centrarnos en el futuro que nos llama, en lo que quiere nacer en nosotros, en vez de estar anclados en el pasado.

La escucha empática se puede desarrollar activando la inteligencia del corazón. Para lograrlo, primero debemos silenciar las maquinaciones de la mente complicada. Es decir, dejar de estar constantemente preocupados, centrados en el pasado o ansiosos por el futuro, juzgando y criticando, culpando y siendo catastrofistas. El camino más efectivo para lograrlo es meditar. Se trata de serenar la mente, soltar el parloteo mental y dejar espacio para la escucha. Escúchese a sí mismo. Perciba lo que siente. Ábrase a sí. Imagínese que está junto a un río y suelte en él todo lo que no necesita ahora. Deje que la corriente se lo lleve. O imagine que cada pensamiento innecesario es una hoja que se la lleva el viento. Airéese.
Una vez que la mente está serena podemos sintonizar mejor con el corazón, con nuestro sentir. Y desde ese espacio podemos atender al otro, estando plenamente presentes. Así, nuestra escucha es empática.
Pero todavía podemos ampliar aún más nuestra forma de escuchar. Veámoslo.
Hay otro nivel de escucha, la que es generativa. Es decir, que genera un estado diferente mientras la practicamos. Es una variedad que permite que conectemos con la mejor posibilidad futura que quiere emerger.
“Este nivel de escucha requiere que accedamos no solo a nuestro corazón abierto, sino también a nuestra voluntad abierta, afirma Scharmer. Ya no buscamos más fuera. En este proceso de escucha han pasado por un cambio profundo y sutil que les ha conectado con una fuente de saber más profunda, incluyendo el conocimiento de la mejor posibilidad y el mejor ser futuro”.
En ese estado, la conversación está llena de sentido, y uno se resiste a ser arrastrado a la superficialidad de las palabras. La presencia es plena, y se ve y se percibe más allá del campo común. Es decir, uno se siente arropado por una fuerza mayor, que podría llamarse estado de unión con algo que le trasciende. Uno es más consciente del todo y se siente conectado.
Todos podemos percibir que el modo de atención que aplicamos cuando escuchamos determina el resultado de la conversación. Si escuchamos desde nuestro yo centrado en lo que ya sabemos, no obtenemos ni siquiera una conversación interesante. En cambio, si la escucha es empática, se propicia una mayor comprensión.
Tras una buena meditación, cuando nuestra mente está serena, y el corazón y la voluntad, abiertos, la escucha va más allá de nosotros, del otro, y nos conecta con otra dimensión más universal. Es generativa. Es difícil ponerlo en palabras. Se trata de sentir al otro y estar en comunión con el todo. Ya no somos yoes separados. Se desmontan las barreras que nos separan y sentimos la interconexión con todos y con el todo. Abrazamos la existencia del otro y de más allá del otro. Sentimos el campo que nos une y estamos en él.

TEXTOS PARA EL ALMA 410



Lo que realmente importa no es la cantidad de horas que dedicas a tu Emancipación, sino, la intensidad en esas horas.
Así como los camiones de basura existen, hay muchas personas que van por la vida llenos de basura, frustración, rabia y decepción.
Tan pronto como la basura se les va acumulando necesitan encontrar un lugar donde vaciarla y si tú te dejas, seguramente,  vaciaran en ti, su basura, sus frustraciones, sus rabias y sus decepciones.

Las personas responsables no permiten que " los camiones de basura " absorban su día a día.

TEXTOS PARA EL ALMA 409



   Que cambia - ¿realmente hay cambio? o es simple transformación?
Muchas de las cosas que conocí siguen igual aunque las vea distintas. Inicialmente CREO que han cambiado aunque después sé que quien ha cambiado he sido YO.
Lo que me ocupa hoy es si cambio o me transformo, y caso de ser lo segundo hacia dónde va el destino de tal modificación.
Toda vez que el capital genético y su potencial es el mismo, me inclino hacia la transformación de los distintos estadios o etapas potenciales del SER.
Sitúo en cada fase del humano tres situaciones distintas en base s su evolución psíquico/física (baja/medio y alta) y las pautas determinantes serian: bebe, niño, púber, adolescente, joven, adolescente, joven, adulto, viejo y anciano.

Consecuentemente pueden existir 24 subestadios físico/psíquicos que con la misma matriz genética mantienen un flujo transformador potencial que hay que cuidar, impulsar y cultivar.

TEXTOS PARA EL ALMA 408

  
Las obras del amor siempre son obras de paz. Cada vez que compartas el amor con los demás acentuaras la paz en ti. Donde hay paz está la Emancipación; ella se hace presente en nuestras vidas inundando nuestro corazón de alegría y constituyendo un flujo eterno de dicha y respeto al prójimo conduciéndonos del error a la verdad.


TEXTOS PARA EL ALMA 407


 Recién observe como existían los gorrinos de granja.
Permanentemente comiendo y durmiendo con ligeros movimientos musculares.
Su presencia en el mundo de la vida es mera reproducción y para esto están configurados.
¿y el humano? ¿Qué función tienen en la terrenidad? Además de lo descrito para el caso de los gorrinos precisa buscarse el alimento y viajar para desconectar.
¿Qué más necesita pues ese humano?
Para cubrir la inquietud curiosa de observar, la Providencia, le ha regalado "los distintos medios de comunicación" para que, desde su "pocilga de diseño" crear tener la sensación de "estar al día" de lo que pasa en todo el mundo.
¿Podemos y debemos aspirar a otra cosa? Uuffff pues no lo sé. Cada uno está inscrito en una granja que incluso cree es suya. Desde esa comodidad no podemos aspirar a nada que no sea la muerte.

Pues como los "cochinos" no estamos en el compromiso y esfuerzo de dirigir nuestra libertad buscándonos la Emancipación de "YO".

TEXTOS PARA EL ALMA 406


 “Camina hacia ti mismo porque es una aventura maravillosa. No podemos cambiar los estímulos de fuera, lo exterior a nosotros, ni el discurrir de la historia, pero lo que sí podemos hacer es elegir nuestra propia respuesta. No podemos elegir los estímulos: que nos quieran, que nos aprecien, que nos reconozcan, pero sí nuestra respuesta ante todas las situaciones. Y esa es nuestra verdadera libertad. El silencio da a luz nuestra respuesta, nos proporciona la gracia de dar alumbramiento a una respuesta nueva y justa a esa situación o acontecimiento” .

CON LA ENTREGA CONSTANTE NO SE LLENA LA AUTOESTIMA

La necesidad de complacer

Es algo instintivo, casi un acto reflejo: buscamos agradar a los demás. Un sentimiento que puede resultar paralizante e impedir que nos desarrollemos plenamente

Los electrizantes golpes de cadera de Elvis Presley fueron los responsables de que el paleoantropólogo Ignacio Martínez bautizara con el nombre Elvis a los restos fósiles de una pelvis. Perteneció a un Homo heidelbergensis que vivió hace unos 300.000 años. Si en esa época hubiera existido el récord Guinness, probablemente lo hubiera conseguido por vivir hasta los 45. Era un auténtico vejestorio. Viejo y cojo. Una enfermedad degenerativa de columna que padeció, probablemente desde su infancia, le impedía cazar y más bien lo convertía en un estorbo para su clan. Sobrevivió porque sus congéneres no lo sintieron así y lo cuidaron. Si Elvis hubiera sido relegado del grupo, hubiera muerto en poco tiempo.
Nosotros somos hijos de esos homos que grabaron en sus cromosomas “estás en grupo o mueres” o “si no gustas a los demás, te juegas la vida”. Ese sentimiento de “jugarse la vida” lo hemos heredado y miles de años después seguimos notando esa punzante sensación de algo gravísimo si no gustamos a los demás. Somos capaces de ir en contra de nuestras propias necesidades para actuar según lo que pensamos que el otro espera de nosotros. Son nuestros genes, nuestro cavernícola interior, los que encienden ese sentimiento. Ahora ya no solemos jugarnos la vida si el otro se enoja, pero lo seguimos sintiendo así.
No podemos manipular los genes para menguar ese terror instintivo, pero sí poner luz sobre nuestra reacción: si el otro se enfada, lo único que pasa (en la mayoría de casos) es que se ha enfadado y a partir de ahí lo que sintamos ya es cosa de nuestras interpretaciones.
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Los genes no son los únicos responsables de esa imperiosa tendencia de complacer para conseguir seguridad y amor. La sociedad y la cultura se suman a los cromosomas para decirnos que debemos ser buenos y atender a los demás. Y que si amamos, debemos entregarnos por completo. El amor, aunque resulte paradójico, es el responsable de generar dinámicas que enredan las relaciones con sentimientos de entrega, gratitud, culpa… En ocasiones, la entrega absoluta de los padres abona en los hijos un sentimiento de deuda de por vida que los encadena. Una sensación que los amarra convirtiéndolos en siervos de lo que creen que sus padres esperan de ellos.
Con la entrega constante no se llena la autoestima, solo enterramos nuestras ilusiones
En otras ocasiones, el sacrificio hacia los demás no presenta ni un ápice de correspondencia. Entonces aparece la rabia, el enfado, la furia o, incluso, la pena y la depresión profunda. En una semana he escuchado dos historias estremecedoramente parecidas. En ambas, una mujer donaba a su marido un riñón para salvarle la vida. En la primera historia, una vez el marido estuvo recuperado totalmente, le fue infiel con otra mujer. En la segunda, el hombre, ya sano, la abandonó por otra. Un desgarro doble. Sin riñón y con el corazón roto. La moraleja no se dirige al dilema de si debemos o no donar un órgano a la persona que amamos. La conclusión es que si lo damos, no podemos esperar nada a cambio. En el momento de dar (un riñón o un bolígrafo) debemos interrogarnos profundamente sobre el motivo por el que lo hacemos. ¿Lo hacemos por el amor que sentimos o por el que esperamos?
El club de la buena estrella es una deliciosa película (basada en la novela de Amy Tang) donde se plasma la vida de un grupo de mujeres de origen chino que emigran a EE UU. Las más jóvenes son ya estadounidenses. Vemos cómo su cultura les ha insertado en el núcleo de todas sus células el deber de la entrega. En una de las historias, protagonizada por una de las jóvenes de la última generación, se presenta un ejemplo de las devastadoras consecuencias de la autoesclavitud de complacer. En la Facultad, uno de los chicos más populares se enamora locamente de ella en el momento que ella se muestra sincera y auténtica expresando sus sentimientos. Se enamora de su autenticidad. Al poco, se casan. Ella se siente pequeña a su lado, menos que él. Así que se esfuerza por complacerlo. Deja sus ilusiones, sus estudios, sus ambiciones a un lado y se vuelca en él.
Poco a poco se van distanciando. A él le aburre vivir al lado de alguien tan servicial. Y entonces llega una de las más ejemplarizantes escenas. Ella le pregunta dónde quiere cenar: en casa o fuera. Él le contesta que donde ella quiera. La joven insiste en que sea donde él desee. Entonces el marido le ruega por favor cenar donde ella elija, le pide que exprese sus deseos, le explica que se sentiría mejor si supiera lo que piensa. La quiere auténtica como cuando se enamoró de ella. La protagonista se siente muy turbada, ya no sabe lo que prefiere, de tanto enterrar sus deseos los ha olvidado. Y decide quedarse en casa porque será lo mejor para él. En la escena siguiente ya aparecen los papeles del divorcio. Con la entrega constante no se llena la autoestima, lo único que logramos es ir esparciendo arena por encima de nuestras ilusiones hasta soterrarlas.

Albert Ellis, uno de los padres de la terapia cognitiva, postula que el sufrimiento no viene generado por los hechos externos, sino por la interpretación de los mismos. Esas interpretaciones vienen sesgadas por creencias irracionales que habitan en nuestra mente. Este psicoterapeuta detectó 11 ideas ilógicas como causantes del malestar. La primera es: “Necesito el amor y la aprobación de todas las personas significativas de mi entorno”. Una creencia que, en diferentes grados, se encuentra instalada en todas las cabezas.

La tenemos tan bien implantada que el “sí” casi se ha convertido en un reflejo. De nuestra boca sale “sí” cuando queremos decir “no”. Desde las cotidianidades más nimias (decir “sí” a la invitación a un café que no nos apetece) hasta las cuestiones más vitales (decir “sí” cuando los padres nos sugieren que cursemos unos estudios que no nos motivan). Nos formulan una petición y antes de procesarla ya hemos aceptado, sin pensar siquiera si nos apetece o nos conviene. Dejar un espacio entre la petición y la respuesta puede ser una buena fórmula para convertir el reflejo en un acto reflexivo. Cambiar el “sí” por “déjame que lo piense” podría ser una buena manera para lograr este espacio.
Cuando nos atrevemos a decir “no”, nos sentimos tan mal que nos deshacemos en excusas y justificaciones. En el fondo no lo hacemos tanto por el otro como por nuestra imagen. No sea que el otro piense mal de nosotros. Como siempre, las buenas intenciones pueden llevarnos a caer en una trampa. Cuanto más largas son las justificaciones, más pie le damos a la otra persona para que insista. “Hoy no puedo ir a tomar un café porque tengo clase de inglés y luego debería ir a casa a preparar un trabajo para el viernes”. Le estamos regalando al otro argumentos para desmontar: “Si el trabajo lo tienes que entregar el viernes, lo puedes preparar mañana”. Se podría entrar en un toma y daca que puede acabar con un “sí” resbalando por nuestros labios o con una tirantez en el ambiente. Pero un “lo siento, no puedo”, puede resultar más llevadero.
Muchas personas se estrujan las neuronas intentando averiguar por qué se encuentran enredados en esa dinámica de volcarse en los otros. Nunca podremos saberlo, es absurdo empeñarse, y más si tenemos en cuenta que, aunque lo supiéramos, no nos ayudaría a superarnos. Algunas personas se remiten a su infancia como la causante del problema, y como forma parte del pasado y no se puede alterar, caen en el victimismo inmovilista.
La pregunta no es de dónde viene, sino qué estamos haciendo o pensando para mantener esta dinámica de entrega. Si en un momento de paz somos honestos, si nos atrevemos a mirar muy dentro de nosotros mismos, es probable que experimentemos destellos de lucidez y veamos qué miedo nos está inmovilizando. Esa clarividencia suele ser fugaz. Así que debemos atraparla con todas las fuerzas cuando se presente. Podemos convertirlo en un mantra.
elpaissemanal@elpais.es

TEXTO PARA EL ALMA 405




 Puede que hayan situaciones u obstáculos que estén poniendo en peligro tu vida espiritual, NO permitas, que esto te derribe, VUELA MAS ALTO.
Elévate a la presencia de la Emancipación, ELLA te hará levantar el vuelo y te hará volar   siempre alto, muy alto, y desde arriba podrás ver tus problemas como insignificancias y en Su presencia perecerán

TEXTOS PARA EL ALMA 404


 La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se ejerza con honestidad, honradez además de ausencia de orgullo  y egoísmo. Se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida, respetando a los demás; esto le permite servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo.
Bergoglio, Papa

TEXTOS PARA EL ALMA 403

  

 La potencia intelectual de una persona se mide por la dosis de humor que es capaz de emplear.
Nietzsche

TEXTOS PARA EL ALMA 402

   

Algún día seremos "sujetos ausentes" de la sociedad y muy pocos notaran la ausencia.
La presencia en "la farsa de los vivos" es efímera y vacía. Si antes éramos sujetos testimoniales de la espiritualidad que, bajo falsas esperanzas, asumíamos el hambre y demás penalidades. Ahora somos simples "depredadores multiconsumo" que como hormigas laboriosas participamos en el bobo festín del capitalismo.
Así en ambas épocas la presencia de nuestro cuerpo, en lo que llamamos sociedad, no tiene más sentido que participar levemente en los circuitos de la reproducción.
Pocos son los que se salvan del espejismo opaco en el que existimos negando todo el caudal del potencial que nos regalan.
Abdicamos de SER y lo subrogamos en conceptos banales que son conducen por valles sin sentido. Decimos y creemos: "soy de tal nación"; "soy de tal tendencia política"; "soy de tal equipo de futbol"; "soy de tal ciudades", etcétera como si precisáramos tener una "IMAGEN DE MARCA" para aparentar "ser" algo más que una anécdota en el universo dentro de la constelación de lo absurdo.
¿Que debe contener realmente el "SER UNO MISMO"?
No me lo imagino pues estoy contaminado por el "NO SER" que herede y no conozco como desprenderme.

Seguiré buscando.

TEXTOS PARA EL ALMA 401

 
 
Nuestra cotidianidad no precisa recetas mas no sobran estas reflexiones:
Toma tiempo para trabajar; es el precio del triunfo.
Emplea tiempo en pensar; es la fuente de la Emancipación.
Utiliza tiempo para jugar; es el secreto de la perpetua juventud.
Aparta tiempo para leer; es el cimiento de la sabiduría.
Dedica tiempo a ser afable; es el camino a la dicha.
Ocupa tiempo a soñar; es el eslabón que une tu corazón a una estrella.
Invierte tiempo en amar; es tu privilegio.
Toma tiempo para reír; es la música del alma.
Trabaja tu "plan de carrera"; para alcanzar la libertad.

Además......¡¡¡que tengas suerte!!!

SI TE SIENTES DOLIDO POR LAS COSAS EXTERNAS, NO SON ESTAS LAS QUE TE MOLESTAN, SINO TU PROPIO JUICIO ACERCA DE ELLAS. Y ESTÁ EN TU PODER CAMBIARLO AHORA MISMO

Somos lo que pensamos

La vida tiene altos y bajos y no siempre se pueden sortear, pero sí podemos cambiar lo que sentimos. Entrenar otra forma de pensar es el primer paso para conseguirlo


Hoy día es indiscutible la relación estrecha y dependiente que existe entre nuestra psique, emociones, conductas y la salud física. Se influyen y afectan de forma bidireccional. Situaciones como el dolor crónico, la falta de trabajo, una ruptura sentimental, hacer cola en el banco o el mismo tráfico generan en nosotros pensamientos negativos, incluso catastróficos: “Estoy harto, no puedo más”, “Este dolor me limita y no puedo hacer nada, se me quitan hasta las ganas de vivir”, y un largo etcétera. La mente puede ser nuestra principal aliada, pero también nuestra mayor rival.
Las personas suelen culpar y maldecir al entorno, a lo que ocurre a su alrededor, porque lo identifican como el causante de su malestar y sufrimiento. Pero ¿lo de fuera le genera malestar, o son sus interpretaciones sobre lo que ocurre a su alrededor lo que condiciona sus emociones?


Nuestros pensamientos influyen en nuestros comportamientos y nuestras emociones. Dependiendo de la corriente psicológica o el profesional al que lea o visite, los tachará de pensamientos negativos, catastróficos, limitantes, destructivos o inútiles. Qué más da el concepto. Lo que importa es el poder que tienen para influenciarnos, tanto positiva como negativamente.
Muchos pacientes dicen tener la cabeza como una lavadora. Ideas, miedos, discursos aterradores, pensamientos que no paran de dar vueltas en la mente. Se sienten atrapados entre palabras, incapaces de pararlas o desatenderlas. Hay personas que odian relacionarse consigo mismas porque lo que “su mente les dice” les causa una angustia tremenda.

Ahí van dos buenas noticias. La primera: usted es en gran parte el responsable de lo que siente. No es el entorno el que le genera ansiedad, sino la interpretación que usted hace del entorno. Esto le responsabiliza y también le permite controlar y actuar sobre lo que siente. Muchos querrían desligarse de todo y seguir echando la culpa de su malestar a la sociedad y a lo mal que está todo. Pero esta opción le limita y le deja sin recursos.

El victimismo provoca que piense
más en lo que no funciona
que en lo que va bien
La segunda buena noticia es que puede modificar su estilo cognitivo en el momento en el que decida entrenar otra forma de pensar. Cientos de miles de personas consiguen preparar y acabar un maratón a pesar de lo dura que es esta prueba. Pero cuando hablamos de modificar lo relacionado con la psique, lo asociamos enseguida a dificultad, a falta de fuerza de voluntad y a nuestra forma de ser, y cuestionamos la posibilidad de cambio. Siga estos consejos para poner el pensamiento a raya.
Olvide la idea de convertirse en una persona superpositiva y superoptimista. El mundo no es de color rosa, pero tampoco un lugar negro y hostil. Se trata de buscar la utilidad de lo que piensa. Los pensamientos y las emociones son útiles cuando nos permiten resolver lo que nos preocupa e inútiles cuando no podemos hacer nada por aliviarnos. Confíe y delegue, y permita que al hacerlo los demás actúen con autonomía. El exceso de control genera ansiedad. Cuando delegue aquello de lo que no se puede responsabilizar, imagine un interruptor en la mente y póngalo en desconectado cada vez que aparezca de nuevo la preocupación. Dejar de prestar atención a lo inútil no es irresponsable. Todo lo contrario, permite que esté en el presente. Lo que sí es irresponsable es tener una reunión de trabajo y que su mente dé vueltas a un problema que no puede resolver por más que quiera y que ese estado impida concentrarse en lo único que puede atender: la reunión.
Escriba. No se trata de desconfiar de la memoria, pero para facilitarle el cambio de pensamiento necesita coger el hábito de escribir aquello que desea pensar. Escribir es una conducta organizada y facilita el aprendizaje. ¿Recuerda cómo aprendió a hacerlo sin faltas de ortografía? A base de repetición. La maestra detectaba una falta y usted la repetía en su cuaderno 10 veces. No aprendió a escribir correctamente simplemente pensando en que tenía que hacerlo. Necesitó un proceso. El mismo que requiere ahora para modificar su estilo cognitivo.
Deje de rumiar. Dar muchas vueltas a sus preocupaciones es el problema, no la solución. Rumia buscando argumentos que le dejen tranquilo, esperando encontrar esa idea brillante con la que calmar sus emociones. Pero nuestro cerebro no se apacigua dándole vueltas a ideas no controlables. En lugar de tanta vuelta, piense en soluciones. En vez de centrarse en “¿por qué me ha pasado esto a mí?”, lleve su energía a “¿qué tengo que hacer, cómo me puedo implicar para encontrar una solución?”. Piense siempre en sumar.
No lo racionalice todo, porque no todo tiene un razonamiento lógico. La vida es matemáticas, ciencia, pero también intuición y sensaciones. Aprenda a vivir con un grado de incertidumbre y a tomar decisiones con un poquito de riesgo. Considere el error como parte del juego. Genera tranquilidad la idea de que puede equivocarse y que, en el caso de fallar, buscará soluciones para volver a intentarlo. Generarse presión con ser perfecto incrementará su nivel de miedo y ansiedad, y con ello, los errores. Y eso es lo que desea evitar.

Acepte lo que no dependa de usted. Los discursos internos relacionados con lo injusta que es la vida y con lo que no se merece pero le ha tocado solo le llevan a sentirse desgraciado. Todos hemos vivido alguna vez el lado injusto de la vida. Su existencia tiene problemas y tiene momentos maravillosos. Pero el victimismo, la falta de recursos o la baja autoestima pueden provocar que atienda, hable y piense más en lo que no funciona que en lo que va bien. Cambie su visión y su discurso. No meta el dedo en la llaga, sobre todo con carpetas del pasado. Acepte. Aceptar no es resignarse.

Quite valor a lo que no lo tiene. Si cada preocupación se convierte en una batalla personal, estará combatiendo día y noche. Usted y su escala de valores son los que deben decidir si es importante o no. No busque soluciones por las noches. Tendemos a ver todo de forma mucho más catastrófica. Las noches son para dormir, no para resolver dilemas.
Anticipar lo que puede ocurrir de forma negativa no le protege. Muchas veces anticipamos lo que no depende de nosotros: “Seguro que el profesor pone un examen dificilísimo”, “No me inspira ninguna confianza este partido, el rival lo va a dar todo”. Muchos de sus miedos versan sobre un futuro que no va a suceder. Al final, no todo termina saliendo bien, pero sí es cierto que no es tan trágico como había pronosticado. Se ha dedicado a sufrir por situaciones que no pasarán o que, si ocurren, no serán tan tremendas como imagina. El miedo anticipatorio solo aumenta su nivel de ansiedad y preocupación. Le impide estar pendiente de lo que sí funciona y le genera la sensación de vivir en un mundo amenazante. Cuando esto ocurra, sustituya su miedo al futuro por un simple “bien, pudiera ser, lo que tenga que ser será”.
Ríase de lo que piensa. ¡Qué absurdas nos parecen algunas de las ideas a toro pasado! Pruebe a hacer el ejercicio de ver la parte cómica en el momento real. Apreciar el lado humorístico le confiere control sobre sus preocupaciones y emociones. El humor también se entrena. No lo descarte por no ser hábil ni ágil con él. Vea películas, hable con personas que se ríen de sí mismas y comprobará que pronto se le contagia.
Rete a sus miedos. “Pero tú, piltrafilla, ¿acaso vas a poder conmigo?”, “¿Me voy a dejar amedrentar por ti? Pero si no tienes ni media bofetada”. Hablarle en este tono a sus miedos hará que se sienta superior a ellos.
No tenga conversaciones absurdas con sus pensamientos. No se enrede en ellos. Sus pensamientos negativos son rabietas que buscan su atención, y como se siente angustiado, se la presta. Contémplelos como si no fueran con usted. Lo que habla en su favor son sus actos, no lo que piensa. Déjelos estar en su mente, como quien acepta una peca en el brazo. Si no los escucha, dejarán de darle la lata. Cuando aparezcan, diga: “Gracias, mente”, y lleve su foco de atención a otro lugar.
Recuerde, no se puede “no tener pensamientos” por mucho que le atormenten. Lo que sí puede es elegir otros. Como dicen en la película El guerrero pacífico, “la vida es elegir, puedes elegir ser una víctima o cualquier otra cosa que te propongas”.

TEXTOS PARA EL ALMA 400

   
 
 Que la paz nos acompañe por los caminos de la verdad para una Emancipación renovada.....
Estas cuatro palabras, muchos de nosotros, a primera vista nos puede parecer una simpleza emocional.
Pero si tenemos más de 45 años y ya estamos en el paro le daremos otra interpretación.
No hay PAZ laboral entre patronos y obreros, entre directivos y ejecutivos, entre hombres y mujeres.
La sociedad capitalista dominadora en el posfranquismo no ha trabajado ningún PLAN DE CARRERA para la población. Pan hoy y hambre mañana para salir del paso ignorando las verdaderas necesidades del ciudadano en el actual marco europeo.
No hay ni renovación ni Emancipación, hay silencio y obediencia cubiertas de ignorante comodidad adormilada por el turismo y comida basura.
¿Cómo concienciar al ciudadano de que hay esperanza en él?
Uuffff a nadie le interesa ni al propio ciudadano que prefiere comprar a sus adolescentes una camiseta deportiva en lugar de un libro.

La paz social es ocuparse del prójimo como signo infinito de amor desinteresado, cultivando por todos los rincones de la sociedad la imprescindible necesidad de compromiso con el esfuerzo en liberar aquel potencial que el destino nos ha regalado.

TEXTOS PARA EL ALMA 399


 La gente más feliz no tiene las mejores cosas; solo aprovechan al máximo todo lo que tienen. La felicidad está en nuestro interior y no afuera; por lo tanto no depende de lo que tenemos sino de lo que somos.


TEXTOS PARA EL ALMA 398

   

En los momentos que camines por el valle puedes estar segura de que no estás sola.
Su presencia es real y nos acompañara durante los momentos difíciles y en los cambios que tiene la vida.

La Emancipación, aunque caminemos por el valle con la sombra de la muerte, siempre estará contigo infundiéndote aliento. Su luz e impulso te guiará en el crecimiento para que abandones las cadenas del egoísmo.

TEXTOS PARA EL ALMA 397


 Las oportunidades llegan a veces una sola vez. Si las pierdes quizás jamás regresen y si regresan serán oportunidades opacas que se convierten en puertas de la incógnita.

Abraza las oportunidades como hijas del destino y semillas de esperanza.

¡¡¡ IDEA Y SUBSTANCIA !!!

El héroe de tu infancia

Los cuentos despertaron en nuestra niñez la imaginación, la creatividad y la fantasía. ¿Por qué no volver a ellos para adentrarnos en nuevos desafíos


Érase una vez… Cuando oímos estas palabras, algo se despierta en nuestro interior. Una conexión con aquellas ganas de saber qué pasará, a qué desafíos tendrán que enfrentarse los protagonistas. Pero hay más. También conectamos con la infancia, cuando conseguimos crecer más que en cualquier otra etapa de nuestra vida. Era un tiempo en el que teníamos expectativas, todo estaba por hacer y nada de lo que queríamos parecía imposible. Poco a poco, sin grandes lecciones, sino a través de la emoción de las aventuras, fuimos capaces por primera vez de experimentar los grandes sentimientos que nos definen como personas: justicia, valentía, lealtad, heroísmo, amor…
Con estos compañeros fuimos capaces de interiorizar valores positivos. A fuerza de querer actuar como ellos, algo de su esencia nos ayudó a formarnos. Porque, tal y como asegura Bruno Bettelheim, autor de Psicoanálisis de los cuentos de hadas, el relato infantil “al mismo tiempo que divierte al niño, le ayuda a comprenderse y alienta el desarrollo de su personalidad. Le brinda significados a diferentes niveles y enriquece su existencia de muy distintas maneras”. El famoso psiquiatra infantil nos advierte de la importancia de los cuentos de hadas en la educación, ya que ejercen una función liberadora a la vez que forman nuestra mentalidad, proporcionándonos herramientas morales, emocionales y relacionales. Es decir, ese equipo de supervivencia que necesitábamos para enfrentarnos al mundo y sus desafíos.
Si es así, ¿por qué no recuperarlos? ¿Por qué no regresar a ellos para seguir creciendo? Si lo hacemos, seguro que nos sorprenderemos y descubriremos que, como afirma G. K. Chesterton, “los cuentos de hadas son más que reales; no porque nos digan que los dragones existen, sino porque nos enseñan que se puede vencer a los dragones”. ¿Y quién no tiene dragones en su vida para vencer?
Joseph Campbell, en su libro El héroe de las mil caras, describió la estructura narrativa de los cuentos populares y de toda narración épica. Según el mitógrafo norteamericano, puede variar la historia, los personajes y las circunstancias, pero el esqueleto sigue siendo el mismo. Da igual que se trate de las aventuras de Simbad el Marino, o de Pinocho, o de Blancanieves; todos tienen los elementos e ingredientes del esquema de Campbell, conocido como el viaje del héroe. Y no solo ellos. Incluso La guerra de las galaxias los tiene. Y es que George Lucas fue el primer autor en reconocer que se había basado en el viaje del héroe para crear, en 1974, la más famosa saga de la historia del cine. Y en parte fue gracias a este esquema que Lucas consiguió realizar lo que muchos analistas reconocen como el cuento de hadas de nuestros días. Una narración que ha cautivado a niños de cualquier edad y que, como las grandes historias, tiene una frase mágica de entrada, que en este caso no es “Érase una vez…”, sino “Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…”.
Así, teniendo presente la estructura del héroe, podemos usarla a nuestro favor. Podemos ver por las fases por las que debe pasar todo protagonista de un cuento que merezca la pena ser contado. Tal vez no habrá emperadores galácticos ni brujas que se miran al espejo preguntándose quién es la más bonita del reino, pero habrá un desafío que nos preocupa, que nos paraliza, que nos impide avanzar. Un villano, pero en forma de jefe, de falso amigo, de relación tóxica, de nuevo negocio… Y sea como sea, deberemos emprender este viaje, no renunciar a la aventura que nos propone la vida y convertirnos en el héroe de nuestra propia existencia. Es decir, estar más cerca de la persona que queríamos ser cuando escuchábamos esas historias antes de ir a dormir.
• El mundo ordinario. Así empieza el esquema del viaje del héroe de Campbell; es decir, con nuestra vida tal y como es antes de emprender nuestra búsqueda. La realidad en la que estamos y de la que nos va a costar salir. Nos sentimos, a pesar de todo, cómodos y seguros. Es lo conocido y rutinario.
• La llamada de la aventura. Es cuando nos damos cuenta de que en nuestro tranquilo mundo hay algo que ya no funciona. Algo se ha colado en la tranquilidad del día a día. Se empieza a plantear un desafío, un reto, una aventura. Puede ser, por ejemplo, que, sin saber muy bien por qué, empecemos a no sentirnos realizados en nuestro trabajo o consideremos la necesidad de más responsabilidades y nuevos horizontes profesionales. O que aparezca una nueva vocación en nuestro interior, o las ganas de cambiar de sector. Cualquier cosa que avecine nubes en el despejado cielo de nuestro día a día. Cada uno tendrá su llamada y cada uno sabrá que no es algo pasajero, una incomodidad que se despejará sola. Es algo que reconocemos como que necesitamos probar.
Tenemos una buena manera de reconectar con aquello que escuchábamos en nuestra infancia y sacar nuevas lecciones para nuestro día a día.
El rechazo. Intentamos convencernos de que se trata de nubes de paso. En esta etapa aparecen pensamientos del tipo “Estoy bien en mi trabajo, cobro un buen sueldo y tengo un horario cómodo”, “Esto no va conmigo, yo ya no tengo edad”, “A mí no me pasan estas cosas”. Seguro que todos hemos tenido esos pensamientos que pretenden salvar nuestro mundo ordinario. Nos resistimos a abandonar nuestra zona de comodidad porque tenemos miedo a lo desconocido.
• Maestro, mentor o ayuda sobrenatural. Aquí, en este punto de la historia, aparece el maestro. Puede tener muchas formas. A veces es simplemente una influencia positiva que da alas a nuestros sueños. Puede tratarse de un business angel, en el caso de un emprendedor, o de un head hunter, si estamos buscando trabajo. O de un amigo que nos brinda un buen consejo. Puede tener forma, incluso, de “ayuda sobrenatural”, que llevado fuera del cine debemos entenderlo como aquel cúmulo de casualidades inexplicables que ocurren cuando estamos en la fase de búsqueda.
• Cruzar el umbral. En las cinco anteriores etapas aún nos encontramos, según el esquema de Campbell, en nuestro mundo ordinario. Ahora sí. Decidimos cruzar. Salir de nuestra zona de comodidad. Hemos aceptado esa llamada que ha crecido en nuestro interior, ya sea perseguir esa vocación, o presentarnos a esa oposición, o aspirar a ese ascenso, o lanzarnos a esa relación amorosa que nos atemorizaba. Da igual. Lo cierto es que hemos decidido cruzar el umbral y adentrarnos en un nuevo mundo.
• Pruebas, aliados y enemigos. Imaginemos que hemos decidido convertirnos en emprendedores. Aquí, en este punto, aparecen las primeras pruebas, conocemos a gente que se convierte en nuevos amigos, en inesperados compañeros del viaje. Pero todo tiene su reverso, así que también conoceremos enemigos y adversarios. Aparecerán nuevos problemas que requerirán de nuevas soluciones.
• Acercamiento. Las nuevas circunstancias y las cosas que ya hemos vivido consiguen que estrechemos lazos con nuestros nuevos aliados. Crecemos con ellos, compartimos momentos de aprendizaje y vulnerabilidad. Poco a poco nos vamos sintiendo preparados para afrontar los desafíos que se presentan en el horizonte. Y, sobre todo, para la primera gran prueba del viaje. Todo ha sido una preparación que nos lleva hasta el próximo punto de nuestra propia historia.
• La gran prueba. Es ese momento para el que nos hemos estado preparando. Es esa presentación a unos inversores, es ese leer el primer capítulo de la novela delante de nuestros compañeros de taller literario, es lo que sea, pero es una prueba que nos enfrentará a nuestros propios miedos y a nosotros mismos.
• Tesoro. Nos hemos enfrentado a la gran prueba y a nosotros mismos, y salimos reforzados y recompensados. Conseguimos algo importante, un tesoro personal que nos indica que estamos avanzando. Ya no somos los mismos que decidieron abandonar la zona de confort. Podría parecer que aquí acaba la aventura. Pero no es así. Aún faltan tres pasos para completar nuestro viaje.
• Regreso. Hay un momento en el que deberemos regresar a nuestro mundo ordinario e incorporar nuestras nuevas vivencias en él. En el camino de vuelta nos encontraremos con nuevos desafíos y una prueba final que nos hará dudar. Es el primer fracaso. Una derrota que hará que nos tambaleemos.
• Resurrección del héroe. El héroe que hemos despertado en nosotros saldrá victorioso de la última gran prueba. Es la victoria final. Esto no significa que no habrá más derrotas, más piedras en el camino o más dificultades. Significa que ya tenemos las herramientas necesarias para seguir avanzando, que ya hemos incorporado todo lo necesario para que miremos los desafíos con confianza. Hemos ampliado nuestra área de comodidad.
• Regreso con el elixir. Volvemos a nuestro mundo ordinario. Ya no somos los mismos.
Ahora debemos compartir con los demás todo lo que hemos aprendido. Porque no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos.
ompartir con los demás todo lo que hemos aprendido. Porque no hay mejor manera de seguir aprendiendo que enseñar a los demás lo que ya sabemos.
elpaissemanal@elpais.es

TEXTOS PARA EL ALMA 396


Las limitaciones personales, que todos tenemos, son el jardín de la humildad. Desde ahí aceptaremos mejor al prójimo con las suyas.

TEXTOS PARA EL ALMA 395



Luz, demos luz.

Está en nosotros ser luz y no permitir que los demás vivan en las tinieblas

TEXTOS PARA EL ALMA 394

  


Con dinero se puede comprar:

La cama, pero no el sueño.
La comida, pero no la digestión.
El libro, pero no la inteligencia.
El lujo, pero no la belleza.
Una casa, pero no un hogar.
El remedio, pero no la salud.
La convivencia, pero no el amor.
La diversión, pero no la felicidad.


¡¡¡Ocúpate de tu emancipación y no simplemente de la diversión!!!

TEXTOS PARA EL ALMA 393




 La respuesta amable calma la ira; la respuesta grosera aumenta en enojo. La lengua sabia adorna el conocimiento; la boca de los necios profiere tonterías. Una respuesta AMABLE tiene el poder de la Emancipación calmando la ira del prójimo.
Todos hemos sido tentados, a través del enfado, para que reaccionemos de una forma agresiva. El impulso de la EMANCIPACION debe conducirnos hacia la respuesta amable o como mínimo al silencio.
Si una persona no tiene una identidad clara de quien es ni cuál es su propósito en la vida, será presa fácil de cualquier estimulo ofensivo y de la ira.
Cuando fortalecemos nuestra identidad a través de la Emancipación aumenta la autoestima y la estabilidad emocional.

La vida así es más rica en conceptos y distinciones que nos enriquecen en la comprensión social.

la propensión a rechazar lo desconocido convierte a muchos genios en marginados.

¿Locos o visionarios?

Hay personas que detectan tendencias de futuro que la mayoría no ve

La propensión a rechazar lo desconocido convierte a muchos genios en marginados

En la antigüedad, a partir del siglo VI antes de Cristo, el paradigma científico estaba protagonizado por la teoría geocéntrica. Es decir, por la creencia de que el Sol y el resto de planetas giraban alrededor de la Tierra. Y, en consecuencia, la Tierra era el centro del universo. Nadie cuestionaba ni ponía en duda esta forma de pensar. Tanto es así que todas las hipótesis acerca del universo se desarrollaban a partir de estos supuestos. Con el tiempo, los más eminentes pensadores y científicos –liderados por los filósofos Platón y Aristóteles– llegaron al convencimiento de que se trataba de una verdad inmutable.
Años más tarde, Aristarco de Samos se atrevió a cuestionar el statu quo científico de la época, formulando la teoría heliocéntrica. Este sabio afirmaba que el Sol era el centro del universo y que la Tierra y el resto de planetas giraban a su alrededor. Por aquel entonces, la mayoría de sus colegas se burlaron y se opusieron a su hipótesis, que fue severamente criticada y condenada. No en vano, dar crédito a esta nueva teoría suponía asumir que ellos estaban equivocados.
Con el paso de los siglos aparecieron otros pensadores con nuevas maneras de mirar e interpretar el universo. Entre ellos destacó Nicolás Copérnico, quien retomó el relevo de Aristarco de Samos, asegurando que la Tierra giraba sobre sí misma una vez al día, y que una vez al año daba una vuelta completa alrededor del Sol. Dado que Copérnico contaba con elaborados cálculos matemáticos que sustentaban su hipótesis, en esta ocasión la teoría heliocéntrica fue acogida con menos escepticismo.
No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo
Victor Hugo
Cien años más tarde, y gracias a los avances tecnológicos, las hipótesis de Copérnico fueron demostradas por Galileo Galilei. Con la ayuda del telescopio –instrumento que él mismo inventó–, se desmontó la falsedad inherente a la teoría geocéntrica, consagrando así la veracidad de la heliocéntrica, descrita casi dieciocho siglos atrás por Aristarco de Samos. Así fue como se produjo uno de los más importantes cambios de paradigma que ha experimentado la humanidad.
Evidentemente no todos los locos son visionarios. Sea como fuere, este colectivo de genios está compuesto por personajes tan ilustres como Leonardo da Vinci, Nostradamus, Louis Pasteur, Julio Verne, Thomas Alva Edison, Nikola Tesla, Aldous Huxley, George Orwell, Arthur C. Clarke, Ray Bradbury y Steve Jobs, entre otros. Todos ellos tienen siete características en común.
1. Desafían el ‘statu quo’. Al investigar la historia que hay detrás de cada visionario, descubrimos que todos ellos padecen en algún momento una profunda crisis que les lleva a romper con la ancha avenida por la que transitan el resto de sus coetáneos, explorando sendas nuevas y alternativas. Para lograrlo, empiezan a cuestionar el núcleo de su identidad y el sistema de creencias con el que fueron condicionados por su entorno social y familiar. Así es como se convierten en una amenaza para el orden establecido.

2. Inadaptados y excéntricos. No encajan con el patrón que impera en la sociedad. De ahí que tiendan a rechazar el modo de vida que les propone su tiempo. Y al hacerlo atraviesan una etapa en la que se sienten excluidos y marginados. La soledad y la incomprensión son el precio que pagan al principio por atreverse a escuchar a su intuición y seguir su propio camino. En ocasiones, para reafirmarse ante los demás, suelen adoptar actitudes bizarras y conductas excéntricas, provocando que se les tache de “raros” y “locos”.
3. Rebeldes e inconformistas. Al ganar en confianza y seguridad en sí mismos, se sienten con más determinación para rebelarse frente a las autoridades y los sinsentidos de su época. A todos ellos les causa cierto deleite transgredir las normas y romper los límites. No se resignan a vivir como se estila hoy, sino que lo hacen como se hará mañana.
4. Libres de pensamiento. Son personas que han construido un pensamiento propio e independiente, forjado por medio de experiencias. Tienen una mente abierta, libre de moral y de prejuicios. Suelen llevar un estilo de vida muy poco convencional que frecuentemente causa controversia en su entorno.
5. Idealistas y soñadores. Son personas adelantadas a su tiempo. Tanto es así que lo que un visionario piensa hoy es lo que asumirá la humanidad dentro de 50 años. Sin embargo, su exacerbado progresismo les lleva a ser personas orientadas hacia el futuro, con tendencia a abrazar quimeras y utopías.
Un hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa
Mark Twain
6. Creativos e inventivos. La creatividad es su seña de identidad. Son inventores natos, cada uno en su campo. Muchas de sus ideas acaban dando lugar a innovaciones que significan un punto de disrupción con las propuestas actuales, que de pronto quedan obsoletas.
7. Revolucionarios orientados al bien común. Tremendamente humanistas, los visionarios terminan por convertirse en grandes reformadores, cuyo enfoque inspira un cambio de paradigma en la sociedad. En el momento en que la mayoría verifica la validez de sus ideas, empiezan a destruirse y transformarse las estructuras establecidas, generando una nueva realidad.
Todos los adelantos evolutivos señalados por este colectivo de locos-visionarios están sujetos a la denominada “ley de difusión de innovaciones”, popularizada en 1962 por Everett Rogers. Este sociólogo dedicó su vida a investigar el proceso por el cual los individuos que forman parte de un colectivo comparten y asimilan nuevas ideas y tecnologías que permiten el progreso de la humanidad. Según esta teoría, la población de cualquier país se divide en cinco segmentos, en función de su predisposición para adaptarse a los constantes cambios y avances relacionados con nuevos conocimientos y formas de hacer las cosas.


TEXTOS PARA EL ALMA 392


La gente más feliz no tiene las mejores cosas; solo aprovechan al máximo todo lo que tienen.