TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



TEXTOS PARA EL ALMA 204

  

No morir es, sin duda, asumir cada día el deterioro. El tiempo desgasta los materiales y estos toman formas nuevas que nos conforman distintos de un año para otro. Somos pues seres de presencia temporal que pretendemos, en la mayoría de los casos, eternizar la opulenta juventud....y no es eso. No morir representa aceptar el ocaso físico, no como una mala suerte sino como una consecuencia del tiempo. Mas no todo es ocaso, el no morir también tiene su premio......a través del tiempo nuestra capacidad de distinguir e interpretar el entorno gana en matices y enriquece el día a día. Vivir, pues, puede ser aceptar todos los estadios que nos regala el tiempo y tanta hermosura tiene el llanto de una niña como la risa de una anciana. No hay deterioro pues, hay muestras del paso del tiempo.!!!suerte!!!

TEXTOS PARA EL ALMA 203





La puesta en escena para despedir a alguien requiere de una solemnidad singular que facilite el recuerdo dentro de la emoción en la perdida.

  Así son múltiples los objetos diseñados para el recuerdo. Tarjetas indicándonos que el fallecido murió en la gracia de Dios. Lapidas grabadas en dorado con el nombre mortal del protagonista. Sepulcros de mármol e incluso mausoleos faraónicos para no caer en el olvido. Toda esta magnífica parafernalia, al poco tiempo, es catalogo de olvido. Dichos objetos, llenos de polvo y arrugados por la lluvia y el sol son viva muestra de la verdadera muerte: el olvido. Si bien el humano, a diferencia del resto de los mamíferos, posee la capacidad de recordar se instala en el olvido para sobrevivir. Desarrollando nuevos brotes de trastorno bipolar pasa del duelo a la fiesta en unos segundos. Nos han vendido eso......olvido y olvido. Poco compromiso y menos reflexión. Eso sí han marcado el primero de noviembre para recordar. Así afirmo. NO HAY MUERTE; HAY OLVIDO y a veces bebemos para olvidar

TEXTOS PARA EL ALMA 202



No hay muerte, hay olvido
El jardín esta vacío; las gentes, gobernadas por la climatología, se ausentan de los bellos espacios que ofrece el jardín. Ahora, solo los fumadores crónicos, se sientan entre las gélidas plantas para chupar y chupar un cigarrillo encendido. Así, el jardín, con la ausencia de humanidad muestra su escenario floral en silenciosa belleza. Por si mismo no es más que una prisión de flores al servicio de la sensibilidad humana que, con demasiada frecuencia lo olvida victima de sus trastornos de personalidad. Este espacio abierto y vacio, la mayoría del tiempo, es nuestro monumento al olvido de la sensibilidad gobernados por esa personalidad que nos conduce y no dominamos.

TEXTOS PARA EL ALMA 201




Sigue adelante. No llores por lo que perdiste, Lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto, lucha por lo que ha nacido en ti. No llores por quien se ha marchado, lucha por quien está contigo. No llores por quien te odia, lucha por quien te quiere. No llores por tu pasado, lucha por tu presente. No llores por tus sufrimientos, lucha por tu felicidad. Con las cosas que a uno le suceden vamos aprendiendo que nada es imposible de solucionar, solo sigue adelante. 
Jorge Mario Bergoglio

UNO APRENDE A SER FELIZ CUANDO ENTIENDE QUE ESTAR TRISTE ES PERDER EL TIEMPO.



No es nada personal

Enfadarse ante las actitudes de los demás es una pura elección

Rechazar la idea de que quieren herirnos evita que nos intoxiquemos acumulando ofensas

La vida cotidiana pone a prueba el equilibrio emocional cada vez que nos sentimos ofendidos por otra persona. Puede ser alguien del entorno familiar, un jefe o compañero de trabajo, o incluso un desconocido que nos trata de forma que consideramos grosera.
A lo largo del día interactuamos con decenas de personas, lo cual brinda numerosas ocasiones para ofenderse y vivir con amargura. Porque lo peor de todo es que una vez producido el desencuentro, si no se hace nada para olvidarlo, el rencor puede quedar fluctuando por la cabeza durante horas… llegando a turbar incluso el descanso nocturno. En este artículo se va a ver por qué sucede y cómo poder deshacerse de este lastre.
El enfado ante las actitudes de los demás es una pura elección. Prueba de ello es que hay personas que no se inmutan por nada, mientras que otras saltan ante cualquier comentario, gesto o mirada que interpreten como hostil. ¿Dónde radica la diferencia entre unas y otras?
El doctor en psicología Martin Lyden opina que las personas susceptibles son aquellas que poseen menos empatía. Todo lo filtran según lo que harían ellas, y cualquier cosa que se salga de su propio código de conducta lo interpretan como un ataque.

Lo que te ofende sólo contribuye a debilitarte. Si buscas ocasiones para sentirte ofendido, las encontrarás cada dos por tres”.
Mario Alonso Puig
Así, por ejemplo, a quien contesta los mensajes de su smartphone de inmediato le parecerá una falta de educación que el receptor no reaccione hasta varias horas después. La ofensa se basa en una mera interpretación, ya que el ofendido presupone que su interlocutor no tiene ganas de contestar, cuando tal vez sencillamente esté en una reunión de trabajo donde no puede hacerlo.
Otros motivos de ofensa pueden ser una respuesta demasiado seca por parte de alguien o bien un tono de voz inadecuado, entre muchas posibles razones.
Veamos qué sucede en la mente de alguien con “piel fina” ante una situación que considera de conflicto:
  • El comentario o acción desafortunados despiertan ofensas pasadas, que pueden degenerar en un infierno mental.
  • Merma de la autoestima debido al papel de víctima que asume el ofendido, a partir de la idea de que aquello ha pasado deliberadamente para humillarle.
  • Deseo de venganza ante el daño recibido, lo que puede derivar en una discusión o en un “silencio castigador” para hacer notar al otro que nos ha herido.
  • Aumento de la ansiedad ante el cóctel de emociones negativas que se van albergando.

Uno de los libros de autoayuda más influyente de las últimas décadas, dedica uno de sus principios a comprender y neutralizar las ofensas que intoxican nuestro espacio mental.

‘La llave de la buena vida’
Joan Garriga
(Destino)
Obra del pionero en psicoterapia gestalt y en constelaciones familiares en España, ayuda a desdramatizar todo lo que sucede a nuestro alrededor, poniendo énfasis en ganar y perder con igual naturalidad.
Ante la tortura que supone pasar por estos estados mentales, a menudo debido a una menudencia, el doctor Martin Lyden propone un remedio de choque: “El humor implica un replanteamiento de lo que ha sucedido. Reconocer una incongruencia en una situación puede ser humorístico y, por lo tanto, sanador”.
Uno de los grandes aprendizajes de todo ser humano es aceptar que las personas a nuestro alrededor nunca se expresarán como nosotros lo haríamos, ni se comportarán como esperamos, y no pasa nada.
Pensemos en lo que debe sentir la estrella de un equipo de fútbol cuando salta al campo rival en medio de una tormenta de silbidos e insultos. Estos deportistas no pierden la calma y pueden jugar perfectamente concentrados, lo cual demuestra que cualquier persona puede blindarse ante la hostilidad ajena.
Incluso cuando no es una percepción, sino una realidad contrastada por todos, tenemos la oportunidad de endurecer nuestra piel ante el ataque para que no nos afecte.
En una ocasión le preguntaron al Dalai Lama por qué no estaba enfadado con el Gobierno comunista chino, después de haber tenido que exiliarse, entre muchos otros percances. Su respuesta fue: “Si me enojara, entonces no sería capaz de dormir por la noche o de comer mis comidas en paz. Me saldrían úlceras, y mi salud se deterioraría. Mi ira no puede cambiar el pasado o mejorar el futuro, así que ¿para qué serviría?”.
Sin duda, un ejemplo extraordinario de lo que es tener la “piel gruesa”, que presenta las siguientes características:
  • La persona dedica poco tiempo a valorar cualquier posible roce o desaprobación.
  • Se centra en lo inmediato y, muy especialmente, en aquellas cosas y personas que le satisfacen.
  • No interpreta por qué una persona habla o actúa de cierto modo. Se limita a evaluar el hecho, de forma positiva o negativa, sin juzgar.
  • Es capaz de asumir críticas, por si le sirven para mejorar algún aspecto, y de desestimar las opiniones que no le resultan útiles.
Supuestamente basado en la sabiduría de los toltecas, en el best seller Los cuatro acuerdos Miguel Ruiz dedica uno de ellos al lema: “No te tomes nada personalmente”.
Según este autor mexicano, hacerlo es una muestra de egoísmo, ya que parte de que todo gira a nuestro alrededor. En su opinión, además, esta manera de abordar la conducta de los demás es totalmente infundada. En sus propias palabras:

Cada vez que me siento ofendido, trato de levantar el ánimo de
tal forma que la ofensa no logre alcanzarlo”. Descartes
“Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros (…) Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su mente. Su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su domesticación”.
Ruiz entiende por domesticación todos los prejuicios e ideas preconcebidas que vamos acumulando a lo largo de la existencia. Y lo peor que podemos hacer ante una persona que nos ofende —de forma objetiva o no— es defender nuestras creencias, ya que con ello sólo lograremos aumentar y prolongar el conflicto.
“Cuando no tomarte nada personalmente se convierta en un hábito firme y sólido, te evitarás muchos disgustos en la vida”, afirma Ruiz. “Tu rabia, tus celos y tu envidia desaparecerán, y si no te tomas nada personalmente, incluso tu tristeza desaparecerá (…) Alguien puede enviarte veneno emocional de forma intencionada, pero si no te lo tomas personalmente, no te lo tragarás. Se vuelve más nocivo para el que lo envía, pero no para ti”.
La paz interior empieza cuando eliges no permitir que otra persona o evento controle tus emociones”. Proverbio oriental

La paz interior empieza cuando eliges no permitir que otra persona o evento controle tus emociones”. Proverbio oriental
Al final, el mundo será tal como se mire, ya que se puede fijar la atención en un amplio espectro de realidades. Cada persona con la que se interacciona es un conjunto de fortalezas y debilidades, es clara en unos aspectos y confusa en otros, acierta o falla en diferentes cuestiones vitales.
Nuestra relación con el mundo dependerá, por lo tanto, de lo que cada cual quiera ver en el prójimo. Nos podemos quedar con sus mejores virtudes o bien sentirnos heridos y decepcionados por aquella parte de los demás que no cumple las expectativas.
Tal como afirma Wayne Dyer: “Si eres objetivo, descubrirás que lo que en realidad te ofende es cómo consideras que deberían comportarse los demás. Sin embargo, por sí mismo, el sentirse ofendido no altera los comportamientos desagradables (…) Tu ego insiste en que tienes derecho a sentirte ofendido. Esos juicios derivan de una idea falsa de que el mundo debería ser como tú eres y no como es”.
Si dejamos de dictar rígidamente lo que los demás deberían sentir, pensar y hacer se pueden evitar muchos enfados y decepciones, y liberar así una energía preciosa para construir relaciones saludables desde la empatía, el humor y la serenidad.

La vida no es siempre justa

“Parafraseando algo que mi maestro Mordecai Kaplan solía decir, esperar que el mundo te trate bien porque eres una persona honesta es como esperar que el toro no te embista porque eres vegetariano. Me gusta pensar en ello no como una pérdida de inocencia, sino como el principio de la sabiduría, entender que puede que la vida no sea justa, pero nos ofrece toda clase de posibilidades y compensaciones.
Cuando nos sucede algo malo, nos sentimos castigados por el destino. Podemos llegar a pensar que todo el mundo ahí fuera es feliz y está sano, y que sólo nosotros sufrimos (…), pero nada más lejos de la realidad”. Overcoming Life’s Disappointments, de Harold Kushner

TEXTOS PARA EL ALMA 200



Cuando analice esta frase, no la entendía. ¿Como una despedida puede ser un saludo? Pero si, lo es. Diariamente, de forma más o menos sonora, nos vamos despidiendo de sitios, de gentes, de cosas. Conscientes o no, nuestro caminar, nuestro existir está plagado se despedidas que lejos de ser el fin suponen una renovación, un crecimiento de nuestra existencia. Por ello, el adiós, no debe suponer tristeza. Es un nuevo saludo que te aporta la renovación. En este fluir que te aporta los estados de renovación debemos descubrir los espacios propios de la esperanza y los correspondientes a tu acción. Con el tiempo no hay ni hola ni adiós; solo queda la semilla de tu acción.

TEXTOS PARA EL ALMA 199




Aquello que llamamos "sufrimiento" no es más que una acción necesaria para que, lentamente, vayamos caminando por los senderos de la emancipación. La generación pues, de la desdicha, es cíclica y reciproca ya que el ser humano tiene como potencial ayudar al otro.Y la "ayuda" tiene muchas facetas. No solo el gozo nos hace crecer....también (o más) el sufrimiento engendra en nosotros situaciones incomodas para cultivar nuestra resistencia y aprendizaje. Y aquí todos somos protagonistas. Hoy me toca a mí y mañana a ti. Un día generas y recibes gozo y otro día, ambas cosas, las percibes tu. Hemos sustituido la vida en manada por la relación en comunidad. Mas las prácticas sociales son parecidas. Quizá lo único que podría tener la comunidad humana que no posee la manada es el amor y respeto al prójimo. Más creo que aun no es universal. Así "no sufras por el sufrimiento que hoy generas pues mañana serás tu la que deberá soportarlo" Cuando nos llegue no gritemos y contengamos las lagrimas pues estamos caminando hacia el gozo de la Emancipación

TEXTOS PARA EL ALMA 198



En donde vive Alejo.
 Ni en el mar ni en el aire; en un espejo.
 Cuando se abre la mañana Alejo sale y sonríen todas las ventanas pero el vive en el fondo de un espejo en el aire, en el mar. 
Todos lo quieren y lo vuelven a extrañar; pero él vive en el fondo de un espejo no en el que nos miramos, sino aquel que nos mira como Alejo .....cercano a la Emancipación de lo banal.

TEXTOS PARA EL ALMA 197



LAS EXPECTATIVAS CONDUCEN NUESTRA ACCIÓN.

Nuestra cultura occidental nos dice que la felicidad se alcanza a través de las expectativas que poseen nuestros actos y acciones.
Recordemos pues que define la Academia como expectativa: " una expectativa es lo que se considera lo más probable que suceda. Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser realista. Un resultado menos ventajoso ocasiona una decepción generalmente. Tienen un rol importantísimo dentro de las ciencias sociales y es sin duda motor de nuestra acción.

Pues, de eso se trata, de racionalizar las expectativas situándolas como consecuencia de una acción y no del azar. Recordemos no hay casualidad, hay causa. Aceptar las simples causas de las cosas debe ayudarnos a construir expectativas que no nos lleven hacia la decepción sino nos encaminan por los mares  de la evolución. Hacer cosas diferentes para obtener resultados distintos está bien; mas ojo con las acciones viscerales que pueden hacerte retroceder en los caminos hacia el Reino de la Emancipación y del amor al prójimo.

TEXTOS PARA EL ALMA 196



No morir es, sin duda, asumir cada día el deterioro. El tiempo desgasta los materiales y estos toman formas inéditas que nos conforman distintos de un año para otro. Somos pues seres de presencia temporal que pretendemos, en la mayoría de los casos, eternizar la opulenta juventud....y no es eso. No morir representa aceptar el ocaso físico, no como una mala suerte sino como una consecuencia del tiempo. Más no todo es ocaso, el no morir también tiene su premio......a través del tiempo nuestra capacidad de distinguir e interpretar el entorno gana en matices y enriquece el día a día. Vivir, pues, puede ser aceptar todos los estadios que nos regala el tiempo y tanta hermosura tiene el llanto de una niña como la risa de una anciana. No hay deterioro pues, hay muestras del paso del tiempo.!!!suerte!!!

TEXTOS PARA EL ALMA 195



Una conquista en nuestro camino hacia la Emancipación es el abandono del YO. Para ello hay
diversas disciplinas que nos conducen y ayudan. Entre tal diversidad, y a nivel primario, está el rezar. Si pero no como una acción de implorar a otro sino más bien como una práctica de salirte del egoísmo y la vanidad. Podemos estimar que el rezo es un acto de entrega externa a nosotros donde instamos al OTRO  a que considere nuestra existencia. Estamos pues para servir a los demás y no para el endo-placer propio. Reza para salir-te de ti y así considerar al otro

TODO LO QUE SIEMPRE HAS QUERIDO ESTÁ AL OTRO LADO DEL MIEDO


Miedo a ser invisibles

Sentirse transparente para los otros y la necesidad de reconocimiento están relacionados

Uno de los mayores miedos es el rechazo. Ser vistos o no llega a definir una vida

Sentado en una mesa de una cafetería, saboreando un buen té, distraigo mi atención observando, e inevitablemente escuchando conversaciones vecinas, por esa costumbre nacional de hablar levantando la voz. Aunque no lo quieras, te enteras de todo. Observo a una chica que ha escogido un rincón para ensimismarse en su lectura. El camarero ha servido ya a dos mesas posteriores a su llegada. Aunque ella lo mira, él no la ve. Parece invisible. En cambio, una señora que viene de comprar en el mercado ha realizado una entrada triunfal. No solo todo el mundo se ha enterado de su presencia, sino que se sabe lo que va a desayunar, sobre todo el camarero al que le faltan manos para servirle. La chica de la lectura mueve la cabeza negativamente. En parte por la discriminación, en parte porque aquellos gritos la sacan de su ensimismamiento.

No desprecies a nadie; un átomo hace sombra" Pitágoras de Samos
Las mesas colindantes siguen conversaciones diferentes, aunque con algún factor en común. Dos mujeres, cercanas a la cincuentena, se quejan amargamente de que a su edad ya no son visibles. No sienten la mirada ajena. Una pareja cercana a mi mesa discute. Él le decía a ella: “Últimamente ni me ves”. En la barra de la cafetería, un padre muy cabreado le decía a su hijo adolescente: “No quiero verte más”. Lo más seguro es que no fuera cierto, pero la expresión revela un tema, más profundo de lo que aparenta, sobre el acto de ver y ser vistos. Para una cultura tan visual como la nuestra, acostumbrada ya a verlo y retratarlo todo, se ha convertido en un deseo y una necesidad salir en la foto o, por el contrario, ausentarse de ella.

Todas estas escenas recuerdan una de las más célebres canciones del musical Chicago de Bob Fosse. El resignado marido de Roxy Hart, Amos Hart, entona su lamento describiéndose como Míster Celofán. El hombre transparente, no por su autenticidad sino por falta de reconocimiento. Ver y ser vistos. Pero ¿qué es lo que queremos ver? ¿Cómo queremos ser vistos? Aún cabe otra pregunta: ¿qué es lo que realmente vemos?

Una posible respuesta podría ser la siguiente: el material psicológico, los contenidos que hemos introducido en la mente, y los movimientos psíquicos que hemos convertido en hábito conforman el conjunto de imágenes que tenemos sobre nosotros mismos, los demás y el mundo que nos circunda. Unos contenidos que se han alimentado también de la cultura familiar, social e histórica que nos ha tocado vivir. Con todo ello hemos organizado la mente, que ahora con suma pulcritud obedece a los programas que se han automatizado en el inconsciente. Entonces, se debe tener en cuenta que los ojos no son los que miran, sino que quien lo hace es la mente de cada uno. Y ve según lo que la hemos enseñado a mirar.
En la imagen que cada uno construye de sí mismo, existe el deseo tanto de estar presentes como ausentes. En algunos aspectos se echa en falta ser más reconocidos, en otros se preferiría poder desaparecer. A veces gusta ser el centro de atención, otras pasar inadvertidos.

Para ver claro, basta
con cambiar la dirección de la mirada" Antonie de Saint-Exupery
Lo habitual entonces es que se transite por diferentes momentos, contextos, situaciones y estados de ánimo en los que se prefiere estar presente o ausente. Cuando se respetan los tránsitos, el sentimiento se fluye con la vida. Se es libre de escoger. Podría ocurrir, por el contrario, que se acabe viviendo condenados a la eterna necesidad de reconocimiento (personal, social, profesional) o de aislamiento. Cuando es así, la mente de cada persona necesita reorganizar su propia visión y la del mundo.
Uno de los mayores miedos que se pueden padecer es el rechazo. Sentirse abandonado, despreciado o descuidado por la tribu dispara todas las alarmas de la existencia. El poder de las relaciones se basa en la capacidad de generar vínculos estables, duraderos y de protección. No obstante, las experiencias que cada uno ha vivido al respecto han conformado estilos afectivos diferentes. Unos aprenden a incluirse, otros a excluirse. Es como un destino. Tarde o temprano acaban dentro o fuera. A veces los descartan. A veces se autodestierran.
Las sociedades hacen lo mismo con sus miembros, sobre todo aquellos que no responden a los estándares y modas. De la misma manera que muchos reconocimientos son exagerados, falsos o injustos, gran parte de las exclusiones también lo son. Aunque se presuma del valor de la justicia, muchos gestos de los que apenas se es consciente invisibilizan al otro, lo apartan de la peor de las maneras que es la indiferencia. Como Míster Celofán. Hay quien prefiere un reconocimiento en negativo, antes que ser completamente ignorado.


La falta de reconocimiento obedece a dificultades de inclusión, como la chica de la cafetería cuya presencia solo asomó cuando se quejó al camarero. Tuvo que enfadarse para poderse hacer visible. Pero al hacerlo así, no se siente bien, se culpa o acusa al mundo por no estar pendiente de ella. No se le ocurre “hacerse presente”, mostrarse, pedir, expresarse asertivamente. Pero esta situación también obedece a las expectativas. Muchas personas hacen grandes esfuerzos, se cargan de responsabilidades o llaman la atención con tal de recibir aplausos, agradecimientos y valorización. Puede que se confunda el medio con el fin. Si cabe algún acto sincero de reconocimiento es ser aceptados y queridos por lo que se es y no por lo que se hace, se aparenta o se logra.
El miedo a no ser recordados es, en el fondo, un temor a ser ignorados. Si nadie nos ve, ¿existimos? Por supuesto, uno puede hacerlo todo solo y para sí mismo o, como el eremita, hacerlo aisladamente por el bien espiritual de la humanidad. Sería suficiente con que cada uno apreciara quién es, cómo es y lo que hace, mejor o peor.


Mi felicidad consiste
en que sé apreciar


lo que tengo y no
deseo con exceso lo 
que no tengo"

León Tolstói
Sin embargo, pronto llega la mirada del otro. Una forma de percibirnos que tanto puede ser apreciativa como despreciativa. O peor aún, ser vistos y no vistos. Ahí se encuentra el secreto del equilibrio entre lo interno y lo externo. ¿Hasta dónde sabemos apreciarnos? ¿Hasta dónde necesitamos ser apreciados? ¿Hasta dónde nos afecta el desprecio externo? ¿Necesitamos ser reconocidos por los demás para ser, para saber cómo ser? ¿Somos personas apreciativas? ¿Destacamos lo bueno de las personas y lo que hacen con la mejor de las intenciones? ¿Tendemos al desprecio, a ver siempre lo que falta o lo que no está perfecto? Según seamos en ese interior individual, así seremos ahí afuera aunque lo disfracemos con máscaras sonrientes.
No solo se trata de bucear introspectivamente. Como escuché a Begoña Román, catedrática de Filosofía de la Universidad de Barcelona, quizás vaya siendo hora de introducir la escucha en un mundo tan visual. Podría ser que el problema sea estar más desnutridos de ser escuchados que de ser vistos. Llega un momento en que más que reforzar el sentido de la vista, se necesita afinar el oído y también el tacto.
Hay una tarea que resulta ineludible: educar la mirada, amplificar la escucha y apreciar la calidez. La mirada se educa revisando lo que tenemos tendencia a percibir, y aumentando el campo de visión. Para ello, como advierte el psicólogo Joan Quintana, hay que preguntar a los otros lo que cada uno no aprecia o no sabe ver. La escucha requiere atención, disponibilidad, profundidad. Va más allá de una simple mirada. Y la calidez adentra, como ningún otro canal, en el contacto respetuoso, amable y tierno con el otro. No hay mayor reconocimiento.

TEXTOS PARA EL ALMA 194





"NO TE RINDAS, 
LO MEJOR ESTÁ POR LLEGAR"

Tu ausencia del universo no se programa, llega. Recuerda aquello que dice: mira que te mira la Emancipación; mira que te está mirando. Mira que nos hemos de morir y no sabemos cuándo. Tengamos presente esta realidad amando la vida del prójimo como si fuera la eternidad. Nosotros solo pasamos.

TEXTOS PARA EL ALMA 193


Caminar por los caminos del esfuerzo no es fácil. Supone aceptar la incomodidad de superar cada día nuestros límites de comodidad, es decir, potenciar nuestra capacidad existencial progresivamente.
Ello supone aceptar la incomodidad de la acción para que, a través de ella, vayamos ampliando la capacidad de intervenir y entender lo que nos rodea.

No valen aquí discapacidades reconocidas o no. Todos tenemos un potencial que hemos abandonado ante una pensión o ante la comodidad. Criticamos la acción y preferimos el subsidio sin aceptar que este nos adormila. Es mejor ser "maruja" de un tirano o tirana que potenciar nuestras capacidades. Sin esfuerzo nada llega a no ser el ocaso, más para progresar, quizá, debamos abandonar esa rutina que nos ha llevado donde estamos.

TEXTOS PARA EL ALMA 192



Como nos enseña la parábola de la rana hervida, la evolución, llega por capítulos. Descubrir la razón de las cosas no es tarea simple y requiere de una buena observación y un mejor entendimiento. Hemos de aprender y aceptar que, frecuentemente, detrás de lo evidente se muestra la mentira dado que la verdad, como tal, no existe. Así vivimos en una aproximación a la certeza  que maquillamos de verdad y que nos sirve para equilibrar nuestra capacidad para sentirnos útiles. Claro está todos tenemos un entendimiento para decodificar la vida que nos rodea pero lo entrenamos y usamos escasamente. El poder nos distrae a través de activar nuestras emociones y sentimientos ocultándonos sus verdaderos intereses en el reparto de la riqueza y la cultura.No te dejes hervir y despierta de la comodidad. Vale la pena

TEXTO PARA EL ALMA 191



LA VENGANZA DEL EGOÍSMO 
Demasiadas son las féminas que buscan novio para presumir ante los alaridos del gineceo. Como si de un código de honor se tratara, a los 120 meses de tener la regla, hay que presentar en sociedad al padre de sus hijas. En demasiados de los casos, poco importa realmente la persona,...será un objeto en manos del universo femenino que, a través de los sentimientos de paternidad vivirá "atacado" por la esposa y sociedad. Ellas, una vez satisfecha su vital maternidad, reconoce que su marido/semental no le complace como compañero social ni como referente de sus crías. ¿qué hacer entonces? Aaaah. Ahí empieza la cuestión....en democracia muchas se separan, más otras muchas iniciaran el sendero del maltrato sin olvidar quienes optan por las posturas del distanciamiento. Si, si ya sé que un porcentaje vive su "cuento de hadas”, afortunadamente, pero podría "culturizar"  el instinto maternal al objeto de dotar a la sociedad de más amor y menos egoísmo encubierto. Por el bien de los niños, claro está.

EN LA LUCHA ENTRE EL ARROYO Y LA ROCA, SIEMPRE TRIUNFA EL ARROYO....NO PORQUE SEA MÁS FUERTE, SINO PORQUE PERSEVERA


Llevarse bien con el jefe

Un alto porcentaje de personas cambian de trabajo por mala relación con su superior

Éstas son pautas para dar la vuelta a un ambiente laboral tóxico

Para promocionar en un empleo, y abrirse camino en la escala corporativa, hace falta algo más que cualificaciones, suerte, méritos o confianza… hace falta llevarse bien con el jefe. La mala relación con el jefe inmediato superior afecta al trabajo, pero también tiene consecuencias en otras esferas de la vida, incluida la familiar y el estado de salud del trabajador: síntomas como: estrés, insomnio, inseguridad, fatiga, baja autoestima… o una mezcla de todo ello, tanto a nivel psicológico como físico.
La mayoría de trabajadores que afrontan este problema dimiten con la esperanza de que en el nuevo trabajo disfruten de una mejor atmósfera. Y así, una mala relación se traduce en la búsqueda de un nuevo empleo. El 70% de las personas que cambian de trabajo lo hacen por su mala relación con su jefe inmediato.
Estudios de la empresa Gallup destacan que los empleados renuncian para dejar a los jefes y no a las empresas. La misma agencia concluyó, en el mercado estadounidense, que una mala relación con el superior inmediato es la primera causa para renunciar a un empleo. Y por tanto, supera a otras razones que podrían parecer más importantes como: el nivel salarial, la falta de promoción, el exceso de horas extras no retribuidas o el trabajo en sí mismo.

Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser mejores, eres un líder” Jack Welch
Más datos: seis de cada diez empleados españoles “no confían en su jefe”, y una tercera parte se lamenta de que “nunca les escucha”, según una encuesta realizada por la consultora Otto Walter. Del otro lado las cosas no están mejor, la misma consultora llega a estas conclusiones: nueve de cada diez directivos españoles opinan que es muy difícil contratar personas responsables, competentes, motivadas y comprometidas con la empresa.
La opción de quedarse en la compañía y darle la vuelta a la situación no es la favorita, según se deduce de las estadísticas. Pero quizá es la mejor. Sin duda, encontrar una vía de entendimiento favorecería al trabajador que así mejoraría sus habilidades. De otra parte, ¿quién le garantiza que en el siguiente empleo no le ocurrirá lo mismo? Ir de trabajo en trabajo, en búsqueda del ambiente perfecto, parece una utopía. Huir no parece una solución porque al final uno siempre acaba encontrándose consigo mismo y con sus debilidades. ¿Y si el reto no fuese sobrevivir a la relación y aguantar, sino convertir esa mala relación en algo completamente diferente y en una motivación para quedarse?

1. Decir lo que el jefe piensa. Hace al empleado irrelevante. Si no hay debate, aportaciones de valor, complementariedad, contraste, incluso diferencias… ¿para qué contratar a dos personas que idean lo mismo? Tal vez bastaría con una. Por esta razón, estar de acuerdo en todo no es una buena estrategia.

2. Decir lo que uno piensa. Hace al empleado rebelde. En el polo opuesto está el trabajador que siempre está en desacuerdo, llevando la contraria, buscando la polémica. Es una situación en la que no hay puntos en común, ni entendimiento, ni ganas de tenerlo. Y crea un ambiente explosivo que convierte el espacio laboral en una guerra de trincheras. Es un rol destructivo. Al fin y al cabo, nadie en su sano juicio dice siempre todo lo que piensa, por prudencia o respeto.
3. Decir lo que el jefe no piensa. Hace al empleado necesario. Cuando un empleado “sorprende” a su superior y hace aportaciones: diferentes, creativas, nuevas… añade valor al equipo; ya que proporciona una nueva mirada. Siendo así hay complementariedad, suma de criterios, aportación mutua de ideas, aprendizaje compartido. Es un rol constructivo. De las tres opciones, esta es la mejor porque crea sinergias y convierte al empleado en alguien valioso, más necesario y menos reemplazable que otros.
4. Entender las necesidades del jefe. Tener trabajo no significa que quien está en esta situación tenga claro para qué le contrataron y qué se espera de él o ella. La forma más rápida de saberlo es preguntando al jefe inmediato: ¿cuáles son mis objetivos prioritarios?, ¿qué resultados debo proporcionar?... Cuando se tienen presentes las necesidades del superior y los desempeños del cargo, todo es más fácil, no hay malentendidos y la relación fluye mejor.
5. Ser empático y ponerse en su lugar. De entre todas las expresiones de la inteligencia emocional, la empatía ocupa un lugar prioritario. Cada uno sabe cómo está, qué siente y qué piensa, pero a menudo olvida que el jefe también tiene que lidiar con todo eso. Tratar de imaginar qué le motiva, cuáles son sus preocupaciones y temores, incluso sus inseguridades, permitirá acercarse a la persona que hay detrás del profesional y poder entenderla mejor.
6. Proveer soluciones a los problemas. En lugar de dejar sobre la mesa del superior todos los problemas, conviene aportar opciones y posibles soluciones a medida que van surgiendo las dificultades. A nadie le gusta estar resolviendo todo a todos, resulta agotador. Cuando se llevan asuntos al jefe es una prioridad acompañarlos de posibles soluciones para discutirlas.
7. El jefe no es un amigo. El ámbito laboral y el profesional son diferentes y mezclarlos puede ayudar o puede perjudicar, pero no garantiza una mejor relación. Dos tercios de los empleados creen que no es posible ser amigo del jefe debido a los diferentes roles. Como siempre “el camino medio” es lo más prudente: no mantener una relación ni demasiado estrecha ni demasiado distante. Hay que huir del amiguismo y abrazar la profesionalidad. No hace falta ser íntimos, pero sí es necesario llevarse bien; son cosas distintas.
8. No tratar de “caerle bien”. Lo que los demás piensan es incontrolable. Por lo tanto, tratar de ser del agrado de un superior es una empresa perdida de antemano. Aunque podemos influir en lo que piensan los demás de nosotros, nunca podemos controlarlo, y estar pendiente de ello es una pérdida de tiempo y energía.
9. Mejorarse a sí mismo. En lugar de intentar arreglar la relación, ¿por qué no tratar de mejorar uno mismo? El mundo está lleno de gente tratando de cambiar a los otros, pero pocos intentan hacerlo consigo mismos. Las relaciones son un reflejo de las personas, si queremos cambiar los efectos, habrá que enfocarse en las causas. Y las causas dependen de todos y cada uno de los intervinientes. Cuando un trabajador transciende los problemas con su jefe, a menudo lo hace también con otros tipos de relaciones, ya sean personales o profesionales.
10. Centrarse en el trabajo. Tal vez el trato con el jefe no es el mejor, pero hay otras cosas buenas en el trabajo. Conviene recordar por qué se eligió ese trabajo y recuperar los elementos que hacen del puesto una buena opción. No todo es perfecto, pero tampoco todo es malo. Además, cuando se está enfocado en la tarea, los problemas se relativizan, hay prioridades más allá de uno mismo, y el bien del equipo, o del departamento, eclipsan otros objetivos.

Un jefe es un hombre que necesita a los demás”
Paul Valery
Tal vez, deberíamos huir de los patrones: o todo o nada, amigo o enemigo. Cuando el ego toma el control de una relación, desea poner la relación a su servicio y manipular al otro: si el otro se comporta como su ego desea, todo irá bien y será amigo; si no se comporta como espera, la relación se deteriorará y le declarará enemigo. Hay un camino medio de transformación que atañe a ambos: jefe y subalterno; y el poder está en las manos de ambos por que la relación es de los dos.
La asertividad es “el camino medio” en el cual una persona manifiesta su opinión, pero lo hace de un modo respetuoso y no agresivo. Manifiesta lo que piensa y siente, lo cual es indiscutible, ya que es su propiedad emocional y mental. Y no discute lo que hace o dice el otro, porque no le corresponde juzgar. En ese ámbito aséptico y no personal, el diálogo puede desarrollarse libre del ego de ambos, lo cual beneficiará a todos. Una vez más, dialogar con el jefe es la solución, no desde la rebelión o la sumisión, sino desde la asertividad.
Un cambio en la relación redundará en un entorno laboral más efectivo. El jefe respetará más a su subordinado y éste habrá mejorado sus habilidades comunicativas que le servirán para una promoción en ese puesto o en otro. Y una vez hecho ese cambio, y cuando la relación se normalice, entonces uno puede plantearse quedarse o marcharse (ya no es una huida) con la certeza de que la próxima relación con un nuevo responsable será un desafío para el que se cuenta con las habilidades que le permitirán afrontarlo con éxito.

Cuando los empleados también son líderes

“Todos tenemos un líder interior que está deseando que lo liberen. Todos poseemos una capacidad natural para dirigir que no tiene nada que ver con un cargo, ni con la edad, ni con dónde vivimos. Todos tenemos este potencial. Lo único que necesitamos es ser conscientes y reconocerlo. Si la gente de todas las organizaciones, de las empresas, de los Gobiernos, de las comunidades, de las escuelas abrazaran este concepto, el mundo entero se transformaría. Y una vez se despierta el líder interior, se ha de poner en práctica cada día, porque cuanto más se utiliza este poder, más se conoce” (Robin Sharma, autor de El líder que no tenía cargo).

TEXTOS PARA EL ALMA 190




Inundado por la magna polifonía del silencio que ofrece la iglesia franciscana de Pompeya, te pongo en mi conciencia para agradecerte lo mucho que recibo de ti. Tu existencia me marca las dimensiones de la "OTREDAD" y desde esa pluralidad acercarme al abandono del YO

TEXTOS PARA EL ALMA 189




MIEDO A QUE NOS CONOZCAN.

Con mayor frecuencia de la deseada, los humanos, pasamos parte de la existencia ocultando lo que creemos que somos.
Si, así lo pienso, vivimos bajo una creencia de ser temiendo analizar lo que realmente somos.
Son pues los actos de ocultamiento lo que determina nuestro rol social y no aquello que mostramos abiertamente.
Muchos de nosotros negamos la pobreza cuando realmente somos capaces de enfadarnos y discutir por cinco euros.

Si vivimos de lo aparente, del acto engañoso de querer parecer-nos a Marco Polo por irnos a Pekín con Viajes El Corte Ingles. La pregunta es saber si deseas SER o sigues disfrutando con la fantasía del escondite. Recuerda.....que lo que está en el término, ya estaba en el inicio; pero tú no lo sabias

TEXTOS PARA EL ALMA 188




La anónima finitud del ser debe ser quien nos de la felicidad. Esta presencia opaca en la sociedad requiere de renuncia a oropeles y fantasías animadas para acercarnos a la humildad de vernos reflejados en el otro. Si, si somos como nos ven. No como te ves. He convivido, muchos años, con trabajadores -profesional es otra cosa- que eran decodificados como privilegiados por la sociedad no por su capacidad, sino por la suerte. Ellos, vanidosos y engreídos, imponían su visión de las cosas como la única verdad existente. Terminada su actuación en la farsa, son almas en pena temblorosas ante el OTRO. Entonces evita aquello que te impide SER tú, acercándote al otro como fuente de enriquecedora pluralidad. Los guetos y los pozos son peligrosos al no existir el fluir de la energía. Entregándonos a las gentes encontraremos la cruda realidad de comprobar cómo nos ven y así conocer nuestra imagen pública. Desde ese conocimiento podemos dibujar y adaptar una NUEVA IMAGEN PUBLICA o cambiar de audiencia. Todo ello conservando tu ANONIMA FINITUD

TEXTO PARA EL ALMA 187




ÁNIMOS PARA LA FELICIDAD. A veces, nuestra química hormonal, nos sitúa dentro de un plano optimista, otras en cambio, no. Es por tanto ese ciclo hormonal el dueño de nuestras vidas. ¿o somos nosotros desde el raciocinio los dueños de nuestra voluntad? Cuesta debatir estos conceptos pues forma parte de nuestra intimidad más criptica. Socialmente nos reconocemos por la imagen fotográfica y no queremos ni oír hablar del universo hormonal. Me atrevo a afirmar que somos unos perfectos desconocedores de nuestro potencial y frecuentemente nos movemos como marionetas al dictado de nuestra constelación hormonal. Así habrá una felicidad del sujeto cuerpo y otra del sujeto alma. Ambas son precisas pero la segunda, sin duda, es más profunda y duradera. ¿Pero que podemos entender como SUJETO ALMA? Me permito desvelarlo como la conciencia oculta del NOSOTROS que se muestra mediante una primera negación del YO, es decir, obviando al SUJETO CUERPO. Desde la pluralidad del SER ¿Pero que podemos entender como SUJETO ALMA? Me permito desvelarlo como la conciencia oculta del NOSOTROS que se muestra mediante una primera negación del YO, es decir, obviando al SUJETO CUERPO. Desde la diversidad del SER PLURAL que da razón a una existencia vacía del egoísmo del YO, podemos aproximar-nos a unos escenarios libres de los postulados hormonales que tanto nos esclavizan

TEXTOS PARA EL ALMA 186




Sin duda alguien tirara tus zapatos cuando ya no estés. La mayoría de nosotros nos pasamos la vida comprando y acumulando propiedades banales para satisfacer la vanidad y el egoísmo que nos envuelve. Unos compran bicicletas, otros se van a Londres y los más compran zapatos para lucir su status y deformarse los pies. Si, si nos pasamos el tiempo en el deseo de poseer banalidades obviando que tendremos un final, más o menos, cercano y todo quedara aquí. Cuando llegue este momento y, como depredadores ante su presa difunta, nuestros "seres queridos" buscaran impacientes el botín de nuestra existencia. Las pertenencias notables -inmuebles, saldos bancarios, joyas, electrodomésticos, etc. serán presa de un "nervioso reparto" dejando para la basura aquellos detalles de tu personalidad como son los zapatos. No te engañes, tu esencia y existencia, le importan a pocos. No vivas en la creencia eres importante para la sociedad. Simplemente importas a unos pocos que TÚ hayas distinguido con AMOR.

LAS PERSONAS ESPECIALES SON AQUELLAS QUE PROVOCAN EMOCIONES INCLUSO EN LA DISTANCIA


Radiografía de los perfeccionistas

Hay personas con un alto nivel de autoexigencia para las que nada nunca es suficiente. Pero ¿qué hay detrás de este estilo de comportamiento?


De todos los defectos que existen, el perfeccionismo es uno de los mejor considerados por la sociedad. En el ámbito laboral, por ejemplo, ser una persona que persigue la excelencia está tan bien visto que muchos candidatos, al ser entrevistados para un puesto de trabajo, suelen destacar este rasgo de personalidad como su principal área de mejora. De este modo consiguen dos objetivos: primero, ocultar sus verdaderas carencias. Y segundo, tratar de impresionar a su interlocutor.
No en vano, tener este rasgo en el carácter implica comprometerse con imprimir un sello de calidad en todo lo que se hace. La Real Academia Española define esta conducta como una “tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado”. De ahí que, en un primer momento, se relacione con productividad, eficiencia y excelencia. Pero tal como dice un refrán español, “no es oro todo lo que reluce”.
Para analizar este comportamiento, utilicemos como analogía los icebergs. Al observar uno de estos enormes pedazos de hielo, tan solo vemos la pequeña punta que sobresale por encima del agua. El grueso restante –que representa el 85%– queda por debajo, oculto. Hay que sumergirse para poderlo ver. Del mismo modo, al hablar de perfeccionismo solemos quedarnos con los atributos positivos que se encuentran en la superficie, sin vislumbrar la parte inconsciente que queda escondida.

Insuficiencia y autoexigencia


“Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”.

Erich Fromm
Y entonces, ¿qué hay detrás de la búsqueda constante de perfección? ¿Por qué en muchas ocasiones esta característica del carácter suele generar insatisfacción? A los miembros de este club puede que les resulte incómodo reconocer que el motor de sus acciones es la permanente sensación de insuficiencia que sienten en su interior. De ahí que nada nunca les parece lo suficientemente perfecto.
En un nivel muy profundo e inconsciente, los perfeccionistas consideran que no está bien ser como son. Sienten que hay algo erróneo que han de corregir. No saben exactamente el qué, pero esta sensación de imperfección interna les mueve a querer cambiar y les fuerza a comprometerse con mejorar. Esencialmente porque creen que actuando de este modo, volverán a sentirse bien consigo mismos. Es entonces cuando, sin darse cuenta, crean un ideal subjetivo, que determina cómo deberían ser.

El secreto de la serenidad es aceptar cada situación tal y como es
Para poder alcanzar la perfección deseada, desarrollan una autoexigencia feroz e implacable. Y empiezan a escuchar a un juez interno dentro de su cabeza que juzga y critica aquellas decisiones, acciones y resultados que les alejan de dicho ideal. Dado que su conducta se rige por medio de un imperativo moral, suelen hablar en términos de “tengo que” o “debo”. Y cómo no, este patrón de exigencia lo acaban proyectando sobre la gente con la que se relacionan.
Así, los perfeccionistas miran el mundo a través de una lupa, mediante la cual ponen el énfasis en todo aquello imperfecto que debería ser mejor de como es ahora mismo. Pongamos por ejemplo que terminan una novela llena de pasajes narrativos memorables. En vez de apreciar lo valioso que hay en ese texto, suelen criticar los cuatro errores ortográficos que han encontrado a lo largo de las más de cuatrocientas páginas que acaban de leer. Parece como si la mirada de estos adictos a la perfección estuviese entrenada para detectar fallos.
Prepotencia y frustración


“Es muy difícil ser humilde cuando se es el mejor”.

Muhammad Alí

No es un rasgo que se desarrolle con los años. El gen del perfeccionismo viene de nacimiento. De ahí que muchos perfeccionistas asocien a su infancia un sentimiento de no haber sido considerados lo suficientemente buenos por sus padres. Con el paso del tiempo, interiorizan que no está bien cometer errores. Así es como desarrollan la rigidez y la inflexibilidad. Y acostumbran a creerse en posesión de la verdad, imponiendo su punto de vista entre quienes piensan de forma diferente. Una de sus máximas aspiraciones es tener la razón. Y suelen mostrarse intolerantes y prepotentes cuando se sienten inseguros, amenazados por opiniones que discrepan de las suyas.

Uno de sus mecanismos de defensa consiste en evitar trabajar en equipo. Tienden a cargar sobre sus espaldas con la responsabilidad de hacer lo que se tiene que hacer. Les cuesta muchísimo delegar en otras personas, pues no confían en nadie más que en sí mismos. ¿Cómo van a hacerlo si los demás no se esfuerzan tanto como ellos ni consiguen imprimir el nivel de calidad y excelencia que desean?

Para compensar su sensación de insuficiencia tienen que aparentar ser perfectos a los ojos de la gente. De ahí que suelan ser muy susceptibles. Tienden a irritarse con facilidad cuando se sienten criticados. No soportan que nadie les diga cómo tienen que hacer las cosas. Sin embargo, esto es lo que acostumbran a decirles a las personas con las que interactúan.
Debido a la autoexigencia, rigidez y susceptibilidad que se ocultan bajo la superficie del perfeccionismo, estas personas terminan cosechando una frustración permanente. Su emoción predominante es la ira, la cual se manifiesta como una bola de fuego en el estómago cada vez que las cosas no salen como ellos esperaban. Eso sí, debido a que enfadarse no es una conducta demasiado perfecta, tienden a reprimir su ira hacia dentro. No es ninguna casualidad que entre el colectivo de perfeccionistas muchos somaticen la rabia, el estrés y la tensión en forma de dolores de cabeza, espalda y bruxismo.

Serenidad y aceptación
“No eres la charla que oyes en tu cabeza. Eres el ser que escucha esa charla”.
Jiddu Krishnamurti
La clave para que el perfeccionismo no sea fuente de insatisfacción reside en el arte de cultivar la serenidad y la aceptación. Y para ello es necesario que se den cuenta de que en su interior oyen una voz que los critica por todo lo que podrían hacer mejor. También han de tomar consciencia de las consecuencias que les está reportando seguir los dictados de dicha vocecita. Comprender que ellos no son ese juez interno tan exigente es el primer paso para recuperar el equilibrio perdido en su afán de ser perfectos.
Una práctica muy recomendable consiste en reírse de dicha vocecita cada vez que comience a resaltar lo que debería mejorarse. A la hora de concluir con alguna actividad, en vez de preguntarse si es intachable –lo cual nunca lo será a los ojos de un perfeccionista– pueden verificar si es “digna”, algo que sí está a su alcance. Más que nada porque el secreto de la serenidad consiste en aceptar cada situación tal y como es, en vez de esperar que sea como ellos quieren.
Al recuperar el contacto con la serenidad, los perfeccionistas asumen que los errores que cometen no son buenos ni malos, sino necesarios para aprender y evolucionar. También comprenden que todo es perfecto –incluidos ellos–, porque todo lo que sucede está en su proceso hacia la perfección. Que, por cierto, es invisible a los ojos. No tiene tanto que ver con los acontecimientos externos como con lo que uno siente por dentro al relacionarse consigo mismo.
En la medida que estas personas profundizan en aceptarse tal como son, comienzan a hacer lo mismo con los demás y sus circunstancias. Aceptar no es resignarse ni ser indiferente; es comprender que todo tiene su razón de ser y que de nada sirve luchar o tratar de cambiarlo. Lo paradójico es que cuando se aceptan de verdad, surge la transformación. Aparentemente nada ha cambiado. Pero al modificar su forma de mirar, cambia por completo su manera de vivir y de relacionarse. Y el único indicador fiable para saber si han conquistado dicha aceptación es la paz interior