TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¡¡¡YO TE PROPONGO!!!




Cada ser humano es una isla, donde sólo convive con su conciencia
y en ocasiones con un lago quieto que le informa sobre
qué rasgos asume su rostro de náufrago.
Benedetti

Si pones delante de ti un reloj con segundero y fijas la mirada en el segundero,
te llevarás una sorpresa: no puedes seguir acordándote por completo de él ni un minuto.
Puede que aguantes 15 segundos, quizá 20 y te olvidas.
Te pierdes en alguna otra idea..... y de pronto te acuerdas de lo que estabas intentando recordar.
Mantener continuamente la conciencia durante un minuto es defícil, así que hay que tener presente que no es un juego de niños.
Cuando intentas ser consciente de las pequeñas cosas de la vida, tienes que recordar que te olvidarás muchas veces.
Te distraerás con otra cosa y te irás lejos. Cuando vuelvas a acordarte, no te sientas culpable; es una de las trampas que nos propone la
conciencia.
Fuente: OSHO

¿UNA ESPIRITUALIDAD LAICA A TRAVÉS DEL COACHING?



¿PARA QUÉ, NO?

Las realidades no se identifican con el
significado que tienen para nosotros;
que el significado que las realidades
tienen para nosotros es una cosa,
y las realidades otra.
Así, la estructura de la lengua es el
origen de nuestra doble experiencia
de la realidad.
La lengua rompe el enclaustramiento
binario en el que la vida encerraba a
cada especie viviente,
gracias a que proporciona una experiencia
absoluta de la realidad.
¿Hablas en conciencia?

TERMINA UN AÑO MÁS......ALGUNOS NO VERÁN EL PRÓXIMO.... ¿A TÍ CÓMO TE HA IDO?



Hay que tratar las catástrofes como molestias
y jamas las molestías como catástrofes.
André Maurois


La felicidad no depende de
acontecimientos externos,
sino de cómo los
consideramos
Tolstoi

"MÁS VALE CAMINAR BIEN QUE LLEGAR"

"Tened encendidas las lámparas"
Hemos de combatir el amodorramiento del cuerpo y la dulzura del sueño.

Costumbre o tradición. Es tradición todo aquello que una generación hereda de las anteriores y, por estimarlo valioso, llega a las siguientes. (una de las primeras cosas que puede hacernos pensar esta primera definición de diccionario es: ¿quién estima valioso algo para convertirlo en una opción de tradición?).
Se considera tradicionales a los valores, creencias y formas de expresión artística características de una comunidad, en especial a aquéllos que se trasmiten por vía oral (como en la noche de los tiempos). Lo tradicional coincide así, en gran medida, con la cultura y el floklore o "sabiduría polular". En nuestros tiempos, entoces, la sabiduría popular, por ejemplo ¿quién la transmite Rajoy o Falete? Hoy la sabiduría popular ya no se transmite en las plazas o ágoras populares. Sin televisión no hay tradición y aquí pierde FALETE.
La visión conservadora de la tradición ve en ella algo que manatener y acatar acríticamente. Sin embargo, la vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, cambiando forma y fondo (a veces profundamente) para seguir siendo útil. Así podemos estimar que TRADICIÓN y REVOLUCIÓN son palabras idénticas. (Vicente Aleixandre).
La tradición es única para toda la humanidad, y se manifiesta de forma superficialmente distinta en los diferentes pueblos y religiones, variando según el contexto, pero manteniendo siempre intacta la parte interior. La cadena se rompe con la época moderna, en la que se pierde la tradición verdadera y sólo persisten costumbres que no nos remiten a una realidad trascendente, pues se trata sólo de manifestaciones físicas reproducibles, y no de realidades interiores que se externalizan a través de múltiples formas, ajustándose a los límites establecidos por la misma tradición René Guenon
Entiendo, por tanto, ´que nadie está legitimado para adueñarse de la tradición y ésta es un mosaico con diversas perspectivas. donde Rajoy y Falete son sólo dos piezas más.

¡¡¡¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS EN EL MUNDO!!!



NO TE RINDAS

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo,
porque yo te quiero.
Una sublime gentileza de YOLANDA GUTIÉRREZ MARTOS

CHARLANDO CON MI CONCIENCIA.........Y CONTIGO


Suicida tus dudas y no te salves,
que el amor que mata es el que vive,
es del que renacemos como AVE FÉNIX.
Luego de un bautizo de fuego,
sólo quienes han amado...
logran ver más allá...
No te salves nunca....


"Nuestro modelo de aprendizaje esta orientado a ganarnos la vida no a entender la vida. No aprendemos a vivir aprendemos a trabajar"
***
"En los procesos de coaching, el coachee, no debe tratar de ponerse más bien de quitarse. Debe ser como si él esculpiera su propia estatua"
***
" La búsqueda de nuestra esencia del SER nos debe llevar a una revisión profunda de nuestras creencias que nos permita acceder a la conciencia para renovarla y desarrollarla".
***
"Cuando carecemos de silencio interior, trivializamos, volatizamos y banalizamos la vida, al estar continuamente expuesta a la merced del viento que más sopla, del ruido que más aturde".
***
"AMA AL PRÓJIMO COMO A TÍ MISMO"
¿pero cómo te amas?

¡¡¡TÚ, A TU RITMO!!!



La impaciencia no sirve para nada
BORJA VILASECA
Querer acelerar el ritmo de los acontecimientos es una distorsión de nuestra mente. La clave para cambiar consiste en aprender a disfrutar el momento presente.

Me gusta que las cosas sucedan cuando yo quiero”. “Odio que me hagan perder el tiempo”. “Mándame el informe urgentemente”. “¡Hay que ver qué lenta es la gente!”. “Ya va siendo hora de que cambien las cosas”. “¡Date prisa, que llegamos tarde!”. “¡Lo necesito ahora mismo!”. “¿Por qué no me ha llamado todavía?”. “¡Me muero por que sea viernes!”. “No soporto que me hagan esperar”.
“Para tener una actitud más constructiva hay que recordar de vez en cuando que todos los procesos tienen su función y su tempo”
Si le resulta muy familiar alguna de estas afirmaciones, seguramente conocerá bien qué es la impaciencia. Pero no se preocupe. Es una distorsión psicológica que tiene cura. Tan sólo basta comprender que es inútil. No sirve absolutamente para nada. Por más que nos quejemos, enfademos y lamentemos, las cosas van a seguir yendo a su ritmo, tal y como lo han estado haciendo y lo van a seguir haciendo siempre.
Y no sólo eso. Es muy perjudicial para nuestra salud emocional. Cada vez que nos invade la impaciencia es como si tomáramos un vasito de cianuro, vertiendo veneno sobre nuestra mente y nuestro corazón. Eso sí, a pesar de que vivimos en una sociedad que premia y ensalza la velocidad y la inmediatez, desprenderse del hábito de “querer las cosas para ya” es posible. Todo se reduce a un simple cambio de actitud.

EL VENENO DE LA PRISA

“Deseamos ser felices aun cuando vivimos de tal modo que hacemos imposible la felicidad” (san Agustín)

Imagínese que está al volante de su coche, conduciendo tranquilamente por una calle de un solo carril. De pronto se forma una inesperada caravana. Aunque usted no puede verlo, parece que un camión se ha detenido unos cuantos metros más adelante para realizar una descarga. Pasan los segundos y usted sigue sin poder avanzar. Poco a poco empieza a ponerse nervioso. Echa un vistazo a su reloj y suelta un tedioso resoplido.
Al poco rato comienzan a sonar los primeros bocinazos. En medio de aquel insoportable ruido, finalmente pierde la paciencia y, harto de esperar, se suma a la protesta y toca varias veces el claxon con rabia.
Al cabo de un rato retoma la marcha, impotente y molesto por lo sucedido. Puede que usted no sea consciente, pero las emociones negativas que ha creado mientras apretaba el claxon con fuerza le van a acompañar el resto del día. ¿Y todo ello para qué? ¿Acaso su impaciencia le ha servido para acelerar la descarga realizada por el camión? ¿Realmente cree que el conductor ha tardado más de lo necesario aposta sólo para fastidiarle? Lo paradójico es que la impaciencia sólo le ha perjudicado a usted.

LA RAÍZ DE LA IMPACIENCIA

“Lo que causa tensión es estar ‘aquí’ queriendo estar ‘allí’, o estar en el presente queriendo estar en el futuro” (Eckhart Tolle)

Pero entonces, ¿por qué lo hacemos? ¿Por qué somos impacientes? Aunque parezca mentira, ninguno de nosotros elige tomar esta actitud cuando la vida no se ajusta a nuestros planes. Por el contrario, la impaciencia surge mecánica y reactivamente de nuestro interior cuando vivimos de forma inconsciente. Se trata de un efecto, un síntoma, un resultado negativo que pone de manifiesto que la mirada que estamos adoptando frente a nuestras circunstancias es errónea.
Si volvemos al ejemplo del atasco de tráfico anterior –que puede ser extrapolado a cualquier otra situación cotidiana–, nos damos cuenta de que nuestro malestar surge al poner el foco de nuestra atención en el denominado “círculo de preocupación”. Es decir, en todo aquello que no depende de nosotros, como que el conductor del camión realice la descarga más rápidamente. Y al no poder hacer nada al respecto, nos invade la impotencia, y con ésta, el agobio, el enfado y la lamentación.
Sin embargo, el camión tiene todo el derecho de pararse y realizar la descarga, de igual manera que nosotros también detenemos nuestro coche a veces, haciendo demorar a otros conductores. Si nuestro día a día no es más que un continuo proceso repleto de otros necesarios para que todos podamos completar nuestras actividades personales y profesionales, ¿dónde está el problema? ¿Por qué es tan difícil adaptarse a lo que sucede?
EL ARTE DE VIVIR DESPIERTO


“Si no hallas satisfacción en ti mismo, la buscas en vano en otra parte” (François de la Rochefoucauld)

La respuesta se encuentra dentro de nuestra cabeza. Cada vez que nos sentimos impacientes, ocasionándonos a nosotros mismos un cierto malestar, significa que estamos interpretando los acontecimientos externos en base a una creencia limitadora: que nuestra felicidad no se encuentra en este preciso momento, sino en otro que está a punto de llegar. O, dicho de otra manera: como creemos que no podemos estar a gusto en medio de un atasco, deseamos que éste termine de inmediato para poder llegar a nuestro destino, donde sí podremos gozar de nuestro bienestar.
Sin embargo, funcionar según esta falsa creencia revela una verdad incómoda, que suele costarnos bastante aceptar: la impaciencia suele ser un indicador de que no estamos a gusto con nosotros mismos. Porque si lo estuviéramos realmente, no tendríamos ninguna prisa en que el camión (o cualquier otra persona, cosa o situación) avanzara a una velocidad mayor de la que lo está haciendo. Ni siquiera aparecería la prisa, pues ya sabríamos de antemano que no sirve para acelerar el ritmo de lo que nos sucede.
Lo cierto es que sólo a partir de un estable bienestar interno podemos empezar a relacionarnos con nuestras circunstancias de una manera más consciente, pudiendo tomar la actitud y la conducta más convenientes en cada momento. A esta capacidad, los psicólogos y coachs contemporáneos la llaman “vivir despierto”. Al darnos cuenta de que no podemos cambiar lo que nos sucede, sí podemos modificar nuestra actitud, centrándonos en el denominado “círculo de influencia”. En el caso del atasco, implicaría respirar profundamente, poner la radio, cantar, pensar en positivo y otras acciones que dependieran por completo de nosotros.
De esta forma nos ahorraríamos la desagradable compañía de la impaciencia, un huésped que de tanto visitarnos termina por instalarse indefinidamente en nuestro interior. Eso sí, para adoptar esta actitud más constructiva es necesario que nos recordemos de vez en cuando que todos los procesos que conforman nuestra vida tienen su función y su tempo. De ahí que, por más que intentemos acelerarnos, siempre terminaremos chocando una y otra vez con esta inmutable verdad, causándonos por el camino la experiencia del malestar.

LA VIDA TIENE SU PROPIO RITMO

“El hombre corriente, cuando emprende una cosa, la echa a perder por tener prisa en terminarla” (Lao Tse)

Cuenta una historia que un hombre paseaba por el campo, aburrido, sin nada qué hacer. De pronto se encontró un capullo de mariposa y decidió llevárselo a casa para distraerse un rato, viendo cómo ésta nacía. Tras veinte minutos observando la crisálida, empezó a notar cómo la mariposa luchaba para poder salir a través de un diminuto orificio.
El hombre estaba realmente excitado. Jamás había visto nacer a una mariposa. Sin embargo, pasaron las horas y allí no ocurrió nada. El cuerpo del insecto era demasiado grande, y el agujero, demasiado pequeño. Impaciente, el hombre decidió echarle una mano. Cogió unas tijeras y, tras hacer un corte lateral en la crisálida, la mariposa pudo salir sin necesidad de hacer ningún esfuerzo más.
Satisfecho de sí mismo, el hombre se quedó mirando a la mariposa, que tenía el cuerpo hinchado y las alas pequeñas, débiles y arrugadas. El hombre se quedó a su lado, esperando que en cualquier momento el cuerpo de la mariposa se contrajera y desinflara, viendo a su vez crecer y desplegar sus alas. Estaba ansioso por verla volar.
Sin embargo, debido a su ignorancia, disfrazada de bondad, aquel hombre impidió que la restricción de la abertura del capullo cumpliera con su función natural: incentivar la lucha y el esfuerzo de la mariposa, de manera que los fluidos de su cuerpo nutrieran sus alas para fortalecerlas lo suficiente antes de salir al mundo y comenzar a volar. Su impaciencia provocó que aquella mariposa muriera antes de convertirse en lo que estaba destinada a ser.


LA FILOSOFÍA DEL ‘AQUÍ Y AHORA’


“Bendito regalo es este al que llaman presente” (Sebastian Skira)

Más allá de comprender que todos los procesos que forman parte de nuestra existencia tienen su propio ritmo, despedirse de la impaciencia también implica descubrir que lo que necesitamos para ser felices ya se encuentra en este preciso instante y en este preciso lugar. De hecho, es imposible hallarla en ningún otro momento ni en ninguna otra parte.
Aunque se ha repetido hasta la saciedad, los seres humanos tenemos un peculiar rasgo en común: tendemos a olvidar lo que necesitamos recordar y a ser víctimas y esclavos de esta negligencia. Así, el pasado es un recuerdo y el futuro es pura imaginación. Lo único que existe de verdad es el presente, que es el espacio y el tiempo donde podemos recuperar el contacto con nuestro bienestar interno. Aunque no nos lo parezca, ahora mismo todo está bien. Todo está en su sitio, tal y como tiene que ser. El problema lo crea nuestra mente cuando no acepta lo que hay, tratando de cambiar lo externo, que no depende de nosotros, y posponiendo nuestra propia transformación, que sí está a nuestro alcance.
Algunos coachs especializados en desarrollo personal proponen que la próxima vez que nos invada la impaciencia nos preguntemos: “¿Qué es lo que no estoy aceptando? ¿Qué le falta a este momento? ¿De qué manera lo que está sucediendo me impide ser feliz? ¿Qué prisa tengo? ¿Qué voy a hacer luego?”. Al analizar las respuestas, concluimos que desear que llegue un futuro imaginario suele ser una consecuencia de no estar en paz con nosotros mismos en el presente. Aprendemos a fluir cuando comprendemos que la realidad siempre es aquí y el momento siempre es ahora.

Vivir el momento
Cuenta una historia que el sabio Confucio animó a uno de sus discípulos a caminar por un bosque. Mientras el maestro paseaba distraídamente, silbando y observando los árboles y los pájaros con los que iba cruzándose por el camino, su acompañante parecía nervioso e inquieto. No tenía ni idea de adónde se dirigían. Harto de esperar, finalmente el discípulo rompió su silencio y le preguntó: “¿Adónde vamos?”. Y Confucio, con una amable sonrisa en su rostro, le contestó: “Ya estamos”.

¿SEGUIMOS ATADOS A LA IGNORANCIA?




LOS ENEMIGOS DEL APRENDIZAJE
No aceptar decir No Se.
Confundir tener opinión con saber
NO tengo Tiempo
NO incluir las Emociones como espacio de APRENDIZAJE
Vivir juzgándolo todo.
No dar autoridad a nadie para aprender nada.
Querer tener todo claro siempre
¿DESEAS APRENDER? O YA DEJASTE EL COLEGIO!!!!!

¡¡Y TÚ!! ¿DE QUÉ CUENTO VIVES?


Cuando llegue el momento de ser nadie,
el mundo seguirá y no lo veremos.
Si antes vivíamos cegados por el sol
ahora estaremos cegados por la sombra.
Benedetti.
El humano ha necesitado construirse un “cuento” que le acompañe en su soledad. Cada uno de nosotros transformamos nuestra realidad en una fantasía ilusoria que nos hace vivir en un espejismo a modo de una “pasarela” existencial.
Aun así, nuestra ubicación no cambia y seguimos siendo el reflejo de una soledad en los cauces del consumo. Como sea que la vida ya nos viene regalada y vivimos “sedados” ante el futuro, sólo deseamos disfrutar el momento dando respuesta a los sentidos que simplemente nos diferencian de los primates a través de la conciencia.
De esta conciencia diferenciadora trata el coaching dado que, a través del auto análisis, el individuo, se fortalece e impulsa su conciencia de ser y querer ser.

¿EN LO SIMPLE PUEDE ENCONTRARSE LA PLENITUD?



Cuando somos capaces de cultivar el silencio
y desde él compartimos nuestra existencia;
encontramos la plenitud a través
de la mirada de los demás.

A lo largo del día, nuestra mente va acumulando más información de la que somos capaces de asimilar conscientemente.
El bien es mayoria, pero no se nota porque es silencioso.
Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?

Inicialmente se rien de tí.
Posteriormente te ignoran,
pero recuerda.....
¡¡¡al final tú ganas!!!

¿TU TAMBIÉN PUEDES MODIFICAR TU DESTINO?


Cada especie tiene una cárcel específica,
y para todos, el cerrojo es genético.
En nuestra especie, la vida encontró
una solución muy hábil y rápida:
sustituir la estructura binaria de la
relación con la realidad, por una
estructura terciaria.
La estructura terciaria será:
sujeto de las necesidades/
lengua/
mundo correlado a las necesidades.

Como si fuéramos un PERRO CIEGO
debemos intentar vivir a través de los sentimientos y emociones que nos proporciona nuestro entorno.
Para ello hemos de modificar nuestras actitudes mentales que nos anclan en una visión materialista del universo.

¿LA CULPA? ... ¿ES NUESTRA?


Atención al sentimiento de culpa
XAVIER GUIX
Observemos una secuencia que podría suceder en cualquier casa: el niño o la niña juega a alcanzar un jarrón que se encuentra en lo alto de un mueble. Con el zarandeo, el jarrón se precipita al vacío rompiéndose en mil pedazos. La primera respuesta de la criatura es asustarse y llorar, o quedarse atorada. Se da cuenta de que su acción ha provocado algo anormal, es decir, que tiene una mínima conciencia de la relación entre la acción y sus consecuencias. Por eso no ríe, aunque tampoco sabe lo que debe sentir.

Las personas de baja autoestima son más proclivesa los sentimientos de culpa, que refuerzan su distorsionada autoimagen
Entonces llega la figura cuidadora y al ver la cara que pone se da cuenta de la que le viene encima. Y llora. No por miedo, sino por la actitud con la que se le riñe. Ahora sabe lo que tiene que sentir. Acaba de descubrir algo así como un sentimiento de culpa. Hay cosas que están bien y otras que están mal.
LA CULPA ESTÁ ENRAIZADA EN NUESTRO SISTEMA EVOLUTIVO
El conocimiento del bien
y del mal no es otra cosa que el afecto de alegría o de tristeza, en cuanto que somos conscientes de él (Spinoza)

Desde los tiempos de Adán y Eva, símbolos inequívocos de la idea de la transgresión de los códigos establecidos, el ser humano viene elaborando un sentimiento (emoción + cognición) al que denominamos culpa. En el paquete evolutivo de nuestras emociones básicas, tal como investigó Paul Ekman (miedo, tristeza, alegría, desprecio, asco, ira y sorpresa) no se encuentra para nada la culpa, tratándose entonces de una emoción secundaria o elaborada socialmente.
Esa misma evolución nos ha proporcionado lo que el mismo autor denomina species-constant learning, es decir, hay temas universales que como especie hemos ido emocionalmente aprendiendo, aunque existen muchas variaciones en su expresión según la persona, el contexto y la cultura. Se trataría de un código ético universal para que nuestras acciones puedan discriminar entre el bien y el mal.
Esos temas nos son dados, no adquiridos, conformados en nuestro inconsciente colectivo, con lo cual el tema de la culpa es como una pesada carga que arrastramos, seguramente porque en algún aspecto nos ha sido útil. Sólo así puede entenderse que, a pesar del sinsentido que tiene vivir en la culpa, sigamos sin saber cómo evitarla.

LA CULPA ES UN ELEMENTO
DE CONTROL SOCIAL
Como en las deudas, no cabe con las culpas otra honradez que pagarlas (Jacinto Benavente)

Existen códigos, pautas, normas que no se deben transgredir porque, de hacerlo, no sólo aparece el castigo, sino, peor aún, el menosprecio de los nuestros, léase que no nos quieran, que nos alejen del grupo. Y ése es el peor de los miedos humanos.
Desde una visión teológica, la culpa es la transgresión de la voluntad divina, el pecado. En la vida civil hablamos de faltas o delitos por desobedecer las leyes. Existen a su vez leyes no escritas, códigos morales y éticos universales que inspiran la conducta de las personas con tal de facilitar su relación, su convivencia y el respeto por su entorno. Pero también se convierte, no nos engañemos, en un arma de control social.

PARA QUE EXISTA CULPA
DEBE EXISTIR UN CULPADOR
El culpador es el guardián del código. Cuando lo transgredimos aparece el sentimiento de culpa (Norberto Levy)

El control más sutil y perverso se logra cuando la propia persona acaba regulándose a sí misma. Dicho de otro modo, para que exista culpa debe existir un culpador. Y no existe mayor culpador que uno mismo. Eso no está ahí fuera, sino en mi interior. Entonces soy culpable.
Hay quien se culpa por todo, quienes parecen mártires que cargan a cuestas el dolor del mundo, sin motivo. La culpa puede convertirse en un problema psicológico cuando no la frenamos.

LA BAJA AUTOESTIMA crea culpa
La culpa no está en el sentimiento, sino en el consentimiento
(san Bernardo de Claraval)

Las personas de baja autoestima son las más proclives a sufrir continuados sentimientos de culpa. En este caso, la culpa es disfuncional, ya que le sirve a la persona para reforzar su distorsionada autoimagen.
Por eso es tan importante que pongamos al culpador a raya. Que seamos capaces de discriminar a quien es el culpador que ahora nos juzga y a la vez observar el motivo de la culpa. Eso significa obedecer más a nuestra brújula interior que a los qué dirán de turno. La culpa siempre está presente. Actuamos mucho más para evitar el sentirnos posteriormente culpables, que no por convencimiento.
Nos sabe mal decir que no; nos sabe mal pedir; nos sabe mal no responder a las expectativas de los demás. Entonces, ¿qué nos sabe bien? Si por hacer nuestro bien, lo que creemos que es bueno para nosotros, causamos un malestar a terceros, he ahí la clave para entender nuestras falsas culpabilidades. El único remedio que encontramos es la evitación, no sea que nos tilden de egoístas. Y así, dejamos de ser nosotros, para ser lo que los demás esperan de nosotros. He ahí el destino final de la culpa.
Si la culpa es evolutiva, ¿podemos lograr desprendernos de ella? Puede que no. Pero a medida que alcanzamos una nueva conciencia, sustituimos la culpa por la responsabilidad. La culpa es vivida como una separación entre nosotros y el mundo. La responsabilidad, por el contrario, nos adentra en él. La responsabilidad es equilibrio. ¿Y qué es la culpa sino su falta? Empecemos tal vez por ahí.

¿Somos sujetos de la oración o complemento circunstancial?


¡¡Qué bonito sería disfrutar
con los frutos de la nada!!
Vivir siempre con la ilusión
puesta puede mover nuestras
alas.
"Prêt-à-porter"
¿Nuestra civilización opulenta es generosa con los "pollos" dado que les da de comer para después comérselos?
Los "pollos de derechas dirían: "Nunca en nuestra especie han existido tantos de nosotros y tan bien alimentados"
Los "pollos de izquierdas" dirían: "Si, si pero nos engordan para morir y alimentarse con nuestras carnes"
¿El capitalismo es generoso con nosotros?
¿Reconoces tu destino?

¿DESNUDAS TU ALMA?



¿¿¿RETO O PROBLEMA???

"No dejes que el engaño y la comodidad se vista tu librea"
¿Posiblemente no quieras saber que vives en una zona de confort, no?
¡¡¡y encima te quejas!!!
"No tener hogar es + que no tener techo"
Todos, o casi todos, desean ser los liberadores del pueblo, de la masa. Pero la plebe sigue adormilada y comiendo. Todo aquello que no te gusta puede ser un detonante para tu emancipación. Si lo consideras un problema te quedarás anclado en la queja y morirás en ella. En cambio puedes aceptarlo como una oportunidad de conseguir algo por ti mismo. Así en tu próximo escenario social ya no actuarás de comparsa votando con el dedo.
El hogar lo hace el equipo que no busca su solución individual.
Aporta y no te lleves.
¿VIENES?

¿PARA QUÉ NO SOMOS RESPONSABLES DE NOSOTROS MISMOS?



¿Tú cómo lo tienes organizado?

Gastamos mucho tiempo persiguiendo que las cosas se hagan. Es agotador. A veces los jefes no hacen otra cosa que perseguir. Las organizaciones grandes están llenas de niveles de supervisión, que persiguen a los de abajo y éstos a su vez a los de más abajo. Es lo de “mucho jefe para poco indio”. Quizá sería más eficiente poner objetivos, revisarlos con no mucha frecuencia y eso sí, si no se cumplen tomar medidas drásticas. Alguno podrá objetar, “es que si no persigues a la gente, la gente no se mueve”. Pues si es así, habrá que ver la razón. Pero de esto intentaré hablar otra semana.

También ocurre que hay que perseguir a clientes, proveedores, etc. Gastamos tanto tiempo que no tenemos tiempo para hacer nuestro trabajo, incurrimos en retrasos y también nos persiguen a nosotros. Es un círculo vicioso en el que todos gastamos enorme tiempo y de forma totalmente inútil.
Con frecuencia tenemos unos procesos de decisión lentísimos e ineficientes. En organizaciones grandes, para comprar un lápiz tienes que pasar siete filtros de control de gasto para que te aprueben la propuesta. Eso es así porque quizá alguien en el pasado gastó más de la cuenta y se puso un control para evitar ese gasto. Pero el resultado es que para evitar un gasto de 10, se establece un control que obliga a 20 personas a pasar por el aro, con un coste de tiempo de 100.
Solución, revisar los procesos de decisión para que sean más fluidos, sabiendo que habrá errores (costes), pero tolerables.

En cualquier empresa para decidir algo tienes que contar con otros departamentos que son proveedores internos o que tienen que dar su visto bueno. Como cada departamento quiere proteger su parcela de poder, hace pasar por el aro a todo el mundo. Resultado: negociaciones, llamadas, emails infinitos hasta convencerlos. Más tiempo gastado.

Me contaba un amigo que en su multinacional dedica un tercio de su tiempo a planificar y explicar a la dirección lo que va a hacer, un tercio a hacerlo y un tercio a explicar lo que ha hecho. Quizá exagera mi amigo, pero algo hay de ello.
Mucho tiempo gastado en planificar, reportar y poco en hacer.

Por último, copio una explicación que me sugiere un lector. “Tengo compañeros que salen tarde de la oficina porque no les apetece llegar a casa a la hora de bañar a los niños”. ¿Hay mejor modo de pasar el tiempo? Puedo asegurar que cuando lo haces varias veces se convierte, como por arte de magia, en el mejor rato del día.”.

"La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer"
Bertolt Brecht

(ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón; recibe con gusto el consejo de un padre piadoso, y cúmplelo verdaderamente. 2 Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia. 3 Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Señor, verdadero Rey.) Prólogo de la Regla de San Benito

0SHO, ISHA, YAHVÉ,MAHOMA,BUDA, BRAHMA KUMARIS,....¿son caminos al centro de tu corazón?


Ya que de la esperanza,
para la vida mía,
triste y descolorido ha llegado el ocaso,
a mi morada oscura,
desmantelada y fría,
tornemos paso a paso,
porque con su alegría no..
aumente mi amargura...
la blanca luz del día.
Contenta el negro nido busca
el ave agorera;
bien reposa la fiera....
en el antro escondida,
en el sepulcro el muerto,
el triste en el olvido...
...y mi alma en su desierto.
Rosalia de Castro

"La CONTEMPLACIÓN no solo amplía el alcance de nuestro pensamiento,
sino también el de nuestras acciones y nuestros afectos"

Religiosidad supersticiosa versus Religiosidad esclarecida o cósmica.
Einstein siempre distinguía entre religiosidad supersticiosa (la de las iglesias y los dogmas, la de los dioses personales y las almas inmortales) y religiosidad esclarecida o cósmica, compatible con la ciencia y basada en la superación de las tendencias egocéntricas.
"La persona que considero religiosamente esclarecida es la que se ha liberado lo más que puede de los grilletes de los deseos egoístas y está preocupada con pensamientos, sentimientos y aspiraciones de valor suprapersonal".
"Si uno de los fines de la religión es liberar a la humanidad, en la medida de lo posible, de los antojos, deseos y temores egocéntricos, el razonamiento científico puede ayudar"
"Por medio del entendimiento, el científico, alcanza la emancipación de los grilletes de las esperanzas y deseos personales y con ello consigue una actitud mental humilde".
Einstein pensaba que la religión supersticiosa se basa en el miedo y en la creencia en un Dios personal que se preocupa por nosotros y en el que podemos influir mediante oraciones y ritos.

"En el humano/a primitivo/a es el miedo lo que despierta emociones religiosas. En este estado, la mente humana, crea seres ilusorios más o menos análogos e ella misma y de cuyos deseos y acciones dependen las cosas que nos aterrorizan. Esta es la "religión del miedo" sostenidad por la casta sacerdotal".
La religiosidad de Einstein está basada en el intento de comprensión del Universo y en la admiración e identificación emocional con el Universo. "Este conocimiento y esta emoción constituyen la verdadera religiosidad; en este sentido, y solo en este sentido, yo soy un hombre profundamente religioso. No puedo concebir a un Dios que premie o castigue a sus criaturas o que posea una voluntad como la nuestra. Tampoco puedo concebir a un individuo que sobreviva a su muerte física".


Cuidemos a los amigos
JENNY MOIX
Cuando alguien nos describe a un desconocido suele especificarnos su profesión, si se trata de una persona casada o no, si tiene hijos, e incluso, cuánto gana. Difícilmente nos indica si se trata de una persona con o sin amigos. Parece como si la profesión, el estado civil y la posición económica fueran algo mucho más relevante y definitorio que la amistad.

Los amigos de verdad son aquellos con los que nos encontramos cómodos, no juzgados, los que nos quieren con nuestros defectos.
Afirmamos que valoramos mucho la amistad, pero nuestros actos no reflejan el gran valor que le otorgamos.

A la misma conclusión podemos llegar si nos fijamos en cómo se define a la gente soltera, divorciada, sin pareja. “Está solo” o “está sola”. La premisa implícita es que los singles están solos y los que tienen pareja no. La pareja cuenta más que los amigos para decidir si etiquetamos a alguien de “solo”. ¿Realmente le damos a la amistad el inmenso valor que posee?

Sufrir estrés incrementa las posibilidades de padecer muchas enfermedades digestivas, cardiológicas, dermatológicas… incluso infecciosas. Por eso, cualquier remedio que nos ayude a controlarlo es una valiosa fuente de salud. Muchas investigaciones demuestran que la amistad es una de estas potentes medicinas. Investigadores de la Universidad de Pittsburgh han observado que cuando se pide a los sujetos de un experimento que lleven a cabo tareas estresantes, tan sólo tener un amigo en la misma habitación, aunque no ayude en la tarea, convierte en menos probable que aumenten su ritmo cardiaco y su presión arterial.

El primer estudio científico sobre la relación entre amistad y salud data de 1979. Dicha investigación duró nueve años, en los que se observó de cerca la salud de casi 5.000 residentes de un condado de California. Los datos indicaron que las personas que tenían más contactos sociales (amigos íntimos y parientes a quienes veían a menudo) corrían menos de la mitad del riesgo de morir que las que contaban con menos. Desde entonces, son numerosos los estudios que confirman que los amigos nos inyectan salud.

¿de Qué estamos hablando?
“Amistad que acaba no había comenzado”
(Publio Siro)

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la amistad es el afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. La definición es amplia porque especificar concretamente en qué consiste resulta complicado. Probablemente habrá casi tantas formas de entenderla como personas.

Existe un adjetivo que solemos colocar junto a la palabra amistad: “Verdadera”. Parece que necesitamos diferenciar ésta de otros tipos. Según Aristóteles, estos tipos serían la amistad por interés y por placer.

La amistad verdadera se basaría en el bien, en la virtud. Y en opinión de este gran filósofo, sólo puede darse entre personas que se desean el bien por sí mismos, sin ningún tipo de interés; por ello, aunque las circunstancias varíen, ella permanece. “La amistad perfecta es la de los buenos y la de aquellos que se asemejan por la virtud. Ellos se desean mutuamente el bien en el mismo sentido”, dice Aristóteles.

Los amigos de verdad son aquellos con los que nos encontramos cómodos, no juzgados, los que nos quieren con nuestros defectos incorporados. Como tan bien expresan las palabras de Elbert Hubbard: “Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere”.

La sinceridad es otra de las características de las relaciones auténticas. Sólo con los verdaderos amigos podemos pensar en voz alta, porque la confianza es absoluta. No obstante, la sinceridad no puede entenderse como abrir el grifo de nuestros pensamientos sin medir nuestras palabras. Los amigos, por mucho que nos quieran y confíen en nosotros, son seres humanos, y por ello en su interior habitan inseguridades, dudas, miedos… Nuestras palabras pueden herirlos, así que, incluso con ellos, hemos de cuidar cómo nos expresamos; valorar qué efecto producen en el otro.

Estar con alguien con quien compartes un afecto mutuo, sin sentirte juzgado, con quien confías absolutamente y con quien puedes ser sincero es algo que no tiene precio. La amistad es un tesoro. Y no todo el mundo lo posee, ya que no se trata de un bien fácil de conseguir y mantener.

Atención a las expectativas

“Una teoría infalible: siempre hay que saber qué se puede esperar de cada amigo” (Carmen Posadas)

¿Los amigos nos traicionan? Normalmente lo que nos defrauda son nuestras propias expectativas. Cuando alguien nos falla suele suceder porque esperábamos algo de él que no nos ha dado. Por eso debemos tener tanto cuidado con nuestras expectativas, porque si son altas nuestros amigos nos decepcionarán con gran facilidad. Y el resultado final puede ser, como les ocurre a muchas personas, que nos quedemos solos. Hay que valorar que si muchas veces nuestro propio comportamiento nos decepciona, ¿cómo poder esperar que los otros no tengan fallos y estén siempre y constantemente a la altura de una amistad ideal?

La amistad verdadera es recíproca, pero también es una equivocación caer en la trampa de entender esta reciprocidad de forma equivocada. No se trata de anotar en una especie de libro de cuentas lo que damos y lo que recibimos. Si lo hacemos podemos sentir un desequilibrio porque solemos ser más conscientes de nuestra entrega que de la ajena.

Y si la balanza se decanta hacia el otro lado y nos sentimos en deuda, ese sentimiento no debe confundirnos. Nuestra conciencia nos puede presionar a devolver exactamente lo que nos han dado. A los amigos les hemos de dar porque los queremos y no por ningún tipo de presión subjetiva. La reciprocidad se debe encontrar en el afecto, no en los actos concretos.

atención a los favores

“Si nuestros amigos nos hacen favores, pensamos que nos los deben a título de amigos, pero no pensamos que no nos deben su amistad”
(Marqués de Vauvenargues)

Aprovechando la ocasión que me brindaba escribir este artículo, hablé con algunas de mis amigas sobre lo que para ellas significaba nuestra relación. Una de ellas me confesó algo que yo no sabía. Me explicó que muchos años atrás quería pedirme un favor, pero al final decidió no hacerlo. No me lo pidió precisamente por la gran amistad que nos une. Sabía que para mí ese favor era muy difícil de llevar a cabo, y si me lo pedía intuía que yo se lo haría cargando con todos los problemas que eso supondría para mí. Ahora todavía entiendo más por qué es una gran amiga.

Según qué tipo de favor pedimos a un amigo existen dos peligros: que nos lo haga, a pesar de lo que le puede suponer; y que no lo haga y nos sintamos defraudados. Así que antes de pedirlo deberíamos valorar detenidamente estos dos aspectos. Es mejor preservar los beneficios a largo plazo de la amistad en detrimento de los inmediatos.

cuidar la relación

“Entre individuos, la amistad nunca viene dada sino que debe conquistarse indefinidamente”
(Simone de Beauvoir)

Si preguntamos qué valores son importantes en la vida, muchas personas nombrarán la amistad. ¿Y si preguntamos en qué medida cuidan sus amistades? En muchas ocasiones, las respuestas a estas dos preguntas no son proporcionales. Afirmamos que valoramos en gran medida la amistad, pero nuestros actos parecen no reflejar ese gran valor.

En el día a día estamos muy pendientes de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones familiares, los amigos parecen estar en la cola de nuestros pensamientos. Sin embargo, en este mundo tan cambiante en el que podemos quedarnos sin trabajo, en el que podemos divorciarnos, en el que los hijos se van de casa… lo más permanente son los auténticos amigos. ¿Por qué no los cuidamos más? ¿Es una cuestión de tiempo o es que no los valoramos como se merecen?

En la hermosa y aleccionadora película ¡Qué bello es vivir!, el mensaje que el ángel le deja escrito en el libro al protagonista resume la importancia de la amistad: “Recuerda que ningún hombre es un fracasado si tiene amigos”. ¿Cuándo fue la última vez que dejamos por un rato nuestros problemas para preocupamos por cómo se encontraban nuestros amigos; que decidimos alegrarles el día de alguna manera; que les expresamos lo importantes que son para nosotros…? ¿Hoy podría ser un buen día?

La arena y la roca

Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y discutieron. Uno acabó dando al otro una bofetada. El ofendido se agachó y escribió con sus dedos en la arena: “Hoy mi mejor amigo me ha dado una fuerte bofetada en la cara”.
Continuaron el trayecto y llegaron a un oasis, donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado y herido empezó a ahogarse. El otro se lanzó a salvarlo. Al recuperarse del posible ahogamiento, tomó un estilete y empezó a grabar unas palabras en una enorme piedra. Al acabar se podía leer: “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”.

Intrigado su amigo, le preguntó:

–¿Por qué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora escribes en una roca?

Sonriente, el otro respondió:

–Cuando un gran amigo nos ofende, debemos escribir la ofensa en la arena, donde el viento del olvido y del perdón se encargará de borrarla y olvidarla. En cambio, cuando un gran amigo nos ayuda o nos ocurre algo grandioso, es preciso grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde ningún viento de ninguna parte del mundo podrá borrarlo.

¿COMODIDAD O AVANCE?


Premio versus Castigo

¡¡Tú nunca andarás sola!!

Dos poderes bastarían a los "directivos" inteligentes para controlar a sus equipos: el de castigarles y el de recompensarles.

¿A que me refiero con castigar y recompensar?
Por castigar por degradar y despedir; por recompensar, a conceder honores y riqueza.
Usádolos bien, los miembros del equipo, siempre estarán temerosos de los castigos y ansiosos de las recompensas.
Pero no son así las cosas hoy.
Hoy muchos altos directivos han perdido el control sobre los castigos y las recompensas: movidos por venganzas o favores personales, resulta que son los "segunda línea" quienes determinan el premio o castigo a concretar. Consecuentemente, los equipos, ya no respetan a los altos directivos. Centran sus miedos o esperanzas en las "segundas líneas de decisión" por lo que las organizaciones son "guiadas" por individualidades escasamente comprometidas con la globalidad.
Una de las estrategias para provocar miedo es "no ser previsible". La arbitrariedad asusta.
Consecuentemente, el poder, está estructurado y organizado para controlar a las masas sedándolas en la comodidad. Quizás éstas puedan romper sus cadenas caso de adquirir conciencia de tales herramientas y modificando su escala de valores.
Tal modificación debería contemplar, por ejemplo, a dar prioridad a un "plan de carrera" versus una gratificación económica.
Pero las personas nos movemos más por lo aparente que por lo real. Tal circunstancia condiciona cualquier estrategia inteligente. Quién desee ser estratega con su entorno deberá utilizar la astucia para mantener a los demás "en suspenso y asombrados".
Todo ello acompañado de determinadas "virtudes" que refuercen nuestra credibilidad y reputación.
O bien aceptamos ser "los corderos obedientes" o nos manejamos en la estrategia dado que el "poder " busca nuestras voluntades para conseguir sus objetivos.

¿Quién es el dueño del poder?
¿Cuántos poderes hay?
¡Tú que respondes!
¿o prefieres una cerveza?
¡¡o un bombóm!

¿QUÉ VIDA ELIGES?




¡¡¡NO PIERDAS TU ESPERANZA!!!

La gente siempre hemos tenido cierta tendencia al autoengaño y a la negación de los aspectos desagradables de la realidad. Muchas religiones han propagado la creencia en la inmortalidad del alma. Esta creencia ha proporcionado a los representantes de las religiones poder e influencia sobre los creyentes. Así se pueden convertir en consuelos ilusorios a las almas afligidas.
Ven, muerte, tan escondida.
que no te sienta venir,
porque el placer de morir
no me vuelva a dar la vida.

La felicidad no es menos auténtica porque un día deba acabarse, y el pensamiento, y el amor, no pierden su valor porque no duren eternamente. Las dos emociones morales básicas son el amor a uno mismo y la compasión o simpatía por los otros.
El amor a uno mismo se manifiesta al nivel del egoísmo y de la racionalidad individual. La compasión es la capacidad de ponerse imaginativamente en el lugar de otra criatura capaz de sufrir y de padecer con ella.
Si nuestra conducta estuviera completamente determinada, de tal modo que nunca tuviéramos que elegir ni tomar decisión alguna, la reflexión sobre lo que hacer sería superflua y la conciencia moral y ética no existiría.
No podemos abdicar de la conciencia moral, siempre tenemos que elegir, que tomar decisiones. Por eso adoptamos reglas morales que guien nuestra acción en multitud de casos.
Así vamos construyendo nuestro modelo mental con el que solucionar e interpretar el mundo que nos rodea. Sucede, empero, que no lo revisamos y en muchos de los casos ni lo entendemos al no ser nuestro pues nos ha llegado a través de la tradición y la costumbre

¿SUEÑOS O REALIDADES?


¿Por qué caminar si puedes volar?
La vulnerabilidad va de la mano de la inocencia.
Es importante ser reales, ser nosotros mismos en cada momento.
Para la sanación completa "para poder ser 100% divinos, tenemos primero
que permitirnos ser un 100% humanos"
Isaha

¿Te has planteado que nuestra percepción de la realidad no es la realidad?

“Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que tu viaje sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones, ni a los cíclopes, ni al colérico Poseidón. Seres tales jamás hallarás en tu camino si tu pensar es elevado, si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Pide que el camino sea largo. Que sean muchas las mañanas de verano que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos antes nunca vistos. Ten siempre a Ítaca en tu mente. Tu llegada allí es tu destino. Más no apresures nunca el viaje; mejor que dure muchos años y atracar, viejo ya, en la isla, enriquecido de cuanto ganaste en el camino sin aguardar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene ya nada que darte. Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado. Así, sabio como te a vuelto, con tanta experiencia, entenderás ya qué significan las Ítacas”. (Cavafis)
Recordar a los clásicos puede ayudarnos en la comprensión de que nuestra realidad no es una novedad. Lo novedoso puede ser como la gestionamos.
¡¡Tenlo presente!!

¿EN DONDE Y CÓMO TE VES DENTRO DE CINCO AÑOS?



¿de la IMAGINACIÓN a la REALIDAD?
Uuuummm... ¿es posible?

"Un coach no es tan sólo un mago del cambio, sino también un luchador por la libertad."
Todos soñamos. Mientras dormimos, nuestra mente baraja las experiencias del día junto con sus correspondientes pensamientos y emociones.
Estos sueños pueden proporcionarnos pistas, susurros e indicios acerca de nuestra vida, de dónde estamos y de adónde queremos ir. En los sueños nuestras metáforas se convierten en realidad.
Cuando soñamos utilizamos la imaginación, saltamos de los confines de nuestra vida a un mundo más amplio, en el que todo es posible y en el que no estamos limitados a esas cartas que nos han sido repartidas por "croupiers" al servicio del poder.
La libertad tiene dos facetas: la de liberarse de algo y la de gozar de libertad para hacer algo. El coach trabaja con dos clases de libertad: Ayuda a liberarse de circunstancias insatisfactorias/desagradables y posteriormente abre otras posibilidades.
El coach ayuda a quienes están implicados en la búsqueda de la libertad a determinar quiénes son sus enemigos y qué esta bloqueando el cambio.
En la mayoría de los casos el enemigo es el hábito entendiento por hábito los intereses básicos y las vilezas humanas.. Pero los tiempos cambian y los viejos hábitos ya no nos sirven.
El coaching nos puede cambiar la dirección de la vida simplemente modificando los hábitos y convirtiéndolos no en formas predecibles de respuesta si no en formas personales de acción proactiva.
¡¡¡No abandones!!!
¡¡¡No renuncies!!!
¡¡¡No te rindas!!!

¿EL CONTROL DE TUS EMOCIONES? ... SENDEROS DE EVOLUCIÓN.....




“La experiencia, la posibilidad de que algo nos pase,
o nos acontezca, o nos llegue,
requiere un gesto de interrupción,
requiere pararse a pensar,
pararse a mirar,
pararse a escuchar,
pensar más despacio,
mirar más despacio,
escuchar más despacio,
pararse a sentir,
sentir más despacio ,
demorarse en los detalles,
suspender la opinión,
suspender el juicio,
suspender la voluntad,
suspender el automatismo de la acción,
cultivar la atención y la delicadeza,
abrir los ojos y los oídos,
charlar sobre lo que nos pasa,
aprender la lentitud,
escuchar a los demás,
cultivar el arte del encuentro,
callar mucho,
tener paciencia,
darse tiempo y espacio.”
Homenaje a entrecoloresysonidos.blogspot.com



¿PARA QUÉ LE LLAMAMOS PROBLEMA CUANDO ES SOLO UNA SITUACIÓN?


Este mar cada vez guarda más barcos hundidos,
pero aún así,
no perderé nunca la esperanza de lograr mi objetivo:
ser feliz.
La orientación de nuestras emociones mediante la acuñación de creencias externas a nuestra voluntad natural, nos ha convertido en ciudadanos/as miedosos y temerosos de un peligro desconocido pero vivo en la imaginación.
Por ello , frecuentemente, denominamos PROBLEMA a la más mínima dificultad que nuestra voluntad encuentra dado que, de nacimiento, nos han privado de la capacidad para revolver cualquier SITUACIÓN que la cronología de la circunstancia nos presenta.
Casi todo pasa a ser un problema para nuestra comodidad , dado que nos han privado de la capacidad de espera para no convertir al instante en momento. Vivimos de inmediatez e ignoramos la eternidad en nuestra estupidez.
Diccionario:
SITUACIÓN. Conjunto de factores o circunstancias que afectan a alguien o algo en un determinado momento. Disposición de una cosa respecto al lugar que ocupa.
PROBLEMA. Cuestión que se trata de aclarar. Dificultad de solución dudosa; disgusto preocupación. Diferencia existente entre una situación deseada y una situación actual. Conjunto de hechos o circunstancias que dificaultan algún fin.

¿PARA QUÉ NECESITAMOS LO EXTERNO?



Por qué cuesta automotivarse
XAVIER GUIX
Mientras los estímulos nos llegan de fuera, estar motivado es más fácil. El problema empieza cuando las fuerzas, las ganas y la voluntad tienen que partir de uno mismo y se nota que nos falta práctica en esta disciplina.

Pronto hará un año cuando en Navidad nos hicimos unos cuantos propósitos que, se suponía, nada ni nadie impediría su ejecución desde ese lugar llamado "el mundo de las posibilidades". Puede que el tema no consistiera en propósitos, sino en auténticas necesidades que no admitían demora: bajar ese sobrepeso para evitar indicios de enfermedad. Hacerles hueco a esos estudios imposibles de resolver si se dejan para última hora. Ponerse las pilas en el trabajo para no quedar fuera de servicio o, incluso, apostar definitivamente por esa relación que, de tanto darle tumbos, se encuentra a un paso del precipicio.

“La voluntad no es innata. El proceso correcto para automotivarse se basa en inhibir el impulso, deliberar, decidir y mantener el esfuerzo”
Todas estas situaciones apelan a una de las características más importantes de la inteligencia emocional: la automotivación.

O, lo que es lo mismo, esa capacidad de motivarse por uno mismo, de encontrar las fuerzas movilizadoras en nuestro interior, sin tener que esperar a que estímulos externos nos pongan las pilas. Acostumbrados a una sociedad altamente sofisticada precisamente en el arte de proporcionarnos ese tipo de estímulos; a un sistema educativo que premia los resultados finales y a la competitividad; a un sistema productivo basado históricamente en el palo y la zanahoria..., es fácil deducir que no hemos sido entrenados en la tolerancia a la frustración, a la espera paciente y al esfuerzo disciplinado.

Intenciones sin estrategia
Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño
(Mark Twain)



¿Por qué fallan los propósitos? La respuesta requiere una observación y otra pregunta: ¿Cuándo nos hacemos esos propósitos? Cuando una parte de nosotros reconoce lo que debería estar haciendo y no hace. Dicho de otro modo, un propósito suele ser una obligación que nos imponemos. Pero no nos gusta hacer nada por obligación, y menos aún si es por y para nosotros mismos. Ahí es donde se echa en falta la automotivación.
Este año seré puntual; voy a dedicar más tiempo a la familia; haré más deporte; aprenderé inglés; me tomaré las cosas con más tranquilidad... Todas son frases que apuntan a un escenario futuro, al que pretendemos acceder por mero convencimiento. Sinceramente, la cosa así no funciona. Las intenciones sin estrategia son meros brindis al sol.
Si a todo ello le añadimos que los propósitos se suelen plantear coincidiendo con épocas de inicio, ese recomenzar se asemeja a un marcador que se pone a cero, como si el tiempo se aliara con nuestros propósitos para darnos un empujoncito. Se trata de un espejismo más. Volveremos a nuestros hábitos adquiridos a no ser que pongamos en ello algo más que buenas intenciones.
La capacidad de motivarnos tiene mucho que ver con nuestra auténtica voluntad. Pero ¿es lo mismo la voluntad que la intención? Muchas personas dicen, por ejemplo, que quieren dejar de fumar. Ésa es su intención. Se han cargado de excelentes motivos para dejarlo, pero al mismo tiempo reconocen que no tienen suficiente fuerza de voluntad. Por tanto, voluntad e intención son cosas diferentes. Quizá sea útil distinguir entre aquello que hemos convertido en un deseo y aquello que en realidad estamos dispuestos o no a hacer.
Para san Agustín, la voluntad era el centro vital, la vida misma, "la incomprensible certidumbre íntima, la firme seguridad del querer irrevocablemente enderezado a su meta". Pero nuestras mentes tienen el defecto del enredo; nuestros cuerpos se ciñen a la inmediatez del deseo; nuestros estados de ánimo nos adormecen ante lo inapetente, desalojando a la voluntad del primer plano de nuestra visión.
El filósofo José Antonio Marina observa la voluntad como la motivación inteligentemente dirigida. Marina va más allá de aquella vieja voluntad, entendida como una facultad innata, y la redefine más como un proceso que como un concepto: inhibir el impulso, deliberar, decidir y mantener el esfuerzo. Ése podría ser el proceso para automotivarse.


hacer lo que nos da la gana
¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán, y vendrán a tiempo


(Amado Nervo)

Dice Abraham Maslow que estamos motivados cuando sentimos deseo, anhelo, voluntad, ansia o carencia. O, lo que es lo mismo, cuando necesitamos resolver nuestras necesidades. Algunas son básicas, pero muchas otras se generan por nuestra capacidad de crearnos todo tipo de expectativas. Dicho de forma menos elegante: vamos detrás de lo que nos da la gana aunque probablemente no nos haga falta alguna. Pero se nos ha metido entre ceja y ceja y ahora sólo queda consumirlo, de lo contrario nos parecerá morir de un ataque de angustia. Ese problema se llama inmediatez e incapacidad de controlar los impulsos, muy propio de nuestra contemporaneidad.
En una investigación sobre la motivación humana, propusieron a unos niños un curioso dilema. Los dejaban solos en una habitación con una golosina encima de la mesa. Les decían: "Si quieres, te la puedes comer ahora mismo y ya está. Pero si tienes un poco de paciencia, más tarde te daremos dos. Las imágenes fueron muy reveladoras entre aquellos niños que no resistían la tentación y aquellos otros que desplegaron un sinfín de estrategias para aguantar. Eso diferencia a unos de otros, la capacidad de tolerar la ansiedad de la espera, de postergar la gratificación en lugar de responder al primer impulso.
De mayores seguimos haciendo lo mismo, luchamos entre hacer lo que nos da la gana o adaptarnos a las exigencias del medio cuando nos impone un esfuerzo personal. Eso cuesta más mientras circulen mensajes publicitarios del tipo "Lo quieres, lo tienes". Hace falta mucho autocontrol y tener muy claras nuestras motivaciones si queremos sobrevivir a la vorágine social, haya más o menos crisis. Que la motivación venga de fuera es lo más fácil. En cambio, nos fortalecemos cuando somos capaces de motivarnos por nosotros mismos.

Más fluir, menos sufrir
El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo, al poder (Williams James)

Qué sentido puede tener hacerse propósitos que no vamos a cumplir, si no es para autocastigarnos un ratito y retomar ese viejo discurso que nos acompaña hace años, consistente en demoler nuestra identidad por nuestras incapacidades. Nos infligimos un cierto sufrimiento como para expiar la culpa de no tener más voluntad a mano. Entonamos un mea culpa por el desánimo que sentimos ante el esfuerzo que nos hemos ahorrado.
Automotivarse, como todo, es un aprendizaje. Y aprendemos entrenándonos. Y nada mejor para lograrlo que unas cuantas pequeñas frustraciones, para darnos cuenta de que podemos sobrevivir al ataque de nuestras compulsiones. La automotivación se ejercita cuando somos capaces de orientarnos hacia el logro, obteniendo como beneficio la satisfacción por el esfuerzo realizado, por la ilusión y el optimismo que hemos generado en la aventura de conquistar nuestros retos cotidianos. Cuando, en definitiva, fluimos con lo que hacemos. Ese fluir es impagable.