La mirada de la
felicidad no es una acción opulenta. Con frecuencia, entendemos, ser feliz con
la ausencia de dolor y contratiempos. No, no es esto. La felicidad puede ser
aceptar las cosas como una acción de crecimiento. Todo nos conduce hacia la
Emancipación, entendida como una levitación hacia la espiritualidad plena. Así,
acontecimientos como el alejamiento de un sobrino o la descomposición de un
familiar son eventos que deben fortalecer-nos. No te explico un cuento, te
regalo mi alma. Perdona
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Podemos aprovechar la primavera para reconciliarnos con
nosotros mismos. Si, si abrir el diálogo entre nuestro YO y el Mi MISMO, es
decir, entre la parte y el todo. Con más frecuencia de la deseada nos
producimos heridas endógenas en nuestras conversaciones privadas al no caminar
en paralelo voluntad y conciencia. Sirva pues, la primavera (época de
renovación) para armonizar nuestra existencia dentro de las capacidades de la
esencia. ¡!!las conoces!!!
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No sabía ir en
bicicleta
De que era verano, no
tengo duda. El año exacto no lo recuerdo mas no tendría aun los doce años.
Ricardo me dijo una tarde calurosa. ¡Ven que te enseño a ir en bicicleta!..
Inicialmente le dije: no, no gracias...ya soy mayor para aprender. El insistió
una y otra vez hasta que me vi sentado en una vieja bicicleta. Con el amor que
puso Ricardo en hacer-me perder el miedo fui progresando y dominando el
equilibrio. Me sentía libre y avanzaba con mi propio impulso. Nunca tuve una
bicicleta propia pero si libertad dado que Ricardo, sin saberlo, abrió en mi la
curiosidad de ser libre. Así aunque nunca seamos libres no perdamos la
esperanza de serlo....para ello también debemos aprender.
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¿Qué puede hacer un EXCLUIDO para
dejar de serlo?
Inicialmente aceptar
su situación, sin maquillarla ni disfrazarla. Desde esa realidad, aceptar que
la responsabilidad es suya y no depositarla en los demás. Ser dueño de nuestro
destino y aceptarlo es fundamental para nuestro despertar. Ya es este estadio
de vigilia podemos autoanalizarnos para encontrar aquello que nos sobra y
especialmente lo que nos falta. Para este proceso podemos aceptar
acompañamientos desinteresados que nos aporten otra óptica.
Con el convencimiento
de nuestras carencias y excesos podemos buscar el equilibrio necesario para ser
feliz.
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