"La renovación de la sociedad no llegará a través de la jerarquía y sus obedientes"
"Cuando percibas los aplausos del triunfo, que suenen también en tus oídos las risas que provocaste con tus fracasos".
Camino: reflexión 589
Humildad
La humildad es una cualidad o característica humana que es atribuida a toda persona que se considere un ser pequeño e insignificante frente a lo trascendente de su existencia o a Dios según si se habla en términos teológicos. Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y vivir sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o ella es mejor o más importante que otros. El concepto de la humildad en varias confesiones es a menudo mucho más exacto y extenso. La humildad no debe ser confundida con la humillación, que es el acto de hacer experimentar en algún otro o en uno mismo una avergonzante sensación, y que es algo totalmente diferente.Desde la perspectiva de la evolución espiritual, la humildad es una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de acuerdo con tal conciencia. Más exactamente, la humildad es la sabiduría de lo que somos. Es decir, es la sabiduría de aceptar nuestro nivel real evolutivo.La humildad en las personas es toda aquella cualidad que revela el completo concepto de lo que es el ser humano, es la verdadera virtud que muestra en un más completo sentido lo que convierte a una persona en humano.
Los grados de la humildad:
1 conocerse, 2 aceptarse, 3 olvido de si, 4 darse.
1 -Conocerse: conocer la verdad de uno mismo.Ya los griegos antiguos ponían como una gran meta el aforismo: "Conócete a ti mismo". La Biblia dice a este respecto que es necesaria la humildad para ser sabios: Donde hay humildad hay sabiduría . Sin humildad no hay conocimiento de sí mismo y, por tanto, falta la sabiduría.
2 -Aceptarse: Una vez se ha conseguido un conocimiento propio más o menos profundo viene el segundo escalón de la humildad: aceptar la propia realidad. Resulta difícil porque la soberbia se rebela cuando la realidad es fea o defectuosa. Aceptarse no es lo mismo que resignarse. Si se acepta con humildad un defecto, error, limitación, se sabe contra qué luchar y se hace posible la victoria. Ya no se camina a ciegas sino que se conoce al enemigo. Pero si no se acepta la realidad, ocurre como en el caso del enfermo que no quiere reconocer su enfermedad: no podrá curarse. Pero si se sabe que hay cura, se puede cooperar con los médicos para mejorar. Hay defectos que podemos superar y hay límites naturales que debemos saber aceptar.Vive según tu conciencia o acabarás pensando como vives. Es decir, si tu vida no es fiel a tu propia conciencia, acabarás cegando tu conciencia con teorías justificadoras.
3 -Olvido de sí. El orgullo y la soberbia llevan a que el pensamiento y la imaginación giren en torno al propio yo. Muy pocos llegan a este nivel. La mayoría de la gente vive pensando en si mismo, "dándole vuelta" a sus problemas. El pensar demasiado en uno mismo es compatible con saberse poca cosa, ya que el problema consiste en que se encuentra un cierto gusto incluso en la lamentación de los propios problemas. Parece imposible pero se puede dar un goce en estar tristes, pero no es por la tristeza misma sino por pensar en sí mismo, en llamar la atención. El olvido de sí no es lo mismo que indiferencia ante los problemas. Se trata más bien de superar el pensar demasiado en uno mismo. En la medida en que se consigue el olvido de sí, se consigue también la paz y alegría. Es lógico que sea así, pues la mayoría de las preocupaciones provienen de conceder demasiada importancia a los problemas, tanto cuando son reales como cuando son imaginarios. El que consigue el olvido de sí está en el polo opuesto del egoísta, que continuamente esta pendiente de lo que le gusta o le disgusta. Se puede decir que ha conseguido un grado aceptable de humildad. El olvido de sí conduce a un santo abandono que consiste en una despreocupación responsable. Las cosas que ocurren -tristes o alegres- ya no preocupan, solo ocupan.
4 -Darse. Este es el grado más alto de la humildad, porque más que superar cosas malas se trata de vivir la caridad, es decir, vivir de amor. Si se han ido subiendo los escalones anteriores, ha mejorado el conocimiento propio, la aceptación de la realidad y la superación del yo como eje de todos los pensamientos e imaginaciones. Si se mata el egoísmo se puede vivir el amor, porque o el amor mata al egoísmo o el egoísmo mata al amor.Una persona humilde al librarse de las alucinaciones de la soberbia ya es capaz de querer a los demás por sí mismos, y no sólo por el provecho que pueda extraer del trato con ellos.Cuando la humildad llega al nivel de darse se experimenta más alegría que cuando se busca el placer egoístamente. La persona generosa experimenta una felicidad interior desconocida para el egoísta y el orgulloso.
6 comentarios:
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gracias paco
Si queremos crecer, tendremos que agregar humildad a nuestra vida, saber que tenemos defectos y virtudes, capacidades y discapacidades, lados débiles y lados fuertes, aceptar que hay muchos momentos de nuestra vida en los que tenemos que pedir ayuda y aceptar que nos equivocamos,
La mente humilde es receptiva por naturaleza y por lo mismo es la que mejor está dispuesta a escuchar y a aprender. Cuando creemos que lo sabemos y lo podemos todo, dejamos de esforzarnos para alcanzar nuevos logros.
Sumando nuestras virtudes, podemos corregir juntos nuestros defectos.
Un gran abrazo desde el fondo de mi corazón amigo PACO
Humildad: aceptar su condicion de vida y darse al otro...
excelente entrada, pienso que un poco de humildad es lo que nos falta para cambiar la realidad de desamor que arropa al mundo!
Gracias GOLOVIARTE.
Md interesare por tu sugerencia. Gracias
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Gracias BELKIS tu humildad es sabiduria y bondad.
Un abrzo
Paco
LLLLBI, Gracias por tus palabras.. Son densas y cariñosas.
Paco
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