AGONÍA, MUERTE Y RESURRECCIÓN.

¿ACASO ERES TÚ, TU CALVARIO?

Bajo la primera luna llena de primavera y al abrigo del silencio puedes mirarte al espejo y no precisamente para salir a cenar.

En la sociedad del bienestar, como clase privilegiada de la humanidad, hemos cambiado el calendario religioso por el calendario del consumo. Hasta hace cuatro décadas, la Semana Santa, era manifestación oficial del recogimiento, penitencia y meditación. Paulatinamente se ha ido incorporando la necesidad de consumir y es una magnífica época para hoteleros y cocineros entre otros destinatarios del ocio y el despilfarro.

Los protagonistas son los mismos, la masa. Cuando el poder era teocrático, el rezo aparente estaba de moda. Ahora que hay que desarrollar la postmodernidad, el consumo exótico es lo chic.

El individuo, la persona, el talento, la inteligencia... que dice a todo esto. Hay manifestaciones, esencias del hombre que no quieren manifestarse en rebaño. La poesía no quiere saber nada con la glotonería ni el talento con los músculos, por citar sólo dos dicotomías del humano.

Claro, claro lo importante es el equilibrio. ¿Pero cuando lo tiene la masa y los genes que la conforman? El "sistema", bajo el aparente manto de la sociedad del bienestar, nos ha suprimido la personalidad individual para convertirnos en un eslabón más del consumo.

Con el miedo/comodidad como "salsa" somos un plato apetecible para los temporales dueños del universo; los poseedores de los medios de producción.

Este es el camino de nuestra agonía y/o final

¿por dónde debe caminar nuestra resurrección?