Después llegó la
calma..
No podemos vivir y menos convivir con una presión emocional
ilimitada. Necesitamos el sosiego como espacio de reflexión e impulso de
acción. Tanto es los escenarios sociales como en las trastiendas emocionales,
el humano, precisa de momentos en silencio para recomponer su frágil existencia
entre "los otros" y consigo mismo.
Armonizar la
conciencia es materia compleja y precisa de voluntad y constancia para
discernir entre lo aparente y lo real, entre lo temporal y lo que genera base.
Son pues los cimientos
de nuestra existencia los que dan consistencia
a una presencia frágil del humano en la constelación del sol.
Ser doctos en
decodificar las distinciones que, el día a día, nos presenta fortalecerá los
pilares y nos permitirá avanzar en aquellos terrenos que la razón nos reserva
para progresar en sus complicados senderos
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