"la soledad es no significar nada para nadie"
Los límites de mi lenguaje son los límites
de mi mundo. Por ello siento desprecio de mi
Ser por no cumplir uno de los preceptos
básicos del vivir: replantearme constantemente
y aprender.
Aún a riesgo de abandonar los "dominios de
la prudencia" siento que el vacio es como
un espejo puesto delante de mi rostro
donde simplemente veo un reflejo
que me indica que el perdón es mejor
que el castigo y el amor más humano
que el odio.