Esta ilustración fue hecha en una época existencialista e inestable económica y laboralmente
Entiendo que la práctica del coaching debe ser una herramienta que permita al coachee emanciparse de los miedos naturales y sociales que su existencia le ofrece. Para garantizar la supervivencia del conjunto celular que llamamos individuo, éste, a través de una estructura genética guiada por leyes naturales ajenas a su YO conciente se muestra en su habitat de manera básica para satisfacer las necesidades primarias de su existencia.
Con la llegada de la socialización de su YO adopta formas de expresión que no siempre están en consonancia con la organización genética que le ha tocado en suerte. Esta disfunción puede equilibrarse a través de un coaching auto-solidario que armonice las diversas tendencias genéticas que conviven en un mismo individuo.
Es pues el coaching auto-solidario la etapa preliminar de un individuo que le debe conducir al pleno desarrollo de su YO PROFUNDO como plataforma de plenitud individual. Desde aquí podremos aventurarnos al reto de practicar un coaching solidario de referencia para nuestros conciudadanos que sistemáticamente vaya despejando de nuestros avernos existenciales aquellos conceptos del miedo que, los poderes opulentos (familia y sociedad), nos han inducido a tener siempre presentes para “guiarnos” a través de ellos.
Propongo que, como si de una máquina se tratara, realicemos una auto-disección de nuestra corporalidad para poder analizar las piezas (genoma) que compone el día a día que interpretamos bajo el sol.
El genoma humano –todo el conjunto de los genes humanos- viene empaquetado en veintitrés pares de cromosomas distintos. De éstos, veintidós pares están numerados aproximadamente por orden de tamaño, desde el más grande –número 1- al más pequeño –número 22-, en tanto que el par restante consta de los cromosomas sexuales: dos grandes cromosomas X en las mujeres, un X y un pequeño Y en los hombres.
Dicen (afirmar en este terreno es muy aventurado) que los cromosomas tienen personalidades y las manifiestan de manera distinta según el clima y cultura que los gestiona. Dicen que el ser humano es algo más que sus genes. Nuestro código genético debe ser, dentro de un coaching solidario de referencia, una herramienta destacada para formularnos nuevas y grandes preguntas.
El cuerpo humano contiene aproximadamente cien billones de CÉLULAS, la mayoría de las cuales tiene un diámetro de menos de una décima de milímetro. Dentro de cada célula hay un corpúsculo negro llamado NÚCLEO. Dentro del núcleo se encuentran dos series completas del GENOMA humano –excepto en los óvulos y en los espermatozoides, que tienen cada uno una copia, y los hematíes, que no tienen ninguna-. Una serie del genoma procede de la madre y la otra del padre. En principio, cada serie comprende los mismos treinta mil a ochenta mil GENES en los mismos vientres CROMOSOMAS. En la práctica, existen a menudo pequeñas y sutiles diferencias entre las versiones paterna y materna de cada gen, diferencias que explican, por ejemplo, los ojos azules o castaños. Cuando procreamos, transmitimos una serie completa, pero sólo después de intercambiar fragmentos de los cromosomas paternos y maternos en un proceso conocido como RECOMBINACIÓN.
Imagínate que el genoma es un libro:
· Hay veintitrés capítulos llamados CROMOSOMAS
· Cada capítulo contiene miles de historias llamadas GENES
· Cada historia está compuesta de párrafos llamados EXONES con anuncios intercalados llamados INTRONES.
· Cada párrafo está compuesto de palabras llamadas CODONES
· Cada palabra está escrita con letras llamadas BASES.
El genoma pues es el escenario físico de nuestra existencia. El humano lo desconoce casi en su totalidad pero podemos afirmar constituye la base de todo lo que es un individuo. Este genoma es movido y adaptado tanto por el territorio como por la cultura y valorares de una persona recibe. Así con esta base y cultura “la oruga se convierte en mariposa” después de recorrer un largo camino acompañado por el coaching solidario de referencia comprometida.
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