TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



LA ESTUPIDEZ EMOCIONAL.



Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana y del Universo no estoy seguro.

Albert Einstein.


El que no sabe y no sabe que no sabe es un necio: evítalo.

El que no sabe y sabe que no sabe es un ignorante: enséñale.

El que sabe y no sabe que sabe está dormido; despiértale.

El que sabe y sabe que sabe es un sabio; síguele.

San Mateo.

Primer Fundamento de la estupidez emonional: Inconsciencia inconsciente.
Aunque el ser humano se auto-denomina animal racional, da pruebas claras constantemente de su falta de racionalidad. El problema es por tanto doble; no solamente se comporta mayoritariamente de forma inconsciente sino que, además, está convencido de ser consciente. Esta "inconsciencia no conciente" es la base de la estupidez emocional.
La conciencia bien entendida comienza con uno mismo, e implica el ser testigo de cuanto pasa en nuestro interior: las propias percepciones corporales, o sensaciones, los procesos emocionales y sentimentales, así cómo las ideas y pensamientos en nuestra mente. Si reconocemos cuanto experimentamos en nosotros mismos, mediante el contacto con lo que sentimos, logramos cierto control y poder sobre nuestra existencia. No podemos impedir acontecimientos desagradables pero si somos conscientes, podemos reconocer la situación y así siendo conscientes mantenemsos la serenidad y la firmeza.
"la conciencia de cuanto pasa en nuestro interior nos hace seres más dignos y responsables de nuestros actos y sentimientos"

El éxito de las religiones depende del talento del misionero



Claves para amarse a uno mismo

BORJA VILASECA



Nuestra independencia emocional depende de aprender a ser felices por nosotros mismos. Esta es la conquista más difícil y la más necesaria.

Cuenta una leyenda que en un pasado remoto los seres humanos éramos dioses. Pero abusamos tanto de nuestros privilegios, que la vida decidió retirarnos este poder y esconderlo hasta que realmente hubiéramos madurado.
“Más allá del éxito o la respetabilidad, lo que en realidad necesitamos para ser felices se encuentra en nuestro corazón”“Nos amamos cuando ningún comentario o situación provoca que reaccionemos mecánicamente”
El comité de eruditos de la vida sugirió enterrar el poder de la divinidad bajo tierra, en el fondo de los océanos, en la luna... La vida desechó todas estas opciones: “Veo que ignoráis hasta qué punto los seres humanos son tozudos. Explorarán, excavarán o gastarán una fortuna en naves para intentar conquistar el espacio hasta dar con el escondite”.El comité de eruditos se quedó sin saber qué decir. “Según lo que afirmas, no hay lugar donde los seres humanos no vayan a mirar nunca”. Tras escuchar estas palabras, la vida tuvo una revelación. “¡Ya lo tengo! ¡Esconderemos el poder de la divinidad en lo más profundo de su corazón, pues es el único lugar donde a muy pocos se les ocurrirá buscar!”.

LA EMANCIPACIÓN CUBRE SU MIRADA PARA NO AVERGONZARNOS CON NUESTRA ACTITUD.



El problema está ahí:
nos morimos, y entonces
nos preguntamos....
¿y qué?
Me muero y ¿qué pasa despues?
algunos de nosotros sabemos
que no pasa nada y punto.
José Saramago


Aún sin darnos cuenta cada día tomamos múltiples decisiones. Desde dónde las tomamos.... desde la razón o tal vez desde la emoción.....¿cual es nuestro grado de inteligencia emocional?¿Cuántas categorias de emociones podemos reconocer?veámos unas cuantas sugerencias:

MIEDO que tiene la función de protegernos: Anticipación de una amenaza o peligro que nos produce ansiedad, incertidumbre o inseguridad. Quién domine nuestros miedos será el dueño de nuestra existencia. ¿somos dueños de ellos?

SORPRESA que debe cumplir la función de orientarnos en el espacio/tiempo: Nos puede dar una aproximación cognitiva para saber que pasa a nuestro alrededor. Nos puede producir sobresalto, asombro, desconcierto... Es una emoción muy transotoria.

AVERSIÓN que cumple la función de rechazo higiénico: Solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión dado que nos abre emocionalmente hacia el asco y el disgusto.

IRA que posiblemente cumpla la función de destrucción de todo aquellos que, como la aversión, contamina nuestra existencia: Nos produce rabia, enojo, resentimiento, furia, irratabilidad....

ALEGRIA que nos conduce a la reproducción de aquello que nos resulta gozoso: Representa nuestra sensación de bienestar que nos produce, tal vez, una aparente sensación de seguridad, diversión, euforia que nos gratifica y pone contentos.

TRISTEZA que cumple la función de reintegraciónpersonal: Nos lleva a estados de pena, soledad, pesimismo.La inteligencia emocional trata de conectar las emociones con uno mismo; saber qué es lo que siento, poder verme a mi y ver a los demás de forma positiva y objetiva.Es la capacidad de interactuar con el mundo de forma receptiva y adecuada.El desarrollo de una

INTELIGENCIA EMOCIONAL posee unas características básicas:Poseer suficiente grado de autoestimaSer persona positivaSaber dar y recibirTener empatíaReconocer los propios sentimientosSer capaz de expresar los sentimientos positivos y negativosSer capaz de controlar los sentimientosMotivación, ilusión e interésTener valores alternativosSuperación de las dificultades y de las frustacionesEncontrar equilibrio entre exigencia y tolerancia.Bueno desde este fabuloso universo de las emociones hacia donde nos embarcamos.¿ Dejamos que ellas marquen nuestro momento y tiempo o las guiamos desde la racionalidad existencial del humano?.¡¡¡Aquí presentamos la cuestión!!!

LAS SOLUCIONES NO SE ENCUENTRAN SIN CAMBIAR ACTITUDES.



EL ARTE DE SER POSITIVO

Podemos asumir mayor responsabilidad eligiendo conscientemente la actitud y la conducta que más nos beneficie, se trata de manejar conscientemente nuestra mente y pensamientos, lo que es cuestión de entrenamiento y disciplina. El objetivo es aprender a dar respuestas positivas y proactivas a cualquier persona y situación y la consecución de esto depende del compromiso que tengamos con nuestro autoconocimiento y desarrollo personal.
La tendencia en general es mirar hacia otro lado buscando excusas y justificaciones para no asumir un papel protagonista en la vida. Para saber en que punto de este aprendizaje nos hallamos, podemos a estas preguntas:
¿Te cuesta apagar la mente cuando intentas dormir por la noche?
¿Te has sentido invadida, hace poco, por un torrente de pensamientos negativos?
¿Eres consciente del impacto tan nocivo que tiene el estrés sobre tu salud?
¿Sabes que tu forma de pensar determina tu estado de ánimo y, por ende, tu actitud y comportamiento?
Si respondemos SI a la mayoría de las preguntas, quizás sea hora de revisar tus creencias acerca de quién eres y dónde puedes llegar con ellas.
No es lo mismo ver una situación como un problema que como una oportunidad. El primer enfoque nos condena a ser víctimas mientras que el segundo nos permite ser protagonistas de la solución, pues esta depende de nosotros. Se trata, por tanto, de eliminar de nuestro “modelo mental” creencias falsas, antiguas y limitadoras; sustituyéndolas por otras que hayan sido verificadas por nuestra propia experiencia y adaptadas a los tiempos que toca aplicarlas. Las soluciones no las encontraremos con la misma lógica que generó el problema.
Si bien, inicialmente, cambiar ciertos hábitos que la “costumbre” ha instalado en nuestra forma de pensar y actuar supone un esfuerzo y cierta disciplina, con el tiempo, y fruto del aprendizaje y la práctica se convierten en actos adecuados a un modelo “positivo” de hacer y vivir las cosas.
Con la práctica del coaching las personas toman conciencia de lo importe que es conocer y comprender el impacto que tiene su manera de pensar sobre su actitud y su conducta. Una vez la persona comienza a comprometerse con su liderazgo personal, se abre la puerta en lo que marca un antes y un después, que es la voluntad de cambio y crecimiento por parte de la persona, una actitud que demuestra humildad, valentía y compromiso.

ESTAMOS CONSTANTEMENTE JUZGÁNDONOS LOS UNOS A LOS OTROS. AL RECONOCERLO Y ACEPTAR NUESTRA LIMITACIONES EMPEZAMOS A MIRAR CON OTROS OJOS



Juzgar a los demás es tan fácil que todos sabemos cómo hacerlo. Juzgamos sus decisiones y comportamientos. Sus errores y también sus aciertos…. Nuestra capacidad para realizar juicios es tan ilimitada como nuestra compulsión a etiquetar con adjetivos todo lo que percibimos a través de nuestros sentidos. Y entonces, ¿qué es un juicio? Podría definirse como una opinión subjetiva por medio de la cual evaluamos moralmente aquello que estamos observando. El acto de juzgar surge como resultado de comparar lo que sucede (la realidad) con lo que se supone que debería suceder: una idealización de la realidad. Pongamos por ejemplo que estamos ilusionados porque hemos quedado para ir al cine con Juan. Y que poco antes nos llama para decirnos que prefiere quedarse en casa, pues está enfrascado en la lectura de un libro. Movidos por la decepción, reaccionamos diciéndole a Juan que es un “egoísta”.
Vayamos por partes. En primer lugar, el hecho de decir que “Juan es egoísta” no tiene tanto que ver con Juan, sino con nuestra manera de verlo e interpretarlo. Seguramente para otras personas “Juan no es egoísta”. Y en segundo lugar, hemos considerado que “Juan es egoísta” porque su comportamiento no se ha ajustado a nuestros deseos, necesidades y expectativas. En vez de hacer lo que nosotros queríamos que hiciera, Juan ha decidido hacer otra cosa.
En el caso de que nos creamos ciegamente que “Juan es egoísta” habremos creado un nuevo prejuicio. Es decir, “una suposición subjetiva que damos por cierta e inamovible”. Como consecuencia, cada vez que interactuemos con Juan tenderemos a observar e interpretar su conducta partiendo de dicha premisa. Y a menos que cuestionemos este tipo de pensamientos, acabaremos perpetuando una distorsión de la realidad que puede que nos impida volver a verlo tal y como verdaderamente es.
B.Vilaseca

NO HAY AMOR SUFICIENTE CAPAZ DE LLENAR EL VACIO DE UNA PERSONA QUE NO SE AMA A SÍ MISMA.



Claves para amarse a uno mismo

BORJA VILASECA



Nuestra independencia emocional depende de aprender a ser felices por nosotros mismos. Esta es la conquista más difícil y la más necesaria.Cuenta una leyenda que en un pasado remoto los seres humanos éramos dioses. Pero abusamos tanto de nuestros privilegios, que la vida decidió retirarnos este poder y esconderlo hasta que realmente hubiéramos madurado.
“Más allá del éxito o la respetabilidad, lo que en realidad necesitamos para ser felices se encuentra en nuestro corazón”“Nos amamos cuando ningún comentario o situación provoca que reaccionemos mecánicamente”
El comité de eruditos de la vida sugirió enterrar el poder de la divinidad bajo tierra, en el fondo de los océanos, en la luna... La vida desechó todas estas opciones: “Veo que ignoráis hasta qué punto los seres humanos son tozudos. Explorarán, excavarán o gastarán una fortuna en naves para intentar conquistar el espacio hasta dar con el escondite”.El comité de eruditos se quedó sin saber qué decir. “Según lo que afirmas, no hay lugar donde los seres humanos no vayan a mirar nunca”. Tras escuchar estas palabras, la vida tuvo una revelación. “¡Ya lo tengo! ¡Esconderemos el poder de la divinidad en lo más profundo de su corazón, pues es el único lugar donde a muy pocos se les ocurrirá buscar!”.

OJO, SER HUMILDE NO ES SER SUMISO.

La emancipación no es sumisión, es humildad.

Para salir de nuestra ignorancia y finitud no debemos hacerlo a través de someternos a otras voluntades humanas. Tampoco hemos de entrar en el paraíso de la comodidad y dejarnos llevar por las corrientes y cauces que los acaudalados nos proponen. Hemos de sublevar nuestro espíritu dotándole de inquietudes propias que, junto al discernimiento, nos acerquen a la sombra de la sabiduría. Ya en ella, hemos de mantener una sigilosa presencia humana que, como sombra cambia permanentemente para mayor grandeza de la emancipación.

NO TODO TERMINA EN LA VANIDAD



La EMANCIPACIÓN del YO
nos llega como una brisa alpina
que despierta el ALMA.
Su frescura invade la conciencia
encaminándonos hacia postulados
superiores en el compromiso social.
En este estadio de vigilia liberada
del egoismo, podemos canalizar la
esperanza de amor.

ES MEJOR DEBATIR UNA CUESTIÓN SIN LLEGAR A RESOLVERLA, QUE RESOLVER UNA CUESTIÓN SIN DEBATIRLA...



En los grupos, la discusión ayuda al crecimiento.



Sin embargo, mal gestionada puede derivar en conflictos entre las personas. ¿Cómo podemos discrepar sin enfrentarnos?Participé recientemente en una reunión estratégica de una importante organización. Fue una sesión larga, donde el consejero delegado expuso las líneas maestras de gestión de los próximos dos años, y presentó diversos proyectos. Éramos 14 personas en la sala. Estábamos convocados con el objetivo de dar nuestro parecer a las propuestas que se nos presentaban. Yo era la primera vez que participaba en la reunión, así que opté por la discreción. Pero es que nadie dijo nada: ni un comentario, ni una discrepancia, ni la más mínima objeción. Podría ser porque todos estuvieran de acuerdo, pero no es lo que sus caras me transmitían. En el almuerzo posterior a la reunión, comenté este hecho con uno de los veteranos asistentes, y su respuesta fue elocuente: "Aquí, para tener paz, nos regimos por el artículo 22: el jefe siempre tiene razón...".

"EN ESTA VIDA TAN CORTA, ¿ES TAN IMPORTANTE ESTA DESGRACIA QUE NOS ESTÁ OCURRIENDO?



Nuestros pensamientos son casi como reflejos. Nos dicen algo y acude a nuestra mente un pensamiento rápidamente. No decidimos lo que vamos a pensar. No solo las conductas y los pensamientos son casi reflejos, sino también nuestras emociones. Nos lanzan un comentario que no queremos oír y al instante el malestar, sin que nuestra conciencia le dé permiso para entrar.
En muchas ocasiones, esas emociones nos pueden parecer carentes de lógica, pero siguen viniendo. Ya le podemos explicar a una persona fóbica a los aviones que tiene más probabilidades de sufrir un accidente mientras va de casa al aeropuerto en coche que cuando está en el avión, la angustia seguirá campando a sus anchas. Se han hallado las bases fisiológicas que explican el motivo. Las investigaciones han mostrado cómo las vías que van desde la parte del cerebro encargada de las emociones (amígdala) a la zona responsable del pensamiento racional (córtex) son muchas más que las vías que circulan en sentido contrario; esto es, desde la razón hasta las emociones. Dicho de otro modo, desde la zona emocional hay una autopista que va a la racional, pero si queremos ir de la parte lógica a la emocional tenemos que tomar una carretera secundaria. Esta diferencia entre las vías que van en un sentido y en el otro explica por qué a las emociones les resulta tan fácil influir sobre la razón; y a la lógica le resulta tan difícil encauzar las emociones.
Por eso, aunque conscientemente decidamos ser felices, no es tan fácil, porque tenemos que desprogramar la parte emocional del autómata que llevamos dentro. La auto observación puede ser aquí otra vez nuestro gran aliado.

PERDONAR ES UN ACTO DE AMOR.



Cuando culpamos a los demás
por aquello que nos ha sucedido
y los responsabilizamos de nuestro
sufrimiento,
podemos caer en las garras
de un enemigo mucho más sutil
y peligroso: EL RENCOR.
Para evitar seguir haciéndonos daño,
es necesario aprender a perdonar,
un acto que refleja amor y humildad,
que pone fin a todo nuestro malestar.
Dado que no podemos cambiar
lo que nos ocurre en la vida,
si podemos modificar nuestra mirada
y nuestra actitud hacia los mismos
acontecimientos para reinterpretar
su significado de una forma más objetiva.

EGO



¿Qué es el ego?

Hay varias definiciones de ego.

Una es el aprecio excesivo que una persona siente por sí misma.

Otra, la que desarrollamos en esta nota, es la de instancia psíquica que se reconoce como “yo”.

El ego es una entidad que se va autoconstruyendo a nivel inconsciente a lo largo de la vida través de la adquisición de conocimientos, creencias, hábitos y experiencias. La falta de conciencia hace pensar que uno es eso que ha venido haciendo y experimentando.Darse cuenta de la existencia del ego, el “yo” mental y emocional no creado desde adentro, sino impuesto por el medio, es un primer paso en la toma de conciencia y en el despertar de lo que permanece dormido.Al disociar un yo observador de cómo funciona el ego, es posible dirigir la mirada hacia otra cosa. Hasta entonces se podía ser más o menos sano, centrado, equilibrado o feliz, pero la conciencia, esa otra cosa. Es la presencia que todavía no había llegado de lo que uno verdaderamente es. Y llega cuando la mente se conecta con su fuente espiritual y recién entonces el sujeto puede elegir por sí mismo.Aprender a ser. Es el principio clave de las 4 A de la educación. Mientras tanto el Ego utiliza las 3 A restantes: aprender a hacer, aprender a aprender y aprender a convivir. Aprender a ser es un aprendizaje duro que muy pocos finalizan, porque el sistema educativo no da prioridad al autoconocimiento y privilegia la información.Esto genera patologías de la personalidad como no saber lo que quiero ni lo que soy. Esto implica crear un ego distinto al real. Esa creencia falsa, lo que uno cree que es, le impedirá potenciar lo que podría llegar a ser. El sujeto se identifica con el ego que es un fragmento de sí mismo y desconoce la dependencia a la que se somete, hasta que un buen día se despierta e intenta vivir libremente.El ego es el medio que usa la inteligencia para lograr sus fines en un sistema educativo y en un medio social donde reina la imperfección. El riesgo es no descubrir el genio interior y quedar atado a roles funcionales alejados del centro espiritual. En una sociedad así nadie esté contento con lo que hace. El test de la inteligencia emocional consiste en la alegría o en la apatía con que se encara cada jornadaNo se puede operar sin una identidad. El creador del ego es la mente. Cuando no la gobierna la conciencia el ego se fragmenta. La mente es dirigida desde afuera por una sociedad de consumo que ofrece siempre algo nuevo y genera el miedo a perderlo. Así se rebaja la energía y se carece de paz y felicidad en el presente.Un cuerpo sin mente sería un vegetal sin capacidad de sentir, de pensar o de actuar. Una mente sin conciencia produce un ego frágil.El aprendizaje se da siempre en contextos sociales, pero aprender a ser es posible sólo cuando se llega al origen de lo que se experimenta, eso que las emociones se encargan de manifestar. Cuando la mente se alinea con la conciencia optimiza sus capacidades de elección.Tomar las riendas. La mente que no abreva en su fuente espiritual carece de señales que orienten la acción, el ego vaga errante y las emociones no forman parte del espíritu. Disociadas del ser los éxitos son fugaces y los traumas se internalizan. En cambio ancladas al espíritu brindan la sensación de unidad, amor, integración y paz.La mente es un software que brinda libertad creadora pero puede operar mal y originar un ego dividido, cuando el programa está infectado por los virus que pululan en el contexto. Se fabrica una prisión sin que se lo advierta porque nunca se vivió algo distinto.El mundo es un espejo. Navegar en la falsa realidad no garantiza bienestar ni seguridad y el ego es presa fácil del contexto. La propagación de los virus crece rápidamente, provoca la impotencia y el temor, y lo anómalo es la norma. Al formar parte de eso con lo que se identifica, no conoce otro mundo. La mente lo hace adicto a esas falsas identidades que lo esclavizan y lo alejan del verdadero ser.Esa moral se fundamenta en premios y castigos e impulsa a crear una identidad (ego) que permite desenvolverse socialmente, aunque se sienta que todo es mentira y se experimente la ausencia del amor.Un fanático que se siente superior, miente, persigue, mata, revelando una mente disfuncional. Es difícil rebelarse al orden establecido o romper con una norma social muy arraigada. El ególatra es un autómata doliente, cuya mente busca en el desván de su cabeza pensamientos viejos del pasado que no se detienen en el presente.El radar o la brújula. Dejar de juzgar y valorarse desde afuera, de imitar a la moda o a los ricos y famosos, inicia el proceso de cambio. Hasta aquí no se usaba la brújula para conocer el mundo interior. Todo lo que daba sentido a la vida estaba afuera, desde donde se regulaba la existencia, la moral, la identidad, el estilo de vida y las creencias.Se producía así la desconexión con la identidad real. Ni siquiera se sospechaba de la existencia del verdadero centro vital. Sin embargo ese algo con lo que se nace no se puede separar, pero si ocultar.Al perder la conciencia de la verdad, se actúa en piloto automático.Esto genera seres vulnerables, dependientes, reactivos, adictos a los estímulos, que se frustran, se tensionan y se atemorizan con frecuencia.Son seres que se irritan cuando no suceden las cosas que desean.El falso ego lleva a la desdicha. Cautiva con promesas de un futuro mejor que a la larga las defrauda. Distorsiona la realidad y causa el sufrimiento por identificarse con creencias falsas. El ego siempre encuentra razones para sufrir con excelentes argumentos. Se especializa en crear víctimas que padecen injusticias. La preferida es: el día que tengas esto o seas aquello podrás ser feliz. Se enseña a sobrevivir a situaciones que no se pueden apartar. Sólo aprendiendo a elegir y a dejar de lado la desdicha, se deja de ser esclavo de la mente.La batería del auto usada para iluminarlo se arruina, pero conectada con el encendido del motor se recarga. Del mismo modo hay que conectar los deseos y los recursos con los altos valores.Al ego hay que conocerlo y aceptarlo, toda pelea desgasta. Hay que agradecerle el haberse construido: ha sido y es muy útil. Ha puesto energía y dedicación. Hay que entender para qué sirvió y para qué no. En qué facilitó las cosas y en qué las trabó. Hay que saber cambiarlo, después de todo el ego es una construcción. Fue una construcción inconsciente y automática, hecha sin haber prestado la debida atención.El comienzo es importante. Al notar que el ego es disfuncional, se advierten sus diversas caras. En la desdicha se pueden cerrar los ojos, inspirar y percibir la presencia que se oculta. Se necesita enfocar la atención en el presente, ver que las cosas no son como parecen, retirar la capa superficial hasta detectar la presencia de la ausencia. Así aparecen dos presencias. Descubrir cuál es falsa es el principio. No hay que correr, sólo es cuestión de observar y tomar conciencia.De pronto se descubre que se perdió la identificación y se la abandona. La mejor forma es que caiga como caen las hojas secas, sin hacer nada más que advertir su presencia. A las hojas secas se las lleva el viento.Al madurar el poder de la conciencia se reconoce que el ego era causa de desdichas y que se desvanece al dejar de alimentarlo. La mente y el ego dejan de gobernar, se convierten en súbditos de la conciencia y la presencia es el verdadero centro. Presencia del Ser, sin identificación con máscaras. Solo consciencia y sentimiento puestos en el presente.Las técnicas de meditación permiten desprenderse de esa construcción y sumergirnos en lo que compartimos con todos los seres. Es otro estado de consciencia. Pero es difícil desprenderse del ego aunque se es más consciente de que existe, hay que dejar de ser su víctima, aprender a manejarlo, prestar atención al diálogo con el cual uno se habla a sí mismo, se explica el mundo e intenta que las cosas encajen en los conceptos con los que acomoda el mundo externo al interno.Conócete a ti mismo. La libertad es la capacidad de tener actos conscientes. Pero la racionalidad es limitada y cada observador puede ver otra realidad. Existe el pluralismo y la relatividad. Construir la verdadera identidad consume energías pero es peor la falsa identidad, asumir como propios planes ajenos, eludir compromisos, diferir la resolución de la crisis y caer en la parálisis por exceso de análisis.Para que la identidad no sea un sueño y para evitar que como dijo Rousseau: el hombre nazca libre y sin embargo por todas partes se lo encuentre encadenado, hay que dominar la metodología que desarrolla el potencial eligiendo los mejores proyectos y modelos, para convertirse en el arquitecto que diseña su propio destino. El creador innovador es el mejor imitador que tiene dios en la tierra. Es el que aprendió a convertir su espíritu en materia.

¿SER FELIZ?



Para ser feliz no debes participar en la injusticia de la opresión. En cambio puedes alinearte con la Revolución de los sentimientos aun no adormecidos por los opulones.

Anthony de Mello tiene muy claro cuál es la respuesta: la felicidad es una decisión, Según este jesuita indio, si no somos felices es sencillamente porque no queremos, y punto. ¿Cuán es la claves, según él? El desapego. No podemos ser felices si pensamos que nuestra felicidad depende de estar con determinada persona, de tener ese empleo, de …. Él afirma que estamos muy mal programados y que, aunque es muy duro, debemos desapegarnos de todas esas ilusiones. No sé si seremos capaces de llegar al nivel que nos enseña de Mello: el desapego completo. Primero deberíamos observar y entender mucho a nuestro robot, pero sí estaría bien que empezáramos restándolo importancia a todo. ¿Cómo no vamos a estar estresados si todo es importante? El trabajo es muy importante, las notas de nuestros hijos son muy importantes, nuestro aspecto es muy importante… ¡¡¡hay que ser más pasotas!!!

ESTAMOS MUY MAL PROGRAMADOS. LA CLAVE ES EL DESAPEGO. ESTARÍA BIEN QUE EMPEZÁRAMOS POR RESTARLE IMPORTANCIA A TODO.




SOMOS UN CONGLOMERADO DE AUTOMATISMOS ANDANTES. ENTENDER A NUESTRO ROBOT INTERIOR ES EL PRIMER PASO PARA PODER ACTUAR SOBRE LA DETERMINACIÓN DE SER FELICES.

¿SER FELIZ ES UNA DECISIÓN PROPIA?

TRAS UNA CHARLA SOBRE FELICIDAD, UNA SEÑORA DE UNOS 75 AÑOS EXPLICÓ: “YO SOY FELIZ Y HACE UNOS MESES MURIÓ MI HIJA” ¡Que valiente fue haciendo esa confesión! Se expuso a que alguien pensara: “Qué poco quería a su hija”, y quizá a alguien le rondó esa descabellada idea por la cabeza. Pero con la descripción de su vivencia nos quería transmitir algo muy diferente: que la vida es así y que lo aceptaba. Esa mujer se encontraba en un nivel que nos cuesta alcanzar a la mayoría de humanos.
Un día mi madre me contó: “hoy tu hermana me ha dado unas revistas de decoración atrasadas, he encendido el fuego y me he pasado la tarde hojeándolas, ¡qué bien he estado!. Y luego me miró muy intrigada y me preguntó: “Por qué la gente no es feliz”. Me conmovió. Nos cuesta ser felices porque no podemos disfrutar de las deliciosas menudencias cotidianas. Nuestra mente está entretenida en darle giros a nuestros problemas (muchos, imaginarios). Así de simple, así de complicado.
Muchos sabios, afirman que ser feliz es una decisión. Si es cuestión de decidirse, ¿por qué, entonces, no somos todos felices?
Imaginemos un comerciante preocupado por el descenso de sus ventas. Entre ese hecho real y su reacción negativa hay un hueco. Si esa espacio lo rellenamos con “cada vez voy a vender menos, tendré que cerrar el negocio, no sé hacer nada más, qué va a ser de mí….”, la ansiedad será descomunal. Si en el hueco ponemos pensamientos más optimistas, la cosa dará un giro enorme. Pero no es tan fácil.
Aunque sea una tarea difícil, hemos de ver que allí hay un hueco; si no vemos esa rendija, es totalmente imposible tomar la decisión de ser felices. Mucha gente no ve ese espacio, y en estos casos la felicidad no es una decisión porque la persona ni siquiera ve que hay un hueco entre lo que le pasa y cómo se siente. Está ciega.
Hay personas que, sin saber cómo, han “clic” lo que significa que se han dado cuenta de ese espacio. Y, es esencial, porque a partir de allí la felicidad empieza a estar en nuestras manos y no en lo de otros o en las circunstancias externas. Una vez abierta la puerta tenemos que cruzarla y empezar a andar. Contra emociones, automatismos y programaciones. Queda trabajo por hacer, pero la puerta ya está abierta.
Moix

¿VULNERABLE, YO?



¿Sentirse vulnerable?
Todo nos lleva a despertar en nosotros la confianza de la que creemos carecer. La firmeza interior, la capacidad de afirmarnos es una fortaleza que se empieza a construir ya en la infancia, fruto de unos fuertes lazos afectivos que nos protejan y, a la vez, nos permitan explorar por nosotros mismos. Un poco de vergüenza en la prueba de una maduración biológica y de un buen desarrollo de las aptitudes relacionales. Un exceso de vergüenza revela una sensibilidad exagerada cercana al temor, una tendencia a despersonalizarse para dejar sitio al otro. Del mismo modo, la ausencia de vergüenza puede demostrar incapacidad para representarse el mundo de los demás.
Esa sensibilidad exagerada se resuelva en muchos casos aprendiendo a desconectarnos o aislarnos emocionalmente para no sufrir. Pero entonces perdemos toda referencia sobre nuestros procesos internos, dudamos y desconfiamos de ellos. La consecuencia es que otorgamos a los demás un poder incalculable, mientras nos avergonzamos de todo lo que sentimos por considerarlo inadecuado o degradante.
La vergüenza no sirve para nada, pero crea un escenario interior de moralidad y muchas veces de culpa. Se convierte así en un arma que el avergonzado entrega a quien le mira. Por eso no nos queda otra solución que confiar en nuestra propia mirada. En aceptar la vulnerabilidad como parte del proceso de aprender a ser. Sin silenciarla. Sin esconderla. Expresándola adecuadamente. ¿Acaso existe alguien que nunca en su vida se haya senito vulnerable?

"NUESTRO CARÁCTER NOS HACE METERNOS EN PROBLEMAS, PERO ES NUESTRO ORGULLO EL QUE NOS MANTIENE EN ELLOS"



Entre experiencia y la expectativa, el poder del presente nos lleva a la acción. Pero cuando éste decae por cansancio, por distracción o por debilidad, el impulso del pasado, del hábito, viene en nuestra ayuda. Inscrito en la corporalidad, el cuerpo hace lo que la conciencia pierde. Esa maravillosa memoria corporal, presente en las habilidades, de todo tipo, se adelanta al proyecto consciente allanándole el camino.
Todos los esfuerzos se consagran al éxito que permita recomponer una imagen victoriosa de uno mismo, enmascarando las derrotas silenciosas, los sueños inalcanzables y el desgarro de no sentirse válido antes los demás. Puede suceder, incluso, que cuanto mayor sea la desgracia, más gloriosa sea la victoria. El éxito puede ser, a veces, el beneficio secundario de un sufrimiento oculto. El combate compensatorio contra la vergüenza es una legítima defensa. El sentimiento de vergüenza o de orgullo se asienta en un diálogo agotador: Morir por decir o sufrir porno decir. Mientras se resuelve el dilema, el avergonzado atiende tanto en lo que el otro piensa, se pone a veces tanto en su piel, que lo que podría ser una plausible estrategia ética acaba por convertirse en vulnerabilizante. La plasticidad de este sentimiento depende de la influencia que se conceda al otro. Es otorgarle un poder mudo. Tememos morir de vergüenza si descubren quiénes somos en realidad, cuando dicha identidad se sustenta en la baja autoestima, en un yo idealizado o en la creencia de que somos de una sola pieza.
¿Por qué temo decir quién soy?
El problema empieza cuando sufrimos por la imagen desgarrada que exponemos a nuestra propia mirada.

¿Cuántos agradecimientos hemos dejado en el camino?



Sólo quienes están cansados y rechazan el pasado sin asumirlo son ciegos para ver las virtudes de la rutina, de la costumbre; ciegos para no captar su fuerza de integración, el impulso erótico que la cruza.


Para mostrar al otro nuestra gratitud, los pequeños detalles son mucho más eficaces que las palabras, y mucho más indicados para transmitir nuestro sentimiento. El reto es: ¿cómo podemos hacer sentir al otro que le estamos agradecidos de verdad? ¿Cómo podemos mostrarle que ocupa un pequeño espacio en nuestro corazón y en nuestro pensamiento?Es imprescindible pensar en gestos que, conectados con aquello que hemos recibido, lleguen al otro. A mi alrededor he podido vivir algunos que han tenido o tuvieron en su día un potente efecto:– Un amigo ayudó a su hermana a conseguir una entrevista que le proporcionó un buen empleo. El primer correo que su hermana envió desde su nuevo puesto –y, por tanto, con la firma de la empresa– fue para él. Y ese mensaje no contenía la palabra gracias.– Mi padre ayudó a un amigo pescador en la reparación de su barca. Cuando llegó a casa se encontró encima del mármol de la cocina un precioso y recién pescado mero.– A un buen amigo le regalamos entre un grupo un reloj de montañismo. Recibimos cada uno de nosotros una fotografía de nuestro amigo en el Monte Perdido, con su muñeca (y el reloj) situados en un desproporcionado primer plano.Recibir el agradecimiento por algo que hemos hecho es sin duda agradable, y es bueno que lo disfrutemos. Pero no debemos necesariamente contar con ello, y sobre todo no debemos depender de ello.Si dependemos de los agradecimientos de los demás, nos exponemos a constantes frustraciones. Dijo Dale Carnegie: “Esperar gratitud de la gente es desconocer la naturaleza humana”. Yo no iría en absoluto tan lejos, pues creo que la gente, en esencia, es agradecida. Pero sí es cierto que no todos lo son, y que quienes lo son no lo son siempre.Hay gente que hace favores a los demás para que le den las gracias. Es su alimento emocional, lo que le llena y le da energía. Y, claro, cuando no lo reciben se indignan: ¿cómo puede ser que no me den las gracias?Estos comportamientos son un claro signo de dependencia: aquellos que actúan así necesitan y dependen del agradecimiento de los demás, cosa que inevitablemente les acarreará problemas. Deberíamos preguntarnos: ¿por qué hacemos un favor?, ¿porque así lo sentimos y está en nuestra forma de ser, o porque esperamos con ello obtener el reconocimiento de los otros?Si lo hacemos por convicción, no debemos esperar la gratitud del otro. Si llega, la recibiremos con ilusión. Si no la hay, nos reconfortará la sensación de que hemos hecho exactamente lo que queríamos hacer, porque no esperábamos nada por ello.Hay en la Red una discusión abierta acerca de la conveniencia o no de responder a los mensajes con un nuevo mensaje de “gracias”. Las estadísticas son contundentes e inapelables: se generan billones de correos electrónicos y SMS adicionales, se pierden miles de horas laborales abriendo y gestionando estos correos, y se colapsan bandejas de entrada del correo personal y hasta servidores. Todo ello es cierto a nivel global, pero no menos cierto es que a nivel individual cada mensaje de gratitud es, si está bien expresado, no solo necesario, sino extremadamente valioso para mantener las relaciones.Lo siento por mis amigos, conocidos y contactos, puesto que seguirán recibiendo mis correos de gracias. Los haré escuetos, lo prometo. Lo pondré bien claro en la casilla de “asunto” para que no haya dudas… y me los trabajaré para que incorporen de verdad pinceladas de agradecimiento. Pero los enviaré, y les animo, a pesar de todo, a hacer lo mismo. Porque las estadísticas son fríos datos, y las emociones no conocen de razones.

ACEPTAR NUESTRA VULNERABILIDAD ES LUGAR DE TRATAR DE OCULTARLA ES LA MEJOR MANERA DE ADAPTARSE A LA REALIDAD




La vergüenza no sirve para nada.
Acorazada en nuestro interior, la vergüenza esconde nuestras fragilidades. El miedo a la mirada del otro nos somete a un duro silencio no escogido que nos limita y coarta.

Las palabras de la vergüenza son difíciles de decir porque tememos la reacción del otro, ya sea por un sí o por un no. Uno nunca está solo en la vergüenza, porque siempre sufre por la idea que se harán de él bajo la mirada del otro. Un escenario humillante desencadena una rabia muda, una desesperación o un embrutecimiento traumático. La vergüenza, entonces, la origina el hecho de creer que el otro tiene una opinión degradante. No obstante, no es eso lo peor. La revelación de un secreto oculto más bien tiende a liberarnos de su esclavitud. En cambio, nos adentra en la vulnerabilidad. Entre la confesión y la respuesta del otro quedamos en paños menores, y justamente es eso lo que pretendemos esconder. No nos gusta mostrarnos frágiles, perdidos, confusos o sin razón alguna. Eso es lo que nos avergüenza.
También nos avergüenza arrastrar a los demás hacia nuestro sufrimiento ¿Con qué derecho atraemos hacia nuestra aflicción a nuestros allegados? Preferimos callar, sin darnos cuenta que de este modo enturbiamos aún más la relación, introducimos en ella una sombra que se instala entre el tú y el yo. Compartir las alegrías es una cosa, pero, ¿quién querrá unirse a nuestras vergüenzas? Hay tantas cosas que suponemos que no se pueden o deben explicar, que preferimos el ocultamiento para no ser despreciados y para protegernos a nosotros mismos preservando la imagen que nos parece más adecuada.
Uno se adapta a la vergüenza mediante comportamientos de evitación, de ocultación o de retirada que alteran la relación. No se libra uno de la culpabilidad o de la vergüenza, sino que se adapta a ella para sufrir menos. Puede ocurrir, sin embargo, que la vergüenza pueda transformarse en su contrario. En orgullo y arrogancia, También, a veces, en indiferencia o en cinismo. El sujeto rebajado se torna orgulloso de su rebelión: obesos que exhiben su adiposidad cantando en un coro de gordos, o calvos que incitan a reírse de su calvicie y homosexuales que organizan un exuberante desfile al que etiquetan, precisamente, como “orgullo gay”.


Xavier Guix

SOLO UN EXCESO ES RECOMENDABLE EN EL MUNDO: EL EXCESO DE GRATITUD


Más allá de dar las gracias

No es lo mismo dar las gracias que agradecer. Buscar el gesto que llegue al otro y no esperar nada por nuestra acción es el camino para hacerlo de forma sincera.

FERRÁN RAMON-CORTÉS

Hace un tiempo quise hacer un buen regalo a un apreciado amigo y maestro. No era tarea fácil, puesto que es una persona de gustos especiales, y yo no quería caer en el tópico de buscar algo de recurso. Busqué y busqué, hasta que lo encontré.“Cada mensaje de gratitud es no solo necesario, sino extremadamente valioso para mantener las relaciones”Quedamos para cenar, y en la sobremesa le di mi regalo. Lo recibió con una gran sonrisa y se le iluminaron los ojos. Pero no me dijo nada. Pasamos una entrañable velada y cuando se fue me quedé con un cierto desconcierto, pues lo cierto es que en ningún momento me había dado las gracias. Ni al recibirlo ni al marchar.Al cabo de unas semanas me llegó una invitación para un acto en la Universidad en el que él participaba. Como no podía ser de otro modo, acudí, me senté en la penúltima fila y de repente lo vi aparecer, elegantemente vestido con el jersey que le había regalado. Me buscó con la mirada y, señalándolo, pude leer en sus labios cómo me decía “me traerá suerte”. Entendí en aquel momento que estaba haciendo algo mucho más importante que darme las gracias. Me estaba haciendo sentir todo su agradecimiento.Dicen las estadísticas que cada día damos las gracias más de veinte veces. Las damos cara a cara, por teléfono, por correo electrónico, con SMS… Muchas veces lo hacemos de forma automática, sin casi darnos cuenta. La pregunta es: ¿cuántas de estas veces somos capaces de mostrar de verdad gratitud?empezar a agradecer

¿TE SIENTES ESCUCHADA?



Uno tiene que pagar por la inmortalidad
y tiene que morir varias veces
mientras sigue vivo
Nietzsche
¿ALGUIEN TE ESCUCHA?
Escuchar es el lado oculto del lenguaje.En los procesos de escucha la forma de generar una interpretación que sea coherente es un tanto delicado.Tomamos de FREUD la existencia de otra entidad en el proceso de escucha, el inconsciente. Así podemos afirmar que las intenciones inconscientes son aquellas que, supuestamente, residen en el segundo cerebro y logran ser "descubiertas" por el coach. Partimos en nuestra cultura que si existe una acción es que alguien la hizo. Así, entendemos, que un trueno alguien lo hizo aunque el sujeto sea invisible o divino. Destacamos que podemos separar la acción del YO, en todo proceso, dado que es interesante observar que una de las fortalezas del pensamiento científico es que, desde sus comienzos, se liberó del supuesto de que hay una persona creando los fenómenos. En un proceso de coaching que, debe tratar el "ser" y no el "hacer", realizamos un cambio de observador transportando la existencia del coachee de un universo del YO hacia un escenario sistémico del proceso donde él es el protagonista.
Fuente: R.Echeverria