TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¿PUEDES VIVIR SIN AMAR?


El amor es lo único que crece cuando se reparte

Todos los vicios de la mente son fruto de interpretar de forma egocéntrica la realidad, una actitud impulsiva e inconsciente que nos impide aceptar lo que sucede tal como viene y a los demás tal como son. Ésta es la causa real de todo nuestro sufrimiento, que además nos encierra en un círculo vicioso muy peligroso. Para poder amar, primero hemos de albergar amor en nuestro corazón.

¡¡¡ACÉPTATE COMO ERES!!!

Si tú cambias, todo cambia

Nuestros pensamientos crean en gran medida nuestras experiencias, ya que en un nivel inconsciente podemos tender a facilitar aquello que esperamos que suceda

Acostumbrados a seguir los cambios del mundo a través de las noticias, podemos llegar a creer que las cosas que suceden son totalmente ajenas a nosotros, y que lo único que podemos hacer es adaptarnos a las circunstancias. Si son adversas, entonces solo cabe aguardar que cambien. Esta espera de tiempos mejores obvia un hecho relevante: cada persona, con sus pensamientos y actos, tiene un notable poder para configurar su realidad.
Como reza una ley del mítico Hermes Trimegisto, “si tú cambias, todo cambia”. En nuestras manos está decidir nuestras expectativas y el tipo de relación que establecemos con el mundo, lo cual acaba definiendo en gran parte cómo será nuestra vida. En un nivel inconsciente, nuestra mente guía nuestros actos para ayudar a que aquello que creemos que sucederá pueda hacerse realidad. Por consiguiente, aquella persona que está convencida de seducir a alguien o de realizar una venta, por poner dos ejemplos, tiene una probabilidad mucho mayor que quien tiene la expectativa opuesta.
Es lo que el sociólogo Robert K. Merton llamó profecía autocumplida. Nuestra conducta está condicionada por lo que prevemos que sucederá. Así, tomando uno de los ejemplos anteriores, el comercial que está seguro de poder cerrar la venta actúa con una serenidad y convicción que dan la confianza necesaria al cliente para aceptar el trato, mientras que quien se programa esperando el fracaso actuará de forma dubitativa y nerviosa, transmitiendo ese mismo mensaje al comprador, que se pondrá a la defensiva.
En su libro ¿Y tú qué crees?, Eva Sandoval explica de este modo cómo actúa nuestra programación para el éxito o el fracaso: “Hay muchas personas que no ven satisfechos sus deseos, que viven un proyecto fallido tras otro, que, pese a hacer terapia, leer libros y asistir a seminarios, sienten que están como al principio. Llegan a pensar que tienen mala suerte, que les falta algo que otros tienen… Sin embargo, su suerte raramente cambiará a no ser que tomen conciencia de las creencias limitadoras que condicionan su vida”.

¿Y tú qué crees?

Eva Sandoval (Urano)
Un manual muy directo y práctico para cambiar la propia caja de creencias y potenciar el poder personal a través de la conciencia y de una nueva mirada sobre el mundo.
Algunas de estas creencias limitadoras, ocultas en el inconsciente pero activas, serían:
- No merezco que las cosas me vayan bien.
- Hay otras personas mucho más capacitadas que yo para esto.
- Si lo consigo, los demás me envidiarán y perderé su aprecio.
Hay innumerables mensajes de autoboicoteo como estos que condicionan lo que decimos y hacemos y que, por tanto, nos procuran resultados negativos. No obstante, si tomamos conciencia de ellos, tenemos la oportunidad de cambiarlos y, de este modo, dar un giro a nuestro destino.
Hay dos maneras básicas de abordar nuestra existencia: en clave de carencias (aquello que nos falta) o en clave de oportunidades (aquello que se nos ofrece). Según donde fijemos la mirada, estaremos facilitando que suceda una u otra clase de cosas.
Según el escritor y conferenciante Brian Tracy, “uno no obtiene en la vida lo que quiere, sino lo que espera. Nunca podemos alzarnos por encima de las expectativas que tenemos de nosotros mismos. Y la buena noticia es que podemos construir las nuestras propias. Una actitud de expectativa positiva es la marca de la personalidad superior”.
Un enfoque favorable sobre los acontecimientos implica no solo confiar en uno mismo, sino también en la disposición de los demás para colaborar con nosotros y ayudarnos en nuestro camino.
Detrás de muchas experiencias de fracaso está la profecía autocumplida de que no encontraremos apoyos para lo que nos hemos propuesto o, peor aún, que el resto del mundo hará lo imposible para intentar frenarnos. Pero antes de que eso suceda, la mente inconsciente ya se encarga de dinamitar el camino hacia la consecución de nuestra meta. Así, podemos decirnos a nosotros mismos y a los demás: “¿Lo ves? Ya te decía yo que pasaría”.
Esta actitud de autoboicoteo es inconsciente, por lo que basta con darnos cuenta de que operamos a través de ella para dar la vuelta a nuestra programación. Tal como afirma Brian Tracy en su libro El camino hacia la riqueza, “como solamente usted puede dominar sus pensamientos, se encuentra en total control de su vida. Si desea cambiarla en el plano exterior, solamente tiene que ponerse a trabajar para cambiar su interior. Según las leyes universales de la mente, en la medida en que su mundo interior cambie, el mundo exterior también cambiará para adaptarse al primero”.
Un relato tradicional glosado por Paulo Coelho cuenta que Abel y Caí­n llegaron a un gran lago y se acercaron a la orilla para contemplar sus aguas.
–Aquí dentro hay alguien –comentó Abel a su hermano, sin darse cuenta de que estaba viendo su propio reflejo.


Cuando abro mis ojos al levantarme cada
mañana, no me encuentro ante el mundo, sino ante infinitas posibilidades de mundos”
Colin Wilson
Puesto en alerta por si se trataba de alguna criatura amenazadora, Caín levantó su bastón y se asomó a las aguas. Al ver que la imagen hacía lo mismo, permaneció muy quieto esperando el golpe.
A su lado, Abel miraba su propia imagen en el lago, que le regaló una sonrisa. Eso le provocó una carcajada, y el ser del lago hizo lo mismo.
Al alejarse de allí, cada uno de los hermanos se fue con una experiencia opuesta. Caín se decía: “¡Qué violentos son los seres que viven en el lago!”

Por su parte, Abel pensaba: “¡Qué lugar tan agradable! En el lago viven seres amables y risueños”.
Esta fábula ilustra de forma reveladora cómo nuestras relaciones con los demás están marcadas por nuestras ideas preconcebidas. La persona que ve a todo el mundo como una amenaza actúa con tal desconfianza y agresividad que provoca esas mismas actitudes por parte de los demás. En cambio, si mostramos una expectativa de bondad y colaboración, atraeremos a personas de ese mismo signo.

Para transformar nuestra existencia en algo mucho mejor no basta con modelar solo nuestra mente, confiándolo todo a la ley de la atracción. Ese cambio fundamental no producirá frutos si no lo acompañamos de la creación de nuevas circunstancias.

Tal como explicaba Álex Rovira al analizar las claves de su primer best seller: “Si ahora no tenemos buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las mismas de siempre. Para que aparezca la buena suerte es conveniente crear nuevas circunstancias, y lo mejor para ello es fijarse en los errores. El error es la base del cambio, y eso es importantísimo. Charles Darwin, por ejemplo, siempre llevaba una libreta encima para anotar todo aquello que no le cuadraba. Sabía que, de lo contrario, el subconsciente haría que lo olvidara. Darwin entendió que inspirándose en el error podría conseguir su objetivo. De esta libreta salieron las ideas de su libro La evolución de las especies”.
Además de optar por un enfoque positivo de la realidad, estando atentos a las oportunidades, si nos comunicamos y actuamos mejor, estaremos creando nuevas circunstancias que nos procurarán resultados más favorables.
Para aumentar la calidad de nuestra vida hemos de empezar cambiando el escenario de nuestros pensamientos y nuestros actos, en lugar de perder tiempo y energía señalando enemigos o tratando de cambiar a los demás.
elpaissemanal@elpais.es

La ley de la correspondencia

Dentro del libro El Kybalion, atribuido al misterioso maestro Hermes Trimegisto, hay un principio que reza: “Como es arriba es abajo, y como es abajo es arriba”. Puede entenderse de muchos modos, pero algunos autores lo interpretan como la relación entre la mente (arriba) y el mundo (abajo). De acuerdo con esta ley, nuestra mente es un espejo de lo que vivimos en la realidad exterior, y no solo porque almacenemos en ella nuestras experiencias. Lo que nos sucede también depende de lo que la mente espera encontrar, como la mujer en estado que de repente empieza a ver embarazadas por todas partes. Del mismo modo, según esta ley, si cambiamos nuestro pensamiento, cambiaremos también las experiencias que viviremos.

ME REFUGIO EN EL ANONIMATO PARA HABLARTE A TI


Igual que no tenemos que hacer nada para ver, no tenemos que hacer nada para amar. Tanto la vista como el amor son atributos naturales e inherentes a la condición humana. Nuestro esfuerzo consciente debe centrarse en eliminar todas las obstrucciones que nublan y distorsionan nuestra manera de pensar, sentir y ser, como el estrés, la negatividad, el victimismo, el odio, la desconfianza, la vanidad, la envidia, la arrogancia, la preocupación, la intolerancia, la cobardía, la avaricia, la indolencia, el orgullo, la impaciencia, la culpa, la tristeza.....

¿TIENES ALGÚN DESEQUILIBRIO EMOCIONAL?


Según las leyes de la evolución, todo empieza con el conocimiento (información veraz). Luego viene la comprensión (experiencia personal). Sólo  así es posible aceptar (dejar de reaccionar negativamente frente a lo que sucede) para poder finalmente amar (dar lo mejor de nosotros en cada momento). Por el camino hemos de vencer a nuestro mayor enemigo: nosotros mismos (nuestro mecanismo de supervivencia emocional, más conocido como ego). Para lograrlo es necesario ser sinceros (no autoengañarnos), humildes (reconocer nuestros errores), valientes (atrevernos a enmendarlos) y perseverantes (comprometernos con  nuestro proceso de aprendizaje).
El miedo (a que nos hagan daño), el apego (de perder lo que tenemos) y la ira (no conseguir lo que deseamos) nos esperan a la vuelta de la esquina.
Un poco más lejos se esconde nuestra ignorancia (el desconocimiento de nuestra verdadera naturaleza), la causa última de nuestro egoísmo (tendencia antinatural que corrompe la actitud de los seres humanos), que es precisamente el que nos impide amar, que es nuestra esencia.

"EL ÉXITO ES APRENDER A IR DE FRACASO EN FRACASO SIN DESESPERARSE"

Afrontar la infertilidad

¿Cómo debe actuar una pareja cuando no puede tener hijos?

No hay reglas fijas, pero tomar decisiones meditadas ayuda a encarar los pasos que dar

La infertilidad, al igual que los accidentes o las enfermedades graves, siempre es algo que “les ocurre a los demás”, y no solemos pensar que nos vaya a pasar a nosotros. Por ello, el diagnóstico de infertilidad suele suponer un duro golpe a la pareja, que necesitará un tiempo para asimilar la noticia y decidir qué pasos dar a continuación.
Lejos de ser algo anecdótico, los problemas de fertilidad son cada vez más frecuentes, llegando a afectar a una de cada seis parejas. El retraso en la edad reproductiva parece desempeñar un papel muy importante. Actualmente en nuestra sociedad hay un desfase entre la “edad reproductiva biológica” y la “edad reproductiva social”, hasta el punto que esta última comienza ya cuando la biológica está en claro declive (por encima de los 35 años en el caso de la mujer).
El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura
Cuando una pareja atraviesa la puerta de una clínica de reproducción asistida, suele llevar más de un año intentando concebir sin éxito, tiempo al que hay sumar el que se ha estado demorando la decisión de buscar el embarazo porque “aún no es el momento idóneo”. A este tiempo tendremos que sumar también el que implica la decisión por la reproducción asistida, las pruebas diagnósticas, listas de espera y los tratamientos, que suelen ser varios y largos.
Uno de los primeros factores que va a marcar el modo de afrontar el tratamiento va a ser la determinación de la pareja de pasar a la acción tras el diagnóstico de infertilidad. En ese punto son muchas las personas que se ven abrumadas por la noticia y durante meses o incluso años demoran la toma de una decisión por verse superados. Pero negar la realidad no hace que esta deje de existir: la búsqueda de consejo e información despejará muchas dudas y ayudará a tomar una decisión.
“Relájate y verás como llega”, “mi vecina estuvo dos años de tratamientos, fue dejarlos y quedarse ella sola”. Estos mensajes se suelen dirigir a la mujer y, aunque bienintencionados, se convierten en un lastre, ya que la responsabilizan del fracaso en conseguir el embarazo, lo que contribuye al estrés y culpa que forman parte casi indisoluble del proceso. El mensaje que implícitamente se está transmitiendo es bastante perverso: “Tu deseo de tener hijos no te deja tener hijos”. La decisión de formar una familia constituye un tema demasiado importante como para “no obsesionarse”. Los esfuerzos –infructuosos– por “no obsesionarse” pueden generar aún más ansiedad y culpa, al sentir que no se es capaz de erradicar aquello que está dificultando el proceso. Entender como algo natural la preocupación, la tristeza y la ansiedad de este proceso suele tener un efecto mucho más beneficioso y “desculpabilizador”.

En contra de la creencia popular, el estrés no suele ser la causa de la infertilidad, pero sí es una de las consecuencias más frecuentes de la misma, está presente durante todo el proceso de reproducción asistida y, como veremos, puede acabar teniendo un papel demasiado importante si no se controla.

También existe una creencia popular muy extendida acerca del papel del optimismo y el pesimismo durante la reproducción asistida: “Si eres tan pesimista, las cosas no irán bien”, “Tienes que ser más optimista, con esa actitud no vas a ningún lado”. ¿Qué hay de cierto en todo ello? El optimismo o el pesimismo, per se, no tienen influencia directa en este proceso, más allá del estado anímico que generan en quien tiene estas emociones. Enfrentarse al proceso con optimismo probablemente va a provocar sentirse mejor y con menos angustia; hacerlo con pesimismo probablemente derivará en sentirse mucho peor.
Uno de los principales motivos de fracaso en reproducción asistida es el abandono temprano del tratamiento: hasta un 25% de las parejas lo dejan tras un primer ciclo negativo. Lo hacen porque se sienten desbordadas a nivel físico y emocional, y ahí desempeñan un papel muy importante el estrés y el pesimismo. Es por esto que acaba siendo determinante un buen abordaje psicológico durante el proceso para aumentar la probabilidad final de éxito. Ya que el 80% de las parejas logran un embarazo en los tres primeros ciclos de fecundación in vitro, lograr un buen ajuste psicológico que evite el abandono temprano se convierte en una meta crucial.
La infertilidad es un problema de pareja, no de la mujer. Es importante y necesario que sean los dos miembros de la pareja quienes acudan a todas las visitas médicas, pruebas, entrevistas, sesiones de apoyo psicológico… Ahora más que nunca hay que trabajar en equipo.
La familia y los amigos. Al ser difícil llevar este proceso de modo privado, es importante delimitar cuál será su papel. ¿Qué se quiere compartir con ellos? Muchas parejas deciden limitar la información que proporcionan a su círculo más cercano para evitar el estrés derivado de sus preguntas y demandas de información. No obstante, el aislamiento no es bueno; es recomendable contar con alguna persona de confianza que les pueda dar apoyo y soporte emocional.
¿Buscar información o dejarse llevar? Hay personas a las que les ayuda mucho recopilar enormes cantidades de información, estadísticas y testimonios acerca del proceso, ya que esto aumenta su sensación de control y disminuye la incertidumbre. Otras prefieren “dejarse llevar” y saber lo menos posible. No hay una opción que sea la mejor por defecto, todo dependerá del modo de afrontarlo que tenga cada uno.
Fijar fronteras. Deben acordar cuáles van a ser los límites que pongan al tratamiento: a cuántos ciclos de inseminación artificial o fecundación in vitro están dispuestos a someterse, cuánto dinero pueden invertir, cuánto tiempo se pueden dar… Fijar estos techos ayudará a delimitar algo poco controlable.
Siempre hay que tener un plan, saber cuál va a ser el siguiente paso a dar tanto si los resultados son positivos como negativos. “Si esto falla, ¿vamos a donación?, ¿adoptamos?, ¿tiramos la toalla?” No basta con un plan B, también hay que tener un plan C y D. Esto les ayudará a disminuir la incertidumbre y aumentará su sensación de control.
Nuestra mayor gloria no está en no haber caído nunca, sino en levantarnos cada vez que caemos
Oliver Goldsmith
Hay un momento especialmente delicado que transcurre desde el final del tratamiento hasta la prueba de embarazo. Suelen ser dos semanas en las que cesan de golpe todas las visitas médicas y “solo” hay que esperar al resultado. Las parejas conocen este periodo como la betaespera (la “beta” es el valor de la hormona betaHCG que determina si ha habido embarazo o no). Suele ser emocionalmente muy intenso, y durante el mismo es recomendable realizar actividades placenteras que rompan con la rutina (hacer excursiones, quedar con amigos…) y no centrar todo el tiempo únicamente en esperar los resultados.
La beta es negativa, ¿ahora qué? Es importante asumir que los resultados negativos forman parte del proceso. Cada fracaso duele mucho, es ingenuo esperar lo contrario, pero enfocarlo positivamente será determinante para lograr el objetivo final: de cada experiencia se obtiene información muy valiosa que ayuda a planificar mejor la siguiente intervención y, con ello, maximizar las posibilidades de éxito. Recuerda que, ya de por sí, la reproducción “no asistida” es muy compleja.
¡La beta es positiva!, ¿ahora qué? Muchas parejas se sienten desorientadas al llegar a este punto. Es algo que llevan tanto tiempo esperando que quizá han idealizado lo que deberían sentir. ¿Que qué sienten? Habitualmente, miedo. No suele haber fuegos artificiales ni música épica al ver el resultado, hay una mezcla de emociones muy intensas entre las que predominan, obviamente, la alegría, pero el miedo y la ansiedad tienen un papel muy importante. Muchas parejas llegan a este punto después de meses o incluso años en los que apenas han recibido buenas noticias acerca del proceso, están acostumbrados a perder. Y no se creen que, por fin, han alcanzado la meta. Este miedo poco a poco se desvanece y da lugar a otras emociones.

¡¡¡ES TAN IMPORTANTE LA MADUREZ INTELECTUAL COMO LA ETERNA JUVENTUD!!! MÁS OJO CON LA HIBRIS.


Un reto emancipador consiste en cuestionar nuestras creencias, por más que atenten contra el núcleo de nuestra identidad. De ahí que este aprendizaje surja como una iniciativa personal, un compromiso a largo plazo en el que la conquista del verdadero amor se convierte en el camino y la meta. Y no se trata de una moda pasajera. El autoconocimiento y el desarrollo personal son procesos cada vez más aceptados por la sociedad. Al haber tanta oferta y tratándose de un asunto tan íntimo y delicado, su utilidad dependerá de lo bien que sepamos elegir.

EL AMOR ES LA AUSENCIA DEL EGOISMO


Ciertas o no, las creencias moldean nuestra percepción del mundo e influyen en nuestra forma de relacionarnos con los demás y con nosotros mismos. Y no se trata de culpar a nadie, sino de responsabilizarnos de nuestro proceso de cambio y crecimiento. Lo que está en juego es nuestra libertad para decidir quiénes podemos ser. Y aquí  no hay maestros, sólo espejos donde vernos reflejados. En última instancia, dejar de existir como orugas y empezar a vivir como mariposas es una transformación que sólo depende de cada uno.

NO ES UN SIGNO DE SALUD EL ESTAR BIEN ADAPTADO A UNA SOCIEDAD ENFERMA



La perversión de la naturaleza humana ha llegado hasta tal punto que a lo largo de este proceso de condicionamiento también escuchamos que la bondad es sinónimo de estupidez, pues uno siempre termina por arrepentirse de sus buenas acciones. Y que amarse a uno mismo es una conducta egoísta, propia de un narcisista. De ahí que hablar acerca del amor al prójimo suene ridículo.

TEXTOS PARA EL ALMA 379


"AMAR A LOS DEMÁS ES EL CAMINO QUE LLEVA A LOS SERES HUMANOS A LA FELICIDAD"

¿Sabemos gestionar nuestras emociones? ¿o las gestionan los demás?

El éxito no es la base de nuestra felicidad pero ésta es la base de cualquier éxito.
Desde la "cuna" nos enseñan que hay que desconfiar de los demás  y por tanto lo importante es ocuparse de uno mismo. Consecuentemente, el miedo, la frustración y el resentimiento van pasándose de generación en generación. Creando una cultura basada en la desconfianza, la resignación y la insatisfacción.

TEXTOS PARA EL ALMA 378


La temporalidad del humano se renueva constantemente y con ello su existencia debe regenerarse hacia la emancipación. No debemos justificar la volatilidad de las acciones pues estas deben conservar una constancia y coherencia con los valores de amor y respeto al prójimo.
El egoísmo -permanente en nuestra esencia- debe tratarse diariamente a través de la inteligencia y del respeto al otro.
No debemos cubrir nuestras necesidades privando "a los demás" de aquello que le pertenece: la dignidad.
Podemos aspirar a lo que somos capaces de generar por nosotros mismos sin expoliar al resto de lo que le pertenece ni aprovecharnos de su ignorancia.
Así aceptando la "renovación cotidiana" podremos ir destilando lo que "denominamos valores" para ir componiendo una base sólida de conceptos éticos que nos ayuden a caminar por la duda.



TEXTOS PARA EL ALMA 377

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La naturaleza del orgullo es la misma en cualquiera de las culturas donde se manifiesta; por eso el alcance de su huella es universal como el mito de Fausto, que se sustenta en la misma pasión egocéntrica.


VUESTRO MAL AMOR A VOSOTROS MISMOS HACE DE VUESTRA SOLEDAD UNA CARCEL

Desesperados por relacionarnos

El encuentro con el otro completa una parte esencial de nuestras vidas

Eso no implica olvidar la propia identidad ni tener que estar pensando siempre en agradar



La sociedad de consumo ha creado el imperio de la caducidad. Esto se ha trasladado a las relaciones. No solo los productos caducan, algunas relaciones también. Han desaparecido los referentes de nuestras certezas y nos invade la incertidumbre. Hay quien teme establecer relaciones duraderas. Porque los vínculos son frágiles y parece que dependen solo de los beneficios que generan. Son relaciones efímeras, sin compromiso. Satisfacen puntualmente ciertas necesidades. Son relaciones de desconocimiento mutuo y de uno mismo.

Vuestro mal amor a vosotros mismos hace de vuestra soledad una cárcel
Friedrich Nietzsche
Hombres y mujeres se desesperan para relacionarse, ya que se sienten fácilmente “descartables” y abandonados a manejarse con sus propios recursos. Estamos ávidos de encontrar la seguridad que nos ofrece la unión, de encontrar con quien contar en momentos difíciles y de relacionarnos con alguien para huir de la soledad. Al mismo tiempo desconfiamos de que la relación dure. O que se convierta en una jaula que limite nuestra libertad. La idea está cargada de atracción y amenaza al mismo tiempo.
En este espacio podemos sanar traumas pasados y despertar la ligereza y espontaneidad del ser. Estar atento nos puede ayudar para darnos cuenta de lo que cobra vida a través del intercambio con los otros. El problema está en que inhibimos esta chispa por nuestras creencias, normas interiorizadas y temores. Nos domina el miedo a quedarnos privados de amor, a ser abandonados. Y en ese miedo la espontaneidad no tiene oportunidad de manifestarse, e incluso uno acaba convirtiéndose en una marioneta, tratando de quedar siempre bien, por miedo al rechazo.
Cuando disipamos estas inhibiciones y temores, se da la resonancia, la sintonía, la armonía, lo que Piaget denomina el élan y para Jung es la corriente. A la indagación apreciativa la denominamos el núcleo positivo, y para Schellenbaum es la energía vital. Esta se libera en el espacio relacional, del yo con el otro. Cuando se da, uno siente una fuerza ascendente, un impulso que le lleva hacia delante. Sin embargo, estas experiencias de energía vital “no modifican en nada la existencia”, afirma Schellenbaum, “a menos que no se truequen en una sensación vital nueva y fundamental, que penetre en todos y cada uno de nuestros pensamientos y acciones”.

Nos abre a los demás y a una vida más plena. Nos enfocamos en lo que funciona y lo hacemos crecer, y nos centramos en lo que nos da vida. También es necesario saber gestionar el sufrimiento para que no sea devastador y no permitir que ciertas personas o relaciones tóxicas contaminen nuestros espacios internos. Cuando esto ocurre, empezamos a hacer suposiciones y a pensar mal, sembrando desconfianza. Se abre la puerta a la negatividad y al malestar. En esos casos preste atención a no alimentar las suposiciones negativas ni a sacar conclusiones de todo precipitadamente. Tenga la valentía de preguntar, aclarar y expresar lo que quiere. Fomente una buena comunicación, así evitará los malentendidos, las tristezas y los dramas.

Para ello es bueno expresar lo mejor de sí mismo. Recuerde cómo se sentía cuando estuvo en un momento vital pleno. Intente revivirlo. En ese estado, uno es creativo e intuitivo. Barbara Fredrickson define el florecimiento como el sentirnos plenamente vivos, ser creativos y resilientes (capaces de sobreponerse a la adversidad), y sentir que crecemos y tenemos un impacto positivo en nuestro entorno. Cuando estamos abiertos a recibir, brotan nuestros impulsos creativos y se manifiesta nuestro potencial.
Para lograrlo, Fredrickson recomienda: ser conscientes de que la sinceridad importa en nuestros intercambios. Encontremos y vivamos el sentido positivo con mayor frecuencia en la experiencia diaria. La amabilidad cuenta, enfocarse en los demás y en cómo pueden crear una diferencia. Vivamos con pasión y démonos permiso para jugar.
Desafortunadamente cargamos heridas que nos llevan a establecer relaciones en las que, en lugar de impulso creador y vitalidad, hay control y estancamiento. Nos enredamos yendo por senderos en los que el amor resulta un problema sin solución. Entramos en juegos complejos yendo al encuentro de la otra persona, con la intención de satisfacer la necesidad de un amor que parece que perdimos o se nos escapó. Juegos que nos dejan con una insatisfacción constante, frustrados, deprimidos, desesperados, solos y exhaustos, y nos provocan sentimientos de culpa, de ­inadecuación y de impotencia.
Vamos al encuentro del otro con ese bagaje y con la esperanza de obtener su energía y la llave para abrirnos a la vitalidad esencial. Al no satisfacerse nuestras expectativas, sentimos rechazo, le hacemos sentir culpable y finalmente le abandonamos. Estos juegos, que Schellenbaum denomina los juegos del amor, nos encierran en un círculo vicioso que merman nuestra capacidad de dar y recibir y nuestra autoestima. Si queremos encarnar todo nuestro potencial, es importante no darle vueltas a recuerdos dolorosos, a revivir heridas pasadas, a seguir pisando nuestras huellas traumáticas. Al revivir viejos recuerdos determinamos cómo estamos y lo que creamos no nos revitaliza.

Para lograr vivificar nuestra existencia en todos sus aspectos, mental, emocional, espiritual y corporal, es importante prestar atención a qué preguntas nos planteamos. Cuando, por ejemplo, me pregunto: ¿me aman lo suficiente? La respuesta casi siempre será que no. Al plantear esta pregunta incorrecta entro en respuestas que merman mi capacidad de ir al encuentro del otro con espontaneidad, revivo recuerdos que abren mi herida de no haber sido suficientemente amada y entra de nuevo la desesperación, la sensación de no valer y el rechazo al otro que no me ama bastante. Y para tapar mi herida lo justifico con que “otra vez es el hombre o la mujer equivocada”.

Sugiero aplicar la indagación apreciativa en la que aprendemos a recuperar recuerdos de experiencias vitales significativas, vivencias de superación y plenitud, para abrirnos a ver y vivir lo que realmente anhelamos. Con esa apertura estamos dispuestos a vivir un presente en el que podemos crear las condiciones para florecer en las relaciones. Puede preguntarse: ¿qué aprendió de esa situación?, ¿qué le aportó y qué aportó usted a la relación?, ¿dónde encontró su fuerza para avanzar?, ¿qué hay en su interior que le impulsa hacia delante? Si la situación ideal estuviera ocurriendo, ¿qué estaría pasando?, ¿cómo estaría usted?, ¿qué haría diferente? No piense en lo que deberían hacer los demás. ¿Qué haría usted para crear las condiciones en las que su energía fluya? ¿Cómo se expresa su personalidad en su mejor forma, cuando se muestra pletórico y se siente rebosante de vitalidad?
Nuestros procesos vitales se activan en la medida en que establecemos relaciones. De todas maneras, debemos prestar atención a cómo las realizamos, ya que, a falta de amor, algunos se lanzan de cabeza al amor al prójimo por su propio placer. Ayudan desde su necesidad de reconocimiento, renuncian a sí mismos y pretenden librarse de la presión de una existencia carente de amor propio.

El amor estalla en nuestra vida en cuanto desaparece nuestra resistencia contra él
Peter Schellenbaum
El conocimiento de uno mismo facilita el proceso de pasar del miedo a ir al encuentro del otro de una forma más abierta, tolerante y relajada. Conocerse implica salir de la sensación de autoabandono en el que uno se ha alejado de su propio ser. Nos preocupa tanto la opinión exterior, dedicamos tanta energía a complacer a los otros, que abandonamos el cultivo del amor propio, curativo y sanador. En la tradición judeocristiana se ha ido creando un temor al amor propio por no caer en la esclavitud del yo, del egocentrismo. En cambio en el budismo no existe la liberación por factores ajenos, sino la autoliberación. Es a través del amor propio y de la compasión como uno se libera de la esclavitud del yo.
Para conocerse a uno mismo es necesario darse espacios en los que uno no tenga nada planificado, para estar disponible a lo que emerja de dentro y de fuera. Verse en su interior exige un esfuerzo de introspección. Comunicarse con uno mismo es el primer paso para armonizar cualquier malestar. Obsérvese: qué le pasa, cómo se siente, quién gobierna su mente. Puede preguntarse: ¿qué sucede conmigo cuando no rechazo la soledad y la pasividad como algo inapropiado, sino que permito un espacio para estar conmigo? ¿Qué ocurriría en mi vida si me reservo algunas zonas libres de obligaciones, que permitan un vacío en el cual pueda escucharme y pueda aflorar lo que quiere nacer en mí? ¿Qué se generaría en mí si me guardo algunos espacios en blanco en la agenda, para estar disponible? Disponible para mí y para lo que quiera manifestarse en mi vida. Permitiéndonos esto, “despertamos de la hipnosis social, que nos ha hecho confundir el tejido de nuestras obligaciones con la vida en sí misma”, como dijo el filósofo británico Allan Watts.



¿TIENE EL "SER" DOS VERSIONES?


¿existen entidades mentales como ideas y pensamientos?

El SER puede quedar hasta tal punto encubierto que llegue a ser olvidado y de esta manera enmudezca  toda pregunta acerca de él o relativa a su sentido. El Ser tiene una faz oculta que se encuentra detrás de las cosas. Así podemos afirmar tienes dos estadios que podemos denominar "el visible" que como es obvio tiene lugar por medio de los ojos,  y el inteligible, que solo procede con el pensamiento sin concurso de la mirada sensible.
Tomar conciencia de ello nos ayudará, quizá, a descubrir otra dimensión de "nosotros mismos".
¡¡¡ se valiente !!! 



¿DONDE HAY MÁS SER, EN EL VERBO O EN EL SUSTANTIVO?


El humano encuentra la victoria en su fracaso toda vez que, posiblemente, existir es "no estar en casa", es decir, debemos vivir arrojados fuera de cualquier refugio y analizando permanentemente la "calidad del conocimiento que nos han transmitido"
Pues que no es el humano quién habla, sino el SER; no es SER el que habita en el hombre, sino el hombre en el SER. Así debemos distinguir profundamente entre "expresar" a "decir" y "existencia"o "sentido"
Heidegger

TEXTOS PARA EL ALMA 376

Me gustaría que siempre recordaras que ser feliz no es tener un cielo sin tempestades, caminos sin accidentes, trabajos sin cansancio, relaciones sin decepciones. Ser feliz es encontrar fuerzas en el perdón, esperanza en las batallas, seguridad en el palco del miedo, amor en los desencuentros.
Ser feliz no es solo valorar la sonrisa, sino también reflexionar sobre la tristeza.
No es apenas conmemorar el suceso, sino aprender lecciones en los fracasos.
No es apenas tener alegría con los aplausos, sino encontrar alegría en el anonimato.
Ser feliz no es una fatalidad del destino, sino una conquista de quien sabe viajar para dentro de su propio ser.
Ser feliz es dejar de ser víctima de los problemas y volverse actor de la propia historia.

Ser feliz es............sigue tú mismo/a.

TEXTOS PARA EL ALMA 375


 Es entusiasmante escuchar música de órgano en el escenario de una iglesia.
Las notas resuenan majestuosas en los adentros del espíritu, configurando una nueva y potente energía existencial.
Sin duda, la vida, es la manifestación de la energía tanto física como metafísica. Cuando disminuye la versión de una llega la explosión de la otra y entre ambas hacen crecer al individuo que las transporta.
Si se rompe esta secuencia, física - metafísica -, el sentido de existir pierde densidad pues se ciñe solo a lo material.
El órgano, con su ronquido celestial, nos avisa de esa posibilidad y nos invita a conocerla. Tú en la libertad de opciones, eligen.

Que el destino potencie tu elección.

TEXTOS PARA EL ALMA 374


El humano en su avance evolutivo ha creado su versión profesional que si bien marcha en paralelo con la personal, es distinta.
En un mercado competitivo, cada minuto, es una oportunidad de mejora tanto para la empresa como para los individuos que le dan forma.
No hacerlo es desaparecer. Hay que evitar, por tanto, llevar temas domésticos a los escenarios profesionales y viceversa.
El mundo profesional es una nueva constelación que la colectividad humana ha creado para sobrevivir, con relativa mejora, respecto a su simple estadio recolector.
Pero tal desarrollo reclama ciertas "dependencias" que son ineludibles para recoger los frutos.
Primero hay que respetar las reglas jurídico/sociales que nos garantizan cierta civilización. Ya vale menos la ley del más fuerte, entendiendo por fuerte el llegar primero.
Segundo, por citar otro pilar, se debe respetar a los demás profesionales. Los tiempos de la esclavitud deben acabar en todas sus formas y no cambiando la "plantación por la incultura".
Por ultimo debemos avanzar en la innovación. Ya no se habla a gritos, nos comunicamos en silencio mediante un whappsap, por seguir con los ejemplos.
Oí, no hace mucho, que los parámetros de un político que pretenda ser estadista son: generar riqueza colectiva para atender LA DEUDA PUBLICA, LAS PENSIONES Y EL PARO. Sin ello el conflicto social está garantizado.
Pues bien en universo profesional también debe contemplar: PAGAR LOS IMPUESTOS; RESPETAR AL RESTO DE PROFESIONALES E INNOVAR. Sin esto el mercado te despreciará.

¡¡¡NO PROYECTES TUS EMOCIONES PERSONALES EN LOS ESCENARIOS PROFESIONALES!!!

¿DÓNDE ESTÁ TU COMPROMISO?

¿Cambio de trabajo o sigo con el que tengo?

Tras el verano aumenta el deseo de cambiar de empleo: renovar la motivación, mejorar el sueldo, ascender... Pero hay riesgos que no deben obviarse

Empecemos con varios datos extraídos del estudio Bienestar y motivación de los empleados en Europa 2015 creado por Endenred e Ipsos: un 40% de los trabajadores piensa en abandonar su empresa, un 41% está insatisfecho en el equilibrio entre vida familiar y laboral, y el 51% resuelve asuntos personales en el trabajo.

Si a esto le añadimos que, en el momento de decidir cambiar de trabajo, para un 90% es fundamental la conciliación laboral y el ambiente con los compañeros, concluimos que, en el fondo, el sueldo no es trascendental en el grado de satisfacción. Y es verdad. Una vez nos sentimos más o menos cómodos con lo que cobramos, dejamos de pensar en ello. Sin embargo, es importante destacar que ninguno de estos factores es capaz de activar una motivación real y duradera. Sí, ayudan. Sí, proporcionan equilibrio y tranquilidad. Pero a corto plazo. Vienen a resolver un malestar. Pero si hablamos de motivación, de ese estado casi mágico en el que uno se ve capaz de todo, no basta. Y, lo más importante, si no somos conscientes de cuáles son sus pilares, es posible que el estado de motivación que se da al cambiar de trabajo nos dure lo que dure la novedad.

¿Dónde reside la motivación? ¿Cuál es su secreto? ¿Dónde buscarla y desde dónde potenciarla? En nosotros está el mejor y único motivador que existe. David H. Pink, autor del provocativo éxito La sorprendente verdad sobre qué nos motiva, asegura que en lo relativo a la motivación empresarial aún existe el error generalizado de reducir el trabajo a una transacción. Tú me pagas, yo trabajo. Tú me pagas más, yo trabajo más. Tú me incentivas mejor, yo trabajo mejor. Sin embargo, recientes investigaciones han demostrado que no funciona el sistema del palo y de la zanahoria, del premio y del castigo. Esta realidad aún se hace más patente en todas aquellas actividades donde se ve involucrada la creatividad o cierta dosis de complejidad en aquello que hacemos, donde resulta que, lejos de mejorar el rendimiento, los incentivos, los palos y las zanahorias provocan un menor rendimiento.

Lo que funciona es “el impulso de hacer algo porque es interesante, absorbente y todo un reto”. Pink lo llama Motivación 3.0, y lo más interesante es el cambio de paradigma que representa. Es decir, aquel que sale de nosotros mismos y de nuestros deseos como personas. Si queremos ganar dinero debemos conseguir crear los espacios necesarios para que las personas sean personas, no simples empleados.

Este nuevo enfoque tiene tres pilares:
- La autonomía. Entendida como libertad, como autogestión de proyectos. Ya no se trata de que nos digan qué hacer y cómo hacerlo. Se trata de contratar a trabajadores buenos y dejarlos solos, como aseguraba William McKnight, presidente legendario de 3M. Justamente porque son buenos en lo que hacen debemos darles libertad. Justamente porque somos buenos en lo que hacemos reclamamos libertad. Somos adultos y responsables y así nos gusta que nos traten. Es así de simple, así de complejo. Parece una locura, pero no lo es. En realidad, en empresas como Google se está imponiendo la autonomía como herramienta de crecimiento, y a los trabajadores se les ofrecen días en los que pueden trabajar en lo que quieran, con quien quieran y como quieran. Así, según aseguran, nació el embrión de Google Maps.
Sentirse libre incide en la responsabilidad individual, y esto, a su vez, rompe con la relación tradicional jefe-subordinado. Rota esta cadena, crece nuestra autoestima, nos sentimos valorados y tratados como personas inteligentes que pueden aportar innovaciones inteligentes a la compañía, lo que hace, en realidad, que nos sintamos partícipes y no meros ejecutores de órdenes. El control es obediencia, la autonomía es compromiso.
- Maestría. El compromiso que surge de la autogestión va más allá de la empresa. Es con nosotros mismos para buscar ser mejores. Puede ser que trabajemos programando un sofisticado software o cortando jamón, eso no es importante. El secreto está en que si estamos comprometidos, reactivaremos el deseo de maestría. Querremos mejorar la técnica y el conocimiento y, de este modo, nos pondremos retos para seguir avanzando. Esta actitud provocará que nos sumerjamos en la actividad que estamos desarrollando. Concentrados y atentos. Y esa es la única puerta de entrada al flow, ese estado definido por Mihály Csíkszentmihályi como momentos de tanta intensidad que uno se olvida del tiempo, del espacio e, incluso, deja de pensar en uno mismo. Una identificación total con lo que hacemos. Los momentos de flujo provocan una gran satisfacción y son muy similares a cuando de niños estábamos jugando y éramos capaces de olvidarnos de todo porque el juego lo era todo. Además, lo mejor del deseo de maestría es que nunca termina. Siempre se puede seguir mejorando. Es un progreso que nos empuja a seguir, y cuanto más mejoramos más ganas tenemos de seguir probándonos y poniéndonos nuevos retos, metas y desafíos.
- Finalidad. Cuentan que Christopher Wren, el arquitecto encargado de la construcción de la catedral de San Pablo de Londres, preguntó a tres trabajadores qué estaban haciendo. El primero le dijo que estaba poniendo ladrillos. El segundo, que estaba trabajando para mantener a su familia. Pero el tercero le dijo que él estaba construyendo la catedral de Londres. Las tres respuestas son válidas. Son verdaderas. Solo cambia el propósito. Nosotros debemos encontrar nuestro propósito. ¿Por qué he decidido hacer lo que hago durante ocho horas al día? Más allá de la empresa, de los jefes o de los compañeros… ¿Por qué me dedico a lo que me dedico? ¿Cómo contribuyo a la sociedad con lo que estoy haciendo?

Podremos profundizar en la motivación de la mano de una de las eminencias históricas de la psicología.


Todos tenemos un propósito en la vida, aunque ahora no lo veamos. Aunque nuestra actividad laboral nos haya alejado de él. Y si es así, entonces sí que es obligatorio reconectar, permitir que sea esa expectativa la que nos guíe, y, tal vez, ya no solo cambiar de trabajo sino, quién sabe, reorientarnos y dar un giro a nuestra actividad laboral.

Boris Groysberg y Robin Abrahams escribieron en la Harvard Business Review un artículo titulado Gestión personal: cinco errores al cambiar de trabajo donde nos advierten que el cambio no es malo. Pero tampoco es bueno por definición. Es una herramienta y, como pasa con los martillos, si no sabemos usarlos o lo hacemos con imprudencia podemos pillarnos los dedos. ¿Cuáles son estos errores?

- No investigar lo suficiente la nueva empresa. Cuando cambiamos de trabajo invertimos en nosotros mismos. Y cualquiera que decidiese invertir todo su capital en una compañía antes se informaría e investigaría profundamente.
- Sobrevalorarnos. Cabe la posibilidad de que si no hemos progresado, puede que sea porque nos falta algo que otros tienen. Tal vez sea nuestra responsabilidad. Si somos humildes y conscientes, podremos trabajar en ello antes de trabajar en otro lugar donde lo más seguro es que nos encontremos con las mismas barreras.
- Cambiar por dinero. Es una visión a corto plazo. Tan importante como el dinero es descubrir si podremos desarrollarnos como profesionales y como personas.
- No ajustarnos a nuestras habilidades. Por fuertes que sean las ganas de cambiar, debemos ponerlas en sintonía con nuestras habilidades reales. Si no es así, más vale esperar a que se aparezca el nuevo trabajo adecuado.
- No comprobar si hemos agotado todas las posibilidades de crecimiento en nuestro trabajo actual. Debemos saber transmitir nuestras expectativas. Si no nos atrevemos ahora, tampoco nos atreveremos después.

Cambiar la voz

Este cuento popular chino, recogido en el inspirador El jardín de las anécdotas, es una reflexión sobre el hecho de que los cambios reales empiezan en uno mismo: Un día, la lechuza se encontró con la tórtola, que le preguntó adónde iba. La lechuza contestó que se mudaba al Este porque aquí a la gente no le gustaba su graznido, y que allí le iría mejor. La tórtola se quedó pensativa y dijo: “Si puedes cambiar tu voz te irá mejor, como tú dices. Pero si no puedes… si tu voz sigue siendo la misma, aunque te vayas al Este, las cosas serán muy parecidas”.

TEXTOS PARA EL ALMA 373




  Realmente ver asomar el otoño es un espectáculo singular que nos recuerda nuestro círculo vital. Contemplémoslo e intentemos comprender sus misterios que no son pocos.

TEXTOS PARA EL ALMA 372


 En la sociedad hay dos clases de personas......¿a cual perteneces?.
Los que pasan la vida soñando y los que dan vida a sus sueños. Los que sueñan sus logros y los que logran sus sueños. Los que siguen las huellas y los que las dejaron.
 Los que ven para creer y los que creen antes de ver.
Los que te pisan al subir y los que suben a ayudar. 
Los que te dan confianza y los que te la quitan.
Los que dan sin pedir nada y los que sin recibir no se mueven.
Los que escogen una de dos o los que toman las dos.
Los que se asoman por la ventana y los que salen por ella.

¿Tu?
¿tienes prisa o sabes esperar?

TEXTOS PARA EL ALMA 371

   

Mucho nos hemos preguntado sobre qué es eso del coste marginal de las cosas...cada "cosa tiene su precio y ya está" para que complicarse la vida.
Más quizás la cuestión tenga otra lectura más interesante.
Pongamos que un llamado empresario riñe a un empleado de nómina, por algo baladí hasta hacerlo llorar, despertando en este un rencor profundo así como un gran temor en el resto de compañeros.
Nadie dice nada pero el interés por la productividad desciende y ese llamado empresario reduce sus posibles beneficios.
Así vemos que ser empresario debe ser algo más que tener la finca -muchos ni siquiera la tienen- debe contemplar los costes adicionales que tienen sus decisiones y aceptar entonces las consecuencias.

Evidentemente lo mismo pasa con el llamado profesional que, en absentismo casi permanente, se cree el más listo más y cuando lo alejan de la productividad no acepta el coste suplementario a su acción, es decir, el despido
¿te acuerdas?

Esto del coste marginal parece una puñeta pero puede ser interesante.