TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



CUANDO LAS PALABRAS PIERDEN SU SIGNIFICADO, LA GENTE PIERDE SU LIBERTAD



La vida es más que una lista de tareas

Vivimos inmersos en la sociedad del rendimiento y la hiperactividad. ¿Resultado? Ansiedad. Debemos distinguir entre lo importante, lo urgente y lo eliminable

Empecemos con un cuento. El de La Cenicienta. Pero no nos fijaremos ni en el zapato de cristal, ni en la calabaza que se convierte en carruaje, ni en el príncipe azul. Vamos a poner nuestra atención en la cantidad de tareas que debe hacer Cenicienta antes de ir al baile. Fregar, limpiar, planchar, ordenar, cocinar y volver a fregar, limpiar, ordenar… Lógicamente, cuando llega la hora de ir al baile, que es lo que realmente le hace ilusión y lo que de verdad cambiará su vida, está tan cansada que necesita la mágica ayuda del Hada Madrina para conseguirlo. Sin ella, Cenicienta se hubiera quedado en casa, cansada y pensando con ansiedad en todo lo que aún le queda por hacer y en todo aquello para lo que no tendrá tiempo.
Pues bien, nosotros no somos muy diferentes a ella. Antes de poder asistir a nuestros bailes, es decir, a aquello que realmente nos hace ilusión, nos motiva y quién sabe si también puede cambiar nuestras vidas, nos vemos inmersos en un sinfín de quehaceres: la casa perfectamente ordenada, la lavadora tendida, el niño apuntado a cuatro actividades extraescolares; hay que ser, por supuesto, tremendamente productivos en nuestros trabajos, excelentes e imaginativos amantes con una vida social rica, activa y variada… y tener actualizado Facebook. ¡Ah!, y sería bueno comer cinco piezas de fruta al día y correr diez kilómetros y no tener ojeras y… Hacer, hacer y hacer. Al final de nuestro cuento, lo que sucede es que el baile siempre queda relegado a mañana, a “cuando acabe esto…”. Y así pasan los días.

Primero, lo primero”

Stephen Covey

Como mínimo, Cenicienta tiene una excusa, o dos. Las malvadas hermanastras la obligan y la maltratan. Una fuerza externa la presiona, somete y explota. Pero hoy las hermanastras somos nosotros mismos. Byung-Chul Han, en su célebre libro La sociedad del cansancio, nos advierte de que vivimos en una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones y laboratorios genéticos. Es decir, en la sociedad del rendimiento, del multitasking (multitarea). Y una de las características de esta sociedad es que el individuo se autoexplota con la coartada de la obligación. Tenemos a las hermanastras dentro, diciéndonos todo aquello que debemos hacer en una continua y excéntrica carrera en espiral. Porque hoy el único pecado es no hacer nada. Hasta los momentos de ocio o los periodos de vacaciones se han convertido en una conjunción inagotable de tareas que nos dejan más cansados que cuando empezamos.
Además, como señala el filósofo surcoreano, al no haber un explotador externo al que podamos enfrentarnos y oponernos con un rotundo ¡no!, la lucha resulta más complicada. Sin embargo, también es verdad que basta con querer para vencer a las dos hermanastras que nos tiranizan y desatar la magia del Hada Madrina que llevamos dentro.

Admitamos pues que nos rodea el afán de productividad, que quien más quien menos se deja seducir por esas insoportables apps que nos alertan de todo aquello que nos queda por hacer. O por las libretas preparadas para que podamos hacer listas que cumplir. O por libros que nos explican cómo hacerlo todo, cómo llegar a todas partes y que el tiempo nos cunda más. Pero llega el momento de abandonar esa locura, porque en el fondo, y paradójicamente, no hay nada menos productivo que el afán de productividad. Byung-Chul Han asegura que el multitasking nos conduce a un estado de atención superficial y debemos tener en cuenta que los logros de la humanidad se deben a una atención profunda y contemplativa. Así, también nuestros logros dependen de saber poner el foco y la atención en aquellas cosas importantes, en los bailes que merecen la pena. Y para ello vamos a atacar al enemigo con sus mismas armas y confeccionar una lista, pero inteligente, que nos sirva a nosotros y no que acabemos nosotros sirviéndola a ella. ¿Cómo?

El baile, en primer lugar. Hay que darle la vuelta a la lista. No dejar el baile para “cuando acabe todo esto”. Ocuparnos primero de lo fundamental, de nosotros mismos. Empezar el día dedicándonos a aquello que sabemos que nos hará bien. Imaginemos un tipo que tiene que escribir un artículo y antes de empezar, sin embargo, lee los correos pendientes, atiende las alertas de las redes sociales y contesta un par de whatsapps. ¿Resultado? Cansancio antes de empezar. Cenicienta bien puede ir al baile y dejar esas otras cosas que requieren menos brillantez para después.
Bien, ¿y qué hacemos con todo lo demás? Porque está claro que hay cosas que no podemos simplemente dejarlas de lado. ¿Cómo hacer entonces? Ayudará dividir el registro de tareas en tres grandes grupos.



Cosas que afrontar. Lo que tengamos que hacer, hagámoslo. Una vez hayamos ido al baile, no dejemos que esas otras cosas que volverán a aparecer tarde o temprano revoloteen por nuestra cabeza. Por ejemplo, una llamada incómoda que vamos postergando. ¡Son tres minutos! Pero si seguimos retrasándola, en lugar de 180 segundos llegará a durar seis meses en nuestra cabeza.
Cosas que organizar. No hace falta que carguemos con todo. Podemos delegar, pedir ayuda, repartir tareas, conseguir que ciertas cosas se realicen sin que recaigan en nosotros.
Cosas que no hacer. Seguro que en esta lista hay muchos elementos que realmente no son necesarios. Que se pueden eliminar directamente y, de esta manera, liberar espacio. Cada uno debe decidir cuáles. Pero es importante que nos demos cuenta de que en este punto radica la primera gran victoria personal para olvidarnos de la vorágine de la hiperactividad sin sentido. Renunciar a todo aquello que ni nos aporta ni es estrictamente necesario. Saber qué es lo que no hay que realizar es tan importante como ponerse manos a la obra con aquello que sí lo es.

Los grandes bailarines no son geniales por su técnica. Son geniales por su pasión”
Martha Graham
Una vez hemos conseguido dejar de correr en esa espiral del día a día fruto de esta sociedad de la multitarea, es el momento de empezar a bailar. Y lo más importante es descubrir cuál es nuestra música. Qué nos hace felices. Qué es lo que realmente nos importa. Sir Ken Robinson lo llama el elemento, y nos asegura que “descubrir el elemento es recuperar capacidades sorprendentes en nuestro interior, y desarrollarlo dará un giro radical no solo al entorno laboral, sino también a las relaciones y, en definitiva, a la vida”. La buena noticia es que todos estamos invitados a un baile en el que seremos protagonistas. Algunos lo conocen ya y solamente deberán mantener a raya a las dos hermanastras. Otros, por el contrario, aún no lo han descubierto y deberán mirar en su interior, porque allí está, esperando a que lo saquen a bailar. Si la respuesta a estas tres preguntas es afirmativa, es que ya lo hemos encontrado:
¿Tenemos ganas de bailar? Si no nos da pereza, si siempre que pensamos en ello nos crece un hormigueo, si cuando estamos desarrollando esa actividad, aunque no sea todas las veces que quisiéramos, lo afrontamos con ganas y dedicación. Si la contestación es sí, atentos, porque puede ser que este sea nuestro elemento. El baile que nos está esperando.
¿Se detiene el tiempo? A pesar de las advertencias del Hada Madrina, Cenicienta está tan encantada en el baile que pierde la percepción del tiempo. Le dan las doce de la noche sin que se dé ni cuenta. Solo las campanadas del reloj la pueden sacar del estado de flow en el que ha caído, el verdadero hechizo cotidiano, y que se caracteriza porque enfocamos nuestra energía y sentimos una implicación total en la tarea, tal como lo definió Mihály Csíkszentmihályi en 1975. Si aquí la respuesta es que sí, seguro que ese es el baile que andamos buscando.
¿Se activará la magia? La magia no es otra cosa que la pasión. Y la pasión es el motor de la grandeza, la autorrealización y la maestría. Si descubrimos aquello que nos apasiona, seremos capaces de focalizar nuestra energía en ello y descubrir que Platón estaba en lo cierto cuando afirmaba que “todas las cosas serán producidas en superior cantidad y calidad, y con mayor facilidad, cuando cada hombre trabaje en una sola ocupación, de acuerdo con sus dones naturales, y en el momento adecuado, sin inmiscuirse en nada más”

TEXTOS PARA EL ALMA 290




LA VIDA POR LA LIBERACIÓN DEL YO.

La vida entregada en la ayuda al otro requiere múltiples exigencias, no puede abrazarse desde la decepción o el fracaso ni debe estar orientada hacia el enriquecimiento o satisfacción de la vanidad; sino desde la ilusión y el enamoramiento.
El coach no puede ser una persona decepcionada del mundo, sino enamorada de la Emancipación. La experiencia de vacío, de desilusión, o de fracaso, puede jugar algún papel en la pedagogía de la Emancipación. Pero jamás puede convertirse en la motivación fundamental o en la razón definitiva para optar por el seguimiento del coaching.
Ayudar en el camino que nos conduce hacia la Emancipación  requiere un compromiso “con el otro” así como una disciplina con nuestro trabajo , en nuestra vida diaria desde la sinceridad más trasparente.
El coach debe trabajar dentro del concepto de voluntad común que rige en toda sociedad. No debe buscar “emancipaciones especiales” y su ayuda en el trabajo en equipo puede cimentar en el coachee una conducta de acercamiento hacia una emancipación cercana a la pluralidad. El coach estabilizado es humilde y discreto renunciando al apego como herramienta vital en la guía de voluntades.
El compromiso con el coaching debe estar rodeado de una verdadera vocación de servicio donde la reflexión permanente debe enriquecer tan docta misión que de manera sencilla creará tendencias para acercar al otro en la senderos de su Emancipación.
Ser coach es un “don” que debe ejercerse con amor, responsabilidad y espíritu de superación.


TEXTOS PARA EL ALMA 289



Las cotorras de la Diagonal están alteradas.

Como la realidad humana esta tan empobrecida nos instalamos en la ilusión. Desde ella construimos un mundo intangible  percibible a través de las emociones y que nos permite soportar la cruel realidad que nos rodea.
Últimamente, como las cotorras d la Diagonal alteradas por las obras, nuestro horizonte de crecimiento es nulo. Vivimos en una pérdida de calidad de vida alarmante. Los enfermos y ancianos se amontonan esperando ser atendidos en hospitales y geriátricos sin la menor esperanza de solución.
Paralelamente, mientras le negamos atención a estos seres débiles, la opulencia de los epulones, reclama identidad social del "territori" con los fondos recaudados a través de tasas e impuestos.
Bien está la identidad más, entiendo,  prioritario  potenciar a las nuevas generaciones y cuidar y respetar a los ciudadanos debilitados por diversas circunstancia.
Dignidad a la persona como primera providencia para potenciar la dimensión del SER individual; no como vanidad sino como impulso al diálogo y respeto de las distintas identidades colectivas.
Amor a la persona para potenciar al equipo. De lo contrario, como las cotorras de la Diagonal, el humano cada vez más emancipado romperá las cadenas de la identidad colectiva en favor del crecimiento d su SER.
Con la evolución humana no debe jugarse para convertir "al territori" como una imagen de marca.

TEXTOS PARA EL ALMA 288






"TUS PALABRAS DICEN LO QUE PRETENDES SER, MÁS TUS ACCIONES DICEN LO QUE REALMENTE ERES".

¡¡¡Las Llagas de la pobreza!!!




De la "reinvención" de los "caminantes hacia la Emancipación" se desprenden varias cosas.  Se introduce la 'esperanza' en la historia de los seres humanos, en la conciencia colectiva, como una especie de existencia que puede configurarlo todo. Pero sin apresurarse.
Se trata de una esperanza para las víctimas; entendiendo por víctima tanto a las grandes masas de pobres y oprimidos, a las que se les da muerte lentamente, como a los que son asesinados por denunciar la injusticia y buscar activamente la justicia.
La "reinvención" puede ser, y ha sido, usada para desencadenar esperanza para todos en el anhelo de alcanzar justicia y vida que les ha sido negada de mil maneras por la plutocracia y en evitación de que 'el verdugo  triunfe sobre las vístimas'.
La "reinvención" debe contemplar a los que denominamos oprimidos a quienes les han exploliado hasta de la más mínima de las dignidades a través del consumo tóxico o con la ilusión de poder conseguirlo.
Este primer estadio de emancipación, nos permite, soñar en la "esperanza de las víctimas" entendida bajo la lectura de los "no-pobres" pero que debe servir para potenciar este espacio limpio de contaminación consumista: la pobreza.
La verdadera esperanza de la pobreza es una incógnita ya que la pobreza no tiene palabra, sólo lamento.

¿TIENE JUSTICIA LA EMANCIPACIÓN?; ¿HAY MUERTE TRAS LA MUERTE?



De diversas maneras comprenden los seres humanos la muerte y lo que ocurre tras ella. Y esa comprensión puede configurar también sus vidas.
A veces han comprendido la muerta como el final de su existencia en paz y con cierta naturalidad, y así, en culturas en que el pueblo era considerado más importante que el individuo, como en el antiguo Israel, se podía decir: "cumplió sus años y fue a reunirse con sus padres y amigos"
Con todo, la muerte sigue siendo negatividad. Muchos sienten sin consuelo el desgarro de la separación o se resisten a pactar con la nada (Unamuno). Algún alivio para la psicología puede aportar Epicuro  "mientras vives no tienes por qué preocuparte, y cuando estás muerto ya no puedes preocuparte.
Hoy, en las sociedades de la abundancia, aunque también de la resista, se está imponiendo la actitud de no tener que enfrentar la muerte con seriedad. Y se tiende a ocultarla, maquillarla.
Éstas, y muchas otras, son reacciones ante la muerte de muertos.
Pero hay otras muertes que llevan consigo un elemento añadido de escándalo irrecuperable para la razón. El escándalo mayor es la muerte de niños, que no han cumplido sus días, y que incluso, inocentes han muerto  asesinados. No es consuelo que niños destrozados por perros, por orden de un terrateniente, puedan ir a un legar en el que serán integrados en una armonía universal: "si me invitan a ese cielo desde ahora devuelvo la entrada" .
Hombres, mujeres y ancianos, son asesinados inicuamente por regímenes de seguridad nacional, o mueren por "datos colaterales" o mueren a causa del hambre perfectamente superable. 
Intentemos reflexionar desde éstas situaciones aunque nos resulte difícil; pues la dificultad es obvia pues estamos hablando; repito, de la muerte de los muertos. Ya que muchos de nosotros no somos víctimas y solo queremos hablar en nombre de ellas. No tenemos experiencia  primaria de lo que sienten la mayoría de oprimidos y pobres. No tenemos experiencia de lo que sienten, padecen y esperan.
Así ¿que Emancipación les podemos proponer para poder hablar de esperanza?

EL ALMA DESORDENADA LLEVA EN SU CULPA LA PENA


La tiranía del “me sabe mal”

La empatía por exceso o por defecto deja de ser una virtud para convertirse en limitación

Hay que saber decir no y asumir nuestra propia forma de ser

Y de repente asoma a nuestro discurso una especie de lamento que dice: “Lo siento, me sabe mal”. Es difícil afirmar que todo el mundo lo haya dicho al menos una vez, porque los humanos podríamos dividirnos entre aquellos a los que les cuesta horrores aceptar sus faltas y los que se precipitan en atribuirse todas las culpas, es decir, que casi todo les sabe mal. La empatía, por exceso o por defecto, pierde su condición virtuosa para devenir en una limitación.
Exploremos ese “me sabe mal” más allá de su uso protocolario, aquel que resuelve de un plumazo una situación que no tiene solución, o no da más de sí. Es esa carita que ponen los profesionales cuando tienen que decirte que no. Es también el intento de amigos o familiares de empatizar, algo forzadamente, cuando no están por resolver nuestras expectativas.

El alma desordenada lleva en su culpa la pena” San Agustín
Tampoco se tratará el tema como justificación. Quien más, quien menos se ha escudado alguna vez en lo mal que le sabe no poder correspondernos. Ya sea por no decir la verdad, o por evitar un compromiso o una deuda futura, el caso es que a veces se teatralizan demasiado los imponderables, las excusas, logrando así el efecto contrario, es decir, que sea el interlocutor quien responda “no te preocupes”.
En todos estos casos funciona la convención. Lo que se experimenta no es un verdadero sentimiento, sino un mero uso del lenguaje despojado de su significado literal, con fines meramente protocolarios, e incluso como fórmula inequívoca que indica que ahí es donde acaba toda expectativa. Sin embargo, para muchas personas, lo que les sabe mal, les sabe muy mal, tan mal que su vida queda condicionada por ese tirano que les muestra su rostro más débil.
Sin duda quienes llaman la atención son aquellas personas que siempre tienen en la boca el “me sabe mal” y que de verdad lo sufren. ¿Qué les ocurre? Que viven de la pena ajena, que se hacen cargo del sufrir de los demás, que acarrean con lo que los otros deberían resolver por sí mismos. Les puede su corazoncito buenista. No saben cómo decir que no y, sobre todo, anticipan la culpa que sentirían de quedarse con los brazos cruzados o de ir a su conveniencia.

Las personas que dan más valor a los demás que a sí mismas no acaban de ser conscientes de que, con el tiempo, han creado un patrón de comportamiento basado en la culpa anticipada, aunque no la tengan. Si con su actitud causan algún tipo de sufrimiento (por muy leve que sea), se sienten tan mal que no lo pueden soportar. De repente, se notan tan débiles que prefieren cargar con la situación en lugar de atravesar ese sentimiento culpatorio. Se han metido en un complejo dilema: ¿cómo se puede ser feliz si para ello alguien saldrá damnificado?

Sin duda, para algunas personas el tema del merecimiento no está nada claro. Pasan por la vida como deudoras y creen de veras que no merecen nada. Y mucho menos si, por lograr sus propósitos, otros tendrán que fastidiarse. Toda la atención la tienen puesta en un único objetivo: no molestar.
Padres a quienes les sabe mal haber regañado a los hijos, luego les compensan exageradamente. Parejas que han roto viven un auténtico calvario porque quien lo ha dejado o ha llevado la iniciativa no soporta ver sufrir al otro. Es tanta la pena que prefieren volver, malvivir en la relación, antes que sostener ese dolor y atravesarlo de una vez. Quien sufre de debilidad emocional se acaba uniendo a los demás a través de la culpa. Siempre deben. Siempre tienen la sensación de hacerlo mal. Se pasan la vida compensándolo todo.
Existe otra manera aún más rebuscada de usar el “me sabe mal”. Es una práctica habitual de las personas adictas a la inmediatez, de las que no saben esperar, de las precipitadas. Dado que no pueden contenerse, lo fuerzan todo y se fuerzan a sí mismas. Dicho llanamente, “la lían” y luego les sabe mal. Negocios, relaciones, actividades, compromisos… todo se convierte en una carga cuando, por correr demasiado, no se han evaluado ni las consecuencias ni la perseverancia necesaria.

Lo que se mueve por sí mismo es inmortal” Platón
Llegados a este punto ocurre algo curioso. Una vez liada, en lugar de dejar las cosas en su sitio, siguen adelante con los compromisos, solo que ahora por obligación. Como les sabe mal, pagan su penitencia aguantando el chaparrón, procurando quedar lo mejor posible. De ahí la frase anterior de san Agustín. No obstante, esa es siempre una mala solución, un grave error, porque entonces todo va a la deriva. Prefieren hundirse con la situación a reconocerla, a asumir su error: “Lo siento, me precipité”. Es preferible el coraje de ser sinceros a malvivir en una mentira, por muy extraordinaria que sea.
Muchas de estas dificultades tienen su origen en lo que el filósofo Soren Kierkegaard denominó “la enfermedad mortal”. Entre otras cosas, la describe como la desesperación del hombre por no querer ser uno mismo o querer desesperadamente ser uno mismo. O pecamos de debilidad, o pecamos de obstinación. O nos sabe mal ser nosotros mismos, o nos sabe mal ser por encima de todo nosotros mismos.
No es tarea fácil la asunción de nuestra propia forma de ser. No nos enseñan a ser nosotros mismos, sino a serlo según mamá o papá, según la familia, según los modelos sociales, según la tradición, según la religión, según… Cuando realmente somos como queremos se produce la paradoja de que nos sabe mal. Asumir nuestra propia esencia es una tarea de por vida, que queda abortada cada vez que lamentamos ser como somos. ¿Y qué es lo que somos? Seres en proceso, que aprenden de sí mismos. Si nos sabe mal ser como somos, eso es lo que aprenderemos.

Preguntas a hacerse antes de sentirse culpable


¿Hasta qué punto la capacidad de empatizar me está confundiendo?
¿Hay alguna verdad que trato de ocultar?
¿De verdad, de verdad que me sabe tan mal?
¿Me cuesta expresarme con sinceridad?
¿Siento que no voy a poder ver sufrir al otro?
¿Me estoy haciendo cargo del dolor ajeno?
¿Anticipo algún sentimiento de culpa?
¿Estoy aguantando la situación porque me he precipitado?
¿Tengo un sentimiento de no haber obrado bien?
¿Me siento mal por ser yo mismo?
Más allá de los usos de esta expresión en la vida social, existe un aspecto importante a tener en cuenta. Cuando algo “nos sabe mal”, no siempre revela un problema de debilidad emocional. También puede manifestarse lo que el filósofo inglés Hume llamó sentimiento moral. Puede ocurrir que al evaluar nuestra conducta nos sintamos incómodos. Se trata de una conciencia de no haber actuado bien, al menos de acuerdo con nuestros valores. Hume observó que, aunque la razón sea suficiente para instruirnos acerca de la cualidad de nuestras acciones, se requiere que un sentimiento se despliegue para poder dar una preferencia a las tendencias útiles sobre las perniciosas. Según él, entonces la moral está determinada por el sentimiento.

La moral descansa naturalmente
en el sentimiento”
Anatole France
Visto de esta manera, cuando algo nos sabe mal quizá se expresa una conciencia moral. Por muchas razones que justifiquen nuestra conducta, el sentimiento nos advierte que algo, para nosotros, no está bien con relación a nuestra actitud. Ante nuestros ­dilemas morales (la vida psicológica humana está llena de ellos), disponemos de una brújula interior, de un sentimiento moral, que acompaña y distingue el bien y rechaza el mal.
Solo tres palabras, “me sabe mal”, designan algo cuyo sabor es amargo, difícil de tragar o que nos deja mal cuerpo. Esas tres palabras intentan describir cómo se organiza en nuestro interior un desajuste exterior. Lo que sabe mal, como el asco, pretende ser expulsado para sentirnos aligerados. Si se queda dentro, sufriremos. Si se arroja hacia fuera de cualquier manera, también. Si tratamos de disimular, aún será peor. A menudo, la única manera de resolver lo que nos ha sabido mal es ingerir algo que nos sepa bien. Algo que, como la alquimia, transforme el sabor. Y ese algo pasa por el movimiento y por el sonido, es decir, por los gestos y las palabras. Gestos amables y palabras de corazón. Cuando es así, nada sabe mal.

TEXTOS PARA EL ALMA 287




Aunque tienen la delicadeza de no expresarlo, amigos y conocidos, silencian su opinión (que intuyo displacente) cuando les hago notar que la inteligencia puede abrir caminos para encontrar el alma.
Si, el alma es la dimensión de nuestra existencia. Es el "magma" de nuestro "SER" y es el verdadero fluido de nuestra humanidad hacia el otro.
El sentido de vivir, más allá del instinto y la razón, se construye a través del alma, es decir, de nuestro espíritu anónimo para amar.
Solo caminando por los cauces de la levitación del alma podemos alcanzar el supremo abandono del egoísmo placentero y destructivo.
Las conversaciones internas de tu SER depende de ti y solo tú "marcas" las dimensiones del escenario.
No permitas que nadie silencie tu diálogo.....



TEXTOS PARA EL ALMA 286



Las obras público-urbanas que está abordando este año el Ayuntamiento de Barcelona son de un profundo calado.
Al ser el turismo una enorme fuente de ingresos, las autoridades municipales, han autorizado la remodelación de sus principales avenidas y boulevares. Además, se da la circunstancia de la proximidad electoral y los actuales ediles quieren conservar el puesto.
Con tanto readecuación del espacio urbano podemos interiorizar nuestra esencia y plantearnos ¿por dónde anda mi existencia?
¿NECESITA OBRAS MI CORAZON? Frecuentemente pensamos que sirviendo a la tradición y costumbre ya vamos en la buena línea. Así, desde la comodidad ,consumimos los días sin pensar que, como los bulevares, quizá necesitemos una renovación.
Tal reinvención, quizá, debemos incardinarla en nuestra relación con el "otro" que, como nosotros, anda preso en su "YO" estéril y egoísta.
Sin duda nos justificamos con "el no tengo tiempo" esperando que la Emancipación la practiquen los demás para beneficio nuestro. Si es asi,  piensa, que con un minuto diario para el "otro" renovaras "las avenidas del amor" que tanto y tanto "todos" necesitamos.

La Emancipación no celebra elecciones pero si, cotidianamente, te invita a buscarla para el avance de tu humanidad.

TEXTOS PARA EL ALMA 285



La esperanza que Marco Polo nos dejó es la de viajar para ampliar la unión de civilizaciones.
Basados en el aburrimiento humano, los tour operadores, venden ilusiones y "proyectos de aventuras" que nos sitúen en ese espíritu de MARCO POLO.
Por ello es frecuente oír en las cafeterías que los camareros se van a Vietnam y que los cocineros se embarcan en un "crucero".
La ilusión por romper su monotonía existencial puede con todo. Son vacaciones y esto justifica cualquier gasto. Varios son los que se enriquecen y multitud los que gastan un dinero que no tienen.
Es la locura por la aventura, el grito contra el monótono aburrimiento y la pantalla donde esconderse de una realidad sin proyección ni futuro.

¿en que hemos convertido a MARCO POLO?

TEXTOS PARA EL ALMA 284



Avanzar es lento.
No pienses que no pasa nada, simplemente, porque no ves tu crecimiento, o no escuchas el zumbido de los motores.
Las grandes cosas crecen en silencio.
Por naturaleza el ser humano anhela la libertad y esa es la razón por la cual rechazamos la rutina, porque ella nos aprisiona.

En  la Emancipación siempre encontramos desafíos que destruyen la rutina.

TEXTOS PARA EL ALMA 283



Todos los humanos adultos deberíamos tener un enorme respeto a la infancia.
Sabido es que, todo el entorno infantil, aprende en un 90% por mimetismo de su entorno. Educar a las futuras generaciones, por tanto, es pensar en ellas más que en nosotros.
Llegar a la paternidad o maternidad a partir de cierta edad es un acto de egoísmo que en ningún caso piensa en la formación social de la niña o niño. Llegado este supuesto, por mimetismo, condenamos a nuestros hijos a un aprendizaje caducado que limita su posicionamiento social, especialmente si deseamos se forme más allá de la natural función reproductora.
Si se produce tan innecesario caso (maternidad o paternidad pseudopostuma) es conveniente rodear a esa infancia de referentes vitales para que, a través del mimetismo, adquieran potenciación para su caudal físico e intelectual.
Cerrarlos al entorno familiar -gerontomaternidad/paternidad o abuelos - por razones económicas es un atentado al progreso de nuestros amados hijos más aún si otras culturas menos egoístas y más competitivas engendran a su prole cuando corresponde.
No te engañes la infancia copia y procura no copie tu decadencia

"LOS LÍMITES DE MI LENGUAJE SON LOS LÍMITES DE MI MUNDO"


El difícil diálogo entre padres e hijos

Ceder en una confrontación verbal con un adolescente no es sinónimo de capitulación

Escuchar es clave para ayudar a crecer y para la salud de las relaciones paternofilialesAlgunos conflictos y rupturas surgen cuando ambas partes creen que tienen razón y no sueltan su idea. Esta actitud aporta seguridad, pero también alimenta el conflicto cuando el otro implicado –por ejemplo, nuestro hijo– opina algo distinto de nosotros. Debatir provoca en algunas personas un temor a perder la sensación de seguridad, a mostrarse vulnerables. Sienten que si ceden les han vencido. Pero si no hay diálogo, la ruptura en la relación está casi asegurada.

Las personas construimos una identidad a través de la narrativa: por cómo contamos nuestra historia personal y por cómo transmitimos nuestra opinión. Sentir que tenemos razón, con una opinión bien formulada y clara, es una manera de reafirmar esta identidad. Solemos considerar una debilidad el sentirnos inseguros. Pero mostrarnos dispuestos a modificarla y escuchar a los demás son en realidad indicadores de la fuerza de una persona. Es más sabio reconocer que uno no sabe y mantenerse abierto a otras perspectivas. Esto nos enriquece; nos ayuda a comprender y a decidir con más claridad. “Se produce un placer natural cuando hablamos con alguien que no lo sabe todo, que tiene la mente abierta y está dispuesto a escuchar”, ilustra el autor budista Jack Kornfield.

Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo" 
Ludwig Wittgenstein
Juan llega a casa después de una larga jornada. Patricia, su hija de 17 años, está sentada en el sofá. Al poco rato se pelean: esta noche ella quiere salir con sus amigos y él no se lo permite. Juan no siente predisposición para el diálogo porque su mente está ocupada con los problemas del trabajo. Sin prestar la debida atención, su respuesta inmediata es “no”. Y, como adulto, puede exponer tantas razones como precise.
Por lo general, la hija utilizará recursos como “soy la única que no puede”, “todos mis amigos van a ir” o “me lo prometiste”. Argumentos que a menudo no serán considerados como tales por los padres, lo que llevará a la hija a rebelarse. Si los adultos reconocen sus puntos fuertes, ella no sentirá que debe definirse tanto por oposición. Aun así, la reacción es inevitable, y al padre le cuesta aceptarla porque siente que se cuestiona su autoridad. Juan debe plantearse en qué se basa esa influencia sobre Patricia. ¿En el miedo, el respeto, el amor o la confianza? “Que mi hijo cuestione mis enseñanzas no tiene por qué afectar a mi influencia”, sostiene Clara, una madre, “pero si me muestro insegura, no me hará caso. Mi autoridad se basa solo en mi experiencia. Pero, precisamente, la inocencia de los hijos puede hacerles más sabios. Hay que ser honestos y, cuando se oponen frontalmente, debemos recordar que les estamos educando. No se trata de nada personal entre ellos y nosotros”.

Virtud negociadora

Cuando dos personas se enfrentan, es imprescindible llegar a un acuerdo para no perpetuar el conflicto y sanear la relación. Roger Fisher y William L. Ury, de la Universidad de Harvard, se centraron en la psicología del diálogo en su libro Obtenga el sí. El arte de negociar sin ceder. En él señalaron la importancia de determinar qué necesidades son inamovibles y cuáles flexibles para que pueda terminarse la discusión con éxito. Negociar es un arte que utilizamos en todos los ámbitos: el personal, el político y el profesional. Hay quien cree que en toda discusión una de las partes debe ganar, aplastando al oponente, y la otra debe ceder. Pero existen alternativas. Estos autores plantean las siguientes propuestas:
No identifique a las personas con el problema. Céntrese en los intereses, no en las posiciones. Ofrezca opciones que beneficien a ambas partes e insista en utilizar criterios objetivos.
Educar no consiste en introducir información, sino en sacar a la luz la verdadera personalidad de alguien. Con los hijos a veces no se trata de dar razones, sino de ayudar a descubrir y predicar con el ejemplo. Se pueden plantear propuestas que comporten una responsabilidad por parte de los hijos y que demuestren confianza por parte de los padres. Las imposiciones tajantes no suelen funcionar. “Un día mi hijo estaba viendo un programa basura”, cuenta Clara. “Debía de tener 12 años. Le propuse que cambiara de canal y él defendió su libertad de elegir diciendo que si tenemos tele es para verla. Le pregunté si le parecería normal que le prohibiese beber un vaso de cianuro, y contestó que sí. ‘Pues para mí’, expliqué, ‘esto envenena tanto tu mente como el cianuro tu cuerpo’. Apago la tele para protegerte de algo, aunque desconoces el daño que te va a hacer. Y ahí se acabó la historia”.
Ejemplos como el siguiente ilustran que quizá no se trate solo de tener razón. “Mireia, mi hija, es rebelde”, explica Francisco, otro padre. “Si le impongo un límite tengo asegurado un conflicto, o que me mienta. Eso no es lo que quiero”. Expone una posible solución. “Una vez, al llegar a casa por la tarde, la encontré viendo la televisión. Le pregunté qué pasaba con los deberes. Le dije que me gustaría que se supiera administrar. ‘Te pediría que apagaras la tele, pero entonces nos enfadaríamos’. La dejé allí, acepté que ella escogiera y yo renuncié a obligarla. Al cabo de media hora la tele estaba apagada, y ella, en su habitación”.
Al plantear un límite, si uno se mantiene abierto al desacuerdo, y escucha y respeta, puede llegar a un mejor entendimiento. La pregunta para Francisco sería: ¿está dispuesto a recibir un “no”, a que ella no haga los deberes? ¿Está dispuesto a escuchar qué quiere su hija? Cuando ella se niegue, la actitud de su hija no debería impedirle interesarse por sus motivos. Se trata de mantenerse abiertos al diálogo sabiendo que se puede poner un límite a los hijos después de escucharlos. Francisco lo explica así: “Quiero que sean conscientes de que he escuchado lo que quieren, y que aun así mantengo mi postura. Lo hago si creo que es por su bien y está conforme con mis valores”. No perder la conexión a pesar de la negativa de la hija es todo un arte.

Si deseas conocer la verdad, solo tienes
que dejar de atesorar opiniones”

Seng T’san
En ocasiones, no es tanto el contenido de la discusión, sino la forma, lo que produce el conflicto. Al hablar con irritación y con palabras impositivas uno provoca reacciones defensivas. Los enfados calientan el ambiente y no permiten un diálogo sereno. Discutir desde el “tengo razón” genera una distancia entre las partes, e incluso puede quebrarse su conexión. Por eso es importante no dejar las cosas a medias. Javier, un cuarto caso, cuenta: “Cuando discutíamos en casa, mi padre nunca abandonaba a medias la discusión. Decía: ‘Mañana seguimos’. Las cosas importantes hay que finalizarlas. No puede quedar pendiente un sinsentido o una herida. Su enfoque era hablar de ello al día siguiente, después de dejar que se enfriaran los ánimos”. Esto sirve con los hijos, pero también en las relaciones de trabajo y entre los amigos.
Si perdemos la conexión entre las partes y se quiebra la relación, ¿merece la pena mantenerse en sus trece? Javier intenta proyectar suavemente sus razones sobre sus hijos. “Permito que corran su carrera. Intento dejar que se equivoquen”. Consiste en dar espacio y permiso para que el otro crezca a su ritmo.

Observando la miseria en las opiniones ajenas, sin adoptar ninguna, descubro la paz interior”
Buda
En pareja, es importante hacer equipo. Cuando no hay acuerdo respecto al conflicto con un hijo, conviene hablarlo y decidir en qué va a ceder cada cual, o quién va a llevar la voz cantante. Cuando ellos perciben un ­desacuerdo entre sus padres, se arriman al sol que más calienta. Esto resulta nefasto, porque divide. La clave para establecer acuerdos está en saber qué es importante para cada uno, en respetar y compartir el criterio de la pareja.
Sea cual sea el paso que deba darse, casi siempre corresponderá a los padres plantear cambios en la relación con los hijos. Se trata de que estos dejen de ver a sus progenitores como a los abominables seres del no, y de establecer conjuntamente acuerdos y límites.
Los progenitores deben mirar a su hijo como a alguien que va en su mismo barco, y que se enfrenta a las mismas preguntas que ellos se plantearon a su edad. “Me acerca a ellos el seguir cuestionándome las cosas”, explica Clara. “Cuando exponen sus razones, muchas veces están tratando de definir quiénes son. Ayudarlos a conocerse a sí mismos me facilita la salida del enfrentamiento”.
Más que de tener razón, se trata de apelar a ella. Está en las manos de los padres que la vida con sus hijos consista en una relación de crecimiento, en lugar de convertirse en una contienda de desgaste mutuo.

¿COMO COMBATIR LA ATERRADORA PRESENCIA DEL MAL?



..... contra el libro no valen persecuciones. Ni los ejércitos, ni el oro, ni las llamas pueden contra ellos; porque podéis hacer desaparecer una obra, pero es imposible cortar las cabezas que han aprendido de ellas.
García Lorca

TEXTOS PARA EL ALMA 282



El mundo femenino, en su versión mujer, no debe estar sujeto a la atracción del "zángano o galán" que para simular la copula existe en su acción principal diaria.
El mundo femenino, en su versión global, debe existir para fecundar la sensibilidad, la delicadeza y la inteligencia desde el respeto a los "otros y otras".
Ese universo femenino debe convivir con la simpleza de la fuerza para suavizarla y canalizarla hacia postulados de reflexión donde la belleza del alma sea "bandera de enganche" para toda la comunidad humana.
Así, el universo femenino, desconoce la separación esencial del SER pues todos/todas formamos una unidad de sentido que conforma la llamada especie humana.
Nuestro UNIVERSO FEMENINO no está en manos de las "marujas, chonis o señoronas.....es de todos en sus distintas versiones y no solo actúa para procrear o similar.

¡¡¡La fuerza es primaria!!!

TEXTOS PARA EL ALMA 281



Saliendo de la pastelería FARGA en Bcn, delante de los Capuchinos en la Diagonal, me he cruzado con un "nuevo residente" de color que con la debida parsimonia arrastraba un carrito especializado en transportar diversos palos de golf.
Al parecer no lo había encontrado en la basura; más bien lo llevaba a una tienda de deportes para que le realizara determinado mantenimiento.
Sin duda era un trabajo retribuido, pues el aspecto del subsahariano así lo indicaba. Un trabajo propio del capitalismo tradicional de la zona donde el "otro hermano" es utilizado como criado de alguien que se cree más inteligente.
Evidentemente, más vale hacer trabajos domésticos que pasar hambre. La pena es que los dueños y explotadores de la suerte no dediquen su sensibilidad social -si la tienen-en ayudar a emancipar al "otro" en lugar de utilizar su necesidad en beneficio propio.

Queda infinito trabajo que hacer, amigos.......no demos solo pan.....también cultura pues ella, a largo plazo, es la que alimenta.

TEXTOS PARA EL ALMA 280



No sé qué te parece ni si crees que entre adolescencia y menopausia existe un paralelismo de base.
Tanto física como psíquicamente, durante, estos dos estadios de la feminidad coinciden y se manifiestan comportamientos semejantes de inseguridad e inestabilidad.
En ambos casos está LA AUTOESTIMA HERIDA cuyo "sangrar" desgasta una existencia dependiente de la aceptación de la OTREDAD.
En la adolescencia, con una personalidad en fase de formación se obvia el potencial del sujeto. En la etapa menopaúsica el temor se instala en la desaparición de la belleza y por ende en la perdida de argumentos sociales.
Sin duda son dos etapas importantes en la vida del humano cuya superación es vital para las etapas posteriores.
Son múltiples los procedimientos y procesos que acompañan al adolescente en su etapa de formación y especialmente la comprensión. No se tiene demasiado en cuenta ciertas "salidas de tono" que esta etapa de la vida ofrece al otro por parte del jovencito/a que se incorpora de nuevo al equipo social de la humanidad.
Con la dama menopaúsica es diferente. Ni entre ellas mismas se respetan y, la una a la otra, se critican y censuran compitiendo en la decadencia hormonal.
La protagonista o "sujeto de la oración" bien sabe de su "estadio", más frecuentemente lo niega y se empeña en aparentar una juventud que ya se fue o esta difuminándose.
El reto consiste, en ambos casos, en aceptar la situación. Sin duda, las dos circunstancias, tiene una magnifica función posterior. Más hay que aceptarla y aprender a desarrollarla.
Endógenamente existen grandes "batallas" entre la fertilidad y la inteligencia. Ambas desean ocupar el escenario de la feminidad ignorando son protagonismos distintos: uno temporal y el otro eterno.


TEXTOS PARA EL ALMA 279



¿UNA DIVA, NACE O SE HACE?
Veamos......la abeja reina es una de las tres castas que tienen las abejas melíferas. Es la única hembra fértil que pone huevos fecundados que da origen a abejas obreras infértiles y pone huevos no fecundados que dan origen a zánganos fértiles.
La "reina"  se alimenta por secreciones de las abajas obreras nodrizas durante toda su vida. Es la única abeja que está completamente desarrollada sexualmente.
La reina se distingue por su apariencia "larga y delgada".
¿Puede una diva ser y nacer como una abeja reina?
Decídelo, tu

TEXTOS PARA EL ALMA 278



Cuando veo a un capuchino -y los veo con frecuencia-su presencia me transporta hacia los misterios del SER.
La costumbre me ha llevado a compartir emociones con gentes lega. Disfrutan con cosas terrenales a las que llaman  "vivir bien" obviando plenamente diversas dimensiones del humano que configuran su sustancia y sensibilidad.
Así pues, en mi sentido de las cosas, un monje es alguien comprometido con la renuncia que acompañado de la soledad y el silencio camina en busca de una docta libertad.
También siendo laico puedes comprometerte con la libertad aunque ello supone de sacrificios que quizá no estés dispuesto a realizar.

Entonces quédate en la cárcel del "vivir bien".

TEXTOS PARA EL ALMA 277



El éxito parece estar relacionado con la acción.
Los triunfadores se mantienen en acción. Se equivocan pero no se dan por vencidos.
Los que se conforman con lo que logran, tienden a permanecer insignificantes como las cosas que hacen.
Así despojémonos del lastre que nos estorba....y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.
Pero si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber, porque si haces esto, carbones encendidos amontonaras sobre su cabeza.

TEXTOS PARA EL ALMA 276



No todos los caminos son válidos 


para los 


mismos caminantes.

SI TU MADRE TE DICE QUE TE QUIERE, "VERIFÍCALO"


Homenaje a los escépticos

Ni creer ciegamente, ni oponerse a lo nuevo y desconocido por sistema

Para evolucionar es necesario verificar y contrastar la información con nuestra experiencia

El sistema sobre el que se asienta nuestra existencia padece en la actualidad una profunda “crisis institucional”. La oleada de escándalos y corrupción ha provocado un sentimiento de frustración e impotencia generalizado. La gente se siente engañada y estafada. Está muy harta de escuchar tantas mentiras. De ahí que cada vez más ciudadanos estén dejando de creer en las organizaciones establecidas.
En medio de este turbulento escenario social, político y económico están surgiendo nuevos mensajes y consignas para afrontar con una nueva actitud los cambios que se avecinan. En el ámbito del crecimiento personal, por ejemplo, palabras como coaching o emprendedor aparecen por todas partes. Se han puesto de moda. Tanto que empiezan a cansar a muchos. Y no es para menos. Parece como si hoy todo el mundo estuviera llamado a ser coach. O que la panacea sea abordar un proyecto o un negocio por su cuenta.

Podemos dar agua,
pero no sed”
Gerardo Schmedling
Tanto el coaching como la fiebre por crear negocios propios son dos burbujas laborales. Y como tales, tarde o temprano reventarán. Estudiar un oficio no implica que seamos válidos para ejercerlo competentemente. El talento no puede comprarse. Tan solo puede desarrollarse. Principalmente porque viene de serie. No importa lo buenas que sean nuestras intenciones o lo mucho que lo deseemos: el paso del tiempo revela la verdad en forma de resultados emocionales y económicos. Y estos ponen de manifiesto el grado de sabiduría o ignorancia desde donde tomamos nuestras decisiones.
Sea como fuere, palabras como las que hemos señalado anteriormente muestran una nueva tendencia social y laboral imparable. Para verla se ha de leer entre líneas. Están indicando, por un lado, que cada vez más personas están llegando a una saturación de sufrimiento. No en vano, los seres humanos tendemos a salir de nuestra zona de comodidad cuando nuestro nivel de insatisfacción es mayor a nuestro miedo al cambio.
Oliver Stone.En esta película, Kevin Costner interpreta al exfiscal del distrito de Nueva Orleans Jim Garrison, quien en su búsqueda de la verdad examinará quién mató al presidente Kennedy, cuestionando la versión oficial sobre su asesinato.
Así, una minoría emergente de la sociedad se encuentra inmersa en una crisis existencial. Y, más allá de su connotación negativa, se trata de un proceso de autoconocimiento y transformación que lleva a cuestionarse el viejo modo de concebir las cosas y crea la situación para abrirse a una nueva forma de comprender la vida. En este caso, a dejar de buscar la felicidad fuera de nosotros mismos para empezar a cultivarla en nuestro interior.
Por otro lado, también revelan que cada vez más profesionales están iniciando un proceso de reinvención laboral. Debido a la escasez de contratos indefinidos –los cuales van a menos–, las personas que trabajan como autónomos o freelance no para de crecer. Y viendo que el Estado no es capaz de resolver sus propios problemas financieros, cada vez son más los que deciden hacerse cargo de sí mismos laboral y económicamente, montándoselo por su cuenta.
Cambio del modelo económico. Cambio del modelo político. Cambio del modelo empresarial. Cambio del modelo energético. Cambio del modelo educativo… Nos guste o no, la transformación ha venido para quedarse. Por más que nos resistamos, el sistema está inmerso en un gigantesco proceso de metamorfosis cultural. Y las circunstancias actuales son la crisálida que necesitamos para que los ciudadanos sigamos creciendo y madurando.
Debido a la globalización y a las nuevas tecnologías, los cambios van a ser cada vez más numerosos y se van a propiciar cada vez más rápido. De ahí que sea fundamental cómo cada uno se enfrenta a lo diferente y lo desconocido. De la actitud que adoptemos individualmente frente a lo nuevo dependerá la dirección en la que evolucionemos como sociedad.

Se cuenta que un importante catedrático universitario oyó hablar de un sabio que acababa de llegar a la ciudad para impartir durante una temporada unos cursos de autoconocimiento. Con el tiempo empezó a cansarse de escuchar por todas partes a personas hablando sobre lo novedosas que eran las enseñanzas del supuesto erudito. Al considerarse una persona “escéptica y de mente científica”, alegaba que el desarrollo personal no era más que “una sarta de chorradas para gente desesperada y sin criterio”.
Finalmente, harto de oír su nombre y movido por la curiosidad, el catedrático concertó una cita con aquel sabio. Y una vez en su despacho, le dijo con soberbia: “Te concedo diez minutos para que me hagas un resumen de tus enseñanzas”. Y el sabio, con tranquilidad, le contestó: “Permíteme que antes te invite a una taza de té”.

Por más que te explique a qué sabe el fruto
de los baobabs, no lo sabrás hasta que lo pruebes por ti mismo”
Proverbio malgache
Seguidamente, empezó a llenar la taza del catedrático. Y una vez llena, siguió sirviéndole hasta que el té se desbordó de la taza, derramándose sobre la mesa. Molesto, el erudito estalló en gritos: “Pero ¿qué haces, necio? ¿Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella?”. Sin perder la compostura, el sabio le respondió: “Por supuesto que lo veo. Y de la misma manera veo que tu mente está demasiado llena de prejuicios. A menos que la vacíes un poco, no puedo enseñarte nada nuevo”.
Frente a cualquier idea que desafíe nuestro statu quo intelectual, es importante no confundir la arrogancia con el escepticismo. Más que nada porque el arrogante no suele plantearse nuevos interrogantes porque cree que cuenta con todas las respuestas, erigiéndose como portavoz de la verdad. Reconocer que no sabe, o que puede estar equivocado, es demasiado doloroso para su ego. Así es como va encerrándose en una cárcel intelectual, construida a base de creencias.
Por más seguridad que aparente, la arrogancia es una fachada que suele esconder un profundo miedo al cambio. Así, el presuntuoso hace todo lo posible para no modificar su postura rígida y estática frente a la vida. Le cuesta ser autocrítico y cuestionarse a sí mismo. De ahí que cuando entra en contacto con información nueva se sienta molesto y amenazado. Por eso tiende a ridiculizar, demonizar e incluso a oponerse violentamente cada vez que escucha ideas diferentes a las suyas.
El quid de la cuestión es que la petulancia es una actitud ineficiente e insostenible que limita la capacidad de ver y comprender las cosas desde una nueva perspectiva. Desde un punto de vista biológico es antinatural, pues nos impide evolucionar psicológicamente como seres humanos. Por el contrario, la humildad de reconocer que no sabemos y que estamos dispuestos a aprender nos permite desarrollar un sano y constructivo escepticismo. Es decir, la actitud de explorar aquello que se desconoce para expandir la comprensión y entendimiento.
Así, es esencial estar abiertos a lo nuevo, pero sin creer nada de lo que nos digan, veamos o leamos, incluyendo, por supuesto, el contenido de este artículo. Es más, hemos de analizar, cuestionar y contrastar detenidamente toda la información que llega desde el exterior. Y, en la medida de lo posible, verificarla a través de la propia experiencia. Para adoptar una postura crítica frente a la realidad es imprescindible comenzar por ser autocrítico, cuestionando el núcleo desde donde procede nuestra forma de pensar. El mayor obstáculo para evolucionar como seres humanos y progresar como sociedad es apegarse a nuestro actual sistema de creencias. Es hora de cuestionarnos nuestro modo de vivir. ¿Quién da el primer paso?

Si tu madre te dice que
te quiere, verifícalo”
Arnold Dornfield