TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



¿PARA QUÉ LE LLAMAMOS PROBLEMA CUANDO ES SOLO UNA SITUACIÓN?


Este mar cada vez guarda más barcos hundidos,
pero aún así,
no perderé nunca la esperanza de lograr mi objetivo:
ser feliz.
La orientación de nuestras emociones mediante la acuñación de creencias externas a nuestra voluntad natural, nos ha convertido en ciudadanos/as miedosos y temerosos de un peligro desconocido pero vivo en la imaginación.
Por ello , frecuentemente, denominamos PROBLEMA a la más mínima dificultad que nuestra voluntad encuentra dado que, de nacimiento, nos han privado de la capacidad para revolver cualquier SITUACIÓN que la cronología de la circunstancia nos presenta.
Casi todo pasa a ser un problema para nuestra comodidad , dado que nos han privado de la capacidad de espera para no convertir al instante en momento. Vivimos de inmediatez e ignoramos la eternidad en nuestra estupidez.
Diccionario:
SITUACIÓN. Conjunto de factores o circunstancias que afectan a alguien o algo en un determinado momento. Disposición de una cosa respecto al lugar que ocupa.
PROBLEMA. Cuestión que se trata de aclarar. Dificultad de solución dudosa; disgusto preocupación. Diferencia existente entre una situación deseada y una situación actual. Conjunto de hechos o circunstancias que dificaultan algún fin.

¿PARA QUÉ NECESITAMOS LO EXTERNO?



Por qué cuesta automotivarse
XAVIER GUIX
Mientras los estímulos nos llegan de fuera, estar motivado es más fácil. El problema empieza cuando las fuerzas, las ganas y la voluntad tienen que partir de uno mismo y se nota que nos falta práctica en esta disciplina.

Pronto hará un año cuando en Navidad nos hicimos unos cuantos propósitos que, se suponía, nada ni nadie impediría su ejecución desde ese lugar llamado "el mundo de las posibilidades". Puede que el tema no consistiera en propósitos, sino en auténticas necesidades que no admitían demora: bajar ese sobrepeso para evitar indicios de enfermedad. Hacerles hueco a esos estudios imposibles de resolver si se dejan para última hora. Ponerse las pilas en el trabajo para no quedar fuera de servicio o, incluso, apostar definitivamente por esa relación que, de tanto darle tumbos, se encuentra a un paso del precipicio.

“La voluntad no es innata. El proceso correcto para automotivarse se basa en inhibir el impulso, deliberar, decidir y mantener el esfuerzo”
Todas estas situaciones apelan a una de las características más importantes de la inteligencia emocional: la automotivación.

O, lo que es lo mismo, esa capacidad de motivarse por uno mismo, de encontrar las fuerzas movilizadoras en nuestro interior, sin tener que esperar a que estímulos externos nos pongan las pilas. Acostumbrados a una sociedad altamente sofisticada precisamente en el arte de proporcionarnos ese tipo de estímulos; a un sistema educativo que premia los resultados finales y a la competitividad; a un sistema productivo basado históricamente en el palo y la zanahoria..., es fácil deducir que no hemos sido entrenados en la tolerancia a la frustración, a la espera paciente y al esfuerzo disciplinado.

Intenciones sin estrategia
Nadie se desembaraza de un hábito o de un vicio tirándolo de una vez por la ventana; hay que sacarlo por la escalera, peldaño a peldaño
(Mark Twain)



¿Por qué fallan los propósitos? La respuesta requiere una observación y otra pregunta: ¿Cuándo nos hacemos esos propósitos? Cuando una parte de nosotros reconoce lo que debería estar haciendo y no hace. Dicho de otro modo, un propósito suele ser una obligación que nos imponemos. Pero no nos gusta hacer nada por obligación, y menos aún si es por y para nosotros mismos. Ahí es donde se echa en falta la automotivación.
Este año seré puntual; voy a dedicar más tiempo a la familia; haré más deporte; aprenderé inglés; me tomaré las cosas con más tranquilidad... Todas son frases que apuntan a un escenario futuro, al que pretendemos acceder por mero convencimiento. Sinceramente, la cosa así no funciona. Las intenciones sin estrategia son meros brindis al sol.
Si a todo ello le añadimos que los propósitos se suelen plantear coincidiendo con épocas de inicio, ese recomenzar se asemeja a un marcador que se pone a cero, como si el tiempo se aliara con nuestros propósitos para darnos un empujoncito. Se trata de un espejismo más. Volveremos a nuestros hábitos adquiridos a no ser que pongamos en ello algo más que buenas intenciones.
La capacidad de motivarnos tiene mucho que ver con nuestra auténtica voluntad. Pero ¿es lo mismo la voluntad que la intención? Muchas personas dicen, por ejemplo, que quieren dejar de fumar. Ésa es su intención. Se han cargado de excelentes motivos para dejarlo, pero al mismo tiempo reconocen que no tienen suficiente fuerza de voluntad. Por tanto, voluntad e intención son cosas diferentes. Quizá sea útil distinguir entre aquello que hemos convertido en un deseo y aquello que en realidad estamos dispuestos o no a hacer.
Para san Agustín, la voluntad era el centro vital, la vida misma, "la incomprensible certidumbre íntima, la firme seguridad del querer irrevocablemente enderezado a su meta". Pero nuestras mentes tienen el defecto del enredo; nuestros cuerpos se ciñen a la inmediatez del deseo; nuestros estados de ánimo nos adormecen ante lo inapetente, desalojando a la voluntad del primer plano de nuestra visión.
El filósofo José Antonio Marina observa la voluntad como la motivación inteligentemente dirigida. Marina va más allá de aquella vieja voluntad, entendida como una facultad innata, y la redefine más como un proceso que como un concepto: inhibir el impulso, deliberar, decidir y mantener el esfuerzo. Ése podría ser el proceso para automotivarse.


hacer lo que nos da la gana
¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán, y vendrán a tiempo


(Amado Nervo)

Dice Abraham Maslow que estamos motivados cuando sentimos deseo, anhelo, voluntad, ansia o carencia. O, lo que es lo mismo, cuando necesitamos resolver nuestras necesidades. Algunas son básicas, pero muchas otras se generan por nuestra capacidad de crearnos todo tipo de expectativas. Dicho de forma menos elegante: vamos detrás de lo que nos da la gana aunque probablemente no nos haga falta alguna. Pero se nos ha metido entre ceja y ceja y ahora sólo queda consumirlo, de lo contrario nos parecerá morir de un ataque de angustia. Ese problema se llama inmediatez e incapacidad de controlar los impulsos, muy propio de nuestra contemporaneidad.
En una investigación sobre la motivación humana, propusieron a unos niños un curioso dilema. Los dejaban solos en una habitación con una golosina encima de la mesa. Les decían: "Si quieres, te la puedes comer ahora mismo y ya está. Pero si tienes un poco de paciencia, más tarde te daremos dos. Las imágenes fueron muy reveladoras entre aquellos niños que no resistían la tentación y aquellos otros que desplegaron un sinfín de estrategias para aguantar. Eso diferencia a unos de otros, la capacidad de tolerar la ansiedad de la espera, de postergar la gratificación en lugar de responder al primer impulso.
De mayores seguimos haciendo lo mismo, luchamos entre hacer lo que nos da la gana o adaptarnos a las exigencias del medio cuando nos impone un esfuerzo personal. Eso cuesta más mientras circulen mensajes publicitarios del tipo "Lo quieres, lo tienes". Hace falta mucho autocontrol y tener muy claras nuestras motivaciones si queremos sobrevivir a la vorágine social, haya más o menos crisis. Que la motivación venga de fuera es lo más fácil. En cambio, nos fortalecemos cuando somos capaces de motivarnos por nosotros mismos.

Más fluir, menos sufrir
El pesimismo conduce a la debilidad; el optimismo, al poder (Williams James)

Qué sentido puede tener hacerse propósitos que no vamos a cumplir, si no es para autocastigarnos un ratito y retomar ese viejo discurso que nos acompaña hace años, consistente en demoler nuestra identidad por nuestras incapacidades. Nos infligimos un cierto sufrimiento como para expiar la culpa de no tener más voluntad a mano. Entonamos un mea culpa por el desánimo que sentimos ante el esfuerzo que nos hemos ahorrado.
Automotivarse, como todo, es un aprendizaje. Y aprendemos entrenándonos. Y nada mejor para lograrlo que unas cuantas pequeñas frustraciones, para darnos cuenta de que podemos sobrevivir al ataque de nuestras compulsiones. La automotivación se ejercita cuando somos capaces de orientarnos hacia el logro, obteniendo como beneficio la satisfacción por el esfuerzo realizado, por la ilusión y el optimismo que hemos generado en la aventura de conquistar nuestros retos cotidianos. Cuando, en definitiva, fluimos con lo que hacemos. Ese fluir es impagable.

¿HAY HERRAMIENTAS PARA LA GESTIÓN DE LA DIVERSIDAD?



La herramienta preferente y angular para la GESTIÓN DE LA DIVERSIDAD es considerarla, tenerla en cuenta, aceptarla. Muchos de nosotros nos la hemos encontrado y no debemos de obviarla.
Otra herramienta destacada es cuestionarse las propias creencias y para qué nos sirven. Cuando a nuestros antepasados les acuñaron, más o menos libremente, sus creencias la sociedad existente no era la misma que hoy tenemos. Con nuestra renovación de creencias adaptamos el espíritu a nuevas realidades.
En nuestro baúl del cambio y/a adaptación a las nuevas realidades debemos introducir nuevos espacios de conversación que nos permitan aumentar las capacidades de comunicación. Así podremos estar en la línea de la nueva ALDEA DEL DIÁLOGO.
En nuestros días lo que buscamos todos es la EFICIENCIA y esta se basa en el diálogo entre las personas de los distintos medios productivos. Un equilibrio entre las emociones individuales y colectivas nos llevará al oasis de paz preciso para nuestra evolución adaptativa teniendo siempre presente que la evolución no debe evitar el compromiso.
En la gestión de la diversidad, el compromiso, es la piedra angular de la acción. Es su clave de bóveda. No es suficiente el ESTAR hay que SER.
Todos hemos de aspirar a ser nuestro líder emocional dentro de una sinfonía de emociones colectivas y desde ahí ir transformando nuestras creencias para adaptarlas a la gestión de la diversidad.
Necesitamos distintas competencias para la nueva sociedad. Con las anteriores ya no es suficiente si bien éstas no tienen "para qué ser abolidas" sólo deben evolucionar. Con el compromiso como bandera de nuestra acción llega la confianza, comunicación, coherencia, coordinación de acciones, complicidad, compenetración, cooperación no competición, corazón... si especialmente CORAZÓN.
ESCUCHA EMPÁTICA, COMUNICACIÓN Y EMOCIONES pueden ser ingredientes para vencer las resistencias endógenas y exógenas en la gestión de la diversidad.
¡¡¡Ponte en marcha!!!

¿ESCUCHAS TU VOZ?



Al final podemos encontrar la voz propia
El coaching y la música son fenómenos universales de la humanidad, tanto en sentido diacrónico (a lo largo de la historia) como sincrónico (a través de los continentes).
El coaching, como la música, nos ayuda en el amanecer del ánimo tan necesario en épocas donde la dignidad colectiva ha sido ultrajada por la soberbia humana. Seamos pues todos PRINCIPES de nuestro destino y aceptemos que en la trascendencia humana también entra la diversión.
Ilusión y esperanza que podemos depositar con los juegos y apuestas del Estado (Quinielas, Lotto, ONCE, etcétera) o en una ESPERANZA PROPIA que nos proporcione la reflexión sobre nuestra liberación de las cadenas de la ignorancia. ¡¡tú puedes!! claro está si quieres.

No te emancipes sólo con el futbol y la telenovela.......

¿Problema o Situación?



Nuestras reflexiones no podrán suponer que los cambios que estamos sufriendo y el tipo de sociedad a la que hemos ido a parar sea la consecuencia de una decadencia.
Quien parte de ese supuesto lo hace desde un juicio previo que es un prejuicio. Quien parte de un prejuicio no tiene ninguna posibilidad de comprender. Quien no acepta, no comprende.
Partimos de la hipótesis de que la cultura de un grupo equivale a un programa que incluye un sistema de comprensión y valoración de la realidad, un sistema de actuación en el medio y un sistema de relación social. Por conseguiente, ha de haber una estrecha relación entre el modo de vida de los grupos y su sistema cultural.


"Salimos a buscar y no ha encontrar"

¡¡¡EL VERDADERO MAESTRO CREA MAESTROS, NO SEGUIDORES!!!



LOS JÓVENES YA HAN VENCIDO ALGÚN MIEDO.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactoso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
Corintios.

Los nuevos gays y lesbianas viven como se sienten.Muchas personas se han apolillado en el armario ropero por la Ley de Peligrosidad Social que, aunque derogada en 1980, creó un modelo mental a nuestra soceidad donde ser homosexual se consideraba un delito.Casi un 10% de los escolares de secundaria se declara homosexual aunque su vida social en los isntitutos no es fácil. Pocos quieren compartir con ellos y así se va configurando su aislamiento en en demasiados casos lleva al suicidio.Muchos jóvenes ya aceptan y luchan por ser considerados "iguales" a los demás. Su orientación sexual es parte de su intimidad y por ella luchan. ¿Quién es el dueño de la realidad?, se preguntan. ¡¡Todos somos iguales!!Muchos padres están en la creencia de que "cuando sus hijos salen del armario, les meten a ellos" pues su modelo mental se configuró con las creencia de la dictadura.Han vencido el miedo y afrontan las consecuencia. Esto es sólo el principio de una liberación que sin duda llegará paulatinamente a otras esferas de nuestra sociedad.¿Espero que con nuestra ayuda. no?

¡¡¡El verdadero maestro crea maestros, no seguidores!!!

¿CONFIANZA? ¿PARA QUÉ'



Evitar los abusos de confianza
FERRAN RAMÓN-CORTÉS

Decimos algo a alguien y al día siguiente poco menos que aparece publicado en el tablón de anuncios de la empresa. ¿Cómo podemos gestionar la confianza? ¿Debemos darla a todos por igual? ¿Cómo evitar los abusos?
Silvia salió a cenar con una compañera del despacho. Llevaban casi un año trabajando juntas, pero se conocían poco, y Silvia estaba convencida de que podían compartir mucho más de lo que compartían. Cenaron en un discreto restaurante que invitaba a la complicidad. Silvia, tratando de ahondar en su relación, se abrió enseguida a ella, explicándole su vida con todo lujo de detalles. Todo, a pesar de que su compañera no le correspondía en absoluto, ni se mostraba comunicativa.

Tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamos
Tejer una relación de complicidad sin exponerse a abusos es un proceso lento que exige poner todos los sentidos

Al día siguiente, al poco de llegar a la oficina empezó a percibir miradas de suspicacia por parte de sus compañeros. A mediodía, y gracias a la confesión de una secretaria, confirmó sus sospechas: lo que le había contado a su compañera la noche anterior había corrido por toda la empresa. La traición a su confianza estaba servida.
Un ingrediente esencial
"Una de las alegrías de la amistad es saber en quién confiar"
(Alessandro Manzoni)
La confianza es el ingrediente básico de las relaciones interpersonales. Es una cualidad esencial que debemos cultivar y fomentar si queremos construir vínculos con la gente que nos unan y nos ayuden a crecer. No es posible aspirar a construir relaciones duraderas sin una buena dosis de confianza, y mucho menos forjar una sincera amistad. La confianza es imprescindible en la interrelación humana, y tanto el saber darla como el saber recibirla forman parte de las habilidades básicas que todas las personas deberíamos desarrollar.
Pero hay que saber manejar la confianza para que dé sus frutos. Hemos de comprender cómo funciona y saber administrarla sabiamente para evitar que los demás abusen de ella. Porque la confianza es extremadamente valiosa, pero también es extremadamente delicada: cuesta mucho tiempo y esfuerzo de tejer, pero se destruye en un instante cuando alguien la traiciona.
La confianza se asienta en dos pilares, que se corresponden con dos habilidades personales. La primera es la capacidad de apertura, es decir, el valor que tenemos de compartir nuestros sentimientos y nuestra vida con los demás. La segunda es la capacidad de juzgar si los otros son dignos o no de nuestra confianza. Hemos de desarrollar los dos pilares para ser capaces de administrar con sabiduría la confianza y hacer que contribuya a fortalecer nuestras relaciones. Son, por tanto, dos las preguntas que debemos hacernos para abordar con garantías la construcción de una relación de confianza. La primera: ¿Soy capaz de darla? Y la segunda: ¿Son los otros dignos de ella?
Si tengo miedo a hablar de mí con los demás, me mantendré siempre en un territorio de comodidad en el que no corro ningún riesgo porque no voy a dar nada. Pero probablemente tampoco voy a recibir nada, y esto hará que pierda muchas oportunidades de profundizar en mi relación con los demás. Ser capaz de abrirse tiene mucha relación con la seguridad personal. Reforzarla es el mejor método para progresar en esta habilidad.
Pero una vez que sea capaz de dar confianza, debo decidir a quién la doy y en qué medida. Porque el que una persona sea capaz de abrirse con los demás no significa que sea oportuno que lo haga siempre y con todo el mundo. Si damos nuestra confianza por igual a todo el mundo y en cualquier circunstancia, nos exponemos a verla traicionada.
La 'estrategia de la cebolla'

"Confiar en todos es insensato, pero no confiar en nadie es neurótica torpeza"
(Juvenal)
Para gestionar eficazmente la confianza podemos imaginar que somos una cebolla: tenemos un corazón envuelto en distintas capas protectoras. En cada situación podemos decidir cuántas capas nos quitamos y, por tanto, cuán desnudos o protegidos nos quedamos. Si percibimos una situación hostil, nos quedaremos con todas las capas (incluida la reseca piel externa) y estaremos protegidos, aunque así nadie será capaz de acceder a nuestro corazón. Por el contrario, si percibimos una situación de complicidad, podemos quitarnos todas las capas y dejar nuestro corazón al descubierto, absolutamente accesible a los demás.
En condiciones normales, es tan disfuncional no desprendernos ni tan siquiera de la piel externa y permanecer protegidos por todas las capas como desnudarnos hasta el corazón quedando expuestos sin protección alguna. Es tan malo no abrirse en absoluto poniendo una barrera insalvable a la confianza como darla por completo y sin prevenciones exponiéndonos a su abuso por parte de los demás.
Hacer de la confianza una virtud para la comunicación y para las relaciones consiste en decidir en cada entorno cuántas capas nos quitamos y con cuántas nos quedamos. Como individuos, hemos de ser capaces de quitárnoslas todas si así lo deseamos. Pero hemos de tener el suficiente criterio para saber en qué circunstancias es bueno que lo hagamos. No podemos entregar nuestra confianza como un cheque en blanco a aquellos que no la merecen.
Encerrados en nuestro interior
"El silencio es el único amigo que jamás traiciona" (Confucio)
A todos nos han traicionado en algún momento la confianza, y muchos tenemos bien presente -son vivencias que no se olvidan fácilmente- cómo el habernos expuesto más de la cuenta ha propiciado un abuso de confianza por parte de alguien. Las malas experiencias pasadas nos pueden hacer recelar de dar confianza a los demás y, como en la cita de Confucio, pensar que sólo dejando de compartir nuestras vidas con los otros estaremos a salvo de sufrir nuevos desengaños. Pero esta aparente seguridad tiene un alto precio, y es la soledad relacional. Es imposible crear vínculos de ningún tipo sin poner de nuestra parte, sin dejar que nos conozcan, sin compartir nuestras vidas, nuestras inquietudes, nuestros miedos o nuestras alegrías.
Nuestros sentimientos son la materia prima de nuestras relaciones. Protegerlos bajo llave, quedárnoslos para nosotros y no compartirlos con nadie nos hace invulnerables. Pero nos hace también unos fríos y poco interesantes compañeros de viaje.
Debemos evitar encerrarnos en nosotros mismos por culpa de alguien que ha traicionado un día nuestra confianza y entender que el error no fue darla, sino darla a aquella persona. Debemos evitar que nos ocurra como al gato que se sienta sobre una estufa caliente: nunca más se sentará sobre una estufa caliente, pero tampoco lo hará sobre una estufa fría.
Asimetrías. Hay gente a la que le cuesta muy poco abrirse a los demás, y en cambio hay gente que tiene grandes dificultades o prevenciones para hacerlo. Así, no es inusual que nos encontremos en situaciones en las que uno se abre mucho y el otro no suelta prenda: se produce entonces asimetría en los niveles de confianza, que hace muy difícil la relación. Si la asimetría persiste, la brecha será cada vez más insalvable, porque el que no suelta prenda se sentirá cada vez más presionado para llegar al nivel de apertura del otro, cosa que es incapaz de hacer. Y el que se abre sin límites se sentirá frustrado y no correspondido, cosa que le incomodará. Lo normal que ocurra en estos casos es que el primero, desbordado por la situación, rehúya la relación. Y el segundo no encuentre motivación alguna para seguirla.
No sólo la persona o las personas con quienes nos relacionamos son importantes a la hora de valorar el nivel de confianza que estamos dispuestos a dar, y "cuántas capas nos vamos a quitar". También la situación en que se produzca el encuentro (el lugar, el momento, el entorno) es crucial: las mismas personas, encerradas en un despacho, o tomando una copa en un bar, pueden tener un nivel de confianza absolutamente distinto, y cada contexto marcará un límite de apertura diferente.
Una misma persona puede sentirse en un clima de plena confianza en un encuentro cara a cara fuera del trabajo, y estar por tanto dispuesta a compartir mucho, y sentirse manifiestamente incómoda compartiendo lo mismo en su contexto habitual de trabajo. En este sentido, es importante entender que haber disfrutado de la confianza de alguien en un momento dado no da un cheque en blanco para pensar que merecemos el mismo nivel de confianza siempre y en todo lugar. Lo que se comparte a la luz de la luna no siempre se puede compartir a pleno sol, y darlo por supuesto provoca no pocos malentendidos.
Cada contexto implica quitarse distintas capas, al menos en el camino de llegar en una relación a la plena confianza.
Crear climas. Tejer una relación de plena confianza con alguien sin exponerse a abusos es un proceso lento y que exige poner todos los sentidos. Una buena estrategia es ofrecer al otro pequeñas dosis de confianza y permanecer atentos y receptivos a su reacción. Captar si nos corresponde, con lo cual podemos dar el siguiente paso, o si estamos en su límite, con lo cual deberemos darle el tiempo que necesite hasta que se sienta a gusto en este nivel de relación.
En todo caso, crear climas de confianza requiere tiempo, requiere querer avanzar en la relación, y requiere mojarse, porque en cualquier caso alguien tiene que ir dando pasos hacia delante.
No es menos cierto que, adquirida la plena confianza, y en ausencia de abusos, ésta es en muchos casos para siempre. Prueba de ello son las relaciones escolares, tejidas en momentos cruciales de la vida y con grandes dosis de complicidad, que, si no se han visto traicionadas, resisten inquebrantables el paso del tiempo.

¡QUIERES O AMAS?


Cuando las palabras ingresan en el diccionario
las pobres están perdidas.
Si la palabra está sola, al aire libre,
se levanta en su significado, dice algo,
lo sostiene.
Pero cuando entre en el diccionario, la muchedumbre de significados
la esfixia.
Mario Benedetti.
Todos los seres humanos desean ser queridos. Pero ¿Cuántos aman realmente? El verdadero amor actúa como un alquimista: convierte la ambición en altruismo y transforma el sufrimiento en Felicidad.“Cuando el sabio señala la Luna el necio mira el dedo” . Proverbio ChinoQue hemos venido a este mundo a aprender a amar es una verdad ancestral. Se descubrió antes de que empezara la historia de filosofía. Zoroastro, Mahavira, Lao Tese, Buda, Confucio, Sócrates, Jesucristo. Todos esto grandes sabios de la humanidad, cuyas enseñanzas dieron origen a las instituciones religiosas que conocemos hoy en día, dijeron esencialmente lo mismo:“Amar a los demás es el camino que lleva a los seres humanos a la felicidad”.Aunque muchos otros han seguido predicando con su ejemplo sobre el poder transformador del amor, pasan los años las décadas y lo siglos , y la gran mayoría de los seres humanos seguimos sin saber amar. Aprender esos no entra en los planes de nuestro proceso de condicionamiento familiar, social, cultural, religioso, laboral político y económico.Como estudiantes nos hacen memorizar lo inimaginable. Luego nos preparan para ser profesionales productivos. Pero se olvidan de lo más básico. Así es como entramos en el mundo: sin saber gestionar nuestra vida emocional.
Y si bien el éxito no es la base de la felicidad, ésta sí es la base de cualquier éxito. Por el contrario desde pequeños no hacen creer que el mundo esta lleno de gente malvada. Que no hay que confiar en los desconocidos. Que lo importante es ocuparse de uno mismo e ir tirando. Así, el miedo, la frustración y el resentimiento van pasándose de generación en generación, creando una cultura basada en la desconfianza, la resignación y la insatisfacción.

Ser siervo es un estadio cómodo para evadir la emancipación dentro de la responsabilidad


En la caridad el pobre es rico,
sin caridad todo rico es pobre.

La inteligencia es el crecimiento de la consciencia interna. No tiene nada que ver con los conocimientos, tiene que ver con ser asertivo.
Una persona inteligente no actúa según su experiencia pasada; actúa en el presente. No reacciona responde. Por consiguiente, es siempre impredecible; nunca se puede estar seguro de lo que va a hacer.
Los tontos siempre tienen más seguridad en sí mismos que los inteligentes. La estupidez da una cierta seguridad. Consecuentemente "la seguridad" puede ser una gran cualidad o puede ser un obstáculo.
La inteligencia es vacilante dado que hay multitud de alternativas para tomar una decisión. Solo un 1% de la seguridad es buena el resto invalida la inteligencia. Si el mundo estuviera plenamente delineado se perdería la emoción y la luz de la vida; estaríamos en la seguridad de la muerte.
"TODOS SOMOS IGNORANTES.
LO QUE PASA ES QUE NO TODOS IGNORAMOS LAS MISMAS COSAS"

¡¡BÚSCATE!!



Regresar a la situación perdida

En muchos casos cuando buscamos la ESTABILIDAD plena debemos abandonar aquella que en universo doméstico nos brinda.
Con el movimiento espiritual llega la reflexión, y fruto de ella, la acogida en la dulzura del SER pleno.
Todos así dejaremos de ser huéspedes de nuestra propia esencia para pasar a entrar en armonía entre el ser y el hacer propio.
Cuando alcanzamos una aproximación a la plenitud es cuando nos ofrecemos a los demás con desinteresada pasión y vocación liberadora. Ampliando (no cambiando) los ángulos de observación de la persona que desea reencontrarse facilitaremos el camino de la emancipación propia y ajena… Si, si también la propia pues nadie es dueño de ninguna verdad por muy Director General que sea en el territorio lego.
Todos precisamos del peregrinar de nuestras almas para fortalecerla y enriquecerla. Pobre de aquél que pensara que ya ha alcanzado la plenitud.Desde la humildad de no ser más que un impulso a la estabilidad común, cada uno de nosotros, seremos una molécula temporal de liberación que paulatinamente irá incrementando su potencia al tener cada día más protagonistas en acción, es decir, en movimiento.
El caudal evita la helada de las aguas.
La gravedad es la piedra angular de nuestra existencia.
El movimiento del espíritu nos acerca a la libertad que perdimos en la infancia.

PARECE IGUAL PERO NO ES LO MISMO..



La sombra no existe:
Lo que tú llamas sombra
es la luz queno ves.

Consciencia: Conocimiento inmediato que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones.
Conciencia: Propiedad del espiritu humano de reconocerse en sus atributos esenciales y en todas las modificaciones que en sí mismo experimenta. Conocimiento interior del bien y del mal.

¿Hay CONCIENCIA sin CONSCIENCIA?

Es más que frecuente vivir cada día casi sin saber si nos hemos despertado. La vorágine de nuestra angustia es tal que tenemos una presencia en la sociedad sin tener un horizonteque de sentido a nuestra presencia.
Es como si vamos a una fiesta sin que nadie nos invite y por lo tanto sin que nadie nos espere.
Disfrutamos escasamente del momento y, como consecuencia, no disponemos de una razón noble que justifique nuestra presencia aquí.
No hay necesidad de adaptarse al sufrimiento:
existe la posibilidad de librarse por completo de él.
Pero el camino es un poco difícil;
el camino es un desafío.
¿Donde está el sentido?
¿Entonces?

NO SIEMPRE ESTAREMOS AQUÍ......



"Morimos en las palabras que no llegamos a expresar"

Allí donde los caminos
se juntan,
donde las verdades
son borrosas,
en un cruce
de fronteras,
en la eterna primavera.
Allí vivo
entre
la soledad
y la ausencia.

¿PARA QUÉ LOS HOMBRE TIENEN PEZONES?


Lo perdido tuvo color pero ahora es incoloro.
Los latidos del gastado corazón invaden nuestra noche,
pero el insomnio actual tiene otra partitura.
Lo perdido es también un par o dos de labios que
probaron el sabor de los mios,
y que ahora tan sólo puedo besar en mi memoria.
Mario Benedetti

Androcentrismo
¿Qué significa androcentrismo?El androcentrismo es la visión del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas.Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad, sean hombres o mujeres.El androcentrismo conlleva la invisibilidad de las mujeres y de su mundo, la negación de una mirada femenina y la ocultación de las aportaciones realizadas por las mujeres.
¿Pero que sucede con el lado femenino de los hombres? Aquel que nos recuerda nuestro pasado hermafrodita y que nos han castrado aquellas que no deseaban competencia.
¿Tú aún lo niegas?

Dejar de QUERER para empezar a AMAR


TODOS SOMOS UNO
“Creo que la verdad desarmada y el amor incondicional tendrán la última palabra”
(Martin Luther King)
Para saber si hemos aprendido a amar, tan sólo hemos de echar un vistazo a nuestra forma de comportarnos con los demás. No en vano, la relación que mantenemos con todas las personas que forman parte de nuestra vida es un reflejo de la relación que estamos cultivando con nosotros mismos. Como lo expresa el filosofo Darío Lostado: “ Si no te amas tú, ¿Quién te amará? Si no te amas a ti ¿a quién amarás?”.Al darnos cuenta de lo que les hacemos a los demás nos lo hacemos s nosotros mismos primero, tomamos conciencia de lo estrechamente unidos que estamos los seres humanos. No en vano, las etiquetas con las que subjetivamente describimos y dividimos la realidad son solo ese, etiquetas. Y por muy útiles y necesarias que sean para mantenernos en el día a día, no deben separarnos de nuestra verdadera naturaleza: el amor incondicional.Igual que los árboles ofrecen sus frutos cuando crecen en condiciones optimas, los seres humanos emanamos amor cuando nos liberamos de todas nuestras limitaciones mentales. De ahí que si queremos saber cuál es la mejor actitud que podemos tomar en cada momento, tan solo hemos de responder con nuestras palabras ya acciones a la siguiente pregunta: ¿qué haría el amor frente a esta situación?

¿tu ombligo?


Deje de preocuparse tanto
CRISTINA LLAGOSTERA

Ocuparse de algo antes de que ocurra da sensación de control a algunas personas. Sin embargo, puede generar estrés y no mejora la capacidad para afrontar las dificultades.
Siempre sufriendo por lo que pueda pasar, siempre pensando en posibles peligros o problemas: para algunas personas, la preocupación constituye una compañera permanente que les impide vivir de manera relajada. Se sienten nerviosas con facilidad y pueden incluso tener dificultad para conciliar el sueño o concentrarse. Su mente está siempre alerta, dando vueltas alrededor de los temas que en ese momento les inquietan.

Al intentar eliminar de la mente una preocupación, a menudo se obtiene el resultado contrario: se intensifica.
No toda preocupación resulta nociva; a menudo, ante sucesos difíciles, es irremediable y humano sentir inquietud.

La palabra preocupación significa justamente ocuparse con insistencia de algo antes de que suceda, lo que causa desasosiego o temor. Pero, ¿tiene sentido angustiarse por lo que todavía no ha ocurrido? Las personas para las que preocuparse supone un hábito necesitan esa actividad mental para hacer su vida más predecible. Si no se agobian, si no piensan en las múltiples posibilidades, especialmente las más negativas, no sienten que dominan la situación.
La preocupación produce una ilusión de control. A menudo se considera que esa estrategia permite estar más preparado para cualquier contrariedad o revés del destino. Sin embargo, la realidad suele ser bien distinta: preocuparse por anticipado no sólo no mejora la capacidad para afrontar las dificultades, sino que genera estrés a través de la imaginación, lo cual tiene idénticas repercusiones físicas, mentales y emocionales que una situación real.
La ilusión de control
"El hombre tiene sus preocupaciones en todos los rincones de la Tierra" (Confucio)
Nuestro cerebro es una máquina de anticipar. A lo largo del proceso evolutivo ha incrementado paulatinamente su capacidad para predecir, utilizando analogías con el conocimiento acumulado de experiencias anteriores, tanto propias como de los ancestros. Según el escritor y filósofo José Antonio Marina, no existe especie más miedosa que la humana. Es el tributo que hemos de pagar por nuestra inteligencia privilegiada.
Por un lado, esta facultad para ser previsores constituye una ayuda inestimable para la supervivencia, dado que permite evitar el peligro incluso antes de que se manifieste. También es un recurso para aprender, así como para planear proyectos y crear medios con que lograr metas futuras. Pero esta habilidad también causa alguno de nuestros fallos más evidentes.
Precisamente la capacidad de anticipar es lo que atrapa a muchas personas en círculos viciosos de preocupación. Al vivir entre el recuerdo y la imaginación, entre los fantasmas del pasado y el futuro, se reavivan antiguos peligros o se inventan amenazas nuevas. Resulta fácil entonces confundir la fantasía con la realidad, y sufrir terriblemente por la incertidumbre de lo que pueda pasar.
¿Una cuestión de carácter?
"Al hombre sólo le gusta contar sus problemas, pero no cuenta sus alegrías" (Fiódor Dostoievski)
Hay personas que se definen como sufridoras. Consideran la preocupación como un rasgo de su carácter. No sólo se atormentan a sí mismas con esta exagerada aprensión, sino que también suelen desplazar este temor a las personas de su entorno. Piden, o a veces exigen, recibir noticias constantes para lograr su propia tranquilidad y, sin darse cuenta, pueden hacer sentirse a los demás responsables de su sufrimiento.
A nivel social, preocuparse por el bienestar ajeno se considera signo de interés y entrega hacia los demás. Posiblemente por este motivo quienes se identifican con esta cualidad la proclaman incluso con orgullo: "Soy así, no puedo evitarlo".
En parte esta afirmación resulta acertada. Si se intenta eliminar de la mente una preocupación a menudo se obtiene el resultado contrario: el pensamiento se torna todavía más presente o se intensifica. Se debe al efecto paradójico de la evitación, pues cuando se pretende no pensar en algo, en ese mismo momento ya está ocupando la mente.
Intentar suprimir las ideas que generan angustia, por tanto, no supone una verdadera solución. Por eso al final la persona cree que la inquietud es algo irremediable y superior a ella.
Adiestrar el pensamiento
"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo" (Franz Grillparzer)
Quizá no se pueda evitar que aparezcan preocupaciones, pero sí decidir conscientemente qué hacer con ellas. De ese modo, en vez de crecer e invadir gran parte del espacio mental, pueden definirse de manera más concreta y dar pie a acciones productivas.
Sabemos que los pensamientos influyen directamente en el estado anímico y encierran por ello un gran poder. Pero pocas veces se señala que al pensar bien también se aprende, lo cual a menudo ni surge de manera natural ni resulta fácil. Si se deja que la mente vague libre, es posible que la persona se sienta perdida a causa de un pensamiento desbordado y fuera de control.
Para empezar, conviene ser cuidadoso con los calificativos que se utilizan al hablar de uno mismo, especialmente si se trata de etiquetas limitantes que cierran posibilidades de cambio. Las personas tenemos ciertas tendencias de carácter, pero lo valioso es utilizar esta materia prima -sea una predisposición ansiosa, perfeccionista, extrovertida...- para sacarle el máximo partido en vez de que se transforme en algo problemático. La clave es aprender a tratar las preocupaciones como lo que son: ideas sobre el futuro pero no el futuro en sí. De hecho, en cuanto aparece una inquietud se puede decidir entre alimentar el temor o ponerle límites.
Una cosa son los pensamientos que surgen y otra la persona que los experimenta, que puede observarlos y elegir cómo actuar ante aquello que ocupa su mente. Realizar esta diferenciación permite adquirir mayor dominio sobre los propios pensamientos, aprendiendo a valorarlos, a comprobar su veracidad o a definir la probabilidad de que lo que se teme realmente suceda. De este modo, en vez de estar a merced de las propias preocupaciones, se adquiere la libertad para escucharlas o no según convenga.
Percepción distorsionada
"Los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias" (John Locke)
La preocupación mantiene a la persona en un continuo: "¿Y si...?", que se traduce en un estado de alerta y tensión, nerviosismo e incluso irritabilidad. Viene a ser como si todas las alarmas estuvieran encendidas.
Podemos imaginar lo que implica sostener a lo largo del tiempo un estado de tensión de este tipo. La preocupación excesiva se vincula a trastornos de ansiedad y produce un importante desgaste físico y mental. El sufrimiento de quien se preocupa excesivamente es real, aunque el principal artífice sea su propia mente y no las circunstancias.
La psicología nos advierte sobre las distorsiones cognitivas. Consisten en modos de interpretar la realidad que resultan desacertados o extremos y conducen a emociones y estados anímicos desagradables. En la preocupación resulta evidente que las cosas no nos afectan por lo que son sino por cómo las vemos.
Las personas que se angustian más de la cuenta suelen sobrevalorar el peligro e infravalorar su capacidad para afrontarlo. Su atención se dirige especialmente a lo que resulta más negativo o amenazador, haciendo caso omiso de las demás señales.
De entrada, no hay que creerse al pie de la letra el mensaje que surge desde la preocupación, dado que probablemente se trata de una información distorsionada que es preciso contrastar con la realidad.
Tolerar la incertidumbre
"La dicha humana reside en dos cosas: estar libre de enfermedades del cuerpo y libre de preocupaciones del espíritu"
(Lin Yutang)
Quien tiende a preocuparse suele tener una asignatura pendiente: aprender a tolerar mejor la incertidumbre.
Es precisamente la dificultad para aceptar lo incierto lo que conduce a utilizar la preocupación como una estrategia de control. Ante una situación, se imaginan todas las posibles eventualidades, con el fin de obtener una respuesta adecuada para cada una. Mantener la mente ocupada alivia la inquietud del "no saber".
Sin embargo, a pesar de proporcionar esta ilusión de control, sufrir por anticipado no varía la probabilidad real de que algo suceda. Es más, vivir con el alma en vilo conlleva un alto coste: sentirse mal y angustiado durante todo el proceso.
Reorganizar la mente
"Hay dos tipos de preocupaciones: las que usted puede hacer algo al respecto y las que no. No hay que perder tiempo con las segundas" (Duke Ellington)
Si nuestra mente pudiera compararse a una pantalla de ordenador sería útil observar cuántos archivos con temas preocupantes están en danza en este momento. Cuando existen demasiadas carpetas abiertas el sistema va más lento, dado que las preocupaciones consumen memoria operativa. Y en ocasiones aparece un tema principal que ocupa toda la pantalla.
Siguiendo con el símil del ordenador, al observar las preocupaciones que aparecen en la pantalla conviene valorar si merecen que se les dedique cierto tiempo, si es preferible resolver esas cuestiones definitivamente y cerrarlas o si ha llegado el momento de arrojarlas a la papelera y eliminarlas para siempre del escritorio.
Por supuesto, no toda preocupación resulta nociva; a menudo, ante sucesos difíciles, es irremediable y humano sentir inquietud. Entonces puede ser útil preguntarse: ¿estoy mentalmente en el momento presente o más bien en el futuro? o ¿qué puedo hacer ahora para mejorar la situación? Diferenciar lo que está en nuestras manos y lo que no permite vivir un presente más libre de preocupaciones.

Seis formas de exagerar los peligros
La preocupación crónica se nutre de una serie de distorsiones cognitivas que acrecientan la sensación de amenaza:
1. Magnificación
Se exagera el peligro que entraña una situación dada.
2. Adivinación
La persona cree que sus pensamientos negativos van a hacerse realidad.
3. Etiquetar
Hablar de uno mismo como “una persona sufridora”, algo muy difícil de cambiar.
4. Filtro mental
Se detectan los aspectos amenazantes mientras se pasan por alto los que no lo son.
5. Generalizar
Un hecho negativo aislado se generaliza al resto de la persona o de la situación.
6. Deducción emocional
Se tiende a sacar conclusiones a raíz de sensaciones o emociones negativas. “Me siento angustiado; seguro que irá mal”.

¿Para qué lo femenino está sometido a lo masculino?


Deseo saber a que sabe tu olvido...
Ya estoy cansada de brindar con extraños...
y que me concuelen por mis mismos errores...
In memoriam de CHAVELA VARGAS
MANIFIESTO DE ELLE
- Respeto a nuestro derecho a mostrar nuestra feminidad, sea cual fuere la forma en la que la entendamos.
- Libertad para elegir nuestra propia imagen e identidad sin que por ello se cuestionen nuestras capacidades.
- Que aceptemos que la igualdad existe dentro de la diferencia: ser iguales no quiere decir que nos comportemos de la misma manera.
- Que se valore nuestro trabajo, nuestro talento y nuestra capacidad de gestión por encima de la imagen que proyectamos.
- Que desde todos los ámbitos públicos se transmita un ejemplo de lo que debería ser una sociedad verdaderamente igualitaria y que nos comprometamos a ello tanto hombres como mujeres.
- Que se eviten actitudes sexistas en todos los ámbitos, especialmente en el público y en los medios de comunicación, que tienen una enorme repercusión en la sociedad y crean un efecto altamente negativo que nos afecta a todas y todos
.Quiero recalcar su conclusión final:"El día que no haya necesidad de distinguir entre mujeres profesionales y hombres profesionales. Ese día nadie se parará a pensar si una ministra lleva demasiado rouge o más o menos escote, al igual que ahora nadie cuestiona si la corbata de cualquier político le favorecía o estaba bien combinada con su camisa.
- El día que no sean necesarias las cuotas de participación en ningun espacio administrativo o empresarial.
- Cuando el hombre acepte que su pareja puede cosechar mayores éxitos que él o ganar más dinero.
- El día que no sea necesario sacrificar familia, maternidad o trabajo por ser mujer,entonces ese día comenzará El siglo de las mujeres, la igualdad será una realidad." Texto facilitado por SATINE

El destino nos da a cada uno conforme hemos sembrado


Nosotros aunque separados seguimos juntos.
La distancia no puede desunirnos,
pues en las almas nunca hay distancia
simplemente amor.
El coaching siempre enjuicia la conducta, nunca a la persona.
"En el marco de nuestras competencias, conductas, creencias y esencias debemos incrementtar el desarrollo de todo nuestro potencial a través de una transformación sostenible en el tiempo".
Al igual que en "el dilema del prisionero" en nuestra existencia individual, frecuentemente, tratamos de aumentar al máximo nuestra propia ventaja sin importarnos que les pasa a los demás.
Curiosamente, al estar todos prisioneros y sedados por el consumo, obtendríamos una mayor cercanía a la libertad si colaboraramos mutuamente. Todos nosotros, aunque aparentemente libres, estamos "condenados" sin juicio previo. Así enjaulados en nuestras prisiones, genéticas, emocionales, sociales, etcétera, nos hemos vendido a la comodidad y, por ende, a la supervivencia sin valorar para nada la "calidad de existencia".
Digo "existencia" y no "vida" pues no se trata, sólo, de tener tiempo para pasear o leer. Se trata de desear adquirir conocimientos para analizar y entender.
Se trata entonces de distinguir entre PRAXIS y ASCESIS

SI EL PERDÓN NO VA ACOMPAÑADO DE OLVIDO SOLO ES.... DESPRECIO


Todos los humanos tenemos...
nuestros minutos de gloria....
antes de abrazar...
la noche oscura......
de nuestro destino.

PERDONAR ES UN ACTO DE AMOR

Cuando culpamos a los demás por aquello que nos ha sucedido y los responsabilizamos de nuestro sufrimiento, podemos caer en las garras de un enemigo mucho más sutil y peligroso: el rencor.
Para evitar seguir haciéndonos daño, es necesario aprender a perdonar, un acto que refleja amor y humildad, que pone fin a todo nuestro malestar.
Dado que no podemos cambiar lo que nos ocurre en la vida, si podemos modificar nuestra mirada y nuestra actitud hacia los mismos acontecimientos para reinterpretar su significado de una forma más objetiva.

VIVIR EN POSITIVO



El ARTE de ser POSITIVO.
Podemos asumir mayor responsabilidad eligiendo conscientemente la actitud y la conducta que más nos beneficie, se trata de manejar conscientemente nuestra mente y pensamientos, lo que es cuestión de entrenamiento y disciplina.
El objetivo es aprender a dar respuesta positiva y proactiva a cualquier persona y situación y la consecución de esto depende del compromiso que tengamos con nuestro autoconocimiento y desarrollo personal.
La tendencia en general es mirar hacia otro lado buscando excusas y justificaciones para no asumir un papel protagonista en la vida. Para saber en que punto de este aprendizaje nos hallamos, podemos responder a estas preguntas:
¿Te cuesta apagar la mente cuando intentas dormir por la noche?
¿Te has sentido invadido, hace poco, por un torrente de pensamientos negativos?
¿Eres consciente del impacto tan nocivo que tiene el estres sobre tu salud?
¿Sabes que tu forma de pensar determina tu estado de ánimo y, por ende, tu actitud y comportamiento?
Si respondemos SI a la mayoría de las preguntas, quizás sea hora de revisar tus creencias acerca de quién eres y dónde puedes llegar con ellas.
No es lo mismo ver una situación como un problema quer como una oportunidad. El primer enfoque nos condena a ser víctimas mientras que el segundo nos permite ser protagonistas de la solución, pues esta depende de nosotros.
Se trata, por tanto, de eliminar de nuestro "modelo mental" creencias faltas, antiguas y limitadoras; sustituyéndolas por otras que hayan sido verificadas por nuestra propia experiencia y adaptadas a los tiempos que toca aplicarlas. Las soluciones no las encontraremos con la misma lógica que generó el problema.
Si bien, inicialmente, cambiar ciertos hábitos que la "costumbre" ha instalado en nuestra forma de pensar y actuar supone un esfuerzo y cierta disciplina, con el tiempo, y fruto del aprendizaje y la práctica se convierten en actos adecuados a un modelo "positivo" de hacer y vivir las cosas.
Con la práctica del coaching las personas toman conciencia de lo importante que es conocer y comprender el impacto que tiene su manera de pensar sobre su actitud y su conducta. Una vez la persona comienza a comprometerse con su liderazgo personal, se abre la puerta en lo que marca un antes y un después, que es la voluntad de cambio y crecimiento por parte de la persona, una actitud que demuestra humildad, valentía y compromiso.

¿DESDE QUE BUTACA MIRAS LA REALIDAD?


Los más listos no triunfan siempre
FRANCESC MIRALLES


Muchos ilustres de la historia han sido malos estudiantes. Para alcanzar el éxito, la curiosidad y ser inmune al desánimo son tan importantes como los títulos.
La historia de la ciencia y de la cultura está llena de malos alumnos que de adultos destacaron por sus logros. Entre los peores de la clase, en algún momento de su formación, estaban Albert Einstein, Charles Chaplin o Alejandro Amenábar. Miguel de Unamuno suspendía la asignatura de literatura, y Marguerite Yourcenar nunca pasó por la escuela.

“Mantener viva la curiosidad, aprovechar las oportunidades y saber rodearse de las personas adecuadas son decisivos para alcanzar el éxito”
“La clave para los ‘patitos feos’ es entender su diferencia como algo positivo, ya que les va a permitir hacer cosas extraordinarias”
¿Cómo lograron salir adelante y alcanzar la cima de su profesión? ¿Eran demasiado inteligentes y les aburría lo que se enseñaba en clase?
En el otro extremo del aula, el publicista Paul Arden explica en su libro Usted puede ser lo bueno que quiera ser que, a menudo, los más listos de la clase no triunfan en la vida. A continuación veremos por qué.
Expertos en pasado o en futuro
"La educación es lo que queda después de que uno ha olvidado lo que aprendió en la escuela"
(Albert Einstein)


Arden lo explica de este modo: en la escuela se aprende sólo el pasado, los hechos conocidos. Cuantos más hechos se recuerdan, mejores son las notas. Los que fracasan en la escuela no están interesados en el pasado, tal vez porque piensan en clave de futuro. O simplemente no tienen buena memoria. Pero esto no significa que no puedan tener éxito.
Lo único que demuestra el fracaso escolar de estos niños es que la educación académica no ha sabido estimular su imaginación. Por tanto, según esta hipótesis, los primeros de la clase dominan el pasado, mientras que muchos malos estudiantes son especialistas en imaginar el futuro, que es donde se encuentran sus éxitos. Por muy malas notas que hayan cosechado, si tienen un objetivo en la vida, encontrarán las fuerzas y los recursos para alcanzarlo. Para ellos, el mundo exterior es la verdadera escuela que les pone a prueba y les procura grandes lecciones.
En una sociedad que promueve la comparación hay personas que sufren un complejo de inferioridad por el hecho de no tener una carrera universitaria, especialmente si frecuentan un ambiente de licenciados. Sin embargo, basta echar una mirada a las biografías de grandes empresarios, intelectuales y artistas para comprobar que muchos de ellos no terminaron sus estudios.
Mantener viva la curiosidad, aprovechar las oportunidades y saber rodearse de las personas adecuadas son elementos mucho más decisivos para alcanzar el éxito que un título académico, por muy brillante que sea el expediente. También parece demostrado que hacer algo que nos guste -o lograr que nos guste lo que hacemos- es un ingrediente esencial para triunfar. Más allá de la inteligencia con la que estamos equipados, una actitud constante e inmune al desánimo completaría el kit básico de las personas que aspiran a la excelencia en su área de trabajo.
Mal de escuela
"Siempre me ha encantado aprender. Lo que no me gusta es que me enseñen" (Winston Churchill)
Volviendo a los últimos de la clase, el escritor Daniel Pennac habla en su ensayo Mal de escuela sobre la educación desde el punto de vista de los malos alumnos como él. En un relato apasionante, mezcla de recuerdos y reflexiones sobre la pedagogía, este autor hace hincapié en el sentimiento de frustración que embarga a este tipo de estudiantes:
"Todo nace de una primera incomprensión, de un problema de inhibición provocado por la timidez, el azar o cualquier otra causa. Y se acumula y se interioriza. Te dices a ti mismo que eres idiota, un cretino, que no hay nada que hacer contigo. Si te consideras idiota, entonces quedas liberado de cualquier esfuerzo. Lo tuyo es irreparable. (...) Sin embargo, en todo el tiempo que trabajé como profesor de alumnos de bachillerato nunca me topé con ningún muchacho idiota. Los padres pueden, podemos ser idiotas, la televisión, los libros y los grupos también, pero los chavales no lo son. Los hay más vivos, más atrevidos, más rápidos, pero ninguno es idiota".
Uno de los tormentos de la etapa escolar que analiza Pennac es el de la memoria. Los adultos recordamos las penosas jornadas de estudio en las que sudábamos para recordar fórmulas, verbos conjugados, nombres geográficos y fechas. Los alumnos peor aconsejados se quemaban las cejas tratando de reproducir un párrafo de los apuntes de historia al pie de la letra.
No obstante, se trata de una información que el alumno olvida inmediatamente después del examen. Y lo peor de todo es que puede llegar a reproducir el párrafo sin haber entendido el sentido del texto. Éste es un error que Pennac se esforzó en no cometer en su etapa como profesor: hacer entender a los alumnos que la memoria no es cuestión de acumulación, sino de comprensión. Aun así, asegura que "cuando se habla de violencia en la escuela no hay que olvidar que la escuela es, per se, el lugar de todas las violencias. Es el lugar donde se entrechocan el conocimiento y la ignorancia. Enseñar es violento, es violentar al otro".
Los grupos de Wallach y Kogan
"Cada persona es un genio al menos una vez al año. Los verdaderos genios simplemente tienen ideas más a menudo" (G. C. Lichtenberg)
Ya hemos visto que muchas personas brillantes recibieron suspensos y mostraron una actitud de rebelión. A menudo son sujetos por los que nadie daba un céntimo, por "tener la cabeza llena de pájaros" o porque eran incapaces de seguir unas normas.
Teniendo en cuenta que España es uno de los países europeos con una mayor tasa de fracaso escolar, ¿significa que vivimos en un país de genios? Si miramos el amplio elenco de pintores, arquitectos, cocineros y deportistas de fama mundial, podemos pensar que es así. Pero en el reverso de la moneda tenemos un país líder en desempleo, con una economía que se ha basado en el poco creativo mundo de la promoción inmobiliaria.
Dejando de lado los tópicos, en cualquier cultura hay diferentes grupos humanos, según se combinan la creatividad y la inteligencia. De acuerdo con el test desarrollado por Wallach y Kogan, éstos son los siguientes:
a) Mucha creatividad y mucha inteligencia. Son personas con una alta capacidad de atención en sus tareas. Suelen ser populares en su entorno y poseen una gran autoestima.
b) Poca creatividad y poca inteligencia. Como no les gusta correr riesgos, se refugian en los convencionalismos. Buscan la seguridad en las cosas y personas conocidas. Acostumbran a ser tímidos y con baja tolerancia a las críticas.
c) Mucha creatividad y poca inteligencia. Su problema es que poseen una capacidad de atención muy reducida. Tienen buenas ideas, pero se dispersan demasiado fácilmente. Se caracterizan por un alto nivel de autocrítica y tienden a aislarse.
d) Poca creatividad y mucha inteligencia. Confían mucho en sí mismos, pero necesitan trabajar en un entorno ordenado y previsible. Destacan por su alto rendimiento laboral y académico. Acostumbran a ser extravertidos y sociables.
El arte de la resiliencia
"El fracaso es un episodio, nunca una persona" (W. D. Brown)
Dado que es innegable que muchos alumnos reproducen el fracaso escolar en el mundo laboral, la cuestión es: ¿por qué algunos niños logran superarse y triunfar, mientras que otros arrastran su frustración toda la vida adulta?
Según el neurólogo y psiquiatra Borís Cyrulnik, el factor diferenciador se llama resiliencia: la capacidad de realizarse y ser feliz, independientemente de lo traumático que haya sido el pasado de cada persona. Él mismo es un vivo ejemplo, dado que durante el nazismo sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración del que como niño logró huir. Pese a tan terrible punto de partida, logró estudiar sin contar con medios económicos hasta convertirse en una autoridad de talla mundial.
En su ensayo Los patitos feos, este autor apela al cisne que vive en el interior de toda persona que alguna vez se ha sentido excluida, incomprendida o fracasada. El protagonista del cuento tiene algo que lo hace diferente a sus compañeros. La clave es entender esta diferencia como algo positivo, ya que le va a permitir realizar cosas extraordinarias.
Para que el patito feo se convierta en cisne debe proyectarse hacia el futuro. Si hay una meta y ganas de alcanzarla, la metamorfosis es sólo cuestión de tiempo.
Un buen ejemplo de esto lo encontramos en una vivencia del también neurólogo Víktor Frankl, quien sufrió una experiencia equiparable a la de Cyrulnik. El impulsor de la "logoterapia" cuenta que cuando estaba preso en un campo de concentración, un día, mientras transportaba material, desfalleció. Postrado en el suelo, oyó cómo un guardia nazi se le aproximaba, lo cual significaba la muerte segura. En vez de aceptar su destino, en aquel momento se imaginó a sí mismo como futuro conferenciante que explicaba al mundo las barbaridades de los campos de exterminio. Esta misión personal le bastó para sacar fuerzas de flaqueza y levantarse. Eso le salvó.
Del mismo modo, muchos niños y niñas que han sido patitos feos en el aula han logrado convertirse en cisnes y triunfar en la vida porque tenían planes ambiciosos más allá de los muros de la escuela.

La vida es la gran maestra
“Más importante que la inteligencia es la alegría de ver que uno es capaz de vencerse y ponerse metas y cumplirlas. Una persona con voluntad llega en la vida más lejos que una persona inteligente. Y esto lo vemos, de entrada, en el panorama del estudio, ya que éste es un termómetro que registra muchas cosas concretas de la conducta de un joven. Muchos de los que han abandonado sus estudios se han dado cuenta después de que su problema no era de cabeza, sino de método. (…) Cada uno se educa a sí mismo a través de sus experiencias personales. La vida enseña más que muchos libros. La vida es la gran maestra. Lo que sucede es que, en ocasiones, ese conocimiento es tardío y ya sólo va a tener aplicación inmediata”. Enrique Rojas