¿Cómo ser felices,
entonces?
Sugiero la iniciativa
de aceptar que "nada es como queremos" ya que tener una idea
preconcebida de las "cosas" es estar en el error guiados por la
soberbia, la vanidad y la arrogancia.
La acción entre
humanos y sus relaciones cotidianas no obedece a ningún interés concreto y por
tanto nadie ni nada lo posee eternamente.
Vivir bajo un
guión cerrado es sin duda una simplicidad insolente que solo conduce a la
frustración y, en ella, nos instalamos en el salón de la amargura.
La partitura de la
existencia humana es diversa y variopinta y nos brinda la oportunidad de
interpretarla desde diferentes ópticas. De hacerlo, frecuentemente y desde la
inteligencia, obtendremos el regalo de la evolución que elevará al infinito la
capacidad de comprender y amar.
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