TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
Si estás interesada/o en participar GRATUITAMENTE deja tu reserva en paco.bailac@salaidavinci.es y te informaremos de los calendarios previstos.

¡¡¡Ven te esperamos!!!



TEXTOS PARA EL ALMA 344


La costumbre nos ha llevado, a unos más que otros, a cuidar, más o menos, aquello que llamamos salud. Más no el mental y/o emocional.
Si poco hacemos por el cuerpo menos cuidamos la mente, obviando el enorme protagonismo que tiene en el desarrollo propio y en la relación con los demás
¿Pero cómo cuidar la mente y construir mentalidad?
Sin duda haciéndola trabajar y esforzar. Una herramienta correcta puede ser "resolver problemas matemáticos o cuestiones de lógica" también puede ayudar la lectura que nos represente esfuerzo y nos invite a profundizar en el entendimiento de las "cosas".

Pero este esfuerzo requiere constancia y voluntad. Sin ello poco conseguiremos y nuestro "concepto de las cosas" quedará sesgado" por el dictado de lo básico de aquello que llamamos ley natural genético social.

TEXTOS PARA EL ALMA 343




  Hay tres cosas que pasan y nunca regresan.
EL TIEMPO,  LA PALABRA,  LAS OPORTUNIDADES.
hay tres cosas que pueden destruir a una persona.
EL ENOJO,  EL ORGULLO Y NO PERDONAR.
Hay 3 cosas que nunca debes perder.
LA ESPERANZA, LA PAZ Y LA HONESTIDAD.

Mucha suerte.

TODAS LAS PASIONES SON BUENAS MIENTRAS UNO ES DUEÑO DE ELLAS, Y TODAS SON MALAS CUANDO NOS ESCLAVI


Demasiada espontaneidad

Naturales sí, pero también nobles y empáticos. Bajo la frase “yo soy así” no cabe todo. Debemos mostrarnos auténticos, pero teniendo en cuenta a los demás.

Existe un malentendido cuando nos referimos a la espontaneidad como acto de sinceridad o autenticidad. También lo espontáneo puede ser reactivo, desmesurado e irrespetuoso. Algunos ejemplos pueden contextualizar la idea de que lo espontáneo no es igual a lo auténtico. Hay quienes suelen jactarse de decirles a los demás a la cara lo que opinan. Se vanaglorian de no tener inconveniente alguno en soltar sus juicios, como quien arroja presuntas verdades sin atender al contexto, el momento y la relación que mantienen con el otro. Lo sueltan y se quedan tan anchos. Preguntas: “¿Acaso tuviste en cuenta a la otra persona?”. Y responden: “Me da igual…, yo soy así…, digo lo que siento”.
Hay otros ejemplos más cotidianos: aquellas personas que hacen la broma en el momento inoportuno; las que insisten cuando se les dice basta; las que hablan sin dejar hablar; las que gesticulan histriónicamente y no mesuran los prejuicios de sus muecas; las que ríen o se enfadan fuera de tono; las que vuelven a preguntar lo que ya se les dijo; las que quieren discutir en medio de un restaurante; las que no les importa que les oiga todo el mundo; las que no pueden esperar; las que precipitan besos y abrazos embarazosos. En general, todas aquellas personas que sufren la maldita impulsividad. No saben, o no quieren, aprender a gestionarla.
Lejos de tales extremos, algunos individuos espontáneos gozan del valor añadido de la nobleza. Son tal cual, sin engaños, ni medias tintas, ni filtros interesados. Son lo que son, un espejo de su alma. Por eso gustan y son queridos, aunque suelen aborrecer de sí mismos. Esa excesiva franca naturalidad les acaba metiendo en todo tipo de malentendidos, que les obliga a justificarse muy a menudo. Van tan de cara que son los primeros en recibir las tortas.

Nadie que confía en sí envidia la virtud del otro”
Cicerón
Lo curioso del fenómeno es que estas personas creen que cuanto más “naturales”, más auténticas y más sinceras. Añádase, incluso, que la espontaneidad puede ser un aspecto visible del bien, de ser alguien bueno, por no tener filtro alguno, con lo cual no importa el arrebato, sino la honestidad del mismo. No importa ser un salvaje si se entiende como un ser auténtico. Si en un extremo lo protocolario aparenta rigidez y fingimiento, en el otro se encuentra la arrogancia de lo espontáneo como signo de naturalidad, cosa que ahora se lleva mucho. Cuanta más exhibición de lo propio, más autenticidad. Solo que tiene que ser a costa de los demás, que, pacientes, soportan la supuesta honrosa virtud de lo que por encima de todo es así porque lo es y no puede ser de otra manera.
Recuerdo al que fuera mi maestro Oriol Pujol Borotau, un exjesuita residente en India, que solía hablar de las dos columnas de la confianza y la seguridad personal. La primera es darse a conocer tal como uno es. Decir abiertamente lo que se piensa, lo que se siente, mostrarse auténtico.
Sin embargo, la segunda columna consiste en tener en cuenta a los demás. ¿Son personas dignas de confianza? ¿Quieren escucharnos? ¿Es prudente decir lo que queremos decir en este momento? ¿Atendemos al momento por el que pasa la relación? ¿Estamos atrapados en sentimientos que pueden malherir al otro? ¿Muestran interés por lo que podamos decir?

Todas las pasiones son buenas mientras uno es dueño de ellas, y todas son malas cuando nos esclavizan”
Rousseau
Cuando se es muy capaz de sostener la primera columna, pero poco o nada la segunda, el edificio de la seguridad se derrumba, actuamos impulsivamente. No ganamos en confianza, sino que la perdemos. Mostramos una espontaneidad que roza la reactividad. No se trata de morderse la lengua, sino de saber encontrar el momento oportuno o, por lo menos, ser capaces de pedir permiso al otro y gestionar juntos la situación. Ahí es donde se pone en juego la seguridad. El que confía “responde”. El inseguro “reacciona”.
La pura espontaneidad pertenece a la niñez. Los estadios infantiles son particularmente espontáneos tanto para dar muestras positivas (proactividad) como desafiantes y negativistas, véanse las clásicas rabietas (reactividad). Se supone así que los procesos de educación, aprendizaje y maduración conllevan la capacidad de dominar la impulsividad, es decir, procurar comportamientos proactivos, ser capaces de negociar y expresar el desacuerdo e incluso el enfado de forma asertiva, sin reactividad. Mostrarse indignado, por ejemplo, no tiene por qué significar mostrarse agresivo. No hay que confundir firmeza con atropello.

No obstante, todo cae en saco roto si, además de no haber madurado lo suficiente, se convive en una cultura que aplaude a las personas arrojadas, pasionales o impúdicas, mientras se menosprecia a las cívicas, templadas o asertivas. Esas resultan “estiradas”; les falta sangre en las venas, son “carcas” o aburridas. Para colmo, todo queda justificado por nuestros orígenes sureños o latinos, por ser de sangre “caliente”. Rasgos o vestigios de unos tiempos en los que lo honroso se asociaba con la capacidad de “marcar paquete”.
Otro ejemplo de los nuevos usos de la espontaneidad son los correos electrónicos y, sobre todo, los mensajes vía Twitter. ­Asistimos atónitos a la capacidad de soltar sandeces, primeras impresiones, prejuicios de género, racistas o intolerantes, sin mediar un mínimo razonamiento de los efectos que pueden causar una palabras que, por mucho que se borren posteriormente, son la llama que ya no puede evitar la devastación emocional de personas muchas veces –incluso la mayoría de ellas– inocentes. De nuevo la impulsividad se convierte en gobernadora de conciencias atrapadas bajo la incontinencia de pulsiones básicas.

La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo”
Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?, decía ­Jacinto Benavente. En efecto, a menudo desearíamos soltar amarras y vivir espontáneamente. Sin filtros, sin miedos, sin vergüenza, sin tener en cuenta nada ni a nadie. Como dice el dramaturgo, alguna vez…, pero no a todas horas. Otro ilustre de mi oficio, Carl Jung, sostenía que el hombre que no ha pasado a través del infierno de sus pasiones, no las ha superado nunca. Por ahí se puede entrever cómo la espontaneidad, a menudo, es la presencia de nuestra niñez en sus múltiples manifestaciones tanto proactivas como reactivas. Y nadie supera en deseo a los niños.
Sin embargo, pretendemos conquistar la mayor libertad interior posible. Somos seres para la libertad, solo que caemos en el espejismo de una libertad que lo deja de ser condicionada por sus propios deseos. No hay libertad sin responsabilidad. No hay responsabilidad sin compromiso. Y el primer compromiso hacia nosotros mismos es hacernos auténticos, que no es lo mismo que naturales. Algunas personas han logrado un aire disfrazadamente natural a costa de perder su autenticidad.

Para saber más

Libro

Nada por obligación, todo con ilusión
Oriol Pujol Borotau
(Amat Editorial)
Ser auténtico es ser uno mismo, desde su sinceridad interior. No precisar del fingimiento, ni de la mentira, ni de la manipulación, ni de la instrumentalización de los demás. Cierto que siempre hay cierta máscara o papel. Cierto que no se va por la vida a corazón abierto. No obstante, a veces hay que quitarse la coraza y mostrarse tal como se es. Ser auténtico es ser confiable. Es la espontaneidad del que no tiene nada que ocultar ni nada de lo que defenderse. Es hacerse cargo, responsablemente, de las consecuencias de las franquezas propias. No es que no deban existir. Es simplemente responder con confianza ante ellas. Esa es la nobleza.
No hay tarea tan comprometida como conquistarse a uno mismo. El primer paso podría consistir en aprender a gestionar una desmedida espontaneidad. De no ser así, se acaba viviendo en una esclavitud sin fin. Mejor vivir en una espontánea felicidad fruto de abrazar con libertad nuestro espacio interior.

TEXTOS PARA EL ALMA 342



 El amor da fuerza al caído pues nada tiene más fuerza ni genera más ilusión.
Cuando la angustia nos muestra la cara de la soledad el flujo del amor que damos nos evita desfallecer.

Es pues la esperanza en tus ilusiones lo que te dará fuerza para ver en tu oscuridad y desde esta descubrir la fuerza que tiene tu voluntad.

TEXTOS PARA EL ALMA 341




 ¿porque muchos no alcanzan su potencial en la vida?

Habitualmente, envueltos en la vanidad, nos centramos en nuestras frustración social obviando el potencial que poseemos y está dormido por la pereza que nos determina.
No podemos poseer todas las características de la especie humana. Somos limitados aunque con un enorme potencial. Ahí está la energía de nuestra emancipación. Desarrollar aquellos dones que el destino nos ha regalado individualmente sin contar con la soberbia de nuestra familia.
A un joven con capacidades matemáticas no debemos orientarlo hacia la abogacía solo por tradición familiar ni deben existir dinastías de carpinteros solo por seguir la costumbre.
Cada uno tiene su potencial y, la sociedad, debe reforzarlo para que alcance su máxima expresión orientada hacia el bien común.

No nos defraudes.

TEXTOS PARA EL ALMA 340



La anarquía es la visión de una sociedad libre y socialista, liberada de la tutela del estado, de la dominación y de la violencia.
Si la sociedad genera poder, esta sociedad también debe ser capaz de eliminarlo. Para conseguirlo es necesario dejar de someterse a él y negar el apoyo a las personas que lo ejercen.

TEXTOS PARA EL ALMA 339


Para aquellos/as que ya hemos celebrado más de 30 navidades, las ilusiones van declinando.
El modelo social que hemos heredado está desfasado en el ratio ILUSION/ESPERANZA DE VIDA.
Cuando dicho modelo fue tomando forma, a los cuarenta años una mujer era un vejestorio y un hombre un triste pergamino. Claro está me estoy refiriendo a los supervivientes.
Con este escenario de dimensiones tan cortas la ilusión llegaba sola y la propia ignorancia nutria de "boba motivación" a los personajes con algún sobrante de salud.
Ya en la segunda década del siglo XXI las cosas han cambiado y las mujeres cuarentonas quieren ser madres por primera vez y su compañero "el llamado hombre" empieza la estabilidad a los cincuenta.
Ante este panorama novedoso que la sociedad se encuentra gracias al desarrollo de "su ciencia" cada día debemos renovar la ilusión social de vivir.
A muchos con respirar y comer solo no les llena su espacio de sentido y precisan alimentarse también con un compromiso social que sirva de motor y espejo a las nuevas y viejas generaciones.
Ya no es cuestión de dar la vuelta mundo (como hacían los millonarios capitalistas del siglo XIX) la ilusión la puedes encontrar en el bloque de pisos de tu vivienda; en la mirada de un niño o alumbrando a un excluido social en cualquier de su abanico de opciones.
Si, si atrévete a renovar cada día tus ilusiones y no te dejes envilecer por las ofertas de cruceros de "el Corte Ingles"

Sin duda y, con la constancia, la fuente de las ilusiones dará un nuevo sentido a tu vida    donde "el otro" te estará esperando. Ves junto a él y recorred juntos el camino de la esperanza.

TEXTOS PARA EL ALMA 338




  ADN
 Si somos algo somos moléculas temporales de un adn social que no nos pertenece si acaso le pertenecemos a él.
Quizá, mientras estamos en el escenario de la llamada vida, nos consideramos protagonistas únicos, engalanados por la vanidad.
No somos NADA pues la posesión no existe. La cultura heredada de los judíos (capitalismo) nos embruja con el espejismo de la pertenencia y así dejarnos sedados en el diálogo de angustía que llevamos con el SER.
Simplemente podemos considerarnos un leve impulso en la cadena de sentido que tal vez tenga la existencia.
Formamos parte del caudal social de adn que "el momento" presenta como parte de la evolución.

Ser consciente de ello debe suponer la fulminante renuncia al YO, así como la firme intención de aportar al caudal social de la pluralidad, elementos de dignidad que fortalezcan al cuerpo que llamamos humano.

EL ARTE DE ENSEÑAR ES EL ARTE DE AYUDAR A DESCUBRIR


¡Que se busquen la vida!

¿Evita cualquier sufrimiento y tropiezo a sus hijos? Si ha contestado sí, reflexione. Un exceso de protección puede crear adultos inseguros y dependientes.


Padres y madres tenemos la mala costumbre, y en España es muy común, de sobreproteger a nuestros hijos. Miedo a que sufran, a que no sean capaces o a que se sientan frustrados y hundidos por no alcanzar sus metas con autonomía son algunas de las causas que se esconden detrás de esta actitud. El sufrimiento de los hijos se convierte en el de los padres, que llegan a sentir angustia, malestar general, excesiva preocupación, anticipaciones catastróficas de las desgracias e infelicidad de su prole.
Hay padres que además tratan de evitar que sus descendientes vivan experiencias que ellos sí experimentaron de pequeños o adolescentes. Pero ni las circunstancias son las mismas ni la persona a la que educa es su clon.
Por este motivo, muchos progenitores tratan de allanar el camino a sus hijos con tal de evitar su sufrimiento, lo que es una de las peores lacras desde el punto de vista de la psicología. Hacerlo evita el aprendizaje, impide que la persona explore nuevas emociones, que se encuentre ante dilemas interesantes para resolver o retos a los que buscar soluciones. Cada vez que evitamos a nuestros hijos una situación que pensamos que puede hacerles pasarlo mal, les estamos negando una oportunidad de crecimiento personal, una manera de explorar sus límites e impedimos que descubran lo capaces que son.
Ejemplos existen cientos, desde ayudarlos a hacer los deberes para que terminen antes o porque pensamos que no lo harán solos, a servirles la comida para que no la derramen, no dejarles que se ensucien o se caigan en ningún momento cuando juegan o defenderlos de profesores, amigos o comentarios sin contrastar ni dudar de sus palabras. Sobreproteger es impedir que los hijos exploren las consecuencias de no ser responsables, y justamente son los resultados de lo que hacemos o no los que realmente motivan los cambios.
El arte de enseñar es el arte de ayudara descubrir”
Mark Van Doren
Los límites de la sobreprotección están en cuidarlos “demasiado”, evitando así que se enfrenten de forma natural a los problemas que sí tienen que vivir, a las soluciones que ellos tienen que buscar y las consecuencias propias de cada acto. No se trata de promover una conducta temeraria por parte de los padres y dejar que se enfrenten a responsabilidades impropias de la edad, sino de no educar en una burbuja en la que se encuentren falsamente seguros y al margen de una realidad que educa para la vida, la presente y la futura.
Lo que nunca puede perder de vista su hijo es la sensación de seguridad. Si le agreden, alguien le pone en peligro, sus amigos le sugieren actividades peligrosas o fuera de lugar para su edad, tiene que sentir la tranquilidad de que sus mayores le van a aconsejar, poner límites y proteger física y moralmente.
Los niños que se han educado demasiado a resguardo tienen mayores problemas en el futuro para enfrentarse a emociones básicas como son la frustración, el miedo, la ansiedad o la tristeza, que deben aprender a gestionar. Nuestros hijos, en un futuro, tienen que llorar el desamor, sufrir una equivocación en su puesto de trabajo, la crítica de su jefe, la soledad del que empieza una vida independiente, la pérdida de un ser querido y el amigo que deja de serlo porque le falla. Gestionar de forma eficaz estos sentimientos forma parte del crecimiento personal de todos nosotros. Si se evitan estas situaciones a nuestros hijos con el fin de que no sufran, no estarán preparados para ser adultos maduros y emocionalmente responsables. Puede incluso que generemos una sociedad de personas socialmente dependientes, “personas mantequilla”, que, a la primera adversidad, se derriten.
Estos niños pueden mostrar más miedo, inseguridad, tiranía y exigencias dado que están acostumbrados a que les sirvan y les resuelvan todo, tienen menos capacidad de esfuerzo, son más apáticos y vagos. Analicemos cinco ventajas de “buscarse la vida”:

1 Educar en la responsabilidad. Deje que se quede sin ropa limpia y planchada que ponerse. Los chavales van acumulando en la silla de su dormitorio y usted repite cada día que la eche en el cesto de la ropa sucia. Hasta que un día usted comprueba que apenas le queda ropa en el armario y hace su trabajo. Tampoco escriba una nota disculpando las tareas que su hijo no ha hecho en casa por evitarle una regañina de un profesor. Hasta que los niños no se exponen a las consecuencias de ser irresponsables, no tienen la necesidad de cambiar. ¿Para qué, si no hacer las cosas no tiene consecuencias?
2 Fomentar la autonomía. Que dependan de ellos mismos para resolver problemas y buscar soluciones en la vida en general. Si no les dejan hacerlo, deducen que el esfuerzo lo tienen que realizar los padres y que son ellos los que deben adivinar qué necesitan.
3 Fomentar el emprendimiento. Imagine que su hijo preadolescente o adolescente le pide dinero para hacerle un regalo a su madre o padre en su cumpleaños. Se lo da y, además, se siente afortunado de tener un hijo detallista. En lugar de facilitarle el dinero, propóngale un plan de negocio. ¿Quieres dinero? Dime cómo vas a ganarlo. No se trata de educar en el materialismo, sino de ser creativos, tener ideas y obtener un beneficio por ellas. Queremos educar para que sean emprendedores, atrevidos, se arriesguen, para que no dependan de otros en el futuro, pero a la primera de cambio, les solucionamos un aspecto económico tan sencillo. Puede que si le incita a montar un negocio casero, empiece a cambiar su mentalidad. Igual le da un masaje y cobra un dinerito, o le ayuda a preparar una presentación para su trabajo si es un crack de la informática, o le propone llevar a su hermano pequeño a una actividad. Deje que discurra y le ofrezca ideas. De todas formas, al final le facilitará el dinero, pero habrá tenido que pensar y esforzarse para ganarlo.
4 Desarrollar su autoestima. La persona que se involucra en su desarrollo, que invierte esfuerzo en conseguir sus metas, que tropieza y se vuelve a levantar y al final lo consigue, se valora de forma positiva. La lectura que saca de sí misma es “yo puedo a pesar de la adversidad, puedo y lo consigo”.
5 Trabajar su seguridad y confianza. Quienes se han educado para resolver situaciones y lo han logrado saben que tienen recursos. Muchos hombres y mujeres se califican como “buscavidas”. Son aquellos que saben que, pase lo que pase, serán capaces de sobrevivir.

Si desea ir soltando la cuerda y permitiendo que se caiga, que se equivoque, que viva las emociones adecuadas, no olvide que dar mimos, mucho amor y seguridad no están reñidos con el concepto de sobreprotección. El cariño es ofrecer amor incondicional en forma de besos, achuchones, abrazos, miradas cómplices, estar incondicionalmente ahí. Pero se puede hacer interviniendo y anticipándose o situándose a la espera de que le pregunten. Y aun así, si lo estima oportuno, no tiene por qué dar la solución. Deje que ellos la encuentren. Aprenderán a disfrutar y a sentirse orgullosos de sus logros si se sienten protagonistas de ellos.

Si tiene dudas sobre la tarea que tiene que realizar su hijo solo o sobre si está siendo sobreprotector, hágase estas preguntas: ¿esto lo debería saber hacer mi hijo?; ¿es algo que, con un poco de esfuerzo y perseverancia, podría conseguir si yo no intervengo?; ¿si le expongo a la posibilidad de no conseguirlo o que se quede sin hacer, las consecuencias son peligrosas para él o solo incómodas? (como que le llamen la atención en el colegio si no lleva la tarea); ¿ayudarle en esto se ha convertido ya en un hábito cómodo por parte de mi hijo?; ¿qué beneficios tiene para él o ella que yo le resuelva esta situación?; ¿son los beneficios más adecuados que las desventajas que conllevan?
Recuerde que cada vez que sobreprotege a su hijo le impide que entrene una nueva destreza. Uno de los aprendizajes más importantes es el que se basa en el ensayo y error. Casi todo lo que aprendemos y automatizamos en esta vida es fruto del ensayo y de la repetición, desde las jugadas que realizamos cuando practicamos fútbol a la capacidad de organización necesaria para que dé tiempo a hacer los deberes por la tarde. Si usted resuelve las cosas por ellos, terminará por educar a alguien inútil en las tareas de la vida cotidiana y tendrá un autoconcepto negativo. Pensará: “Yo no sé, yo no puedo”. Tenga cuidado, en su afán por ser padres perfectos terminarán por educar hijos inútiles.
Su hijo es maravilloso y para usted como padre es el más guapo, el más hábil, el más ágil e inteligente. Pero si solo se acostumbra a que lo elogie cada día, sin hacer el esfuerzo necesario para ganarse el halago, necesitará constantemente su dosis de endiosamiento para sentirse bien y seguro. Necesita fracasar, aprender que es estupendo en muchos aspectos, pero saber también que tiene áreas de mejora que entrenar.

TEXTOS PARA EL ALMA 337




El verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevos paisajes; sino en tener nuevos ojos
Proust

La vanidad es un tipo de arrogancia que hace que el humano no contemple la Emancipación. Conduce a un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás, es decir, una sobrevaloración del YO respecto de otros que ,para Nietzsche. conduce a la honestidad absoluta consigo mismo propia de humanos superiores.

TEXTOS PARA EL ALMA 336



Tal vez la oportunidad te llegue disfrazada de mala suerte, derrota, rechazo o fracaso. Mira más allá de los problemas para considerar las posibilidades. "Las personas no necesitan cambiar sus problemas, sino sus perspectivas"

TEXTOS PARA EL ALMA 335


 ¿Quién se quedará tu abrigo cuando ya no estés aquí? Seguramente, al comprarte el abrigo que llevas no pensaste en "el otro", en aquel que lo disfrutaría también cuando no estés entre los vivos. Es poco frecuente te amortajen con abrigo y, por tanto, alguien disfrutara también de su cálido uso. Tus llamados "seres queridos" tampoco lo usaran como propio a no ser que, este, sea de piel generosa, opulenta y valiosa. Así que irá a parar a los hombros del "otro" que sin conocerte disfrutará de tu personalidad ocasional que "la moda" te prestó. Como es sabido nada nos pertenece y solo somos usufructuarios temporales de aquello que llamamos "algo".  Aun sin querer pertenecemos a una cadena existencial donde el egoísta YO solo sirve como depredador del alma. Consumir y consumir es la clara manifestación de la pobreza de espíritu que cerrada en la tristeza precisa de estímulos pueriles para aturdir la hambrienta oscuridad del YO. ¿Qué sorpresa te llevarías si conocieras al nuevo dueño de tu abrigo?  !!!regálalo, ya¡¡¡

TEXTOS PARA EL ALMA 334



 Despertemos del sueño. Que la noche abra paso al Espíritu y que aquello que llamamos Misterio se revele con generosidad ante la ignorancia. Con la constancia del amor llegara la plenitud que la luz del conocimiento regala nuestra inteligencia para que podamos distinguir entre lo verdadero y falso. Avanzar por el camino es lento y requiere paciencia. La Emancipación se va mostrando lentamente a quienes buscan sosegadamente su cálida presencia. Cuando llega, es densidad, la notas....está contigo y es más...el "otro" también se percata de ella. Al principio, la teme. Le incomoda, la desprecia. Finalmente, cuando la entiende, ese "otro" es un miembro más de la nueva Comunidad de "love" donde el YO no existe.

TEXTOS PARA EL ALMA 333



A veces, cuando casi acabas el dormir, aun aturdidos por el sueño nos llega al consciente el recuerdo de un bello sueño. Entonces, casi automáticamente,  procuramos recuperar esa fantasía cerrando de nuevo los ojos e intentando disfrutar más del espejismo.
Bello momento el vivido que se difumina en el tiempo sin mayor rastro que el recuerdo de una sensación.

Así son muchas de nuestras vivencias. Sensaciones vividas y no siempre entendidas. Damos, frecuentemente, importancia a nuestro primitivo discurso genético olvidándonos de cultivar la razón como virtud humana. Y los momentos pasan y se pierden sin disfrutar de todo aquello que nos ofrecen.

SI DAS PARA RECIBIR, ES CUESTIÓN DE TIEMPO QUE ACABES ECHANDO EN CARA LO QUE HAS DADO POR NO RECIBIR LO QUE ESPERABAS


¿Generoso o dependiente?

Hay personas que se dedican compulsivamente a ayudar y resolver los problemas de los demás. Pero a veces esta actitud esconde otra cara.

Hay personas que se pasan la vida pensando más en los demás que en sí mismos. Personas extremadamente empáticas y solidarias, cuya vocación consiste en ayudar a otros. De hecho, muchos profesionalizan esta pulsión innata con la que nacieron, convirtiéndose en médicos, enfermeros, psicólogos, asistentes sociales o voluntarios al servicio de alguna causa humanitaria. En muchos casos, incluso dedican sus vacaciones a enrolarse en alguna ONG, atendiendo a los más pobres y desfavorecidos.
En su ámbito familiar y social, por ejemplo, suelen convertirse en la persona de referencia a la que el resto de amigos acuden cuando padecen algún contratiempo, problema o penuria. Son los primeros en ir al hospital cuando alguien que conocen acaba de ser operado, sufre una enfermedad o ha tenido un accidente. O en echar una mano cuando alguien se cambia de piso y necesita ayuda con la mudanza.
Todos ellos suelen tener como referentes a la madre Teresa de Calcuta o a Vicente Ferrer. Inspirados por su ejemplo, consideran que lo más importante en la vida es ser “buenas personas”. De ahí que por encima de todo se comprometan con la generosidad, el altruismo y el servicio a los demás. Sin embargo, este comportamiento aparentemente impecable puede albergar un lado oscuro. Tarde o temprano llega un punto en que su compulsión por ayudar les termina pasando factura.


No hay amor suficiente para llenar el vacío 
de una persona que no se ama a sí misma”

Irene Orce
Cuenta una historia que un joven fue a visitar a su anciano profesor. Y entre lágrimas le confesó: “He venido a verte porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas ni para levantarme por las mañanas. Todo el mundo dice que no sirvo para nada. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?”. El profesor, sin mirarlo a la cara, le respondió: “Lo siento, chaval, pero ahora no puedo atenderte. Primero debo resolver un problema que llevo días posponiendo. Si tú me ayudas, tal vez luego yo pueda ayudarte a ti”.
El joven, cabizbajo, asintió con la cabeza. “Por supuesto, profesor, dime qué puedo hacer por ti”. El anciano se sacó un anillo que llevaba puesto y se lo entregó al joven. “Estoy en deuda con una persona y no tengo suficiente dinero para pagarle”, le explicó. “Ahora ve al mercado y véndelo. Eso sí, no lo entregues por menos de una moneda de oro”.
Una vez en la plaza mayor, el chaval empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Pero al pedir una moneda de oro por él, algunos se reían y otros se alejaban sin mirarlo. Derrotado, el chaval regresó a casa del anciano. Y nada más verle compartió con él su frustración: “Lo siento, pero es imposible conseguir lo que me has pedido. Como mucho me daban dos monedas de bronce”. El profesor, sonriente, le contestó: “No te preocupes. Me acabas de dar una idea. Antes de ponerle un nuevo precio, primero necesitamos saber el valor real del anillo. Anda, ve al joyero y pregúntale cuánto cuesta. Y no importa cuánto te ofrezca. No lo vendas. Vuelve de nuevo con el anillo”.

Una comedia que narra la historia de una mujer que, al desvivirse por su marido y sus hijos, se ha olvidado de atender y cuidar su mundo interior. Y de cómo a raíz de conocer a un excéntrico médico e hipnotizador descubrirá que el origen de sus problemas es la falta de amor hacia sí misma.

Tras un par de minutos examinando el anillo, el joyero le dijo que era “una pieza única” y que se lo compraba por “50 monedas de oro”. El joven corrió emocionado a casa del anciano y compartió con él lo que el joyero le había dicho. “Estupendo, ahora siéntate un momento y escucha con atención”, le pidió el profesor. Le miró a los ojos y añadió: “Tú eres como este anillo, una joya preciosa que solo puede ser valorada por un especialista. ¿Pensabas que cualquiera podía descubrir su verdadero valor?”. Y mientras el anciano volvía a colocarse el anillo, concluyó: “Todos somos como esta joya: valiosos y únicos. Y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que personas inexpertas nos digan cuál es nuestro auténtico valor”.
Dentro de este “club de buenas personas” hay quienes dan desde la abundancia y quienes, por el contrario, lo hacen desde la escasez. Es decir, quienes dan por el placer de dar y quienes, por el contrario, lo hacen con la esperanza de recibir. Centrémonos en estos últimos, indagando acerca de lo que mueve realmente sus acciones.
Muchos de estos ayudadores se fuerzan a hacer el bien, siguiendo los dictados de una vocecilla que les recuerda que ocuparse de sí mismos, de sus propias necesidades, es “un acto egoísta”. No en vano están convencidos de que, para ser felices, la gente les ha de querer. Y de que, para que la gente les quiera y piense bien de ellos, han de ser buenas personas. Movidos por este tipo de creencias, suelen ofrecer compulsivamente su ayuda, atrayendo a su vida a personas necesitadas e incapaces de valerse por sí mismas.
Al posicionarse como salvadores, consideran que los demás no podrían sobrevivir ni prosperar sin su ayuda. De ahí que tiendan a interferir en los asuntos de sus conocidos, ofreciéndoles consejos aun cuando nadie les haya preguntado. Sin ser conscientes de ello, pecan de soberbia, posicionándose por encima de quienes ayudan, creyendo que saben mejor que ellos lo que necesitan. Paradójicamente, su orgullo les impide reconocer sus propias necesidades y pedir auxilio cuando lo requieren.
Detrás de su personalidad inclinada a agradar siempre, bondadosa y servicial se esconde una dolorosa herida: la falta de amor hacia sí mismos. Un sentimiento que buscan desesperadamente entre quienes ayudan, volviéndose individuos muy dependientes emocionalmente. Esta es la razón por la que con el tiempo aflora su oscuridad en forma de reproches, sintiéndose dolidos y tristes por no recibir afecto y agradecimiento a cambio de los servicios prestados. En algunos casos extremos terminan estallando agresivamente, echando en cara todo lo que han hecho por los demás. También utilizan el chantaje emocional, el victimismo o la manipulación para hacer sentir culpables a quienes han ayudado, esperando así obtener el amor que creen que merecen y necesitan para sentirse bien consigo mismos.

Si das para recibir, es cuestión de tiempo que acabes echando en cara lo que has dado por no recibir lo que esperabas”
Erich Fromm
El punto de inflexión de estos ayudadores compulsivos comienza el día que deciden adentrarse en un terreno tan desconocido como aterrador: la soledad y la introspección, poniendo su empatía al servicio de sus propias necesidades. Solo así superan su adicción y dependencia por el amor del prójimo, volviéndose mucho más autosuficientes emocionalmente. Solo así logran poner límites a su ayuda –sabiendo decir “no”–, sin sentirse culpables o egoístas por priorizarse a sí mismos cuando más lo necesiten.
Antes de volver a ayudar a alguien, puede ser interesante que se pregunten lo que les mueve a hacerlo, comprendiendo el patrón inconsciente que se oculta detrás de sus buenas intenciones. De este modo, dejarán de acumular sentimientos negativos hacia aquellos que no les devuelven los favores prestados. A su vez, también pueden recordarse que cada persona es capaz de asumir su propio destino, aprendiendo a resolver sus problemas por sí misma.
En este sentido, es fundamental que comprendan que nadie hace feliz a nadie, puesto que la felicidad se encuentra en el interior de cada ser humano. Lo cierto es que este bienestar interno es el motor del verdadero amor, desde el que las personas dan lo mejor de sí mismas sin esperar nada a cambio. En vez de comportarse como buenos samaritanos, su gran aprendizaje consiste en ser personas felices. Es entonces cuando comprenden que dar puede resultar la verdadera recompensa.

TEXTOS PARA EL ALMA 332


Cuando tu horizonte este gris, acuérdate cuando lo viste profundamente azul.
Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.
Cuando sufras una temporal derrota, acuérdate de tus triunfos y de tus logros.
Cuando necesites amor, reviven tus experiencias de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has vivido y de lo que has dado con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los abrazos y besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han brotado.
Si esto has tenido, lo puedes volver a tener y lo que has logrado, lo puede volver a ganar.
Alégrate por lo bueno que tienes y por lo bueno de los demás, acéptalos tal cual son; desecha los recuerdos tristes y dolorosos, y sobre todo no tengas ningún rencor, NO TE LASTIMES MAS.
Piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello y en la verdad.
Recorre tu vida, detente en donde haya bellos recuerdos y emociones sanas y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emociono. Revive esa caricia espontanea que se te dio. Disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido, piensa y vive bien.
Allí en tu mente están cargadas todas las imágenes; ¡y solo tú decides cuales has de volver a mirar!
No hay carga que se nos dé y no tengamos la capacidad de llevar.
Busca siempre vivir el presente aprendiendo del pasado, no cargues con situaciones y problemas que ya han pasado.
Piensa en esto
¿cuál era tu mayor problema hace 10 año? Probablemente ahora sea nada.
Ahora, si dentro de 10 años tus problemas actuales no van a ser nada. ¿por que vivir tristes por ellos?

Sobre todo busca tu Emancipación pues ella siempre te está esperando.

TEXTOS PARA EL ALMA 331



Puede que hayan situaciones u obstáculos que te estén complicando el camino, NO permitas que esto te derribe, VUELA MAS ALTO. Elévate a la presencia de la Emancipación, ella te hará levantar el vuelo y te hará volar alto, muy alto y desde arriba podrás ver tus problemas como algo insignificante y en su presencia desaparecerán

TEXTOS PARA EL ALMA 330


  Aunque tus pasos sean pequeños o tu progreso lento, continúa avanzando y pronto alcanzaras tu meta. No te canses de ayudar y comprender.

LA ÚNICA MANERA DE OBTENER LA FELICIDAD ES BUSCAR LA DE LOS DEMÁS, NO LA PROPIA


La brújula emocional

Entender la utilidad de las emociones ayuda a hacer de ellas una guía para nuestro camino

Uno de los grandes avances en la psicología de las últimas décadas ha sido el descubrimiento de la inteligencia emocional como habilidad básica para el éxito.
Quien popularizara el término en 1995, Daniel Goleman, advertía que no nos extrañáramos de acabar trabajando para alguien que en la escuela era calificado de “tonto”, ya que aquellos que dominan sus emociones y comprenden las de los demás tienen una gran ventaja sobre el resto a la hora de progresar y resolver problemas de cualquier tipo.
Familiarizarnos con nuestra brújula emocional nos permite mantener el control sobre nuestra mente, con lo que ganamos atención y eficacia, además de dotarnos de la capacidad de seducción que promueve la empatía.

Por el contrario, no ser conscientes de lo que sentimos puede conducir al sufrimiento y al fracaso en las relaciones sociales.

Las emociones están presentes en todos los niveles evolutivos y en todos los animales, incluyendo los seres humanos, afirmaba el psicólogo Robert Plutchik.

Ya en el siglo XIX, Charles Darwin concluyó que la expresión de las emociones es algo innato y no aprendido, como se creía en su época. Llegó a esta hipótesis tras estudiar su expresión en los animales superiores, así como los gestos que hacen de forma instintiva las personas ciegas de nacimiento. En sus viajes comprobó, además, que estas emociones eran comunes a todas las culturas y se manifestaban de forma parecida, lo cual le convenció de que las llevamos “de fábrica”.

Exprésate como las personas comunes, pero piensa como un sabio”
Aristóteles
En tiempos más actuales se ha intentado enumerar nuestras emociones básicas, que según el psicólogo social Paul Ekman serían seis: ira, alegría, sorpresa, asco, tristeza y miedo. El actor brasileño Marcelo Antoni junto con Jorge Zentner, guionista y escritor argentino, en su libro Las cuatro emociones básicas, además de descartar el asco y la sorpresa del primer rango, señalan la importancia de reconocerlas en uno mismo y en los demás: “Una emoción es información íntima. Un aviso respecto a qué me está pasando en este momento; un toque de atención que sitúa a cada uno en el presente, pues está referida a lo que vivimos y sentimos en este instante concreto. Es un aviso primario con importantísimas funciones en la conservación, la relación y la socialización del individuo. Una información que también recibimos internamente, desde nosotros mismos”.
Los autores hablan de lo que sentimos como “existencia de tránsito”. Nadie puede anclarse de forma permanente a una misma emoción. Por eso, aunque hablemos de personas tristes o alegres, en realidad lo que existen son las situaciones tristes o alegres.

Tomar conciencia de ello permite relativizar lo que sentimos y no tomarlo como algo definitivo, lo cual es un alivio en el caso de las emociones negativas. Saber que el sentimiento que nos tortura es temporal y dará paso a otro, quizá de signo contrario, nos ayuda a relativizar el sufrimiento.
Una vez se toma posesión de nuestra brújula y somos capaces de leer lo que sienten los demás y nosotros mismos, ¿cómo gestionar las emociones? No se trata de meras reacciones a lo que vivimos. También tienen una utilidad y podemos canalizarlas para optimizar nuestra vida y la de nuestro entorno.

  • Al experimentar alegría, aumentamos la empatía y la capacidad de estrechar vínculos con los demás, además de desarrollar en nosotros la ternura, la excitación e incluso la atracción física. Es un estado perfecto para compartir ideas, sensaciones y nuevos proyectos.
  • Sentir miedo activa nuestra atención ante una posible amenaza o peligro. Cuando no aparece de forma injustificada y repetida, convirtiéndose en fobia, esta emoción es muy útil para nuestra supervivencia. Nos permite tomar conciencia de lo que estamos viviendo y, no menos importante, de lo que hacemos con nuestra vida.
  • La ira señala una situación, interior o exterior, que nos produce desasosiego y debe ser reparada. Si en lugar de expresarla a través de una explosión de genio la canalizamos en forma de soluciones, esta emoción nos servirá para corregir el desequilibrio y estar mejor que antes.
  • En cuanto a la tristeza, muchas veces tiene que ver con hechos del pasado. Apunta a algo que hemos vivido de forma traumática o, por el contrario, a experiencias que fueron muy positivas, pero que no podemos volver a repetir, por ejemplo, tras una separación. La función de este estado es desprendernos de aquello que un día tuvimos o sentimos.

Un disco para equilibrar las emociones. El segundo álbum de esta cantante texana de corte jazzístico es una invitación al recogimiento. Canciones como Whispering Grass, Hopelessly Blue o Happy convocan los estados más serenos de nuestro espectro de emociones.


Comprender nuestras emociones básicas y su utilidad nos permite dejar atrás lo que ya no nos sirve, tomar conciencia de lo que ahora necesitamos y proyectarnos de forma mucho más positiva hacia el futuro.

El problema de muchas personas es que llegan a sentirse abrumadas por sus propias emociones, como si en lugar de una brújula para orientarse llevaran grilletes que las paralizan. Sobre esto, un cuento sufí glosado por el místico y espiritual indio Osho, entre otros, explica lo que un rey pidió a los sabios de su corte:
–Me estoy fabricando un precioso anillo y quiero ocultar bajo el diamante algún mensaje que pueda ayudarme en momentos de deses­peración. Tiene que ser muy breve de modo que pueda esconderlo allí.

Aquellos eruditos habían escrito grandes tratados, pero no sabían cómo darle un mensaje de solo dos o tres palabras que pudiera ayudar a su rey en esos momentos en los que él consideraba que esa ayuda podría marcar la diferencia.

Sin embargo, el monarca tenía un anciano sirviente que era como de la familia, el cual le dijo:
–No soy un sabio, ni un erudito, pero conozco el mensaje que buscas, porque me lo dio un místico hace tiempo.

Dicho esto, el anciano escribió tres palabras en un pequeño papel, lo dobló y se lo entregó al rey con la advertencia. “No lo leas, mantenlo escondido en el anillo. Ábrelo solo cuando todo haya fracasado y no encuentres salida a tu situación”.
El momento llegó cuando el país fue invadido y el rey tuvo que huir a caballo para salvar la vida mientras sus enemigos le perseguían. Finalmente, llegó a un lugar donde el camino se acababa al borde de un precipicio.
Entonces se acordó del anillo. Lo abrió, sacó el papel y allí encontró el siguiente mensaje: “Esto también pasará”.
Mientras leía aquella frase, los enemigos que le perseguían se perdieron en el bosque, al errar el camino, y pronto dejó de oír el trote de los caballos.

La mayoría de las personas son tan felices como sus mentes les permiten ser”
Abraham Lincoln

Tras aquel sobresalto, el rey logró reunir a su ejército y reconquistar el reino. En la capital hubo una gran celebración y el monarca quiso compartirlo con el anciano, a quien agradeció aquella providencial perla de sabiduría. El viejo le pidió entonces:
–Ahora vuelve a mirar el mensaje.


Al ver la cara de sorpresa del rey, explicó: “No es solo para situaciones desesperadas, sino también para las placenteras. No es solo para cuando estás derrotado; también sirve cuando te sientes victorioso. No es solo para cuando eres el último, también para cuando eres el primero”.
El rey abrió el anillo y leyó el mensaje: “Esto también pasará”, y entonces comprendió.
–Recuerda que todo pasa –le recordó el viejo sirviente–. Solo quedas tú, que permaneces por siempre como testigo.

Como en este cuento tradicional, si entendemos que las emociones no somos nosotros, sino que se trata de estados transitorios de nuestra mente para adaptarnos a la vida, dejaremos de sentirnos sobrepasados por ellas. Las emociones son una brújula, pero nosotros decidimos el rumbo de nuestra existencia.

El mapa facial de las emociones

Los rostros de los seres humanos expresan lo que sienten a través de una serie de gestos que constituyen un lenguaje universal:
Ira: contracción de las cejas, mirada más intensa y tensión en los labios, que se preparan para gritar.
Alegría: elevación de los labios y las mejillas, a la vez que arrugamos la piel bajo nuestros párpados.
Sorpresa: las cejas se elevan adoptando forma circular, además de tener los párpados muy abiertos y la mandíbula baja.
Asco: suele expresarse levantando parte del labio superior y frunciendo el ceño.
Tristeza: descenso de los ángulos inferiores de los ojos y de los labios, que pueden manifestar temblor.
Miedo: elevación de los párpados y las cejas; los labios pueden estar tensos o bien abrir la boca.

textos para el alma 329



Todos los días nosotros dejamos huellas en las personas pero ¿te has preguntado si tus huellas son profundas y fértiles?
Las huellas que dejas ¿cambian para bien a las personas? ¿Les ayuda en su evolución?
Aunque no lo sepas o aun no te hayas percatado, siempre hay gente observándote y todo lo que haces o dices marca sus vidas.
Es tu decisión y responsabilidad que esas marcas que dejes en otros sean para bien. Que la gente pueda ser capaz de ver algo diferente en ti y notar como sus vidas mejoran con aquello que tú les enseñas, compartes y con el ejemplo que les das.
"tú eres la sal de la tierra. Pero para qué sirve la sal si ha perdido su sabor?
¿PUEDES lograr que vuelva a ser salada?

No te conformes, no seas básico....muestra que buscas la Emancipación.