- EL CASTIGO. Se amenaza, de manera más o menos directa o implícita, con que si no se realiza lo que uno desea tendrá consecuencias negativas.
- EL AUTOCASTIGO. En este caso, la amenaza consiste en dañarse uno mismo para hacer sentir culpable al otro. Como, por ejemplo, diciendo: "Si tú no me quieres, la vida no tiene sentido para mí".
- EL SILENCIO. Supone una manera de mostrar el enfado. El otro, a menudo siente que sólo cediendo logrará mejorar el clima de la relación.
- EL VICTIMISMO. Implica una exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y culpa. Como, por ejemplo: "si no vienes a verme, estaré solo todo el día".
- LA CULPA. Se utilizan reproches o comentarios críticos para que alguien se sienta culpable y así corrija su actitud o su comportamiento.
- LAS PROMESAS. Se ofrecen promesas maravillosas que, por ser poco realistas, rara vez se acaban cumpliendo: "Si me das otra oportunidad, te prometo que cambiaré y seremos de nuevo felices"
- DAR PARA RECIBIR. Se ofrecen ayudas o favores como un modo de atar a la otra persona y favorecer su sumisión.
EL FENÓMENO RELACIONAL
"La persona que domina, explota y lastima es tan dependiente como la persona sumisa. Ninguna de las dos puede vivir sin la otra"
(Eric Fromm)
A menudo, los chantajes se producen en las dos direcciones. Es decir, cada persona intenta controlar a la otra con diferentes estrategias de manipulación. Se trata de una lucha por el poder que puede dar lugar a escaladas de agresiones cada vez más intensas y despiadadas. El peligro es que si se escucha únicamente a una de las partes, se puede incurrir fácilmente es una visión parcial del conflicto, pues cada persona interpreta y sufre la conducta del otro como una ruin manipulación, pero es incapaz de reconocer sus propios instrumentos de chantaje emocional.
Otras veces, la manipulación es unilateral: uno de los miembros de la pareja somete al otro desde una posición de superioridad. En tales circunstancias, el riesgo reside en que aumente paulatinamente la diferencia y el desequilibrio en la relación. Quien ostenta el poder puede sentirse cada vez más superior y con mayor control sobre la situación, mientras que la otra persona queda relegada a una posición más débil y de mayor supeditación.
DETECTAR LA MANIPULACIÓN.
"Cuando se teme a alquien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros"
(Hermann Hesse)
Se exprese mediante palabras, actitudes o gestos, el mensaje manipulador suele ser vivido con una sensación de amenaza o exigencia. Por ello, una buena fórmula para detectarlo consiste en estar atento a las propias sensaciones y sentimientos ante los mensajes que se reciben.
En general, la manipulación provoca un serntimiento de estar ante una situación que no tiene fácil salida. Acceder a la demanda, a menudo implica renunciar a lo que uno desea o incluso necesita hacer, mientras que si se responde con una negativa pueden aparecer perturbadores sentimientos de culpa, o bien un temor a ser rechazado o a que la otra persona reaccione de manera airada o con actitud despectiva.
Es muy importante diferenciar entre una petición y una exigencia. Pedir implica otorgar la libertad al otro para elegir entre satisfacer o no la solicitud, teniendo en cuenta su opinión. En cambio , al exigir no se proporciona tal alternativa y se ignoran los sentimientos y las necesidades de la otra persona.
Aprender a realizar esta distinción entre pedir y exigir ayudará a reconocer cuándo se es objeto de una manipulación o cuándo uno mismo la utiliza como vía indirecta para conseguir aquello que desea.
SALIR DEL JUEGO
"La persona más poderosa es aquella que es dueña de sí misma"
(Séneca)
Los juegos de dominación más intrincados implican un mensaje dobre o ambivalente. Es decir, lo que se expresa no concuerda con el tono que se utiliza, o detrás de una petición legítima se esconden fines subterráneos que responden a intereses personales. Por ejemplo, una persona le dice a otra: "No hace falta que vengas. Tienes mucho trabajo, y, total, siempre me las arreglo sola".
Un buen modo de desmontar las trampas manipuladoras es hacer explicito el juego. Resulta útil poner en palabras todo aquello que se está expresando de manera indirecta, o a través de mensajes vagos, confusos y contradictorios. Así, en el ejemplo anterior se puede contestar: "Me siento dividido. Por una parte, me dices que no hace falta que te ayude, pero, por la otra, siento que si no lo hago puedes enfadarte".
Tanto en la vida de pareja como en general en todo tipo de relaciones es crucial una comunicación clara y honesta que permita aclarar las situaciones ambiguas. El juego de manipulación deja de tener poder sobre uno midmo cuando se reconoce como tal. Y aludir a los propios sentimientos o sensaciones resulta mucho más eficaz que emplear un tono acusador, que suele generar más barreras y reacciones defensivas en vez de mayor comprensión.
PRESERVAR LA RELACIÓN
"El amor no es sólo un sentimiento. Es también un arte"
(Balzac)
Platón definía la política como el arte de vivir en sociedad. La pareja es una comunidad de dos personas en la que puede darse tanto una lucha encarnizada por el poder como una pugna soterrada de control y subyugación. Pero también es posible construir una relación con una política democrática y solidaria, basada en el respeto y la comprensión mutuos. Ambos miembros de la pareja pueden decidir deponer sus armas manipuladoras y ayudarse mutuamente a reconocer con lucidez y humor cuándo ponen en marcha este tipo de artimañas. En todo caso, cada persona decide si hacer de la pareja un campo de batalla o un lugar de encuentro y de cooperación que aporte riqueza a ambos.