LA VANIDAD
DE LA IGNORANCIA.
Atrevida
es sin duda la ignorancia. Envuelta en sus harapos se manifiesta a través de su
carencia. Como el humano es opción de verdad, inicialmente, su verbo tiene la
valoración de certeza. Sólo el análisis de sus palabras puede permitirnos
descubrir si estamos intoxicados por la vanidad de la ignorancia.
Recientemente,
he estado en colectivos tales como jubilados activos, discapacitados
desconsolados, viudas menesterosas, desocupados altivos, etc. que muestran en
común un aislamiento soberbio de su carencia. Pocos se muestran abiertos a los
nuevos tiempos plurales que deben acercarnos al prójimo. Pocos aceptan que
TODOS somos ignorantes; aunque no todos ignoremos las mismas cosas. Todos,
pues, estamos anestesiados por la vanidad de la ignorancia.
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