Duele comprobar como los humanos vivimos sometidos a la SOBERANÍA DEL YO. Aunque aparentemente pretendemos ser ALTRUISTAS es el caprichoso egoísmo quien marca las pautas de comportamiento.
El determinismo
genético manda y decide nuestro modo de relación situándose por encima de ÉTICA
Y VALORES.
Me atrevo a afirmar que la razón propone y el instinto dispone.
Muchos de nosotros
simplemente hemos sido educados para sobrevivir y aparentar, ignorando
principios humanos como el amor y respeto al prójimo.
En esta área de
carencias, el capricho encuentra difícil justificación. Si lo permitimos no
ayudamos a un prójimo desequilibrado y si lo ignoramos no colaboramos en la
enmienda. ¿Que hacer entonces? quizá lo inteligente es dejar constancia de amor
desde la lejanía.
Creo, pues, que para
la mayoría de nosotros esa SOBERANÍA DEL YO se convierte en LA DICTADURA DEL YO
que al abrigo de lo aparente esconde sus postulados ignorantes.
Así personas con
muchas décadas vividas se comportan como "seres ineducados" que con
"simplerías" pretenden justificar comportamientos propios de un
"antojo temporal".
Bien tal muestra de
inmadurez esta ahí y cuando sale de su vergüenza surge con fuerza entre las
relaciones humanas. No podemos obviarla aunque tampoco considerarla. Tal vez lo
mejor sea distanciarse de ella evitando el desprecio y no deteriorando el amor por los demás.
Amor que necesita el
emisor ya que en el otro ni se entera. Aunque tampoco se deteriora.
LA SOBERANÍA DEL YO
no tiene remedio aunque puede mejorarse
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