SER QUE
COLMA LA SED
Lo que aparece en el término estaba en el origen, pero
no lo sabíamos.
Para esto venimos a la vida: para conocerlo,
con-nacerlo, para experimentarlo en los diversos estratos de nuestro devenir.
Y cuando nos hemos colmado de existencia, dejar de ser
para realmente SER, liberando nuestra pequeña individualidad en el SER total
que tiene sed de nuestra sed.
Irresoluble es la cuestión de saber si la gota, una
vez que ha entrado en el Mar y ha dejado de ser gota, es consciente de ser Mar.
Irresoluble es la pregunta porque está planteada desde
la gota, no desde el Mar.
Ser mar; ser gota, gota en el Mar, mar en el Mar, mar
de Mar.
¿Qué podemos añadir?
¿Qué sustraer?
El Mar no inquiere por la identidad de la gota, porque
todo él está hecho de esa agua que contiene todas las gotas que de ella surgen
y que a ella vuelven sin cesar.
No hay gotas; solo MAR. Todo MAR
Este saberse agua de las olas y de las gotas es
revelación, resultado de un don, culminación de la aventura de existir.
Saberse agua de ese Mar, saberse mar de ese MAR.
Al mismo tiempo, el Mar también es Rastro. Rostro
supremo. Rostro original que subyace a todos los rostros.
Todas las gotas contienen su reflejo y nuestros
rostros encuentran en él su acabamiento.
Rostros que se desvela a media que cada gota alcanza
el Océano.
“Sé sin dejar de ser tú misma” dijo Ramana a una
humilde aldeana desde la majestad infinita de su estado de Presencia.
Ambos ardieron en silencio, mirándose mutuamente.
No hay más ser que el SER del que todos los seres
beben. Su beber les da el ser para quedar absorbidos en él.
“”Quien beba de esta agua no volverá a tener sed”
Somos en el SER.
Somos SER.
Somos porque el SER es nosotros siéndonos.
No hay yo, y tampoco Él, porque en la unión no hay un
yo que pueda referirse a un Él.
¿Qué hay entonces?
¿Qué queda?
Presencia, Pura Presencia, Todo Presencia.
“No soy existencia, sino Presencia que permite que la
existencia sea”, comprende un sabio contemporáneo.
Oquedad y concavidad del SER en el SER.
Todos, todo. Aquí está. Aquí es.
Estado de conciencia tan prístino que nos parece inaccesible,
un desatino de la criatura, un delirio, una peligrosa embriaguez.
Superado este temor, disuelto el límite, se nos revela
lo que subyace en el AHORA más callado e inmediato.
Ser en el Ser.
Aquí, Ahora, en este momento, en esta pantalla y en la
mirada que lo está decodificando.
Ya calmada y colmada la Sed.
Javier Melloni
Javier Melloni
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