“La gente vive en un vacío existencial que se manifiesta sobre todo en el aburrimiento”
(Viktor Frankl)
Según Viktor Frankl, el aburrimiento puede ser consecuencia de un vacío existencial. Si no encontramos sentido a nuestras vidas, fácilmente podemos caer en el hastío. El hombre existencialmente frustrado no sabe cómo llenar el tiempo, ni encuentra sentido en el disfrute de lo que nos ofrece la vida. De hecho, el aburrimiento es uno de los síntomas de la depresión. Ese tedio, esa falta de interés, provoca que las personas deprimidas en general cada vez se muestren más inactivas. Y la inactividad, cuando no estamos bien con nosotros mismos, puede ser una trampa, porque empiezan a aparecer pensamientos no muy gratos sobre el futuro y sobre nosotros mismos. Por eso en muchas terapias, uno de los elementos consiste en animar, casi forzar, al paciente a que realice actividades, aunque en un principio no tenga ni ganas, ni le produzcan mucha satisfacción.
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