“No hay reposo más grande que el de no esperar nada”
(Amado Nervo)
El aburrimiento es característico de las sociedades más ricas. La oferta de ocio es inabarcable. Y divertirnos es casi una obligación. Así que si nos quedamos en casa, aunque podríamos disfrutar de la calma, en el fondo la presión social nos puede hacer sentir un poco fracasados porque no nos lo montamos tan bien como podríamos. Más que aburridos, aquí el sentimiento se puede confundir con el de fracaso.
A ello le tenemos que sumar las jugadas sucias de nuestra imaginación. Solemos imaginarnos a los demás de fiesta constante mientras nosotros estamos simplemente en el sofá leyendo una revista. Este sentimiento de que podríamos estar mucho más divertidos de lo que estamos es debido también a que hemos visto demasiadas películas. En los filmes, todo es excitante y estimulante al máximo, y a su lado, nuestro domingo apaciguado nos puede parecer de lo más insulso.
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