ACEPTAR LAS
COSAS COMO SON
“Cuando un
individuo dibuja los límites de su alma, establece al mismo tiempo las batallas
de su alma. Los límites de la identidad desmarcan qué aspectos del universo han
de ser considerados “uno mismo” y cuáles serán considerados “lo que no es uno”….
Cada nivel ve diferentes procesos del universo como extraños a él. Y puesto
que, como en cierta ocasión señaló Freud, todo extraño parece un enemigo, cada
nivel está potencialmente comprometido en diferentes conflictos con diversos
enemigos.”
Una de las
fuentes de sufrimiento más comunes en el ser humano es el deseo de que las
cosas sean distintas a como realmente son. Cuando un país pasa por una grave
crisis, la población mira atrás y desea que todo fuera como antes, un antes que
en su momento no se valoraba porque
parecía aburrido o bien había otras aspiraciones.
Lo mismo
sucede con las relaciones interpersonales. Quien tiene por pareja a alguien
silencioso desearía un carácter dicharachero, y este último pondrá de los
nervios a quién convive con él un día tras otro. ¿Por qué anhelamos siempre lo
que no tenemos?
Nuestra forma
de vida está tan basada en el cambio y el progreso, que a menudo valoramos
negativamente la estabilidad sin saber cuál sería la alternativa.
LA
INSATISFACCIÓN ES LO QUE permite el progreso de la ciencia, las artes y todo lo
que tiene que ver con la sociedad, pero cuando se vuelve crónica en nuestro día
a día deja de ser un estímulo para teñir de negatividad nuestra vida.
Has personas
que, instaladas en la queja y la amargura, molestan a los demás –y a sí mismos-
de forma totalmente estéril porque de nada sirve señalar lo que no funciona sin
ofrecer soluciones.
Madame
Bovary dio a lo que el filósofo Jules de Gaultier denominaría “bovarismo”. Se
trata de un estado de insatisfacción permanente a causa del desnivel entre las
propias ilusiones y la realidad. Sin abogar tampoco por el conformismo, si
nuestras aspiraciones se hallan siempre a gran distancia de lo que tenemos,
jamás alcanzaremos la serenidad. Como el burro que persigue la zanahoria,
podemos pasar la vida entera esperando “algo mejor” para descubrir al final que
ya lo teníamos y no habíamos sabido verlo.
Miralles.
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