Conocer el
camino es conocerse a sí mismo; conocerse a sí mismo es olvidarse de sí mismo;
olvidarse de sí mismo es quedar iluminado por todo.
Sentimientos
que dañan el alma.
La envidia, la
culpa, el remordimiento, la inseguridad…forman parte de nuestra evolución y
tienen su parte positiva. Lo que hay que evitar es que nos bloqueen.
Si les pidiera
que contestaran a la pregunta: ¿cuál es su misión en la vida? Seguramente no me
darían una sola respuesta, sino muchas. Todas las personas tienen objetivos
diferentes relacionados con su vida familiar, personal, social y laboral. Pero
hay un deseo que nos une a todos, y ese es el de ser feliz. Todos anhelamos
equilibrio interior, paz y tranquilidad.
El bienestar
no viene genéticamente predeterminado, sino que se busca, se entrena. Las
personas se rodean de circunstancias, de otros compañeros de viaje y de
momentos que les aportan felicidad, buscan la seguridad y tratan de
desprenderse de todo lo que les incomoda y provoca dolor. De hecho vivimos en
la era de la felicidad. Se cultiva y practica una filosofía dirigida a cuidarse
y mimarse, y muchas personas dejan de salir de su zona de confort para evitar
enfrentarse a sus miedos y no sentir la incomodidad del sufrimiento. Pero la
envidia, la culpa, el remordimiento, la inseguridad, la frustración, la
vergüenza…todos esos sentimientos forman parte de nuestra evolución. Lo
inteligente es saber dosificarlos para que cumplan con su función y no dejar
que nos bloqueen.
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