Tienes un plan “B”
Cuando la vida nos obliga a cambiar, conviene tener
a mano un nuevo rumbo en nuestra carta de navegación. A veces descubrimos que
la alternativa puede ser mejor.
Nos
encontramos en una época de descalabros de todo tipo. El ciudadano de a pie
vive angustiado por las noticias que inundan los medios diariamente, al tiempo
que mira con ansiedad su reducto de seguridad. Hay miedo a perder lo que
creíamos que era nuestro por derecho propio. Es inevitable preguntarnos: ¿y si
todo se va al garete?
Ante un golde
que afecte de manera decisiva a nuestro modo de vida, existe el riesgo de
quedarse paralizado o caer en las redes de la compasión. Sin embargo, a menudo no
somos conscientes de que la vida que llevamos no es la única posible. En
tiempos tormentosos como los presentes es importante contar con un “PLAN B”,
por si nuestra nave no puede el rumbo que habíamos fijado. Y ahora viene la
buena noticia: cuando sucede la catástrofe, casi siempre descubrimos que la
alternativa es mejor.
Desde luego,
para que la respuesta sea rápida y útil, lo óptimo es no tener que improvisar
sobre la marcha, no conviene hacer experimentos. Ante una crisis aguda, el
prueba y error puede ser fatal. Por eso merece la pena plantearnos previamente
qué haríamos si……
Perdiéramos nuestro empleo, o incluso si el sector
en el que ahora trabajamos dejara de ser una opción laboral.
Un familiar cercano muere
No nos resultará posible mantener nuestra vivienda
actual.
Nos informan que tenemos una enfermedad irreversible.
Dibujar “el
peor escenario posible” puede parecer morboso a quien no esté pasando por
grandes dificultades. Sin embargo, resulta tremendamente útil. Si nos
preparamos para una adversidad extrema, valorando soluciones y alternativas,
podremos enfrentarnos con mucha entereza y cintura a problemas menores. Esta
actitud defensiva ante la adversidad fue resumida así “DESEAR LO MEJOR, RECELAR
LO PEOR Y TOMAR LO QUE VIENE”
“TODA SALIDA ES UNA ENTRADA A OTRA PARTE”
Miralles
1 comentarios:
vaya! se va a convertir en mi frase clave. Tener a mano un buen nuevo rumbo.
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