Desde
aquí no pontifico ni deseo poseer una verdad. Simplemente te propongo compartir
un camino de reflexión que, frecuentemente, me impone la existencia. Crecí casi
en la calle (cosas de la época), y en ella aspiraba a poseer cosas.
La pobreza
me asustaba y vivía en la “creencia” de pensar que la felicidad se instalaba en
la opulencia. Cinco décadas después, con el cuerpo fatigado de tanta opulencia,
la enfermedad y los años han cambiado la perspectiva. ¿Quién soy me pregunto? Además
de un eslabón en la cadena productiva. ¿Soy capaz de amar y escuchar a los
demás? O simplemente persigo dar satisfacción a la vanidad? Lo que si es cierto
es que ahora busco a la pobreza. Huyo de oropeles ostentosos y ayuno por
necesidad y convencimiento.
Si, si sé que es poco. Por eso, comparto contigo mi
tragedia en la esperanza la podamos compartir. Los años, y con ellos el
desgaste, nos muestran hay otros caminos para completarnos. Caminos que nos
llevan al silencio pues la palabra, muchas veces, es la herramienta del error. Gracias
por dedicarme unos instantes de ti.
Francamente.
1 comentarios:
hola! que cierto! Esto lo da cuando uno pasa por esta vida y la VIVE desde dentro! con cada una de sus partes, sintetizamos!!! y ahi no se si se puede llamar pobreza, o ayuno, tal vez sabiduria. Los pobres, pobres creo que no tienen ni siquiera la opción de pensar en otra cosao de haber vivido con mas posibilidades otros momentos.
Vamos resumiendo... Que increible!!!! debo demostrar que no soy un robot!!!!! lo seré???? jajajaja
Abrazo
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