Ser
escuchados...quizás sea esta la necesidad más sentida para muchos de nosotros.
La prisa, el vértigo de nuestra vida, la superficialidad de nuestra
comunicación, el aislamiento buscando una concepción individual de la vida
impiden la actitud de escucha y la apertura al otro para quien no hay lugar en
nuestro tiempo y en nuestra ocupación. Las relaciones del hombre de nuestro
tiempo están marcadas por la rentabilidad y la eficacia. Nada es gratuito, todo
tiene un precio. La relación con el "otro “se enmarca en una relación de
poder, de dominio, a menudo impregnada de desconfianza, de sospecha. ¿Podemos
cambiar esta dinámica? El hombre es un ser esencialmente necesitado del otro
para existir como humano. Escuchar al
otro, abrirse al otro es ejercer de humano.
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Posiblemente vivimos envueltos en la soberbia de Ser.
Creemos que somos eternos y actuamos, frecuentemente, como si tal. ¿Que haría
hoy si fuese mi despedida? ¿Iría a trabajar, aun estando jubilado? ¿Actuariía
para satisfacer a mi insaciable vanidad? ¿Tendría la serenidad de despedirme de
mis seres próximos con amor? ......afortunadamente ignoramos ese momento,
aunque llegará. Llegará pues cada día nos acercamos al ignorándolo. Nos estamos
despidiendo de la primavera 2012 en silencio y engordando....¿Puede tener el
vivir otra dimensión que no sea consumir coches de lujo o trenes eléctricos?
¡!!Ser adultos nos obliga a más!!!. Francamente
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La espiritualidad
"atiende" el vacío existencial del humano carnívoro. Su presencia
"yacente" en el universo está falta de razón y verdad dado que todo
acto está sometido a otra constelación de afirmación; y así infinitamente.
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LOS GORRIONES buscan la sombra pero siempre andan temerosos
ante el depredador.
Ostentamos la
condición de humano sin asumir los compromisos de serlo. Entre otras muchas
generalidades, ser persona, es perdonar al prójimo. Sin perdón no hay esperanza
y es precisamente, la esperanza la acción que nos abre la puerta hacia la
eternidad.
Como los gorriones
busquemos la sombra de la esperanza a través del perdón. aaaah, el perdón no
precisa reconocimiento del otro.
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