Normalmente, cuando un humano
pierde un ojo, se considera una tragedia
y emocionalmente el mundo le
viene encima.
Por contra, cuando un ciego total,
recibe un ojo trasplantado, la alegría
inunda su alma y la felicidad de nuevo
ilumina su existencia.
La diferencia entre un caso y el otro
en que no sabemos renunciar.
Sólo estamos acostumbrados en
atesorar privilegios sin nunca renunciar
a ninguno.
La EMANCIPACIÓN nos muestra como
ser felices a través de la renuncia, y
consecuentemente, valorando
las muchas cosas que tenemos
y obviamos mediante
el consumismo
y el egoísmo.
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