Por qué no me traga?FRANCESC MIRALLES
No intentemos agradar a todo el mundo. Siempre habrá gente que se muestre hostil hacia nosotros. Pero eso no debe socavar nuestra autoestima ni hacernos perder naturalidad.
Pocas situaciones nos causan tanto malestar como la certeza de que alguien de nuestro entorno “no nos traga”. Sea en el trabajo, en el círculo de amigos o incluso en la familia, sabernos censurados y rechazados hace tambalear nuestra autoestima. Todos somos, en mayor o menor medida, adictos a las opiniones de los demás. Por eso nos inquieta percibir que no sienten simpatía hacia nosotros. Cuando notamos frialdad, indiferencia o aversión por parte de alguien, nuestra primera conclusión es que hemos cometido algún error. Acto seguido, intentamos acercarnos a él con amabilidad, pero muchas veces solo logramos reforzar su hostilidad. Entonces nos preguntamos: ¿por qué no me puede ni ver?
“Para evitar el veneno del odio, debemos aceptar que las personas que nos aman son la compensación por las que nos detestan”
No perseguir la pieza
“Aquello que la gente no entiende acaba convirtiéndose en aversión” (Elisabeth Landon)
La química de las relaciones humanas es tan compleja que a veces es justamente nuestro deseo de acercarnos a alguien lo que crea el rechazo. Así como el juego del amor aconseja no perseguir la pieza que se quiere cazar, sino provocar que la persona deseada venga hacia nosotros, también en las relaciones sociales se valora la distensión y la espontaneidad.
Renunciar a la máscara
“Es mejor ser odiados por lo que somos que ser amados por lo que no somos” (André Gide)
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