La emancipación
(liberándo-nos de los postulados del YO)
puede mitigar los devastadores
efectos de convivencia
que supone, para todos los colectivos
(grupos o empresas),
las manifestaciones del egoismo
y la vanidad.
Las turbulencias emocionales
que generan van acompañadas
de la des-estructuración
colectiva y en ella, el individuo,
pierde su identidad de SER.
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