Solo pierdes lo que “tienes” más lo que ERES siempre es tuyo. Desgraciadamente nos enseñan a tener ignorando el SER. Ahorras para tener ignorando el SER.
Detrás de cualquier prejuicio y estereotipo se esconden el miedo y la ignorancia.
Los seres humanos hemos sido educados para regirnos según nuestra “conciencia moral”. Es decir, para tomar decisiones basándonos en lo que está bien y en lo que está mal. Desde niños se nos ha premiado cuando hemos sido buenos y castigado cuando hemos sido malos. Así es como nuestros padres –con su mejor intención- han tratado de orientarnos. Pero esta fragmentación dual es completamente subjetiva. De ahí que cada uno de nosotros tenga su propia moral.
Prueba de ello es el capitalismo. Para unos está bien, pues consideran que este sistema promueve el crecimiento económico y la riqueza material. Para otros está mal, pues aseguran que se sustenta sobre la insatisfacción, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza. Lo mismo sucede con las empresas, los partidos políticos, las instituciones religiosas y, en definitiva, con el comportamiento mayoritario de la sociedad. Una misma cosa, persona, conducta, situación o circunstancia puede generar tantas opiniones como seres humanos las observen. Dependiendo de quién lo mire –y desde dónde lo mire- será bueno o malo; estará bien o mal. De ahí, a la hora de hacer valoraciones, todo es relativo.
Detrás de cualquier prejuicio y estereotipo se esconden el miedo y la ignorancia.
Los seres humanos hemos sido educados para regirnos según nuestra “conciencia moral”. Es decir, para tomar decisiones basándonos en lo que está bien y en lo que está mal. Desde niños se nos ha premiado cuando hemos sido buenos y castigado cuando hemos sido malos. Así es como nuestros padres –con su mejor intención- han tratado de orientarnos. Pero esta fragmentación dual es completamente subjetiva. De ahí que cada uno de nosotros tenga su propia moral.
Prueba de ello es el capitalismo. Para unos está bien, pues consideran que este sistema promueve el crecimiento económico y la riqueza material. Para otros está mal, pues aseguran que se sustenta sobre la insatisfacción, la desigualdad y la destrucción de la naturaleza. Lo mismo sucede con las empresas, los partidos políticos, las instituciones religiosas y, en definitiva, con el comportamiento mayoritario de la sociedad. Una misma cosa, persona, conducta, situación o circunstancia puede generar tantas opiniones como seres humanos las observen. Dependiendo de quién lo mire –y desde dónde lo mire- será bueno o malo; estará bien o mal. De ahí, a la hora de hacer valoraciones, todo es relativo.
B.Vilaseca
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