Son las 12 y en el campanario tocan la hora del Ángelus…
llueve y la temperatura es algo fresca. La luz invita a interiorizar
nuestra existencia y aceptar es bella a pesar
de los momentos que nos toca vivir.
Desde esta dulzura existencial deseo invitarte al
festín del AMOR por muy tonto que te parezca.
Cada uno de nosotros somos una lagrima caída que,
sin consuelo, nos consideramos únicos.
Podemos aceptar, empero, que somos moléculas temporales
de alegría que anónimamente estamos para dar un sentido
a la vida: el amor al otro en clara oposición al egoísmo
propio. Si te hacen daño, perdónalos.
Aaaaah, ya han parado las campanas.
llueve y la temperatura es algo fresca. La luz invita a interiorizar
nuestra existencia y aceptar es bella a pesar
de los momentos que nos toca vivir.
Desde esta dulzura existencial deseo invitarte al
festín del AMOR por muy tonto que te parezca.
Cada uno de nosotros somos una lagrima caída que,
sin consuelo, nos consideramos únicos.
Podemos aceptar, empero, que somos moléculas temporales
de alegría que anónimamente estamos para dar un sentido
a la vida: el amor al otro en clara oposición al egoísmo
propio. Si te hacen daño, perdónalos.
Aaaaah, ya han parado las campanas.
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