No vale para nada
destacar las carencias ajenas; más si se realiza para "tapar" las
propias.
Ridiculizar
"las áreas de mejora" del otro, humilla más al ridiculizante que al
ridiculizado; toda vez que demuestra una importante falta de respeto hacia el
prójimo.
Los desacuerdos o
distintas ópticas sobre una misma cosa o acción no justifican menospreciar ni
invalidar a la persona discrepante.
Son precisamente
las distintas interpretaciones de un hecho lo que fortalece su análisis y con
él llega el enriquecimiento en las distinciones.
No hay visión
generacional que no sea una parcialidad que responde quizá a premisas, a veces,
ocultas. Si buscamos la globalidad en las distinciones, no debemos excluir
otras interpretaciones que se distancien
de nuestro interés ni mucho menos menospreciarlas.
La vida no es un
dogma según el interés y la conveniencia del momento. Interrelacionar es
aceptar al otro y ocuparte de él sin el egoísmo de querer imponer.
Al mirar tu lista
de contactos del móvil verás de quién te estás olvidando y que un día fue tu
euforia.
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