"Desgraciadamenete somos los causantes del sufrimiento ajeno".
Si realmente
tenemos "un propósito" firme sobre una necesidad vital para nosotros,
no debemos abdicar jamás de él.
Más ante la
posible dificultad en conseguirlo, es recomendable, analizar la proporcionalidad
del deseo no sea que en él prive más la ilusión que la razón.
Sabido es que no
siempre la distancia más corta es la línea recta y que, a veces, hay que dar un
paso atrás.
Seamos constantes
y seguros pero flexibles. Es la ruta de la razón.
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