Cuando
realmente nos interesamos por "el otro", casi sin querer llega el
escenario del perdón.
A menudo la ofensa o el enfado nos traen aires de
venganza o desprecio. Semejantes emociones naturales solo comportan el
envilecimiento del SER toda vez que el YO lesionado precisa reparación.
Ante ello, la Emancipación, nos trae y regala el concepto
del PERDÓN. Con EL y ante EL el amor toma la forma del "otro" que con
su "luz de agradecimiento" ilumina nuestra alma desviada ante la
interpretación de ofensa.
¿Pero que nos ofende? Uuufff, difícil cuestión dado que
el amor no espera premio.
Cuando "el otro" no actúa según el dictado de
nuestro modelo mental, entendemos a profanado nuestra razón y debemos
"castigarlo" con nuestro enfado y/o desprecio.
¿Cómo sería una convivencia sin enfado ni desprecio?.
Pues habría llegado el episodio para la inteligencia y con ella el perdón.
Solo desde ese perdón encontraremos la paz y el sosiego
precisos para observar con detenimiento la obra que la Emancipación desea
mostrarnos.
Libérate de la ceguera de tus emociones.....ven a la
claridad, ven a la luz, ven al perdón.
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