Sin
duda, en la juventud, el silencio me aburría. Buscaba asustado el estruendo y
la velocidad y sin estos elementos nada parecía completo.
El tiempo
pasó o mejor dicho la energía se fue hacia otro lugar y busco desesperadamente
el silencio que permite encontrar la verdadera dimensión del tiempo.
Nada es
permanente, solo la temporalidad imaginaria nos acompaña en un universo por
descubrir.
Observando, encuentro densidades que antaño perdía por
la velocidad. El silencio me llama y enseña a no temerlo. Sera nuestra compañía
en la eternidad
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