Como
todos los años, llega el otoño
Para el humano emancipado es
una época intimista, de reflexión. Llegan las temperaturas suaves y los arboles
lloran de melancolía. Termina, pues, la alegría del nacimiento y empieza la
reflexión del crecimiento.
En otoño, junto a las
castañas, aprendemos a familiarizarnos con la oscuridad y a vencer el miedo. Su
clima nos invita a potenciar nuestras áreas intelectuales y a desarrollar el
análisis y la comprensión de las cosas. Qué bonito puede ser cambiar de
perspectiva y ver el entorno desde la razón además del corazón.
El otoño pues, nos prepara
para crecer. Nos dimensiona para comprender y nos abre áreas escondidas de
nuestro SER.
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