No podemos abdicar en la ignorancia.
Todos nacemos con la más profunda carencia pero con un
potencial intelectual enorme.
Al igual que nos alimentan para sobrevivir deberían
potenciar nuestra inteligencia para distinguir.
Me miro al espejo y me digo. Cuánta ignorancia llevas encima
Paco. No tienes idea de matemáticas, ignoras todo sobre astronomía, biología,
química, física, agricultura y en fin, un larguísimo etcétera. Sin duda tal
circunstancia nos debe empujar hacia el conocimiento en busca de una cohesión
holística del papel humano (no en su vertiente animal) en aquello que llamamos
vida.
Cuando no conocemos una lengua, un país, una ciudad o
cualquier entorno nos encontramos desubicados sin integrarnos. ¿como es posible
entonces no incomodarnos ante tanta ignorancia?
Saberse ignorante ya es interesante pues la máxima
ignorancia es no sentirse ignorante. Desde este reconocimiento es recomendable
iniciar la búsqueda ilustrada de sentido al objeto de mitigar los dañinos
efectos de la ignorancia y distinguir todo aquello que nos da sentido.
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