Después
de unos días de ausencia, entrar en el ATENEO BARCELONÉS, me supone adentrarme
en una corriente de curiosidad ilustrada.
Entre sus paredes se respira "libertad
de catedra" donde una opinión es respetada por ser opinión entre un
universo de opiniones. Ninguna interpretación de una circunstancia se valora
como absoluto y si se celebra como una aportación al universo de la verdad.
Todo ello dentro de una cartujana disciplina
del silencio que otorga a los asistentes un aroma de misticismo intrigante.
¿Qué secretos esconden sus estanterías
repletas de libros? ¿Cómo han ayudado sus paredes al crecimiento humano?
Difícil respuesta pero lo que si me atrevo a
afirmar que sin esta trasmisión de cultura la sociedad no sería igual.
¿Vienes?
1 comentarios:
Estoy devuelta mi querido amigo, un inmenso placer volverte a leer
Un besito Rosa
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