En cada momento, la existencia, solicita
satisfacciones más o menos caprichosas en función de la formación recibida.
Así frecuentemente vemos al humano
"descosido" buscando contentar lo que "el" llama
necesidades.
Episodios como la alimentación, la soledad,
el status social, la diversión, el descanso, la curiosidad, la profesión o trabajo, la vanidad, etc, etc deben quedar atendidos
mediante el dictado del egoísmo.
Solo cuenta el YO, nada más. Nos ocupa
""mi niño" sin querer saber nada de aquella infancia que
diariamente muere de hambre. Criticamos el mundo laboral sin preocuparnos en
absoluto en ser profesionales y conocer las necesidades del mercado.
Vivimos pues solos en la individualidad
dentro de una "granja de existencia" escuchando las peticiones del
egoísmo.
¿Podemos hacer algo para abandonar esa
granja?
Sin duda, sí. Primero hemos de aceptar que la
vida es ese aparente confort, no es el impulso necesario para caminar hacia la
necesaria EMANCIPACION DEL "YO".
Sin el "otro" no tenemos razón de
SER, pues todos formamos una unidad se sentido colectivo donde la
individualidad es solo la anécdota, no el sujeto de la oración.
Existir contemplando las necesidades de todo
tipo que tiene la "otredad" dimensiona el argumento se nuestra
presencia en sociedad pluralizándola y derribando los muros de "la
granja".
El "otro" es tu verdadero reto, tu
razón. Sin él tu existencia vivirá alejada del amor y tal circunstancia que
condenara a vivir en "la granja del egoísmo".
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