confieso que no creo en otra deidad que no sea
la evolución y la auto emancipación de las cadenas biológicas. mi presencia en
los templos religiosos puede aparentar un fervor que no existe. los pocos
conocimientos del evangelio me sirven para intuir la voz anonima de la
inteligencia que "unos" se quieren apropiar.
No obstante, los muros de los capuchinos,
tienen para mi energiía reparadora e impulsora. Necesito, frecuentemente, estar
entre ellos para, en soledad, repostar conceptos e iluminar la existencia.
Estar aquí es dotarme de luz interior que me
facilita ver a una sociedad sufridora y ciega que busca su horizonte sin saber
donde está.
Sin duda, el destino, me ha traído aquií y no
debo obviarlo.
Esta auto reflexión la comparto contigo para
mayor grandeza de la evolución, en el consentido y premeditado abandono de la caverna.
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