Nuestro
verdadero espejo son "los otros".
Con
frecuencia es el propio YO quién determina como somos, cómo nos comportamos y
qué buscamos. Así olvidándonos del prójimo vivimos engañados por el egoísmo una
fabula propia e intrascendente. Sin los demás no somos nada, nos manifestamos
como una luz sin soporte donde reflejarnos. ¿Entonces? ¿Que hacemos para
fertilizar la presencia en la mortalidad?
!!!engañar
al otro para sentirnos seguros¡¡¡, asesorandole sin escucharle, darle productos
caducados, es decir ignorándole. pues si así es; es lo que te das a ti dado que él otro eres Tú.
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