TERTULIAS/CHARLAS SOBRE COACHING EMANCIPADOR EN EL CÍRCULO DE COACHING ESPECIALIZADO.



Periódicamente nos reunimos en "petit comité", con un aforo máximo de 10 personas, para debatir sobre COACHING EMANCIPADOR.
Son diálogos participativos para realizar una "iniciación" en la disciplina del coaching adaptada a tu universo de sueños.
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¿Por qué se le ocurre a tan poca gente tomar baños de silencio?



AQUELLO QUE LLAMAMOS ESPIRITUALIDAD.

Si llamamos a la iniciación y cultivo de la dimensión absoluta de la realidad “espiritualidad”, habrá que concluir que en las sociedades dinámicas espiritualidad será imposible si no se diferencia  con toda claridad la copa –que es nuestra exclusiva responsabilidad- del vino.
La iniciación religiosa consistirá en aprender a sutilizar las facultades hasta llegar a reconocer la finura del vino. Sólo cuando se aprende a gustar del vino se llega a saber que no es la copa, aunque esté contenido sólo en las copas que construyen nuestras manos.
Cuando leemos a los maetsros y estudiamos las tradiciones religiosas desde la situación de las sociedades dinámicas, podemos comprender, con toda claridad, que su enseñanza es de una fascinante sencillez: tenemos un doble acceso a la realidad, uno en función de nuestras necesidades y otro absoluto.
Cuando se silencia la necesidad, y lo que ella construye, se hace accesible un nuevo e insospechado conocer y sentir desde ese silencio. Entonces podemos conocer y sentir, como testigos imparciales de esta inmensidad, que hay mundos sobre mundos en la realidad; nace con ello un nuevo e incondicional interés por todo, que se goza con todo y se reconcilia con todo.
La invitación que hacen las tradiciones y los maestros de esas tradiciones a vivir esa dimensión de la realidad no es una invitación a someterse y creer, sino verificar por sí mismo.
Por consiguiente, lo importante de las religiones del pasado está en “adónde nos conducen”, no en “los modos de pensar y sentir con los que nos conducen”; porque las formas de pensar y sentir con las que nos conducen, cambian al cambiar las culturas.
Lo central de las tradiciones religiosas no son las concepciones, los sitemas de valores en que se expresan, los sistemas míticos de representación, porque todo eso depende de factores relativos; lo fundamental es aquello que no depende de factores relativos, aunque sólo sea accesible y expresable con modos relativos.
Los mitos, los símbolos, las creencias y la totalidad de los sistemas de representación son como una escalera que nos permite subir al ámbito de lo otro. Cuando se ha alcanzado ese otro ámbito, se abandona la escalera, aunque sea preciso volver a utilizarla cuando se quiera iniciar a otro.
Las circunstancias culturales de las sociedades desarrolladas nos fuerzan a poner el acento en los procesos de transformación y refinamiento de las facultades de los individuos y de los grupos y no en la “indoctrinación”.
Por todas estas razones, creemos que, en las sociedades desarrolladas, las religiones, tal como se concibieron en Occidente durante casi dos mil años, han llegado a su fin o están en caminos de extinguirse.
Por otra parte, y de manera paradójica, se da, simultáneamente con ese decaimiento profundo de las religiones clásicas, un resurgir fuerte del interés por lo espiritual, o, utilizando términos menos ligados a una antropología del pasado, un interés por la dimensión profunda y absoluta de la existencia; una dimensión que está muy ausente de nuestra vida cotidiana.
La época de las religiones, tal como se vivieron en Occidente, va camino de su fin o, como mínimo, va camino de quedar en los márgenes de la marcha de la cultura. En la mayoría de los países desarrollados ya está en los márgenes. Pero lo que está muriendo no es la posibilidad de vivir la experiencia absoluta de la realidad, la experiencia espiritual, sino una manera cultural, venerable y milenaria, de hacerlo.
Las religiones son las formas sagradas preindustriales, que se expresan en programas mítico-simbólicos propios de las sociedades estáticas- Dichos programas se articulan como cuadros de creencias, los cuales son sistemas de dominio, de control. De sumisión y de exclusión de alternativas. En la medida en que las religiones, nacidas y desarrolladas en laépoca preindustrial, exijan a las nuevas sociedades, para acceder a la experiencia espiritual, el sometimiento a la interpretación de las realidades, a las valoraciones, a la moralidad y a los sistemas de vida esneñados por los mitos, que son programas para sociedades estáticas, las religiones serán arrastradas hacia la misma condena y falseamiento que los mitos; pasarán a la historia como lo hicieron los sistemas de vida de las sociedades preindustriales.
 MCorbí


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