EL IDEALISTA Y
EL REALISTA
Podemos
establecer dos tipos psicológicos humanos nos dice SCHILLER que puede generar
un cierto antagonismo psicológico entre los hombres de un mismo siglo que se
cultiva a sí mismo: un antagonismo que, por ser radical y fundarse en la forma
interna del ánimo, produce entre los hombres una separación peor que la que
podría producir jamás el casual conflicto de los intereses, un antagonismo que
quita al poeta y al artista toda Esperanza de agradar y conmover de manera
general, lo cual es su tatea: un antagonismo que le imposibilita al filósofo,
aunque haya hecho todo lo posible, para convencer de manera general, cosa que,
sin embargo, va incluida en el concepto de filosofía; un antagonismo, en fin,
que nunca otorgará al hombre en la vida práctica el favor de ver aprobada de
manera general su modo de actuar; en suma, un antagonismo que es culpable de
que ninguna obra del espíritu y ninguna acción del corazón pueda `producir es una clase de una clase de
hombres una felicidad decisiva, sin atraerse junto por ello, en la otra clase,
un juicio condenatorio.
No abe duda de
que ese antagonismo es tan antiguo como el inicio de la cultura, y es difícil que
sea suprimido antes de que ésta acabe, a no ser en algunos raros sujetos que,
esperémoslo, siempre hubo y siempre habrá. Pero, aunque también uno de los
efectos de ese antagonismo es el hacer fracasar toda tentativa de eliminarlo,
pues ninguna parte se deja inducir a reconocer una deficiencia en ella y una
realidad en la otra, siempre será ventajoso, con todo, perseguir una separación
tan importante como ésa hasta su última fuente y con ello reducir así al menos
a una fórmula más simple el auténtico punto de conflicto.
Esas palabras
muestran de modo inequívoco que, mediante la observación de los mecanismos
opuestos, Schiller llegó a establecer dos tipos psicológicos que reclaman en su
concepción el significado que yo atribuyo al introvertido y al extrovertido.
Carl Gustav
JUNG
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