El humano es la extraña y, no obstante, íntima unidad de materia y espíritu personal libre. Su muerte es la unidad de término y consumación. Es decir, el humano termina su vida temporal por la separación del alma y del cuerpo y en el momento de esta separación se cumple también la consumación personal del hombre desde dentro: en la muerte el resultado de la vida humana adquiere carácter definitivo.
Las fuentes de la revelación caracterizan a la muerte como separación del alma y del cuerpo en cuanto término de la vida corruptible corporal, término que irrumpe desde fuera.
Una reflexión profunda acerca de la descripción de la muerte como separación del alma y del cuerpo nos ha dado por resultado que esta separación no ha de entenderse como una completa evasión del mundo por parte de la realidad espiritual del hombre.
Aquí el coaching espiritual del humano empieza a unir cuerpo y alma al objeto de dar a conocer al protagonista su dualidad existencial de cuerpo y alma.
Su razón.
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