La deshumanización
La
civilización de la riqueza no produce vida, sino que produce muerte de diversas
formas, en mayor o menor grado. Pero además no humaniza, y en esto queremos
insistir ahora. Ya es inhumano el hecho de privar de vida pudiendo generarla,
pero también lo es el modo de hacerlo, injustamente, con crueldad y desprecio.
Y es inhumano que la privación de vidas de unos vaya acompañada de la búsqueda
desenfrenada del buen vivir y el éxito de otros. La civilización de la riqueza produce modos primarios de pensar y sentir,
que configuran estructuras culturales e ideológicas que contaminan el aire que
respira el espíritu de los humanos. Entonces, no sólo el “oikos” símbolo básico
de realidad de vida, esta gravemente enfermo y necesita salvación, sino también
el aire que respira el espíritu. Deshumaniza estar más allá de la verdad. Es el
encubrimiento de la verdad y la proliferación de la mentira, el silencio ante
la desigualdad escandalosa entre ricos y pobres, el adormecimiento de ricos –y también
de pobres-, generado y planificado por los medios de comunicación.
Deshumaniza
estar más allá de la decencia. Es la burla a las víctimas al incumplir, con la
mayor naturalidad, los derechos humanos fundamentales de los pueblos y
resoluciones importantes de “NACIONES UNIDAS”; la corrupción masiva en casi
todos los ámbitos de poder, cuasi-justificada en el dogma incuestionada de la
ganancia; la impunidad, antes, durante y después de cometer atrocidades, muchas
veces por parte de los gobiernos. Y lo es también convertir en dogma absoluto,
aun con anterioridad a toda verificación, la democracia occidental.
Jon sobrino
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