"Yo no soy lo que me ocurrió en el pasado. Yo soy aquello en lo que elijo convertirme."
Sabemos a debemos saber que, al mismo tiempo, podemos ser" polvo y cenizas" o "dueños de la creación divina". Todo depende de nuestro estado de ánimo y de la voluntad duradera en conseguir un determinado grado de evolución dentro de los escenarios de "entender comprendiendo".
Talento e inteligencia tenemos para "canalizar" los instintos de la naturaleza conociendo las consecuencias y dependencias que conlleva moverse dentro de los postulados de la razón como estadio posterior al universo emocional.
El "nuevo observador del siglo XXI" debe aceptar el compromiso de convivir en densidades diferentes a la de épocas anteriores. Adentrarse en la gran aventura de conocerse "a sí mismo" puede, y debe sustituir, al movimiento ocioso de viajar y viajar por la geogrfía, sin rumbo interior alguno esperando que llegue la decadencia.
El alma, es una sensibilidad débil y vengonzosa, que no podemos vulgarizarla con el olvido y el desprecio. En nuestra nueva densidad socio-vivencial debemos mostranos como portadores de bondad y belleza empática que conecte con otros compromisos anónimos que circulan por los caminos de la sociedad.
Sin duda "en el encuentro está la riqueza" considerando que vivimos en una sociedad abierta y universal donde ocultanos detrás del egoísmo es una práctica superada.
Ya no hay "salvadores" debes salvarte tú.
0 comentarios:
Publicar un comentario